LAS DIFICULTADES (Cuestión #4. Este tema no se trata en la Ponencia. Se propone incorporar un apartado específico sobre este tema, para el que se hace la siguiente aportación)
Se trata de identificar los factores existentes en el propio sistema, y también en gran parte del imaginario colectivo, que objetiva y subjetivamente están enfrentados al avance hacia la III República, o cuando menos lo dificultan. Su análisis nos debe proporcionar claves por dónde debemos actuar, de ahí su importancia para visibilizarlos y crear un consenso común frente a ellos. Como ejemplos de factores “externos”, los siguientes:
La existencia de un “Juan Carlismo sociológico”, alimentado por ese paraguas de blindajes y pleitesías de todo tipo cuyo objetivo es vender la imagen de un monarca “campechano” que tiene por objetivo identificar monarquía con aires de normalidad y como factor democrático, especialmente a partir del discutible papel atribuido al monarca en el 23-F.
La idea de que hablar de República es hablar de un asunto del pasado, de la II República, que no tiene mayor encaje en la actualidad, además de asociarla al terrible tema de la Guerra Civil.
Considerar que la República no es un tema prioritario por lo cual, aun estando conceptualmente a favor, la lucha por conseguirla no merece de momento una mayor atención en la práctica. Este planteamiento cobra especial relevancia en determinados sectores del movimiento obrero organizado y de fuerzas políticas de orientación socialista, además de en sectores de la clase media, cuya implicación a favor de la propuesta republicana, siendo completamente necesaria, es todavía manifiestamente insuficiente.
La comparación que se hace entre Monarquías con derechos avanzados como, por ejemplo, las de los países nórdicos europeos, en contraposición a Repúblicas de países que no son precisamente ejemplos a seguir, ni por su contenido y corruptelas (véase Italia, con Berlusconi), ni tampoco por su modelo económico, el puro neoliberalismo (la casi totalidad), causante de injusticias y desigualdades que están en contra de los valores intrínsecos del republicanismo.
O esa línea de pensamiento que, procediendo incluso de sectores políticos y del pensamiento “de la izquierda”, y con defensores en círculos del socialismo en el poder con apoyo de reconocidos politólogos, aboga por la permanencia y no cuestionamiento de esta monarquía en base a una argumentación que resulta falaz desde el punto de vista conceptual, pero fácilmente vendible en el imaginario colectivo. Nos referimos a lo que denominan “Monarquía republicana” y que argumentan así: “La monarquía es un título al igual que los demás títulos nobiliarios existentes, pero nada más. El monarca es sólo un alto funcionario estatal que sólo representa, no manda, no es el soberano, no estorba y está sujeto a la Constitución. Por tanto, con los derechos existentes, el sistema actual es mejorable por sí mismo y esta monarquía no es el problema”. Argumentando, también, que la “República es difícil que pueda establecer un marco constitucional de democracia que no esté ya contemplado en la Constitución de 1978”. En consecuencia, esta línea de pensamiento a la que renombran como “Republicanismo cívico”, como formulación que resulta estéticamente menos contradictoria y más vendible, considera que “La República no puede aportar nada diferente que no lo pueda hacer la monarquía”.
Y todas estas dificultades en el marco de esa distorsión provocada por el Bipartidismo político, el Pensamiento único y la Desinformación que inunda la vida diaria y limita la existencia de una ciudadanía culta, libre y crítica.
Pero es que además de estos factores “externos”, realmente importantes, están las Carencias del propio movimiento republicano, como son la de su atomización, dentro de la positiva pluralidad y multiplicidad de iniciativas; la debilidad de propuestas concretas sobre la alternativa; la falta de referencias republicanas, personales o colectivas, que dinamicen este proceso; la aun escasa y meramente nominal involucración real de importantes sectores sociales, empezando por la del movimiento obrero y otras fuerzas políticas de carácter socialista, etc.
Por no mencionar otras actitudes que se manifiestan dentro del republicanismo, que deben ser motivo de reflexión para traducirlas en positivo, como por ejemplo,
El republicanismo nostálgico, con más referencias a la II República, o a la Transición que pudo haber sido, que en hablar del futuro, en un planteamiento que alimenta esa idea de que la República es cosa del pasado. Aunque, como es evidente, los valores y logros de la II República son un capital a reivindicar sin complejos.
El republicanismo estridente, con actos o expresiones de tono grueso que por su utilización mediática puedan restar más que sumar. Defendemos la libertad de expresión y consideramos que tales “estridencias” pueden suponer en un momento un necesario y efectivo revulsivo rompedor del actual blindaje monárquico, por lo que en cada caso debe encontrarse un equilibrio entre su formulación y su efectividad.
El republicanismo académico, estético o de salón, dirigido a minorías más o menos convencidas, limitado a las ideas y conceptos y mucho menos en el compromiso organizado y de contenidos, aunque la aportación del campo del pensamiento es un componente necesario.
El republicanismo localista, o nacionalista excluyente, que no plantea la República como una alternativa global, federal y solidaria para el conjunto de todos los pueblos del Estado español, sino sólo considerando su entorno más próximo como independiente del conjunto.
El republicanismo simbólico, limitado a la simple exhibición de la tricolor, el himno o a meros lemas agitadores aislados de su contexto, aunque la lucha por la presencia pública de nuestros símbolos y proclamas forman parte ineludible de nuestra identidad mediática y del combate al pensamiento único.
¿CÓMO? (Cuestión #5 = Apartado III de la Ponencia “CÓMO ALCANZAMOS LA III REPÚBLICA”):
Habría que explicitar que la base de partida de esta Propuesta republicana debe tener como seña de identidad en todas sus manifestaciones mediáticas, sociales y políticas, la Ruptura con el modelo constitucional salido de la Transición y la frontal Desvinculación y crítica de la monarquía.
La línea argumental de la Propuesta debe primar más los contenidos de la III República que el simple cambio en la Jefatura del Estado, y así es como correctamente se plantea en la Ponencia, pero ello no debe minusvalorar, y así debería incorporarse al texto, la importancia de incorporar también en nuestros discursos la denuncia frontal del Borbón, puesto que en estos momentos es una potente herramienta estratégica de desmontaje de la monarquía, criticándola con educación pero sin cortapisas, con los suficientes argumentos y datos que se disponen, en relación con:
El propio antidemocrático y obsoleto concepto de la institución monárquica como tal,
Su origen en el caso de esta monarquía del Borbón,
Sus antidemocráticas prerrogativas según la Constitución,
Las “extrañas” actividades del monarca,
Su vergonzoso blindaje político, judicial y mediático
La Ponencia debería también posicionar la Propuesta ante dos reiterativos y controvertidos temas existentes en el seno del movimiento republicano, objeto de distintos puntos de vista:
Sobre la celebración de un referéndum M-R. Partiendo de que esa debe ser una exigencia inequívoca, pero teniendo en cuenta las condiciones de desigualdad y falta de libertad en las que actualmente se celebraría, lo que se plantea es: si es o no oportuno hacer en estos momentos esta exigencia, o cómo plantearla, o bajo qué condiciones, o si sólo como objetivo final y como parte de qué estrategia, o si impulsar “consultas” dinamizadoras a otros niveles, etc.
Sobre la visibilidad de la alternativa “República” en las convocatorias electorales de cara a próximas elecciones (locales, autonómicas, generales): si pasa por apoyar la creación de candidaturas republicanas como tales, o por nuevas formaciones políticas con denominación (y contenido) republicano, o por proporcionar puntos programáticos republicanos para que sean asumidos fuerzas electorales ya existentes, o las condiciones para optar por una u otra opción, etc. Nuestra propuesta se inserta en el proceso de refundación de la izquierda alrededor de Izquierda Unida.
Habría que aclarar qué es eso, aquí y ahora, de los “Estados Generales de la República” que se menciona en el texto (o mejor suprimir tal formulación, por “enigmática”).
Igualmente, merecería una mejor clarificación esa diferenciación que se menciona en el texto entre Constitución Formal y Constitución Material, para que se visualice su realidad en la práctica, más que en su planteamiento conceptual.
La Ponencia resuelve esta Cuestión del CÓMO en simples aunque correctas formulaciones, pero sin llegar siquiera a acotar el QUÉ HACER EN LO MÁS INMEDIATO. La Ponencia está toda ella más en clave de cómo debería ser la III República -nada menos que en incluso apuntar las líneas maestras de la futura Constitución !!!-, que en cómo traerla, que es el gran reto en estos momentos, puesto que invocar la necesidad de un “Proceso Constituyente Republicano”, sin concretar sus componentes, alianzas, retos, dificultades, líneas de trabajo, puntos de acción concretos, etc., resulta insuficiente e inoperativo si no se define con más nivel de detalle.
Para que la Ponencia subsane esta necesidad de clarificación habría que empezar por caracterizar los principales ELEMENTOS DE COYUNTURA que existen actualmente en la sociedad y que son oportunidades que el movimiento republicano dispone para poder generar una fractura monárquica, cuya resolución, en un sentido u otro, condicionarán el avance o la estrategia de la propuesta republicana. Así, vemos como más relevantes a caracterizar:
La lucha contra la impunidad del franquismo,
Las tensiones en el modelo territorial como consecuencia de la sentencia del TC sobre el Estatut,
La sucesión del Borbón, que tiene el tiempo tasado,
El interés que concita la “República”, con confluencia en iniciativas y organizaciones republicanas,
La alternativa al conflicto y movilización social como consecuencia de la crisis,
El debate sobre la reforma constitucional propuesta (de mínimos, actualmente aparcada)
En este marco de coyuntura, y teniendo en cuenta las DIFICULTADES para este avance que arriba hemos aportado para la Cuestión #4, la Ponencia no debe pararse en proporcionar sólo elementos históricos y conceptuales, ni sólo argumentales de análisis y reflexión, tal como satisfactoriamente así bien que lo hace, sino que debe ir más allá proponiendo una clara HOJA DE RUTA que sirva de referencia para la acción colectiva, concretando y priorizando los distintos frentes de actuación. Una Hoja de Ruta que debe estar orientada por la necesidad de dar un salto cualitativo en nuestros planteamientos que nos permitan transitar de mirar el pasado a mirar el futuro, y por tanto pasar:
Del sentimiento republicano >>>> A la organización y la acción
De las proclamas y los conceptos >>>> A los contenidos programáticos
De las múltiples iniciativas >>>> A impulsar un Referente político-social,
en el marco de un Proceso Constituyente Republicano
Identificando LÍNEAS DE TRABAJO como, por ejemplo:
Impulsar, en la medida de lo posible, foros por la III República.
Llevar a cabo múltiples iniciativas (también imaginativas) para “republicanizar” la actualidad,
Impulsar la alternativa en distintos sectores sociales, especialmente en el movimiento obrero,
Presencia de la alternativa republicana en las luchas sectoriales de todo tipo,
Iniciativas republicanas institucionales coordinadas en todos los niveles del Estado,
Apostar firmemente en la lucha contra la impunidad del franquismo, etc.
Pero con iniciativas que deben ser más INMEDIATAS Y PRIORITARIAS, como las siguientes:
Impulsar un Encuentro Republicano con organizaciones afines a esta Propuesta con el objetivo de: (a) Enriquecer los planteamientos de la Propuesta Republicana, (b) Definir un conjunto mínimo y unitario de contenidos programáticos, iniciativas y puntos de acción, y (c) Favorecer una convergencia republicana que permita avanzar hacia la consolidación de un Referente político-social de amplio espectro, con influencia mediática y capacidad de interlocución.
Desarrollar una campaña de sensibilización con el tema de la Sucesión del Borbón como fundamental (además de la de Transparencia de las cuentas de la Casa Real, y otras).
Realizar un gran Acto público republicano de carácter estatal como parte de distintas iniciativas.
Preparar unas Jornadas Programáticas, específicas sobre cada uno de los ejes de la propuesta, con objeto de avanzar en los componentes de cada uno, con especial atención al del modelo federal.