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ROMPIENDO EL BLOQUEO INFORMATIVO

Rafael Pla López

En la era de Internet los bloqueos informativos son difíciles de sostener. Lo hemos visto durante el mes de noviembre en el Sáhara, donde el sátrapa marroquí, al tiempo que ordenaba arrasar a sangre y fuego el campamento saharaui junto a El Aaiun, prohibía la entrada de periodistas y parlamentarios que pudieran dar testimonio directo de sus atrocidades, proporcionando una excusa a la pandilla de miserables que pretende elevar al gobierno de España a las cimas de la ignominia para justificar su inhibición en la supuesta falta de información.

Pero aunque diéramos por buena la incompetencia de los servicios de información del Reino de España, lo cierto es que para enterarse de lo que estaba pasando bastaba con navegar un poco por Internet. Fotos y vídeos, tomados por saharauis o por internacionalistas solidarios, permitían un seguimiento diario de la represión. De hecho, la prensa diaria impresa se nutría de dicho material sacado de Internet para ilustrar su información de la tragedia padecida por el pueblo saharaui, ante la irritación de los frustrados censores del Reino de Marruecos.

En estas circunstancias, la contumacia del gobierno de Zapatero en alejarse de su base social sería cómica si no fuera trágica: parece empeñado en perder las elecciones. Después de enfrentarse con los sindicatos por sus agresiones a la clase trabajadora, se enfrenta también con los socialistas decentes que sienten como propia la causa del pueblo saharaui, y facilita que aparezca como solidario un partido trufado de fascistas como la "Alicia Croft" que a lomos de una gaviota se dedicaba a liquidar inmigrantes en un videojuego.

Y hay que utilizar a fondo Internet para romper también otro bloqueo informativo: el que pretende ningunear las alternativas de izquierda a las políticas neoliberales. Claro que el PP, aunque se aproveche de los errores del gobierno, no tiene alternativas reales a sus políticas, que a fin de cuentas son las mismas políticas del PP, aplicadas desde la hipocresía de un partido que sigue teniendo la "S" y la "O" en sus siglas. Pero la desesperanza ante la supuesta falta de alternativas lleva al incremento de la abstención, y a que los menos decidan contra los más a beneficio de los privilegiados. Para evitarlo, hay que ganar la batalla de la información. En el ciberespacio y en la calle.