En mi novela de ciencia ficción "
Captura (saga de la Tierra errante)" (
http://alteritat.net/tierraerrante/captura.htm)
imaginaba holomanifestaciones que proyectaban juntos hologramas de
manifestantes en distintas ciudades, de modo que cuando la policía
cargaba contra ellos se encontraba aporreando el vacío. Y ahora leo en
http://www.publico.es/espana/miles-hologramas-protestan-represiva-ley.html que miles de hologramas protestan ante el Congreso de

los Diputados contra la Ley Mordaza que precisamente pretendía evitar manifestaciones allí mismo.
Se
diría que una vez más la realidad imita al arte. Pero más bien
deberíamos decir que la imaginación (y el uso de las nuevas
tecnologías) permite desbordar la inquina represiva de poderes
autoritarios.
Lo interesante de esa iniciativa es que permite
tender un puente entre el ciberespacio y el espacio físico en la
actuación política. Sabíamos, en efecto, que Internet lleva años
posibilitando sortear la censura y facilitando una nueva forma de
activismo en la que basta con hacer un click para sumarnos a una
petición o protesta lanzada en cualquier lugar del mundo. Pero sabíamos
también que aunque Internet sea un magnífico instrumento para una
comunicación alternativa, para cambiar realmente las cosas es necesario
ir más allá del ciberespacio y salir a la calle, ocupar las plazas y,
con el ejercicio del voto, las instituciones.
Y precisamente las
holomanifestaciones, de las que ha sido pionera la de Madrid del 10 de
abril, lo que hacen es sacar directamente el ciberespacio a la calle y
gritar a los represores que, por mucho que se obstinen en cercenar
nuestras libertades, la imaginación popular desbordará sus mordazas e
inundará primero las calles y después las urnas con la voz de la
libertad.