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CIBERACTIVISMO SIN FRONTERAS
Rafael Pla López
Recibimos habitualmente mensajes pidiéndonos la firma en apoyo de tal o
cual causa. Unas veces vienen de plataformas de ámbito internacional,
como Avaaz o Change. Otras de colectivos locales pero que extienden su
petición más allá de sus fronteras. En uno u otro caso coinciden en
pedir nuestra intervención a través de una firma ante problemas de
países a lo largo y ancho del mundo.
En un mundo interconectado a través de Internet, el contexto de la
"ingerencia" o la "no ingerencia" cambia radicalmente. Naturalmente,
sigue siendo válida la oposición a intervenciones militares que
vulneran el derecho de autodeterminación de los pueblos. Y no hubo que
esperar a Internet para desarrollar movimientos de solidaridad
internacional, como el que se desarrolló contra la intervención
norteamericana en Vietnam. Pero en la era de Internet y a través del
ciberespacio la "ingerencia" deja de ser excepcional para
convertirse en cotidiana, y no ya por los poderes imperialistas, sino
por la ciudadanía común: el ciberactivismo, como el ciberespacio mismo,
no tiene fronteras.
Ello convierte en obsoletas viejas concepciones, como las que atribuían
competencias exclusivas en política exterior a los gobiernos centrales
de los Estados, o a los estados mayores de los partidos. De hecho, de
alguna forma, en el marco de Internet ya no hay problemas "exteriores":
todos son problemas internos del mundo que compartimos.
Naturalmente, siguen habiendo reticencias en algunos aparatos centrales
que pretenden por inercia mantener el monopolio sobre cuestiones que
son externas a sus Estados pero que en Internet se sienten como
próximas. Pero dichos aparatos, del tipo que sea, tendrán que asumir el
mundo en el que vivimos y renunciar a pretensiones obsoletas. En
particular, y en el marco de campañas internacionales, hay que ver como
algo natural que Agrupaciones u organizaciones locales de nuestro
Partido emitan comunicados sobre cuestiones como la libertad de los 5
héroes cubanos o la condolencia al pueblo venezolano por la muerte de
Chávez. Lo importante no es quien tiene las competencias para hacer
qué, sino si los pronunciamientos son coherentes con la política
general del Partido, como es el caso de los ejemplos mencionados. Otra
cosa sería, por ejemplo, si se emitieran comunicados apoyando una
intervención militar en Siria o en Mali.
Antes de que el lector se extrañe ante esa hipótesis habrá que recordar
que en tiempos no tan lejanos hubo entre nuestras filas quien apoyara
intervenciones militares supuestamente humanitarias con la cobertura de
la ONU. Afortunadamente, hoy por hoy nuestra cohesión en cuestiones
internacionales es mucho mayor. Aparte de que quienes defendieron tales
cosas están hoy en otras coordenadas políticas, la circulación de
información por Internet facilita que todo el mundo entre nosotros esté
mejor informado y evite comulgar con ruedas de molino. Y quien lo haga
entre la gente supuestamente de izquierdas (como en el caso de Libia)
tiene muchas menos excusas. Lo cual no quita para que sea importante
recomendar que antes de pronunciarse sobre cualquier tema conviene
informarse bien, y a ser posible consultar el Mundo Obrero, en papel o
digital.