APORTACIÓN PARA LOS DOCUMENTOS CONGRESUALES DEL XVII CONGRESO DEL PCE

O. Preámbulo:

El XI Congreso del PCE formuló la política estratégica de convergencia política y social de la izquierda que condujo a la formación de Izquierda Unida, en cuyo marco el PCE emprendió, a partir del XIII Congreso, un proceso de redefinición de sus funciones que ahora debemos completar. El mismo XIII Congreso desarrolló la estrategia democrática, anticapitalista y antiautoritaria del PCE, por la República Federal, el Socialismo y el Comunismo, en el "Manifiesto del PCE para la izquierda", sintetizado y actualizado en el XIV Congreso y ratificado en el XVI. No se propone aquí la revisión de dicha estrategia, que se sigue considerando válida, sino desarrollar propuestas políticas para responder a las necesidades más acuciantes de la actualidad.


1. Frente al imperialismo, la defensa de la paz, las libertades democráticas y los derechos sociales:

Si la globalización neoliberal había venido representando un fuerte ataque a los derechos sociales, el acceso de George W.Bush a la presidencia de los Estados Unidos, como representante directo de las corporaciones y de la extrema derecha norteamericana, ha llevado a  intensificar el uso directo de medios militares y de la represión política para la defensa en todo el mundo de los intereses del capitalismo internacional. En el ámbito de las relaciones internacionales, con el uso de la guerra como medio prioritario para la resolución de conflictos, recuperando las formas más crudas de imperialismo: primero fue el ataque en Afganistán, después la ocupación de Iraq, posteriormente el golpe de Estado en Haití, y actualmente la amenaza pende sobre Irán, Cuba, Venezuela y otros países. Y en el ámbito de la política interior, con graves restricciones de las libertades democráticas, como las que se han plasmado en la Ley Patriota de Estados Unidos, en la Ley de Partidos del Estado Español y en la Ley sobre Seguridad actualmente en trámite en el Reino Unido.

Hay que subrayar, por otra parte, que si por un lado el unilateralismo del gobierno de Bush, despreciando las instituciones internacionales y especialmente la ONU, favorece su aislamiento internacional  frente al amplio movimiento mundial por la paz,  por otro lado propicia también otras actuaciones belicistas, como las de Rusia en Chechenia o las de Francia en África, donde recientemente se ha producido una intervención colonialista directa en Costa de Marfil. Todo ello tiende a generar complicidades que, más allá de las reticencias puntuales ante ciertas actuaciones unilaterales, dan cobertura al imperialismo, convirtiendo en última instancia al Consejo de Seguridad de la ONU en un instrumento a su servicio. Resulta sangrante también en ese sentido la utilización periódica contra Cuba de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, mientras ignora violaciones de los derechos humanos tan flagrantes como las que se producen en Abu Graib o Guantánamo.

Frente a dicha amenaza, es fundamental impulsar la unidad de acción democrática, a nivel internacional y dentro de cada país, en defensa de la paz, las libertades democráticas y los derechos humanos. Ello requiere dar prioridad a la solidaridad con los pueblos que resisten a la ocupación militar, como es el caso de Iraq, Palestina o Chechenia, apoyando soluciones pacíficas sobre la base de la salida de las tropas de ocupación y el respeto a su derecho de autodeterminación. Así como combatir en cada país toda restricción a las libertades democráticas, que en última instancia favorece la represión de la movilización social frente a las agresiones contra los derechos sociales que son el santo y seña del neoliberalismo.


2. La lucha por una Europa de los pueblos pacífica, democrática y social:

Somos conscientes de que actualmente Europa es el ámbito fundamental donde se desarrolla la lucha por la defensa de los derechos sociales de nuestros pueblos. El modelo neoliberal de construcción europea se ha basado en la sacralización del mercado y la unificación monetaria, en ausencia de una regulación común de los derechos sociales y de unas instituciones democráticas con capacidad para abordarla. El proyecto de Tratado Constitucional Europeo pretende consagrar dicho modelo, manteniendo la ausencia de control democrático de los Bancos Centrales, de capacidad de iniciativa legislativa del Parlamento Europeo y de competencias para garantizar la  "Carta de los Derechos Fundamentales",  a lo que se añade un sesgo militarista y de supeditación a la OTAN y la amenaza a los servicios públicos que ya se apunta en la llamada Directiva Bolkenstein.

Hay que destacar que la desrregulación social en un mercado unificado tiende a fomentar la homogeneización a la baja de los derechos sociales, del mismo modo que la desrregulación ambiental favorecería las prácticas menos respetuosas con el medio ambiente en aras del lucro a corto plazo del capital. Y tanto más cuanto que las manos libres al capital se acompañan con medidas coercitivas a los Estados para incapacitarlos para la protección de los derechos sociales y de los servicios públicos e incluso para una intervención activa en el sistema productivo, como hemos visto recientemente en el caso de los Astilleros Públicos de Izar.

Somos conscientes de que no son viables alternativas aislacionistas alzando barreras en las fronteras estatales. Por el contrario, nuestra opción es luchar por un nuevo impulso democrático y social de la construcción europea que rompa con los corsés neoliberales que se pretenden amarrar con el Tratado Constitucional. Ello requiere un Parlamento con plena capacidad legislativa para avanzar en la homogeneización al alza de los derechos laborales y sociales, de la fiscalidad y de las normas medioambientales. Y todo ello desde el pleno respeto a la voluntad de los pueblos, tanto los europeos como los del resto del mundo: éste es el camino para reforzar Europa y su papel internacional como un factor de paz, no su conversión en una nueva potencia imperialista más o menos vinculada al imperialismo norteamericano.

En esta perspectiva debemos continuar combatiendo, en el marco de Izquierda Europea y del movimiento altermundialista, contra el proyecto neoliberal y militarista de Tratado Constitucional Europeo, subrayando que en el Estado Español el ocultamiento de sus contenidos, el silenciamiento de las posiciones contrarias y en última instancia la mayoritaria abstención en el Referéndum cuestionan la legitimidad democrática de su ratificación. En este contexto, impulsaremos la movilización social y la insumisión democrática de los poderes públicos contra sus contenidos antisociales i militaristas, defendiendo los servicios públicos, oponiéndonos a los gastos militares y propugnando la desvinculación de los compromisos con la OTAN, en el marco de la lucha por una verdadera Constitución Europea, resultado de una amplia participación democrática y que abra el camino para una Europa de los pueblos pacífica, democrática y social.


3. Los instrumentos para otra Europa y otro mundo posibles:

La lucha por una alternativa para Europa y frente al imperialismo requiere la construcción de un referente político unitario de las izquierdas europeas en el Parlamento y en los movimientos sociales. Izquierda Europea es un embrión del mismo que debemos esforzarnos por desarrollar y ampliar. En primer lugar, trabajando por la plena incorporación de las fuerzas políticas que actualmente están como observadoras, y su extensión a las demás fuerzas con las que compartimos grupo parlamentario europeo: el desarrollo de IE como referente político requiere que se presente como tal a las elecciones al Parlamento Europeo. Pero además deberemos trabajar por la convergencia con otras fuerzas de izquierdas con las que coincidimos frente al proyecto de Tratado Constitucional Europeo. Debemos señalar que, a diferencia de la coherencia por el No dentro de Izquierda Europea, en otros grupos europeos se han sostenido posiciones divergentes, que expresan diferencias políticas de fondo entre sus miembros, lo que justificaría un realineamiento de sus componentes de izquierdas en una formación en la que podamos convivir las izquierdas comunistas, alternativas, verdes, nacionalistas y otras respetando la identidad de cada una, como en nuestro caso mantenemos la identidad y el papel del PCE, junto a IU, dentro de Izquierda Europea.

Al mismo tiempo, debemos trabajar por desarrollar los Foros Sociales como ámbito de encuentro de gentes de izquierdas y movimientos sociales en el marco del movimiento altermundialista, para la elaboración de alternativas y convocatoria de acciones unitarias contra el neoliberalismo y el imperialismo, buscando por un lado reforzar su coherencia política, propositiva y movilizadora, apoyando a sus componentes más consecuentemente anticapitalistas, y por otro desarrollar su implantación social en red y autoorganizada, con el funcionamiento horizontal y sin jerarquías que los ha venido caracterizando y posibilitando su carácter unitario y plural. Esforzándonos en dicho marco para que, en el ámbito europeo, Izquierda Europea aparezca cada vez más como el referente político de los movimientos que actúan en el mismo.

Ahora bien, debemos tener claro que la alternativa al proyecto neoliberal y militarista europeo no es posible sin un protagonismo del movimiento obrero, que se organiza en buena medida sindicalmente. En ese sentido, la Confederación Europea de Sindicatos (CES) ha venido jugando un papel ambivalente: por un lado, ha venido organizando euromanifestaciones en favor de una Europa Social; por otro lado, ha venido apoyando cada uno de los pasos del proyecto neoliberal de construcción europea, desde el Tratado de Maastricht hasta el proyecto de Tratado Constitucional Europeo. Pero el movimiento obrero ha de superar su subordinación a dicho proyecto para poder asumir un protagonismo alternativo. El resultado del referèndum dentro de la CGT francesa sobre el Tratado Constitucional marca el camino para ello, a través de la expresión de la democracia obrera y la participación de las bases, generando una situación nueva en la que la CES, si quiere ser una expresión unitaria del movimiento obrero europeo, deberá respetar su pluralidad y plantear sus alternativas sin seguidismos respecto a los poderes dominantes.


4. El movimiento obrero y la lucha por la emancipación social:

Hemos de partir de la asunción de que el Partido Comunista es también una expresión del movimiento obrero, que no se agota en su dimensión sindical, y asumir la responsabilidad de organizar el desarrollo de la conciencia política de clase a partir de la lucha social: es a través de la conexión entre la acción laboral reivindicativa y la lucha global por la emancipación social como el movimiento obrero puede actuar como eje del proceso de transformación social, planteando:
    1. Un trabajo estable y de calidad, yendo más allá de la resistencia a las agresiones neoliberales para plantear alternativas a través de un conjunto de ejes de movilización en el marco de la empresa capitalista, como las 35 horas de trabajo a la semana por ley y sin reducción salarial, acabar con toda discriminación laboral por razón de sexo o nacionalidad, la supresión de las empresas de trabajo temporal y la plena causalidad en contrataciones y despidos (contratación indefinida para actividades permanentes y nulidad de despidos injustificados).
    2. El desarrollo de un tejido económico alternativo sobre la base del trabajo asociado cooperativo y autogestionado que genere embriones de formas económicas socialistas superadoras del capitalismo en combinación con el sector público de la economía, al que se deberían incorporar total o parcialmente las empresas que requieran aportación de fondos públicos, entendiendo la reapropiación activa de los medios de producción como alternativa también frente a la amenaza de cierre de empresas en procesos de deslocalización, combinando la acción en las empresas (huelgas, ocupaciones, etc.) con la actividad política en las instituciones, orientada a producir cambios legislativos en el sentido indicado y asegurar para quien no tenga otra fuente de ingresos un salario social sujeto a contraprestaciones públicas, de modo que cada cuál aporte según su capacidad.
    3. El desarrollo de servicios sociales públicos desmercantilizados que respondan a las necesidades sociales en educación, investigación, sanidad o asistencia social, incluyendo un sistema público de pensiones, tanto para atender a cada cuál según sus necesidades como para impulsar un desarrollo económico cualitativo y sostenible, en la vía hacia una sociedad comunista donde la satisfacción de las necesidades de cada persona sea la condición para la satisfacción de las necesidades de todo el mundo.


5. La Cultura como motor de un desarrollo alternativo:

Hay que entender que la Cultura no es un aditamento de lujo de la sociedad, sino un componente fundamental de un modelo alternativo de desarrollo. Cuando los límites ecológicos de nuestro planeta suponen barreras infranqueables para un modelo de desarrollo basado en el crecimiento cuantitativo del uso de energía y materias primas, el único desarrollo sostenible es el que se basa no en producir más, sino mejor, y no en la cantidad, sino en la calidad. Para dicho desarrollo el factor humano creativo adquiere el protagonismo central, requiriendo trabajadores y trabajadoras con un elevado nivel de formación que les capacite para investigar e innovar, desde una posición crítica y comprometida con la resolución de los problemas técnicos y sociales, lo que requiere precisamente un trabajo estable y de calidad. En estas condiciones, la educación y la investigación, y la producción, crítica y difusión del conocimiento y de la información, adquieren un papel estratégico que debe ser asumido por las instituciones públicas sin supeditarse a intereses privados.

Ello requiere también: el pleno impulso a una educación basada en métodos activos, que debe ser el núcleo de un auténtico Espacio Europeo de Educación Superior; el compromiso con la programación libre, asentada en la libre cooperación en el seno de la comunidad informática mundial, por encima de las multinacionales y de los Estados; y el compromiso con la libre circulación de la información i su reapropiación social, incluyendo la programación informática, la expresión artística, la elaboración de medicamentos y toda forma de tecnología, como exigencia solidaria para un desarrollo equilibrado de la humanidad, y desde la conciencia del carácter utópico de las censuras y barreras a la información en un mundo recorrido por medios de comunicación como Internet. La función de las instituciones públicas, en vez poner trabas a la misma o apoyar las pretensiones de su apropiación privada, debe ser el desarrollo de infraestructuras para favorecer el acceso de todo el mundo a la emisión y recepción de información en todas sus formas.


6. La Mujer y la alternativa a la función pública:

Los sistemas patriarcales han venido asignando unos roles a las mujeres que al tiempo que las marginaban de la vida pública les encomendaban el cuidado de las personas. El neoliberalismo tiende a acentuar dicha escisión al remitir dicho cuidado a la esfera privada circunscribiendo el Estado a sus funciones represivas ligadas a los roles masculinos. Frente a ello, nuestra lucha contra la discriminación de las mujeres y por una democracia paritaria que les dé pleno acceso a las funciones públicas no puede limitarse a la incorporación de mujeres a las funciones previamente reservadas a los varones. Se trata de feminizar el Estado, no sólo incorporando mujeres a puestos públicos, sino cambiando sus funciones. Se trata de invertir el modelo neoliberal, tendiendo a  superar las funciones represivas del Estado al tiempo que se desarrollan sus funciones económico-asistenciales, y excluyendo el uso de la violencia para la resolución de conflictos tanto en el ámbito doméstico como en el público. Por ello, la plena asunción del protagonismo de las mujeres conllevando los valores de la femineidad tanto en las instituciones públicas como en las organizaciones políticas y sociales es una necesidad no sólo para acabar con su discriminación sino también para acabar con el autoritarismo patriarcal en todas ellas.


7. Una República Federal libre, igualitaria y solidaria:

En nuestra perspectiva comunista de superación del autoritarismo estatal, la exclusión de la violencia como medio para la resolución de conflictos entre pueblos supone que su participación dentro de un Estado descanse sobre su libre decisión y no sea impuesta por la fuerza. Éste es el sentido en que la República Federal que propugnamos como Estado de transición hasta su disolución en una humanidad comunista ha de descansar en el derecho de autodeterminación de la ciudadanía que constituye cada pueblo, en los términos planteados en el acuerdo del Comité Federal del PCE del 21 de febrero de 1997.

Asimismo, una República Federal plurinacional, como es la que responde a la realidad en el Estado Español, debe descansar también en la igualdad de todas las nacionalidades, excluyendo cualquier privilegio de cualquiera de ellas, y en particular reconociendo el mismo estatus legal a las distintas lenguas y facilitando la misma capacidad de expresión y desarrollo a las distintas culturas, combatiendo las condiciones de desigualdad entre ellas.

Finalmente, y en nuestra perspectiva socialista y comunista, el acuerdo federal entre los distintos pueblos debe descansar sobre la  solidaridad entre ellos, de manera que dicha solidaridad sea inseparable de la decisión de formar parte de tal República Federal. Ello supone la aceptación de un principio de homogeneidad fiscal en el sentido de que la carga fiscal dependa de los ingresos de cada persona física o jurídica, y no del territorio donde resida, con independencia de que la recaudación sea gestionada desde cada comunidad, así como de un principio de redistribución equitativa de modo que, descontados los gastos federales generales, cada comunidad reciba la parte proporcional que le corresponda de acuerdo con criterios objetivos, como la magnitud de la población o del territorio. De hecho, en vez de fraccionarse, la fiscalidad debería unificarse en el ambito europeo: no tiene sentido una fiscalidad separada con una moneda única. Se trata, en definitiva, de que cada cuál aporte según su capacidad y reciba según sus necesidades.


8. IU y la construcción de un movimiento político y social plural i alternativo de izquierdas:

Nuestra estrategia de convergencia política y social de la izquierda requiere del desarrollo de un referente político unitario y un movimiento político y social plural y alternativo de izquierdas. Actualmente IU es la concreción de dicha estrategia, pero está lejos de ser una cosa u otra. Nuestro trabajo debe orientarse al desarrollo de IU en ambos sentidos, pero debemos ser conscientes de que para hacerlo realidad hemos de dirigirnos también a sectores políticos y sociales que actualmente están fuera de IU, desplegando plenamente la política unitaria del Partido. Se trata por un lado de impulsar la convergencia programática por la República Federal y por la Europa alternativa que propugnamos, en el marco de una lucha solidaria frente al imperialismo y el neoliberalismo. Y por otro lado de impulsar una movilización social por dichos objetivos políticos. Naturalmente, para ello deberemos defender dentro de IU una democracia participativa y respetuosa de la pluralidad. Pero debemos tener claro que, si bien la convergencia política debemos plantearla fundamentalmente a partir de IU, la convergencia social debemos plantearla fundamentalmente a partir de los movimientos sociales, y especialmente en el movimiento obrero y en el marco de lo que venimos llamando el "movimiento de movimientos", el movimiento altermundialista que se expresa en los Foros Sociales. Y para una y otra es fundamental la actuación coherente, autónoma y unitaria de los y las comunistas organizados en el PCE.


9. El PCE y la libre cohesión de los y las comunistas:

Para poder cumplir las funciones que nos corresponden como Partido Comunista debemos organizarnos para actuar en la sociedad, y muy especialmente en el seno del movimiento obrero cuyo protagonismo reclamamos, priorizando el desarrollo de Agrupaciones de centro de trabajo o de sector laboral, y dotándonos de estructuras adecuadas para incidir en IU y en los diversos movimientos sindicales y sociales emancipatorios e impulsar su desarrollo y convergencia.

A tal efecto deberemos articular la cohesión del Partido a través de un debate democrático y ampliamente participativo buscando lograr la síntesis y el consenso sobre cada tema a través de resoluciones específicas que orienten claramente nuestra actuación, sin perjuicio de adoptar decisiones mayoritarias cuando los plazos de actuación aconsejen no demorarse en hacerlo. En cualquier caso, como criterio general los acuerdos adoptados deberán ser asumidos por todos los miembros del Partido en su actuación en la sociedad y en sus diversas organizaciones, sin perjuicio de respetar la democracia interna de cada una de ellas y de mantener la libertad de expresión tanto dentro del Partido como públicamente siempre que no interfiera en su actuación. Se trata, en definitiva, de establecer una correlación entre el derecho a participar en los debates y en las decisiones, así como a elegir y ser eventualmente elegido o propuesto para desempeñar diversas responsabilidades y cargos, y el deber de aplicar dichas decisiones, especialmente en dicho desempeño. Por ello, si excepcional y coyunturalmente algún miembro del Partido se desvinculara de los acuerdos sobre algún tema específico, ello supondría la renuncia a los correspondientes derechos relacionados con el mismo durante el período de su aplicación.

La cohesión del Partido, en todo caso,  no es un fin en sí mismo, sino un medio para hacer del Partido un instrumento útil para la clase trabajadora y los sectores populares, estimulando a todas las personas que se rebelan contra las diversas formas de explotación y opresión a incorporarse a su seno para luchar por la profundización y extensión de la democracia, por el socialismo y el comunismo.

Rafael Pla López
miembro del Comité Federal del PCE