La película narra la historia de Julia (Anita
Björk), hija de un Conde, que después de una niñez
infeliz y un matrimonio fracasado antes de realizarse, se deja
seducir en la noche más corta del año (la noche
de San Juan) por un sirviente (Ulf Palme), que la desea desde
que era pequeña. Vergüenza y desesperación
son el resultado de este tragicómico verano.
En La señorita Julia (Fröken Julie) Sjöberg lleva sus experimentos con el cine hasta el punto de inventar un nuevo lenguaje. La pieza del mismo nombre de August Strindberg se desarrolla por entero dentro de los límites de una gran cocina situada debajo de las escaleras de la mansión del Conde. Sin traicionar el diálogo, Sjöberg da una expresión visual a las actividades que en el escenario sólo se expresan con palabras. Alf Sjöberg realizó su película con gran respeto por la base literaria. Lo que le añadió sirve, no sólo a la visualización sino, al mismo tiempo, a la interpretación de las intenciones de Strindberg. Especialmente la historia previa, de la cual la pieza teatral sólo informa a través de diálogos y que aquí es parte de la acción. Pero Sjöberg prescinde de la usual técnica del flashback y acentúa la estrecha relación entre presente y pasado, uniendo ambos dramática y ópticamente. Como Bergman posteriormente en Fresas salvajes, (Smultronstället, 1957) Sjöberg muestra aquí con frecuencia el pasado y el presente juntos en la misma imagen. De esta manera los hilos, la maquinaria del desarrollo, que Strindberg quería mostrar, se hacen patentes de modo inteligente.
Alf Sjöberg (1903-1980) Nació el Estocolmo el 21 de junio de 1903 y murió, a consecuencia de un accidente de tránsito, en 1980. Comenzó montando obras de teatro en el colegio. Estudió en la Escuela Real de Teatro Dramático, que fue un excelente campo de adiestramiento para casi todos los personajes célebres del teatro y el cine sueco. Entre sus compañeros de estudio estuvo Greta Garbo. Comenzó a actuar profesionalmente en 1925 y no tardó en empezar a dirigir obras -en 1927-, con un brío y un talento que lo pusieron a la cabeza de los directores de teatro de su país. En 1928 vio las primeras películas de Eisenstein y le impresionó su firme composición y su científico montaje, que imponían en el subconsciente del público el ritmo de una secuencia. Codirigió su primera película con Axel Lindblom al final del período mudo. Alf Sjöberg encarna del modo más característico las relaciones entre teatro y cine, tan fuertes en Suecia. También Ingmar Bergman (quien comenzó su carrera en el cine como guionista de Sjöberg) es un hombre de teatro, pero su arte cinematográfico suele reflejar un enfoque muy diferente del que predomina en sus producciones teatrales. En Sjöberg hay una alianza perpetua, a veces difícil, entre la estilización bastante embarazosa del teatro y el realismo que el cine requiere.
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