Comento dos informaciones que he recibido. La primera es sobre una
campaña, con la etiqueta #GamerGate, acusando a una diseñadora de
videojuegos de haber tenido relaciones sexuales con el evaluador de los
mismos. Parece que ello no es cierto, en el sentido de que el hombre
con quien tuvo relaciones no era quien evaluaba sus videojuegos. Pero
lo grave es que se produjo una campaña de acoso en Twitter contra la
diseñadora, llegando a proferir amenazas de muerte contra ella y contra
quienes le apoyaban, que ante las coacciones recibidas se vieron
forzadas a renunciar a participar en actos públicos. Esta campaña, que
parece tener el trasfondo machista de minusvalorar los méritos
intrínsecos de una mujer en un campo dominado por diseñadores
masculinos, ha producido la reacción de una contracampaña con la
etiqueta #StopGamerGate2014. Puede leerse más información en
http://www.dailykos.com/story/2014/10/15/1336830/--GamerGate-The-battle-on-the-internet-you-haven-t-heard-of
La lección a extraer es que Internet, lejos de ser un terreno idílico,
es un campo de batalla en el que se enfrentan distintas ideologías con
repercusiones fuera de Internet. Eso sí, en relativas condiciones de
igualdad mientras se mantenga la neutralidad de la red. En todo caso,
es un campo de lucha ideológica en el que tenemos que intervenir.
La segunda es una nueva filtración en Wikileaks (ver
https://www.wikileaks.org/tpp-ip2/
) del capítulo referido a la "propiedad intelectual" del borrador de
Tratado Transpacífico (TPP), paralelo al Tratado Transatlántico (TTIP)
que nos amenaza. Dicho capítulo abarca desde privilegios de las
farmacéuticas, registros de patentes y cuestiones de copyright a
"derechos digitales". Y como dice en la página de Wikileaks, afectará a
la libertad de información, a las libertades civiles y al acceso global
a las medicinas.
La lección a extraer es que no deberíamos denominar a esos Tratados "de
libre comercio". No lo son. Lo que hacen es propugnar los monopolios
tecnológicos y de información, además de maniatar a los Estados para
dejarlos desarmados ante las multinacionales.
Pero la verdad se abre paso en Internet.