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INTERNET Y LA DEMOCRACIA: ¿SUSTITUCIÓN O AMPLIACIÓN?
Rafael Pla López
Es característico de la "democracia" en la que supuestamente vivimos
que ésta sólo se ejerce esporádicamente, votando cada 4 años. En el
período intermedio, el poder de tomar las decisiones no reside en el
pueblo (que sería el significado etimológico de "demo-cracia"), sino en
quienes se supone que son sus representantes, aunque demasiado a menudo
actúen como representantes de quienes detentan el poder económico.
Hemos explicado en diversas ocasiones que Internet posibilita que la
ciudadanía pueda tomar las decisiones de forma cotidiana, y no sólo
votando periódicamente en unas elecciones. Pero es importante destacar
que las elecciones son el momento democrático, y que la falta de
democracia no radica tanto en las elecciones mismas como en su
excepcionalidad. Y ello no sólo en el funcionamiento del Estado, sino
también en el de las organizaciones populares, que tienen en sus
congresos el momento en que las bases pueden participar en las
decisiones, con la ventaja además de poder hacerlo a través de
mecanismos participativos, presenciales, asamblearios, sin limitarse al
voto a distancia mediatizado por quienes controlan los medios masivos
de comunicación, que es la forma como las limitaciones de la democracia
infectan también los momentos electorales.
Por ello es preocupante que se utilizen los medios telemáticos, como
Internet, no para ampliar la participación democrática fuera de los
períodos congresuales, sino para sustituir las decisiones asamblearias
en los congresos. Pues dicha sustitución no supone un avance sino un
retroceso en la democracia participativa. En efecto, la votación
telemática no facilita la viveza del debate, la transacción y la
búsqueda del consenso, y lleva a reproducir las limitaciones de la
democracia representativa en la que el electorado se limita a votar
opciones preestablecidas.
Por el contrario, puede utilizarse Internet para ampliar la
participación democrática de forma cotidiana, con foros de debate
permanente y vías para el control, la revocabilidad y la realización de
consultas, naturalmente con debates previos, pues las votaciones sin
debate no son un ejercicio democrático sino plebiscitario. Y a partir
de la generalización del uso de Internet podría abrirse también la
posibilidad del voto directo de las bases en los congresos a partir de
la emisión en directo de los debates entre las delegaciones. Pero nunca
debería hacerse sustituyendo o al margen de dichos debates.