RedRoj@
CARTA DESDE "INDIANA"
Rafael Pla López
Cosas de Internet. Como ya he explicado alguna vez, en Estados Unidos
están convencidos de que soy de Indiana. Y no porque haya intentado
engañarles, sino porque cuando firmo por causas progresistas como el
control de armas, el derecho al aborto o la gratuidad de la Universidad
me hacen poner el número de distrito postal, y el de mi pueblo,
Meliana, coincide con el de Glenwood, Indiana. Incluso me han pedido en
más de una ocasión actuar en representación de Glenwood, cosa que
lógicamente no he aceptado. Pero entenderéis que ello haya alimentado
mi escepticismo hacia la conspiranoia de la vigilancia global: no dudo
de que lo intenten, pero los robots que utilizan para ello son bastante
tontos.
Pero el caso es que estoy en las listas de correo de las distintas
corrientes del Partido Demócrata y otras organizaciones cristianas,
musulmanas, judías o laicas progresistas de Estados Unidos, además de
Partidos Comunistas de todo el mundo y otros colectivos de izquierdas
latinoamericanos, israelitas, etc. La gestión de los mensajes que
recibo me ocupa varias horas diarias de mi tiempo de jubilado, pero me
permite tener información actualizada de lo que pasa en el mundo. Y
ello hace que me parezcan alucinantes afirmaciones como la de que Hillary Clinton era "mucho más peligrosa que el nuevo candidato" (un Donald Trump
que se propone aumentar el armamento nuclear y el uso de combustibles
contaminantes), lo que me recuerda la ceguera de quienes en su día
menospreciaron el ascenso del nazismo. Y no, Siria no es "el centro del mundo".
De hecho, en la era de Internet es dudoso que haya algún "centro" del
mundo, pero desde luego el eje de la lucha de clases no es la
confrontación entre las potencias capitalistas de Estados Unidos y la
Rusia ex-soviética.
Ciertamente, Hillary Clinton tenía el apoyo tanto de Wall Street como
de Silicon Valley, pero también de la izquierda norteamericana que
encabezan Bernie Sanders y Elizabeth Warren,
alineada inequívocamente con la clase trabajadora. Posiblemente unos y
otros habían visto las orejas del lobo fascista. Y ciertamente Clinton
estaba vinculada al gran capital, pero había tenido que asumir, aunque
fuera a regañadientes, propuestas de la izquierda como la gratuidad de
la Universidad o la oposición al TPP y el TTIP, único tema en el que
coincidían con Trump.
Y ciertamente Barack Obama ha
sido sumiso con la Banca y ha continuado políticas belicistas, pero
también ha propugnado el aumento del salario mínimo, la
legalización del matrimonio homosexual y la extensión de la atención
sanitaria a los desfavorecidos, además de iniciar la normalización de
relaciones con Cuba (que no se ha completado con el fin del bloqueo por
la oposición de un Congreso controlado por la derecha Republicana) y
llegar a un acuerdo con Iran (aunque algunos se atribuyan capacidades
telepáticas afirmando que "no tenía intención de cumplir el acuerdo", cosa que ya no podremos comprobar).
Y en los tiempos aciagos que vienen, para mantenernos informados
tendremos que seguir utilizando Internet (eso sí, contrastando
distintas fuentes) en vez de las secciones de Internacional de la
prensa impresa.