RedRoj@
LA BATALLA POR LA VERACIDAD
Rafael Pla López
Cuando decimos adiós al "pensamiento único" (de lo cual el Brexit y la victoria de Trump han sido muestras paradójicas) debemos enfrentarnos a la amenaza del pensamiento caótico.
Ciertamente, debemos felicitarnos de que Internet haya permitido romper
el monopolio mediático controlado por las grandes corporaciones, y de
que cualquier persona u organización pueda difundir ideas y noticias a
través de webs, blogs o redes sociales. Pero ello ha venido acompañado
de la difusión viralmente multiplicada de bulos e intoxicaciones.
Podríamos poner muchos ejemplos, como los libelos de Inda contra
dirigentes políticos alternativos, o uno especialmente peligroso, como
el negacionismo del cambio climático del cual es un adalid quien ha
sido elegido presidente de los Estados Unidos a pesar de obtener menos
votos populares que su contrincante.
Con demasiada frecuencia, periodistas digitales difunden "notícias" sin
comprobar su veracidad, contribuyendo así al caos informativo. Frente a
ello la alternativa, naturalmente, no es reimplantar la censura, sino
desarrollar el espíritu crítico por parte de los receptores i el rigor
por parte de los emisores de información, contrastándola antes de darla
por buena y difundirla.
Éste es un reto que tenemos todos los medios de comunicación de
izquierdas y alternativos, y en primer lugar, por nuestra parte, el Mundo Obrero:
haciendo buen periodismo tanto en papel como en Internet, contrastando
las fuentes y dando la batalla por la veracidad debemos ganar la
batalla por la credibilidad. Dicha batalla debe permitir establecer una
nítida línea divisoria entre quienes difunden bulos y quienes nos
esforzamos por transmitir información veraz, de modo que, sin perjuicio
de dar cabida a la libre expresión de distintas opiniones, se facilite
la contrastación entre ellas y con la realidad. Esa tarea es importante
no sólo para aumentar el prestigio de nuestros periódicos, sino para
contribuir a la formación de una ciudadanía crítica, capaz de pensar
por sí misma, como única vía para conseguir que, en vez de falsear la
realidad, podamos transformarla.