... es lo que el pueblo de Gamonal ha conquistado con su lucha. Y lo que la marea blanca de Madrid ha conquistado contra la privatización de la sanidad, coadyuvada por unos jueces que han sabido ser justos. Y es de lo que quieren privarnos con la Ley de (in)Seguridad Ciudadana y con su extensión a Internet, justificándola con la sacrosanta "propiedad intelectual". Porque si en el franquismo luchábamos por conseguir zonas de libertad, Internet es todavía una zona de libertad que a menudo permite contrarrestar el monopolio mediático en papel, facilitando por ejemplo la solidaridad con Gamonal. Y porque saben, amigo Sancho, que la libertad es contagiosa, y quienes se acostumbran a ser libres en Internet pueden después salir a la calle y montar miles de gamonales.

El derecho a decidir incluye, claro, decidir con quiénes y cómo se comparte un Estado. Lo cual, por cierto, es el fundamento del federalismo. Lo contrario no es federalismo, sino a lo sumo autonomías otorgadas. Y ya se sabe, lo que el ce(n)tro te dio, el ce(n)tro te lo quitó, maldito sea su poco santo nombre.

Pero el derecho a decidir va mucho más allá. Supone un proceso general de empoderamiento de la ciudadanía frente a los poderes económicos que nos han secuestrado la democracia. Y requiere, claro, la capacidad de elegir entre diversas opciones, frente al pensamiento único: el derecho a decidir sobre la maternidad no supone que todas las mujeres estén obligadas a abortar. De modo que quienes piensan que el "derecho a decidir" es un eufemismo para "secesión" no han entendido nada.