Apreciado Sr. Defensor del Lector de EL PAIS:


         No dudo de que atenderá Vd. esta carta. Vds. defienden que un 
requisito de la imparcialidad informativa es presentar, en su caso, 
las opiniones contrarias a las contenidas en su periódico. De eso se 
trata, de las toneladas de papel impreso, en su diario - y en 
cualquier otro, hay unanimidad- referidas a la mal llamada "endogamia" 
universitaria. Y ello sin darnos nunca ocasión a los trabajadores de 
la Universidad para explicar la racionalidad de la carrera 
universitaria tal como se desarrolla en la actualidad en las 
Universidades de este país. Claro que si la "inmensa mayoría de los 
profesores universitarios" está de acuerdo con las tesis que defiende 
el Sr. Carlos Arroyo (en el suplemento dedicado a la Educación el 21 
de Enero)  tal vez tengan Vds. toda la razón y esta carta debería 
acabar en la papelera. 

	Tampoco dudo que, tal y como corresponde a su profesionalidad, 
el Sr. Carlos Arroyo conoce la LRU al dedillo y sabe, por tanto, que 
la "endogamia" que critica es sólo un paso intermedio en una carrera 
mucho más larga, la carrera universitaria prevista por dicha Ley 
Orgánica. Como dichos conocimientos especializados pueden no estar al 
alcance de todos adelantaré algunas explicaciones. 

	En la Universidad se entra, en forma normalizada, a través de un 
concurso público para acceder a plazas de profesores contratados. En 
unas pocas áreas científicas nuestra sociedad dota becas de 
investigación, lo que permite que otros profesores se inicien en la 
carrera por medio de dichas becas, en cualquier caso siempre seguidas 
del preceptivo concurso público a una plaza de contrato al finalizar 
la beca, siempre y cuando el presupuesto haya alcanzado para dotar 
dicha plaza. Dado que los presupuestos de la Universidad española 
están casi universalmente congelados desde el 92, hace años que la 
mayor parte de los becarios formados por los Departamentos no pueden 
integrarse como profesores en la Universidad y , al concluir sus 
becas, se integran en el mercado de trabajo en otras ocupaciones. Ud. 
puede, como también el Sr. Carlos Arroyo, mirar las estadísticas de 
ocupación, observará que el problema de la inactividad y el paro 
afectan a la población menos educada, los universitarios se colocan 
antes y mejor que cualquier otra categoría educativa. Esta realidad no 
impide que el clima general de la Universidad o los Departamentos 
incluya una cierta añoranza por estos profesores, ya formados, que 
deben despedirse cada curso. 

	En resumen , desde hace unos años, donde hay financiación para 
becas no hay plazas y donde no la hay, tampoco, a no ser que puedan 
preverse incrementos de necesidades docentes imposibles de asumir por 
las plantillas existentes. Las plazas que salen son, por tanto, plazas 
de pseudo-promoción. Digo promoción porque para que se dote una de 
ellas el departamento deberá demostrar que alguno de sus profesores 
cumple sobradamente con los méritos suficientes para ganarla. Y digo 
pseudo porque no hay poder en el mundo que garantice que dicha plaza, 
dotada por los méritos de dicho profesor, sea, a la postre, ocupada 
por él.

	Digo esto porque el discurso genérico sobre la endogamia, al 
partir de "el candidato del Departamento", olvida mencionar que para 
llegar a serlo es preciso haber superado un primer concurso de 
méritos, también público y transparente. Y estoy en condiciones de 
garantizarle que en mi Universidad se revisa con todo rigor y con 
todas sus consecuencias cualquier reclamación argumentada de un 
candidato que se sienta perjudicado por la resolución del Concurso. 

	Pero hay  más. Tras este primer concurso, o bien en el periodo 
de Becario, el futuro candidato del Departamento pasa cuatro años con 
pocas responsabilidades docentes, aunque con la obligación de 
continuar su formación bajo la tutela del Departamento e integrado en 
sus líneas de investigación. Hay distintas figuras, y el periodo total 
de formación del profesor puede variar entre unos mínimos de 5 a 7 
años, antes de llegar al momento de la oposición. Para entonces los 
que siguen la carrera de Facultad habrán debido culminar con éxito su 
doctorado, además de pasar una estancia de un año formándose como 
profesor en otra Universidad distinta de la propia.

	Desde mi punto de vista este procedimiento garantiza 
razonablemente la formación de profesores para nuestras Universidades. 
Que no somos muy buenos? Puede ser, pero no hay más cera que la que 
arde. En este país hay muy pocos universitarios y muchos menos con la 
formación adecuada para este trabajo. Esa es la auténtica razón por la 
que , en la áreas que no están dotadas con becas de investigación, el 
"candidato del Departamento" es candidato único. Es cierto que muchos 
universitarios deciden, tras concluir sus estudios, dedicar algunos 
años más a su formación preparando una oposición. Ninguno de ellos 
está tan loco como para opositar a plazas de la Universidad, en su 
caso preparan oposiciones mucho más rentables: Notarías, Registros, el 
Cuerpo Diplomático, etc. Tal vez si los puestos universitarios 
estuvieran parejamente remunerados a estos otros habría más candidatos 
privados. Como no es así se subvenciona la formación de los nuevos 
profesores por medio de becas o por medio de contratos de Profesor 
Ayudante en aquellas áreas sin dotación de becas. Después, el profesor 
así formado, debe demostrar sus fundamentos y méritos en un concurso-
oposición. 

	Es posible que las Universidades de Madrid conciten un mayor 
atractivo por parte de profesores y becarios de otras o de aquellos 
otros becarios cuya formación ha sido también subvencionada por todos 
en universidades extranjeras. Es también comprensible que estas 
personas, suspendidas en competencia con otros candidatos  hayan 
desatado la polémica de la supuesta endogamia. De buena fe, si se 
sienten perjudicados, deben recurrir a la justicia ordinaria, estamos 
en un Estado de Derecho.  

	Estoy de acuerdo con los informantes del Sr. Arroyo en que, tras 
la aplicación de este sistema, la Universidad española ha mejorado su 
calidad investigadora. Respecto de la mejora de la docencia me temo 
que pasa ,ante todo, por un razonable incremento de la inversión 
pública. Si no mejoran las relaciones objetivas de metros cuadrados 
por alumno o el número y la disponibilidad de los fondos en 
bibliotecas, si no se homologa nuestra cifra de alumnos por profesor 
con las de países con Universidades de más calidad que la nuestra, 
entonces, tampoco eliminar ese "baldón de los profesores 
universitarios", esa "endogamia tan rampante", me temo que pueda 
mejorar la calidad de la docencia.

	Sospecho que de lo que se trata es de echar balones fuera, de 
desviar la atención de los problemas reales de nuestra Universidad, de 
hacer el caldo gordo a los que claman por el despilfarro de la fabrica 
de parados, a los que opinan, contra la evidencia científica y 
estadística, que la educación pública es "la chapa social-demócrata" y 
"tiene un efecto destructivo" sobre la capacidad de crecimiento de las 
economías (columna de Pedro Schwarz en su periódico del 25-I). Señor 
Defensor del Lector, si no es mucha molestia, recomiende Vd. a sus 
compañeros Arroyo y Schwarz que lean a Lars Sandberg, o a Gary Becker, 
o a Alfred Schultz, o al último Arrows. Si les parecen autores 
demasiado difíciles puede también bastar con que reflexionen sobre la 
coincidencia del crecimiento de nuestro PIB español, (o el de Corea, 
Singapur, Malasia o Taiwan) en los últimos veinte años y la mejora 
educativa de las respectivas poblaciones laborales, iniciada por el 
desarrollo de los sistemas públicos de enseñanza de  todos estos 
países. 

	Y si no están dispuestos a afrontar la realidad, convénzales al 
menos de que afean su digno periódico con sus continuos insultos y 
descalificaciones, con sus argumentos capciosos, con su servilismo 
hacia los amos de este país, con su desprecio de la inteligencia y del 
esfuerzo de todos. 
 

                                 
                                          Francisco Palop.

P.D.  Como sospecho que en cualquier caso las exigencias de 
composición de su periódico pudieran hacer que este pedazo de papel 
acabe en la antes mentada papelera, por si, posteriormente, Ud. se 
arrepintiera, podrá recuperarlo en http://www.uv.es/~pla/selprofe, 
donde hay un interesante debate sobre este tema del incalificable 
y promiscuo connubio de los profesores de la universidad en el 
interior de las castas departamentales.