RedRoj@
VIGILAR AL VIGILANTE
Rafael Pla López
La denuncia de Edward Snowden ha hecho patente lo que ya sospechábamos:
que nos vigilan todo el tiempo. Y hemos sabido además que Facebook,
Google, Microsoft y Yahoo cobran por hacerlo: en la práctica, están a
sueldo de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) norteamericana. Ante
ello, se imponen algunas reglas de conducta elementales. La primera,
que ninguna organización del Partido ni de las Juventudes tenga cuentas
colectivas de Facebook: si la NSA quiere tener la lista de nuestros
simpatizantes, que se lo tenga que currar un poco más. La segunda, que
nadie ponga en las redes sociales o en la "nube" aquéllo que no quiera
que se haga público.
Por otra parte, ello no tiene que inhibirnos de difundir nuestras ideas
por todos los canales de comunicación, incluidos los del enemigo: esto
es también parte de la lucha de clases. Desde luego, en mi caso, para
enterarse de que estoy contra el Imperio no necesitan husmear en mi
correo electrónico: les basta con mirar en mis páginas web.
Pero la principal respuesta ha de ser vigilar al vigilante. Todavía
recuerdo cuando el jefe de la Brigada Político-Social de Valencia en el
franquismo intentó infiltrarse en una asamblea de profesores
universitarios: bastaron unas palmadas para que se convirtiera en el
centro de centenares de miradas, grabando su rostro en sus memorias. Y
en el siglo XXI, en la era de Internet, si la privacidad deviene
utópica para nosotros, también lo es para quienes detentan el poder. Y
en eso tenemos ventaja. Si ellos tienen lo que se llaman los Cinco Ojos
(Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda),
nosotros tenemos millones de ojos. Pueden almacenar billones de datos
de millones de nosotros, pero les resulta complicado procesar toda esa
información. En cambio, nuestros millones de ojos pueden vigilar a la
minoría de los privilegiados, de los poderosos. Vigilarlos,
desenmascararlos y burlar toda censura difundiendo la información de
sus tropelías. Manning, Assange y Snowden nos muestran el camino.