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COMPARTIR GENERA SEGURIDAD
Rafael Pla López
Pocos días antes de
redactar este artículo han aparecido dos noticias significativas sobre
Internet: por un lado, que el navegador Internet Explorer 7, 8 y 9
tiene
un "agujero" que facilita la entrada de un virus como el "Poison Ivy"
que permite que un cibercriminal controle el ordenador; por otro lado,
que
los mapas incluidos en el último sistema operativo IO6 de Apple
contienen
numerosos errores, entre ellos situar Berlín en la Antártida, no se
sabe si como consecuencia de las gélidas políticas de austeridad de
Merkel.
De este modo, las dos empresas punteras del software
"propietario", Microsoft y Apple,
se ven hermanadas por la falta de
fiabilidad de sus productos. Y la recomendación que se hace,
lógicamente, es utilizar otros productos, como el navegador de software
libre Mozilla Firefox o los mapas de Google, que aunque sea una empresa
privada ha seguido la política de mantener su código abierto para
permitir a los desarrolladores de programas generar aplicaciones para
sus productos. Algunos hablan de hacer el cambio de forma temporal,
pero no se entiende porqué, después de haber utilizado el Firefox con
todas sus ventajas y mayor seguridad, habría que vover al peligroso
Internet Explorer.
La pifia de los mapas de Apple se produce poco después de que dicha
empresa se hubiera destacado como la campeona de la defensa de la
llamada "propiedad intelectual", que han querido extender no sólo a las
técnicas utilizadas, sino incluso a la apariencia externa de sus
dispositivos. Que los tribunales norteamericanos le hayan dado la razón
en
su querella al respecto contra Samsung es simplemente una prueba de la
ideología de dichos tribunales, favorable al monopolio intelectual
basado en el sistema de patentes para todo.
Y todo ello muestra el carácter regresivo del secretismo vinculado a la
"propiedad intelectual", que dificulta compartir las ideas y cooperar
en resolver los problemas. Los programas de software libre o de código
abierto facilitan que un elevado número de programadores colaboren en
detectar rápidamente los problemas y solucionarlos, evitando lo que
ocurre con programas que llegan al mercado llenos de fallos garrafales
o de agujeros que minan la seguridad de los ordenadores. Por ello, usar
programas de software libre o en todo caso de código abierto no es sólo
una opción en favor de la libre circulación de información, sino
también algo altamente recomendable en interés propio de los usuarios
de ordenadores y de Internet.
Podríamos hablar también de las contradicciones que se generan entre la
generalización de Internet y la persistencia de sistemas feudales y
fanatismos religiosos. Pero eso es otra historia que deberá ser
contada en otra ocasión. En otro artículo.