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GRATUIDAD Y PRIVACIDAD

Rafael Pla López

Nos hemos visto inundados de mensajes referidos al nuevo Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea, que pretende mejorar el control sobre los datos personales utilizados para difundir información. Y probablemente no es casual que ello ocurra poco después del escándalo de Cambridge Analytica que reveló el uso torticero de los datos acumulados por Facebook.

Ciertamente, hemos de felicitarnos de la mejora relativa en la privacidad permitida por dicho Reglamento. Pero no hemos de perder de vista el problema de fondo, que algunos expresan con el aforismo “Si algo es gratis, el producto eres tú”. Y es importante entender sus raíces en las características de la Economía de la Información, que en mi artículo “Riqueza social y P.I.B.” (http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=8001) describía señalando que “la producción de información no encaja bien en las leyes del mercado, en la medida en que la reproducción de una información, especialmente en un soporte informático, tiene un coste marginal ínfimo en relación al coste y al tiempo de trabajo utilizado en su producción inicial”. Y recordemos que ya en los años 90 del siglo pasado se produjo la llamada crisis de las dot.com, provocada por el intento de aplicar en Internet los métodos de negocio tradicionales.

Posteriormente, como sabemos, se han desarrollado empresas, como las de Google, Facebook o Twitter, que han conseguido ser altamente lucrativas. Pero ello lo han hecho no cobrando por sus servicios, sino manteniendo éstos gratuitos y cobrando por la publicidad realizada a través de los mismos. Pero para ello han tenido que utilizar necesariamente los datos de sus usuarios con el fin de que las empresas anunciantes pudieran orientar su publicidad de acuerdo con dichos datos, lo que ha dado lugar al aforismo antes citado.

El problema, claro, es que en el marco del sistema capitalista no parece haber una alternativa. No parece viable convertir de forma general dichos servicios en servicios de pago a cambio de suprimir la publicidad, dada la inviabilidad de impedir que los usuarios compartan la información por otros medios. Pero si se impidiera una publicidad orientada, las empresas de Internet que se sostienen en dicha publicidad quebrarían.

La única forma de conjugar plenamente gratuidad y privacidad es ir más allá del sistema capitalista. Y ello puede ocurrir por dos caminos: puede comenzarse convirtiendo dichos servicios de Internet en servicios públicos gratuitos, subvencionados por fondos públicos; o puede emprenderse el camino de la socialización de las multinacionales y grandes empresas origen de la publicidad; pero este segundo camino, al poner fin a la publicidad que nos inunda, haría también inviable el carácter privado de los servicios en cuestión, y requeriría también en última instancia su socialización. No será un camino corto ni fácil, pero es la única opción de futuro.