Profesor Grisolía
Antonio E. Ten Ros.
Físico. Profesor de Historia de la Ciencia en la Universidad de Valencia.
Publicado como capítulo del libro de Vicente Aupí, Santiago Grisolía. Apuntes para la historia biológica del hombre. Valencia, Universidad politécnica de Valencia, 1998, pp. 87-88.
Las circunstancias en que lo conocí son dignas del personaje. En una de las vueltas que da el destino me encontré nombrado, a finales de los ochenta, miembro del patronato del Instituto de Investigaciones Citológicas en el grupo de los científicos. Naturalmente, en mi primera visita a la institución como nuevo "patrono", el director de la misma debió sentirse obligado a atenderme personalmente y hete aquí que, traspasada la puerta del edificio de la calle Amadeo de Saboya, aparece Santiago Grisolía en persona para invitarme a un café y a un rato de su tiempo.
Lo que siguió constituye una de las más estimulantes experiencias científicas que recuerdo. Santiago Grisolía es un comunicador nato y cuando usa de esa cualidad para hablar de su especialidad, ese poder de comunicación que transpira se incrementa hasta el infinito. Durante más de una hora paseé entre microscopios electrónicos, preparaciones celulares, enzimas de restricción y enfermedades genéticas. Allí descubrí un nuevo mundo y allí me convencí de que el siglo que viene será el siglo de la genética. Aún lo recuerdo casi como una revelación, como una iluminación.
En un instante, Santiago Grisolía consiguió que desapareciera el nuevo "patrono" y apareciera el científico, el historiador de la ciencia que soy. Andando por los pasillos del instituto, saludando a sus colaboradores, iba conociendo a los sacerdotes de una nueva y poderosa religión, la ingeniería genética. Viendo la luz que brillaba en los ojos de Santiago y de aquellos a los que había formado para que su tierra participase también de los nuevos saberes, comencé a intuir la naturaleza del personaje. Santiago Grisolía es un cordón umbilical a través del cual los alimentos de una madre lozana pasan a un nuevo ser. Santiago Grisolía ha sido, es, el nexo que nos une a una de las aventuras más apasionantes que se están desarrollando en todo el mundo. Nuevos investigadores, brillantes investigadores, se han sumado a la tarea pero todavía, por muchos años, Santiago Grisolía será un referente mundial para la genética y la ciencia valencianas.
Luego he visto muchas veces a Santiago Grisolía. He seguido su trayectoria institucional y humana y lo he visto ocupar puestos clave para la transformación de esta sociedad en una sociedad avanzada. Muchos esperamos todavía más de Santiago Grisolía. Muchos confiamos en que su sabiduría, su amor a la ciencia, su buen hacer repetidamente demostrado, sean buena garantía para una sociedad que avanza, imparable, hacia el siglo XXI.
Hay personas cuyo contacto estimula, enriquece espiritual e intelectualmente. De ellas, Valencia tiene la suerte de contar con Santiago Grisolía. En cada una de las veces que he lo encontrado, valga lo que valga el testimonio personal, me he sentido enriquecido y estimulado. Ojalá otros muchos valencianos puedan gozar, siquiera a través de un libro, de semejante experiencia.