El programa de IU apuesta
por una democracia participativa en la que la ciudadanía pueda tomar
decisiones directamente y revocar a los cargos públicos que hayan
defraudado a sus votantes. Ello puede hacerse mediante referéndums,
pero a quienes duden de la viabilidad de estas propuestas habrá que
explicarles que utilizando Internet y tecnologías actualmente
existentes es posible llevarlas a cabo de forma cotidiana y no sólo
excepcional.
En
http://demo4punto0.net/ se explica una manera de hacerlo: "
ya que somos 35 millones de ciudadanas y ciudadanos mayores de edad, a
quienes nos representan 350 diputados, existe la posibilidad de
descontar una pequeña cuota de representación a cada uno de ellos, una
treinta y cinco millonésima parte (la cuota de soberanía que nos
corresponde), cuando queramos acceder vía internet al Congreso", y así "
por cada cien mil ciudadanos que votaran on-line, un escaño volvería
al pueblo. Si fuéramos un millón, pues diez escaños para la
ciudadanía. Simple. Democracia Real, de verdad. Cuando estoy
interesado, entro y voto. Y cuando no, que vote su Señoría, que para
eso se le paga".
También sería posible dotar a cada ciudadano y ciudadana de una tarjeta
con un chip en el que se almacene su voto en las últimas elecciones,
con una criptografía de doble clave, en la tarjeta y en el centro de
datos, para proteger el secreto del voto y evitar fraudes, permitiendo
que en cualquier momento pudiera cambiar su voto, a través de Internet
o en cabinas-terminales al estilo de los cajeros automáticos, pudiendo
así cambiar en su caso la composición de los parlamentos o
ayuntamientos.
Con estos procedimientos se impediría que se gobernara en contra de la
voluntad popular y se haría inviable el peor transfuguismo de los
cargos públicos, que no es traicionar a las direcciones de sus
partidos, sino traicionar a su electorado. Zapatero y Rubalcaba saben
algo de eso.
Estas propuestas pueden parecer lejanas, pero hay que recalcar que el
problema es exclusivamente de voluntad política, dado que no habría
ninguna dificultad técnica para aplicarlas. Y posiblemente en un
futuro, cuando se hayan puesto en práctica y consolidado, el reducir la
participación democrática a votar cada cuatro años se verá tan obsoleto
como se vería obsoleto actualmente que un cargo público lo sea por
herencia y no por elección. ¿Cómo? ¿Que eso ocurre todavía con la
Jefatura del Estado Español? Le llaman democracia y no lo es.