Tal como éramos …
y como eran nuestros computadores
Vicente
Cerverón Lleó
Director de
la Escola Tècnica Superior d’Enginyeria de la Universitat de València
publicado
en
Las Provincias, 16 de febrero de 2013, página 30
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Como mis
amigos saben, cuando escribo algo para el periódico me gusta poner el
título de una película como forma de llamar la atención al posible
lector. En este caso la cosa estaba por el título entre “Tal como
éramos” y “Aquellos chalados en sus locos cacharros” aunque por fechas
y temas la película a la que debería referirme es “Juegos de guerra”.
Porque lo que quería trasladarles hoy es una pequeña reflexión sobre la
evolución de la informática y en particular su irrupción en nuestras
casas en la década de los 80.
Los
ordenadores o computadores tal como los conceptuamos actualmente,
dispositivos electrónicos digitales programables capaces de almacenar,
recuperar y procesar información, “nacen” en la década de 1940, por
cierto, relacionados con finalidades militares. A partir de la década
de 1950 empiezan a emplearse en empresas y administraciones grandes
computadores, y en este caso la palabra grandes viene dada por su
tamaño más que por sus prestaciones, que si bien eran impresionantes
para la época son microscópicas si las comparamos con la capacidad de
cómputo y almacenamiento de cualquier computador actual (como ven, en
ingeniería preferimos el término computador, de origen anglosajón,
sobre el afrancesado ordenador).
En la década
de 1960 los computadores continuaron creciendo en velocidad y
capacidades y reduciéndose en tamaño, y además de para el procesamiento
de información de las organizaciones se empleaban para complejos
cálculos de ciencia e ingeniería como los que contribuyeron a la
llegada del hombre a la luna. En este proceso de desarrollo y
“miniaturización” fue un hito el Apollo Guidance Computer (AGC) que
llevaban las cápsulas Apolo, un equipo mil veces más lento y con cien
mil veces menos memoria que un smartphone actual.
En la década
de 1970 aparecen los primeros computadores personales, máquinas
orientadas al uso individual a diferencia de los computadores
mainframe, en los cuales un procesador potente es compartido por muchos
usuarios. Máquinas como la Apple II, la TRS-80 o la Commodore PET
empiezan a estar al alcance doméstico, sobre todo en Estados Unidos, si
bien a unos precios considerables. Al mismo tiempo se fueron
introduciendo en los hogares las máquinas recreativas precursoras de
las consolas, como el famoso Pong. Yo tuve la suerte de tener una, en
las que echábamos formidables partidas de una especie de tenis, y no
precisamente con gráficos en tres dimensiones.
En los 1980, a medida que los precios de los componentes continuaron
bajando, aparecieron más máquinas relativamente asequibles que
vendieron millones de unidades en el mundo: Atari, Texas, Commodore, ZX
Spectrum y los a la larga triunfantes Apple e IBM PC, este último
lanzado en 1981. Tal fue el impacto de todo ello que la revista TIME,
que cada año nombraba “la persona del año”, editó su portada del 3 de
enero de 1983 con el Computador como “la máquina del año”.
Los
desarrollos electrónicos digitales permitieron, sobre todo a partir de
la década de 1980, el desarrollo de las videoconsolas, sistemas
electrónicos diseñados para ejecutar juegos, si bien con el tiempo han
ido incorporando otras muchas funcionalidades recreativas. Primero
Atari y más tarde Nintendo y Sega, y luego las divisiones de
videojuegos de Sony y de Microsoft fueron sacando videoconsolas cada
vez más impresionantes. Desde entonces el sector de los videojuegos,
comprendiendo tanto el desarrollo de equipos como la creación de juegos
para consolas y computadores, se ha establecido como una importante
industria en cuanto a ventas y en cuanto a puestos de trabajo.
La irrupción
de los computadores y de las videoconsolas en nuestras casas, que en
España se produjo a partir de la década de los ochenta, nos trae a
muchos gratos recuerdos. Las cosas que podíamos hacer con esas máquinas
hoy arcaicas y la cantidad de horas de diversión que nos proporcionaron
genera incluso afición por las mismas. Además, especialmente si no la
han visto, les recomiendo la película “Juegos de Guerra”, una
entretenida película dirigida por John Badham y estrenada en 1983,
donde un jovencísimo Matthew Broderick interpreta a un brillante
adolescente interesado por la informática y aficionado a los
videojuegos en una película innovadora porque era la primera vez que
una película hablaba de ordenadores, introducía temas como la
ingeniería social, los problemas de seguridad informática y las redes,
y las ponía al alcance de quien tuviera un computador personal,
curiosidad y talento.
La
retroinformática es una actividad que se puede definir como el uso de
computadores personales y consolas de videojuegos que actualmente no se
fabriquen. Vintagenarios es una asociación de usuarios de
retroinformática que se dedica al intercambio de información para
ayudar a que las personas con este tipo de aparatos mantengan sus
equipos operativos y los conserven vivos en la memoria de la sociedad
actual.
Por ello, para
reunirse y para mostrarse al mundo, la asociación Vintagenarios con la colaboración
de Asupiva
y de la Escola
Tècnica Superior d’Enginyeria ETSE-UV de la Universitat de València
organiza el sábado 23 el encuentro Retrogame13
en las instalaciones de
la ETSE-UV en el Campus de Burjassot. En el mismo, retroinformáticos de
diversos puntos de España que traerán sus tesoros informáticos, y el
público en general que tenga interés, podrán visitar una gran
exposición “estática” de equipos, pasar por otra de computadores y
consolas utilizables por los asistentes, participar en un taller de
reparaciones o asistir a charlas sobre historia de los computadores de
8 bits, historia de las consolas y curiosidades de los videojuegos. El
evento se completará el lunes 25 con actividades dirigidas a los
estudiantes de la Escuela de Ingeniería para que conozcan y toquen “en
vivo y en directo” parte de la historia de su disciplina.
Desde aquí les
invito a venir y conocer estos “dinosaurios informáticos” y al tiempo a
valorar el formidable progreso de las tecnologías de la información que
ha marcado el final del siglo XX y el principio del XXI así como el
trabajo de todas las personas que participaron en el mismo, tanto
desarrolladores como usuarios.
