En Diciembre de 2001 publicaba en Mundo Obrero un artículo titulado
"Público-Privado" que finalizaba diciendo "
las espaldas siguen en alto, y
continúa la lucha por lo público frente a lo privado y por
la privacidad frente a la publicidad. El ciberespacio es nuestro, de
todos
y todas. No dejemos que nos lo arrebaten los gobiernos y las grandes
empresas". Y quince años después, la batalla continúa.
Por una parte,
Trump y el
Congreso norteamericano han pasado una ley para eliminar las reglas que
evitaban que los proveedores de servicios de Internet vendieran nuestra
información "online" privada. De hecho en abril he firmado un protesta
contra ello en
https://petitions.signforgood.com/defendourprivacy
: recordemos que, como expliqué en marzo de este año, "
si la ley
de la selva del mercado se impone en Internet en Estados Unidos, ello
va a afectar inmediatamente a todo el mundo: en Internet no hay
fronteras, además de que buena parte de los recursos de Internet
residen allí".
Pero además de esa nueva amenaza contra nuestra privacidad, hay otra
amenaza de privatización de la información en Internet, restringiendo
su libre circulación según informa la
Coalición
Red Justa,
"
Motivadas por las demandas de los
grandes proveedores de contenidos, como las empresas tradicionales de
cine y televisión, los nuevos gigantes tecnológicos como Apple, Google,
Microsoft y Netflix se ha coligado para desarrollar, a través del W3C
[World Wide Web Consortium], un nuevo estándar web que les permitirá
acumular cada vez más poder sobre la vida cultural y económica de la
humanidad.
En el meollo de este asunto se
encuentran las “extensiones multimedia cifradas” (EME), una
especificación técnica que fue desarrollada en la W3C y está a punto de
ser publicada como Recomendación oficial de la W3C. El objetivo de las
EME es permitir la implementación de los sistemas de Gestión de
(restricciones de) los Derechos Digitales (DRM por sus siglas en
inglés), a través de los cuales las casas editoriales podrán controlar
lo que los usuarios finales pueden o no hacer con los contenidos que
reciban a través de Internet".
Naturalmente, también he firmado oponiéndome a ello en
http://justnetcoalition.org/against-eme
.
Como decía al principio, continúa la batalla por una Internet libre,
pública y respetuosa de nuestra privacidad. Os invito a todos y todas a
sumaros a ella.