Camaradas, considero que la propuesta de Documento Marco habría de incorporar cambios importantes, especialmente en las dos primeras partes, para ser un instrumento válido para el debate congresual.
La propuesta de Documento contiene elementos preocupantes que admiten una doble interpretación. La interpretación benévola los atribuiría a una redacción descuidada. Yo querría apostar por esta interpretación benévola, que se vería confirmada por la aceptación sustancial de las enmiendas que he presentado [VER NOTA MÁS ABAJO], así como de las aportaciones presentadas por Javier Navascués a un documento previo, con las que coincido sustancialmente.
Per también admiten una interpretación perversa, asentada en implicaciones de texto que podrían distorsionar gravemente el debate congresual. A evitar dichas implicaciones se dirige fundamentalmente, claro está, la argumentación de mis enmiendas.
La primera es una grave difuminación de la identidad comunista. No deberíamos plantear nuestro proyecto como exclusivamente "socialista", y limitar el comunismo a un "movimiento". No, camaradas, este movimiento tiene sentido en tanto que se dirige a un objetivo: el comunismo que, para Marx, era también un modo de producción: no el fin de la historia, por cierto, sino una fase de su desarrollo; un objetivo que no podemos describir utópicamente en detalle, sino incardinar en nuestra práctica concreta, como formulamos en el Manifiesto aprobado en los anteriores Congresos. Una formulación que evitaba tanto el dogmatismo como el liquidacionismo, incorporando elementos libertarios y conjugando nuestra oposición al capitalismo y al estatalismo.
Hay que subrayar que si asumimos una identidad comunista no tiene sentido negar la posibilidad de un espacio incluso para el simple debate entre los partidos comunistas: en tanto que compartamos de alguna forma esa identidad, algún sentido tendrá ese debate específico, compatible con marcos más amplios, pero justificable, por ejemplo, por el uso de una metodología marxista: ¿o es que acaso el 150 aniversario del Manifiesto original carece de un significado común? Ese espacio de intercomunicación comunista existe, además, aunque sea virtualmente.
Por el contrario, si renunciáramos a una identidad comunista específica no tendría sentido nuestra organización diferenciada y deberíamos suprimir el apartado correspondiente del Documento al tiempo que nos diluiríamos en IU.
La segunda implicación está en el discurso sobre la derrota. Una confusa utilización del concepto de poder da la impresión de que, por lo visto, los únicos países europeos donde la clase trabajadora no estaba en el poder en los años 50 era en la URSS y aledaños. Coherentemente con ello, se califica como "derrota" los posteriores retrocesos en los países "occidentales", y no, en cambio, el hundimiento de los regímenes del Este. Paralelamente, se minusvaloran las propuestas creativas realizadas por fuerzas alternativas en todo el mundo, incluyendo las de nuestro propio Partido.
Estas son algunas de las cosas que deberían corregirse en el Documento a presentar al conjunto del Partido para facilitar que nuestro XV Congreso constituya un paso adelante en el desarrollo político del Partido y no se limite al cambio de su secretario general.
NOTA: del debate del Comité Federal y las respuestas de los ponentes parece deducirse que, en efecto, los problemas podían derivar de una redacción descuidada y precipitada. Y Paco Frutos, en su resumen aprobado por unanimidad, asumió en particular explícitamente la formulación del comunismo como objetivo del Partido. Sin embargo, la precipitación ha seguido privando: los Documentos se han distribuido sin incorporar las correcciones, y las aportaciones se han publicado posteriormente en el Mundo Obrero de septiembre con la anotación de que "han sido recogidas total o parcialmente en los textos iniciales, salvo en los casos en que son contradictorios". Las enmiendas que siguen, por tanto, no han sido formalmente aprobadas ni rechazadas, sino todo lo contrario, por el Comité Federal. El Congreso deberá decidir.