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SALVAR INTERNET

Rafael Pla López

Los peores augurios de los que avisaba en marzo de 2017 se han cumplido: Ajit Pai, nombrado por Donald Trump al frente de la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos para acabar con la neutralidad de la red en Internet, derogando la normativa previamente existente, ha llevado a cabo su propósito.

Recordemos en qué consiste dicha neutralidad: ciertamente, en función de la conexión que tengamos a Internet nos podrá costar más o menos tiempo subir o bajar contenidos. Pero el principio de neutralidad supone que, una vez hayamos subido algo a Internet, quien quiera acceder a ello podrá hacerlo en las mismas condiciones y a la misma velocidad que a cualquier otro sitio.

Al suprimir dicha regla, se permite a los proveedores establecer una diferenciación entre carriles lentos y rápidos para acceder a unos y otros contenidos, en función de los criterios discriminatorios que el proveedor haya establecido, que normalmente serán las tarifas cobradas a los usuarios, pero que podrían también incluir discriminación ideológica.

La batalla, con todo, no ha terminado: el fin de la neutralidad en la red no se extiende de momento a la Unión Europea, donde sigue vigente una normativa europea aprobada en 2016, según la cual "todo el tráfico que circula por la red debe ser tratado de forma igualitaria” por los proveedores de Internet. Y hay que estar vigilantes para que ello se mantenga. Aunque, claro, el fin de la neutralidad en EE.UU. sí puede afectarnos cuando queramos acceder a contenidos alojados allí: Internet no tiene fronteras. Hasta ahora.

Por ello, es también importante denunciar a los enemigos de la neutralidad de la red, proveedores como Verizon, AT&T, Comcast o USTelecom, promoviendo su boicot (se estima que más del 80% de la población norteamericana se opone al fin de la neutralidad en Internet) y apoyando las campañas que allí se realizan, por ejemplo desde la web https://www.battleforthenet.com/ para presionar a los congresistas norteamericanos para restituir la neutralidad. Naturalmente, yo ya he firmado.