miembro del C.P.N. de EUPV y profesor de Matemática Aplicada de la Universitat de València
De acuerdo con la actual Constitución
Española, los partidos políticos son un canal de representación en la
vida política y en las instituciones, representación que se articula a
través de elecciones periódicas. Sin embargo, el actual sistema
electoral español provoca que un gran número de votos no se traduzcan
en una representación en las instituciones, además de generar una grave
distorsión en la representación de las fuerzas políticas que obtienen
suficiente respaldo para alcanzar escaños. El caso más paradigmático es
el de IU+ICV, que teniendo casi un millón de votos en las últimas
elecciones al Congreso de los Diputados obtuvieron únicamente 2 escaños.
Las causas de estas distorsiones son, por un lado, la falta de
proporcionalidad del sistema electoral y, por otro lado, la
proliferación de candidaturas con un apoyo muy reducido para obtener
representación. El resultado es, por una parte, que se produce una
distorsión de la voluntad popular, que en algún caso puede llegar a que
posiciones minoritarias en la sociedad sean mayoritarias en las
instituciones (de hecho, es fácil obtener una mayoría absoluta en el
Parlamento con un apoyo electoral del orden del 40% de los votos). Y
por otra parte que un gran número de votantes se sienten excluidos de
las instituciones, fomentándose con ello el desapego hacia las mismas.
Para evitarlo habría que introducir modificaciones de calado en el
sistema electoral, algunas de las cuales fueron incluso recomendadas
por el Consejo de Estado, pero han sido bloqueadas por las fuerzas
políticas que, teniendo una minoría relativamente mayoritaria de votos
en su ámbito de actuación, resultan beneficiadas por el sistema actual,
como es el caso del PSOE, el PP, CiU y el PNV. Sorprendentemente,
el presidente Zapatero contestó a las quejas al respecto de Llamazares
manifestando sorpresa por lo ocurrido, y comprometiéndose de nuevo a
actuar para superar dicha situación. Al margen de la mucha o poco
credibilidad que merezca, ahí van algunas sugerencias para resolver los
problemas señalados.
Hay que subrayar que la principal causa de marginación de las opciones
minoritarias es la pequeñez de las circunscripciones provinciales, que
hace que en la gran mayoría de las provincias se elijan un número muy
reducido de escaños que se reparten entre las dos candidaturas con más
apoyo, fomentándose así un bipartidismo excluyente. De hecho, sólo en
Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y poco más suele ser posible que
una tercera fuerza obtenga representación. Ello se resolvería si la
circunscripción electoral para las elecciones al Congreso de los
Diputados pasara a ser la Comunidad Autónoma, cosa además más
congruente con la estructura política del Estado. Pero dado que la
actual Constitución impone que las circunscripciones sean provinciales,
ello será un tema para la Reforma Constitucional pendiente.
Sin embargo, incluso sin modificar la Constitución es posible
introducir cambios en el sistema electoral para mejorar la
representación. La opción más sencilla sería sustituir la Regla d'Hondt
para la distribución de escaños por el sistema de Resto Mayor, que
proporciona una representación más ajustada a la proporcionalidad
exacta.
Veamos un ejemplo concreto:
supongamos que para elegir 5 escaños se presentan 3 candidaturas, que
obtienen respectivamente 44%, 42% y 14% de votos. Aplicando la Regla
d'Hondt, como 44 es mayor que 14x3=42, la primera candidatura obtendrá
el tercer escaño en detrimento de la tercera candidatura. La
distribución será, por tanto, de 3, 2 y 0 escaños respectivamente. De
ese modo, la primera candidatura, con un 44% de votos, pasa a tener un
60% de escaños (16 puntos por encima). La segunda candidatura, con un
42% de votos, pasa a tener un 40% de escaños (2 puntos por debajo). Y
la tercera candidatura, con un 14% de votos, se queda con 0% de escaños
(14 puntos por debajo). Para medir la distancia respecto de la
proporcionalidad exacta podemos sumar las diferencias en valor
absoluto, resultando 16+2+14=32 puntos de distancia.
Por el contrario, aplicando Resto
Mayor se calcularía por una regla de tres la proporción exacta de
escaños que le correspondería a cada candidatura. Así, de un total de 5
escaños, a la primera candidatura, con un 44% de votos, le
corresponderían 2'2 escaños, con lo que obtendría de momento 2 y
tendría un resto de 0'2. A la segunda candidatura, con un 42% de votos,
le corresponderían 2'1 escaños, con lo que obtendría de momento 2 y
tendría un resto de 0'1. Y a la tercera candidatura, con un 14% de
votos, le correspondería un resto de 0'7 escaños. Dado que quedaría el
quinto escaño por asignar, éste le correspondería a la tercera
candidatura, por tener el resto mayor. De ese modo, la distribución
sería de 2, 2 y 1 escaños respectivamente: la primera candidatura, con
un 44 % de votos, pasaría a tener un 40% de escaños (4 puntos por
debajo); la segunda candidatura, con un 42% de votos, pasaría a tener
un 40% de escaños (2 puntos por debajo); y la tercera candidatura, con
un 14% de votos, pasaría a tener un 20% de escaños (6 puntos por
encima). Por tanto, la distancia respecto a la proporcionalidad exacta
sería de 4+2+6=12 puntos, notoriamente menor que con la Regla d'Hondt.
De hecho, puede demostrarse que en todos los casos el sistema de Resto
Mayor es el que proporciona una distribución de escaños con una
distancia mínima a la proporcionalidad exacta.
Quedaría pendiente de resolver el problema de la proliferación de
candidaturas con escaso apoyo. Para ello podría recurrirse, junta al
sistema de Resto Mayor, a un sistema de preferencias generalizadas, de
modo que cada votante pueda poner en su papeleta su primera opción, su
segunda opción, etc. Entonces se contarían en primer lugar los votos en
primera opción, y para la candidatura que hubiera obtenido un resto
menor, éste se distribuiría proporcionalmente entre las candidaturas
que en sus papeletas hubieran aparecido como segunda opción. Ello se
repetiría hasta que todos los escaños hubieran sido asignados o
quedaran únicamente dos restos y un escaño por asignar, que se
asignaría al resto mayor.
Supongamos, por ejemplo, que para los
mismos 5 escaños se presentan 5 candidaturas, 2 de derechas (D1 y D2),
1 de centro (C) y dos de izquierdas (E1 y E2), obteniendo los
siguientes resultados en primera elección: D1 el 10% de votos, con lo
que tendría un resto de 0'5 escaños; D2 el 32%, con lo que le
corresponderían 1'6 escaños, obteniendo de momento 1 con un resto de
0'6; C el 44%, con lo que le corresponderían 2'2 escaños, obteniendo de
momento 2 con un resto de 0'2; E1 el 8%, con lo que tendría un resto de
0'4 escaños; y E2 el 6%, con lo que tendría un resto de 0'3 escaños.
Dado que el resto menor es el de la
candidatura C, su resto de 0'2 se distribuiría según las segundas
opciones de sus papeletas. Supongamos que entre ellos la mitad opta en
segunda opción por D2 y la otra mitad por E1. En tal caso dicho resto
se distribuiría entre ellos, quedando D2 con un resto de 0'6+0'1=0'7 y
E1 con un resto de 0'4+0'1=0'5.
Ahora el resto menor pasará a ser el
de la candidatura E2, 0'3. Supongamos que sus votantes han optado en
segunda opción por E1. En tal caso dicho resto de 0'3 se sumará al de
E1, quedando con un resto de 0'5+0'3=0'8.
Llegados a este punto quedan en liza
los restos de D1 (0'5), D2 (0'7) y E1 (0'8). Dado que entre ellos el
resto menor es el de D1, se examina la segunda opción de sus votantes.
Si éstos han optado en segunda opción por D2, dicho resto se añadirá al
de D2, sumando 0'7+0'5=1'2 escaños, con lo que se asigna a D2 un nuevo
escaño (pasará así a tener 2) quedando con un resto de 0'2.
Dado que se han asignado ya 2 escaños
a D2 y 2 escaños a C, queda 1 escaño por asignar, y los restos
pendientes de D2 (0'2) y de E1 (0'8). Dado que el resto mayor es el de
E1, se le asigna a éste el quinto escaño.
De este modo, todos los votantes contribuyen de alguna forma a la
asignación de escaños, y pueden sentirse representados por ellos sin
necesidad de haber renunciado a votar en primera opción por su
candidatura preferida. Este sistema electoral, por tanto, auna las
ventajas de ser
proporcional e
integrador.
(NOTA: si el artículo resulta demasiado largo para su
publicación impresa, puede prescindirse de los párrafos en cursiva con
ejemplos, remitiéndose para ellos a su consulta en web, bien la
asociada en el medio impreso, bien en http://www.uv.es/pla/siselint.htm )