La herencia de Gothia

de Jan Guillou

Traducción de Carmen Montes Cano

ISBN: 978-84-08-07013-9


 

Dos siglos después de la muerte del caballero Arn Magnusson, su leyenda sigue viva. Estamos en el siglo XIV y el nieto de Arn, Birger, ha aplastado para siempre el imperio del terror con una brutalidad que ha asustado a sus contemporáneos. Las leyes que ha instaurado referentes a la inviolabilidad de la morada, de la iglesia y de las mujeres, se convertirán en la norma por la que se gobernará el reino durante seiscientos años. Ha pasado a la historia como Birger Jarl, el fundador de Estocolmo y el unificador de Suecia. Pero la saga de Birger es mucho más. Era un vencedor que no se amedrentaba ante obstáculos de tipo práctico o moral en su camino de gran señor de Götaland Occidental a fundador del reino.


La herencia de Gothia es una hermosa y sangrienta novela de caballería. Es, además, la historia de un amor perdido, parte del alto precio que exige el poder.


 

Periodista y escritor sueco, Jan Guillou (1944) ha alcanzado fama internacional con su serie de novelas de espías, protagonizadas por Carl Gustaf Gilbert Hamilton, de las que ha vendido más de cuatro millones de ejemplares. Es el autor más vendido de Suecia junto con Astrid Lindgren. Trabajó como periodista y comenzó su carrera de escritor en los años setenta, publicando tanto novelas como obras de no ficción. El primero de los libros de la saga Hamilton apareció en 1986, y hasta hoy ha sido traducido a quince idiomas.

En 1998, Guillou decidió sumergirse en el mundo medieval y comenzó a escribir su ambiciosa trilogía sobre las cruzadas, una obra magnífica ambientada en el norte de la Europa del siglo XII que se ha convertido en un auténtico fenómeno de ventas desde que se publicó en Suecia en 1999. Allí se ha organizado una ruta turística basada en el viaje que realiza el protagonista de esta trilogía. Es el escritor con más éxito de Suecia, además de un periodista combativo y polémico. En 1973 desenmascaró una red secreta de espionaje sueca pero la independencia de su investigación, que aireó innumerables documentos secretos, le costó una condena de un año de cárcel.