RedRoj@

ESTAMOS RODEADOS

Rafael Pla López


No me refiero a la colusión PP-PSOE-CiU contra la libertad en Internet. Ni a la colusión mayoritaria parlamentaria y sindical por el recorte de las pensiones. Tampoco, a sensu contrario, a la mayor combatividad obrera en países de nuestro entorno europeo. Mi reflexión es más global.

Me refiero a que la Unión Europea, como reducto neoliberal, está rodeada por pueblos díscolos. Sabíamos de los esperanzadores movimientos emancipadores en América Latina. Ha pasado casi desapercibida la ruptura con el neoliberalismo del pueblo de Islandia, que no ha aceptado arruinarse para salvar a sus bancos, ha hecho caer a un gobierno y ha emprendido un proceso constituyente participativo. Y ahora contemplamos el levantamiento de los pueblos árabes, comenzando con Túnez y siguiendo con los 18 dias que estremecieron al mundo desde Egipto. Con todas las incertidumbres que penden sobre su futuro, están demostrando en la práctica que otro mundo es posible.

La lección que nos están dando los pueblos árabes rompe además con el cliché que los presentaba como pueblos atrasados, mostrando cómo han sabido utilizar Internet como instrumento de comunicación y coordinación, así como sus límites: si las revoluciones del siglo XXI pueden fraguarse en Internet, se siguen ganando en la calle y en las fábricas y tendrán que consolidarse en las urnas.

Pero ¿qué excusa nos queda a los pueblos de Europa para no rebelarnos? Con Internet mucho más extendida entre la población, no es de recibo justificarnos por la manipulación mediática o electoral: nos han mostrado que dicha manipulación puede superarse. En el caso de España, con una mayoría de la población que rechaza tanto a Zapatero como a Rajoy y que incluso rechaza el recorte de pensiones que nos han querido presentar como el culmen de los consensos, no podemos resignarnos a escoger entre el fuego y las brasas. El reto de la refundación de la izquierda no puede encerrarse en las instituciones viciadas de la monarquía o en una organización piramidal, sino que es el reto del desarrollo de una amplia red social alternativa, desde Internet a la calle y las fábricas. Como los lirios del valle, la traducción electoral deberá darse por añadidura.