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Xuanzang por fin regresó a Chang’an,
donde le esperaban miles de vecinos para
darle la bienvenida y fue recibido por
el emperador Taizong. Su ausencia de
18 años supuso toda una peregrinación
dura, persistente y devota.
A requerimientos del emperador,
Xuanzang redactó, con la ayuda de sus
discípulos, una novela de cien mil pa-
labras titulada
Viaje al Oeste en la Gran
Dinastía Tang
, donde describe todo lo
visto en su viaje. Tras volver a China se
dedicó plenamente a la traducción de los
textos budistas, entre los cuales destacó
la colección de 600 ejemplares llamada
Mahaprajnaparamita Sutra
(
Gran Sutra
de la Sabiduría
Perfecta
), que se
extendió también
por Japón, Corea
y otras zonas del
Asia Sudoriental.
Para proteger
y ofrendar las es-
tatuas y los sutras
que trajo de la
India, Xuanzang
ayudó en el dise-
ño y la construc-
ción de la famosa
Gran Pagoda del Ganso Salvaje de Xi’an,
un proyecto que se tardó dos años en
llevarse a cabo. La misma pagoda alberga
ahora además el cráneo del maestro cual
reliquia sagrada.
En realidad, más de doscientos años
antes existió otro monje budista llamado
Faxian (334-420) quien durante la dinas-
tía Jin Oriental (317-420) ya peregrinó
por primera vez hasta la India y trajo las
obras budistas. El hecho de que Faxian
no sea tan conocido como Xuanzang se
debe por un lado al esplendor de la di-
nastía Tang y por otro a la novela
Viaje al
Oeste
(
西游记
) escrita por Wu Cheng’en
durante la dinastía Ming (1368-1644).
En 1861, el arqueólogo e ingeniero bri-
tánico, Alexander Cunningham (1814-
1893), descubrió unas ruinas budistas
ubicadas a 90 kilómetros del sureste de
la ciudad india de Patna y las relacionó
con el monasterio de Nalanda gracias a la
publicación en Europa en 1863 del libro
de Xuanzang. Muchos hallazgos arqueo-
lógicos en las últimas décadas han tenido
que ver también con las descripciones o
registros de esa novela.
En marzo de 1907, el explorador y
arqueólogo británico-húngaro, Sir Marc
Aurel Stein (1862-1943), llegó a la ciu-
dad de Dunhuang (provincia de Gansu),
una de las paradas principales en la Ruta
de la Seda. Con una simple frase: “Soy
seguidor del monje Xuanzang”, se ganó
la confianza de Wang Yuanlu (1849-
1931), un taoísta encargado de cuidar las
cuevas de Mogao (
莫高窟
) –conjunto de
492 templos con más de mil budas de-
claradas Patrimonio de la Humanidad–,
quien le ayudó a sacar y a quedarse con
numerosas antigüedades y objetos valio-
sos del interior de las grutas.
A finales del siglo XX, Richard Berns-
tein, crítico literario del diario
New York
Times
, realizó en solitario la misma ruta
que el monje Xuanzang y a su regreso
publicó un libro titulado
Ultimate Jo-
urney: Retracing the path of an ancient
buddhist monk who crossed Asia in search
of enlightenment
, que produjo un efecto
sensacional en el mundo occidental.
En 2006 se celebró el año de la amis-
tad entre el pueblo chino y el indio, y la
Televisión Central China (CCTV) orga-
nizó una actividad cultural denominada
La ruta de Xuanzang
. Se trató de un via-
je, realizado por diversos chinos famosos
del mundo de la cultura, que partió de la
Gran Pagoda de Ganso Salvaje de Xi’an
y terminó en Nueva Delhi tras recorrer
12.580 kilómetros durante cuarenta días
y ser recibidos por Hu Jintao de visita
oficial en la capital india. En ese mo-
mento el presidente chino manifestó: “El
intercambio cultural entre los pueblos
chino e indio ha superado los contactos
políticos y económicos debido a su im-
portancia y significado”. Poco tiempo
después, también se estrenó la película
El
Maestro Xuanzang
.
El pabellón conmemorativo de Xuan-
zang fue inaugurado el 12 de febrero de
2007 en el monasterio de Nalanda en
Bihar, mientras que en el templo Xijiaosi
de Xi’an se levantó otro templete el 28
de mayo de 2008 para ubicar la tumba
de Xuanzang. Es-
tas construcciones
se debieron a un
acuerdo alcanzado
en 1956 por Zhou
Enlai (1898-1976),
p r ime r mi n i s t ro
chino, y Jawaharlal
Nehru (1889-1964),
su homólogo indio,
aunque su finaliza-
ción se retrasó varias
décadas.
Antes de la di-
nastía Tang, la India en chino se llamaba
Tiānzhú
(
天竺
), hasta que Xuanzang lo
corrigió según su nombre original en
sanscrito. De hecho, esa denominación –
Yìndù
o
印度
– sigue vigente hoy en día.
No obstante el budismo, por diversos
motivos, casi ha desaparecido en ese país,
lo que hace que la mayoría de los textos
budistas se conserven en chino gracias a
las traducciones de Xuanzang.
A partir de la dinastía Han (206 a.C-
220 d.C.), el budismo siempre ha sido
la cultura extranjera más importante en
China y fuente cultural que afecta la vida
de los chinos, junto con el confucianis-
mo y el taoísmo durante miles de años.
Los intelectuales indios afirmaron
en una ocasión que los conquistadores
“acarrean sufrimientos, mientras que los
embajadores de cultura se encargan de
difundir la paz”, tal y como hizo Xuan-
zang en su día.
CULTURA
600 多卷《大般若波罗蜜多经》(《般若经》)中的一卷。
Uno de los 600 ejemplares en sánscrito de la
Mahaprajnaparamita Sutra (Gran Sutra de la Sabiduría Perfecta).
Instituto Confucio
VOLUMEN 11 | Nº2 MARZO 2012