Donald Trump no ha

descansado durante el mes de agosto. Después
de amenazar a
Corea de Norte y
a
Venezuela con ataques
militares, evitó posicionarse claramente contra los "supremacistas
blancos" (a.k.a. neonazis) cuya forma de terrorismo en
Charlottesville, embistiendo a una
multitud con un vehículo, se reprodujo poco después en
Barcelona. Normal, él es uno de
ellos. Por cierto, vale la pena ver (en
https://twitter.com/attn/status/898328098529083394/video/1
) un vídeo de
Arnold Schwarzenegger
aleccionando a Trump contra el nazismo.
Y al mismo tiempo Trump la emprendía con
Internet, queriendo obligar a un
proveedor de Internet a facilitarle los datos personales de los 1,3
millones de personas que visitaron una web en su contra desde cualquier
rincón del mundo. Como ya explicamos en marzo, ello nos involucra a
todos porque casi la mitad de las webs de todo el mundo están alojadas
en Estados Unidos. Y Trump podría hacer lo que quisiera con nuestros
datos, como dárselos a algún dictador amigo para que persiga a sus
propios ciudadanos.
Naturalmente, la respuesta contra esa agresión antidemocrática ha sido
inmediata, y estamos firmando en
https://secure.avaaz.org/es/trump_hands_off_our_internet_loc_fr/?wjvzaab
contra dicha pretensión (556.945 firmas cuando redacto este artículo).
Hay que ser conscientes de que Trump representa una amenaza mundial a
las libertades democráticas equiparable a la de
Hitler en el siglo XX. Agravada por
la inmediatez que permite la globalización de las comunicaciones. Y
para hacerle frente es necesario unir nuestros esfuerzos, en el
ciberespacio y en la calle, a lo largo y ancho de todo el planeta.