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EL FIN DEL ARRIANISMO
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Desde la muerte de Justiniano el Imperio Romano había perdido algunas posiciones. Los lombardos dominaban la mayor parte de la península italiana y amenazaban el resto, mientras que el rey visigodo Leovigildo había reducido considerablemente las posesiones en Hispania. Leovigildo era un rey fuerte, que reprimió con mano dura cualquier intento de conspiración. Además asoció a la corona a sus hijos Recaredo y Hermenegildo, lo que en particular los convertía en herederos legítimos y privaba a la nobleza de su tradicional derecho de elegir el nuevo rey. Los nobles se indignaron, pero el rey supo contenerlos. Leovigildo abolió la ley que prohibía a los visigodos casarse con la población hispanorromana. También publicó un código de leyes que no se conserva, pero parece ser que apuntaba a la eliminación del doble sistema legal, por el que los visigodos y los hispanorromanos se regían por códigos diferentes.

En 576 Tiberio pudo firmar una paz razonablemente ventajosa con Cosroes I, lo que le permitió volcarse en Italia. Básicamente se dedicó a sobornar y conceder títulos a los lombardos más poderosos, y luego firmó también tratados con los francos para que intervinieran en Italia. Los francos seguían con sus riñas familiares. En 577 Fredegunda logró asesinar a su hijastro Meroveo, al que se la tenía jurada desde que ayudó a su enemiga Brunilda.

Mientras tanto los sajones llegaron al canal de Bristol, con lo que los britanos quedaron divididos en dos regiones inconexas. A la península situada al norte la llamaron Wealhas (tierra de extranjeros), que es la actual Gales. La península situada al sur fue llamada Cornwealhas (tierra de los extranjeros del promontorio), la actual Cornualles. Estas denominaciones alternaron durante mucho tiempo con las de Gales del Norte y Gales del Sur. Los britanos resistieron tenazmente en Gales, y menos eficientemente en Cornualles, hasta el punto de que su lengua celta todavía se sigue hablando hoy en día en Gales. La lengua de Cornualles, el cárnico, se extinguió hacia 1800. En esta época se supone que vivió un tal san David, del que no se sabe gran cosa, pero que se supone que revitalizó el cristianismo entre los galeses y aún hoy es considerado el santo patrón de Gales.

En el norte de China, el reino Zhou conquistó al reino Qi, con lo que se convirtió en una gran potencia militar, muy influido por las costumbres turcas.

En 578 murió el emperador Justino II y Tiberio se convirtió en Tiberio II (ya había habido, en efecto, un emperador romano llamado Tiberio, el que fue sucesor de Augusto).

Leovigildo tuvo que hacer frente a la mayor rebelión que había surgido hasta entonces, que afectó a toda la costa noreste. En 579 su hijo Hermenegildo se casó con Ingunda, hija del recientemente fallecido Sigeberto I de Austrasia. Ella era católica y él arriano, pero antes de que acabara el año Hermenegildo se bautizó según el rito católico y tomó el nombre de Juan. Pronto se alió contra su padre con todas las fuerzas católicas presentes en Hispania: los suevos y los romanos. Ese mismo año fue nombrado arzobispo de Sevilla Leandro, que ejerció gran influencia sobre Hermenegildo y viajó a Constantinopla para solicitar ayuda contra los arrianos.

Ese mismo año murió Cosroes I, y fue sucedido por su hijo Ormuzd IV. Mientras los lombardos sitiaban Roma murió el papa Benedicto I y fue elegido en su lugar Pelagio II. En 580 trató de suscitar una alianza entre el Imperio y los francos para proteger a Roma de los lombardos arrianos.

Leovigildo trató de contrarrestar el catolicismo convocando un sínodo en Toledo que dictó medidas para facilitar las conversiones al arrianismo. Entre ellas se decretó que los católicos que se convirtieran no necesitaban volverse a bautizar. Parece ser que logró bastantes conversiones entre la población católica. En 581 se rebelaron los vascos, pero Leovigildo pudo someterlos. Como conmemoración de su victoria fundó la ciudad de Victoriaco, la actual Vitoria.

En China, el general Yang Jian, que se había emparentado por matrimonio con la familia real Zhou, consiguió que el rey Zhou, menor de edad, le cediera el trono. Fundó así la dinastía que llamó Sui. En principio fue un golpe de Estado no violento, pero lo cierto es que Yang Jian tuvo que enfrentarse inmediatamente a una rebelión encabezada por el general Gao Jiong, y sólo después de derrotar a sus tropas pudo Yang Jian consolidar su posición. A partir de ese momento su principal objetivo fue conquistar el sur de China y unificar así el país.

Ormuzd IV declaró la guerra nuevamente a los romanos. Su principal general era Bahram Subin, que había resultado victorioso contra los turcos unos años antes. Por su parte, Tiberio II contaba con Mauricio, que derrotó a Bahram Subin en Constantina. A raíz de ello, Bahram Subin fue humillantemente destituido, mientras que en 582 Tiberio II (que se sentía moribundo) hizo que Mauricio se casara con su hija Constantina y lo nombró heredero. Ese mismo año murió y Mauricio se convirtió en el nuevo emperador.

El Imperio Turco se dividió en dos confederaciones, la de los Turcos Orientales, que se extendía al norte de China, y la de los Turcos Occidentales, que llegaba hasta Sogdiana.

Hermenegildo (o Juan) se rebeló definitivamente contra su padre con el apoyo de sus aliados, principalmente los suevos. Leovigildo tuvo que reclutar un gran ejército con el que tomó Mérida y Badajoz. Después de asegurarse la neutralidad de los romanos atacó Sevilla. En el transcurso de la campaña, el rey suevo Miro enfermó y en 583 sus ejércitos se retiraron. Murió poco después y fue sucedido por su hijo Eborico. El nuevo rey tuvo que someterse a Leovigildo, lo que provocó una rebelión encabezada por Andeca, que le obligó a abdicar y recluirse en un monasterio.

En China, Yang Jiang preparaba lentamente la conquista del sur. Construyó cuatro silos para asegurar el abastecimiento de la capital, Chang'an, y en 584 estableció las primeras conexiones por barco con el sur. Firmó acuerdos con los turcos para garantizar la paz en el norte.

Chilperico I tuvo un hijo con Fredegunda. Los otros dos hijos que le quedaban al rey no tardaron en morir, y el mismo Chilperico I murió cuatro meses después en una cacería, en circunstancias misteriosas. El recién nacido se convirtió en Clotario II, rey de Neustria, bajo la tutela de su madre y de su tío Gontrán de Borgoña. Gontrán había puesto en duda que Clotario II fuera realmente hijo de Chilperico I, pero Fredegunda mató al obispo de Ruan e hizo que otros obispos juraran que el hijo era legítimo. Chilperico I tenía una hija llamada Berta, que ese mismo año se casó con el rey Ethelberto de Kent. Ethelberto era pagano, pero permitió que Berta conservara su religión y que llevara sacerdotes al país.

Leovigildo logró finalmente tomar Sevilla. Hermenegildo se refugió en Córdoba, pero Leovigildo la tomó también. Entonces Hermenegildo se refugió en una iglesia y logró negociar su perdón. Fue desterrado a Valencia. Leandro, el arzobispo de Sevilla, también fue desterrado.

Los lombardos se reorganizaron de nuevo bajo el rey Autario. Sin embargo, Mauricio, con la ayuda del papa Pelagio II y con el apoyo de los francos, logró contenerlos y asegurar el dominio de una pequeña parte del territorio italiano. Así se formó el Exarcado de Ravena. Exarcado significa en griego algo así como "provincia exterior". En 585 el exarca Esmaragdo logró un tratado de paz con los lombardos por el que se fijaron unas fronteras. El exarcado era una franja que unía Ravena con Roma alrededor de la vía Flaminia. Contenía además Venecia, Génova y Nápoles.

Ese mismo año murió san Hermenegildo a manos de un enviado de su padre, llamado Sisberto, porque se negó a recibir la comunión de un obispo arriano. Luego Leovigildo tomó el derrocamiento de Eborico como excusa para hacer la guerra a los suevos. Derrotó al rey Andeca cerca de Oporto y lo encerró en un monasterio. A partir de ese momento el reino suevo quedó incorporado al reino visigodo. En 586 murió Leovigildo y, de acuerdo con lo que había establecido, le sucedió su hijo Recaredo. Se cuenta que el mismo día de su coronación, apenas el obispo le hubo ceñido la corona, se levantó y señalando a un grupo de nobles dijo "Adiós, Sisberto", y el asesino de su hermano fue ejecutado allí mismo.

El rey Elli de Deira extendió sus dominios hacia el interior. Envió colonos que se asentaron en el territorio que pasó a denominarse Mercia.

En 587 Recaredo se convirtió al catolicismo, lo cual satisfizo a la mayoría de la población y le permitió apoyarse en la Iglesia para contrarrestar el poder de la aristocracia arriana. No tardó en estallar una revuelta en el noreste de la península, dirigida por el obispo Ataloco y por los condes Granista y Vildigerno. La revuelta contó con el apoyo del franco Gontrán, que era católico, pero que vio la oportunidad de sacar partido de los disturbios y pudo tomar como excusa el vengar la muerte de Hermenegildo. La revuelta fue sofocada sin dificultad ese mismo año.

Fredegunda había enviado asesinos contra Gontrán, pero éste pudo evitarlos. Luego firmó con Childeberto II el tratado de Andelot, por el cual lo nombraba su heredero. (En realidad establecía que el que sobreviviera al otro heredaría su reino, porque con los tiempos que corrían, no podía predecirse quién moriría antes, a pesar de que Gontrán tenía unos cuarenta y dos años y Childeberto II apenas diecisiete.)

El emperador Mauricio sofocó una rebelión de los bereberes en África.

En Japón el clan Soga, partidario de la cultura china, se impuso definitivamente al clan Mononobe, lo que aceleró el desarrollo cultural del Imperio Japonés.

En 588 Recaredo tuvo que hacer frente a una nueva revuelta arriana, ahora en el Oeste, urdida por el obispo Sunna y los condes Segga y Viterico. Como la anterior, también fue sofocada antes de que acabara el año, pero en 589 surgió una tercera apoyada por el obispo Uldida y Golsvinta, la viuda de Leovigildo. Nuevamente, la conjuración fue sofocada y además Recaredo logró una victoria frente a Gontrán. Ese mismo año convocó el Tercer Concilio de Toledo, presidido por Leandro, donde abjuró públicamente del arrianismo junto con varios nobles y dignatarios eclesiásticos, y anunció que devolvería a la Iglesia parte de los bienes que le habían sido confiscados durante el periodo arriano. En los años siguientes Recaredo se aseguró de que el catolicismo quedaba firmemente consolidado entre los visigodos.

Los dos primeros concilios de Toledo se habían celebrado medio clandestinamente y carecieron de toda relevancia, pero, a partir del tercero, los concilios de Toledo se convirtieron en importantes asambleas en las que se tomaron decisiones tanto políticas como religiosas. En ellos participaban tanto obispos como nobles, los cuales se retiraban una vez tratados los asuntos civiles.

Desde que Clodoveo se convirtiera al catolicismo, la Iglesia católica había ido ganando paulatinamente en influencia, tanto política como económica. En efecto, muchos propietarios habían donado sus pertenencias a la Iglesia para evitar que pasaran a la aristocracia franca, visigoda u ostrogoda. El caso era que la Iglesia terminó siendo propietaria de numerosos terrenos, ganados, casas, etc. La administración se llevó a cabo a través de las parroquias, que a su vez dependían de los obispos. El trabajo necesario para hacer productivos los bienes de las parroquias era realizado por esclavos. Una parroquia con menos de diez esclavos se consideraba pobre. En toda Europa era costumbre que la renta de una parroquia se dividiera en cuatro partes: una para el obispo, otra para el clero local, otra para la conservación de la parroquia y la cuarta para los pobres. En algunas parroquias, esta última parte se consideraba superflua y se suprimía.

Con la conversión de Recaredo, la única potencia arriana que quedaba eran los lombardos. Eran más bien salvajes e intolerantes con los católicos, pero su inconveniente principal residía en su escaso número, que les impedía abarcar más territorio del que ya ocupaban. El exarca Smaragdo fue sustituido en Ravena por Román, que continuó manteniendo a raya con éxito a los lombardos. El papa Pelagio II pudo dedicarse enteramente a las cuestiones eclesiásticas. Trató de resolver el cisma de Aquilea, que se había iniciado con la cuestión de los tres capítulos, pero fracasó igual que sus antecesores.

Este mismo año Yang Jian logró convertirse en emperador de toda China, unificada nuevamente bajo la dinastía Sui. Tras su muerte, el nuevo emperador fue divinizado con el nombre de Sui Wendi. El emperador continuó con una campaña de obras públicas iniciadas años antes para facilitar las comunicaciones entre el norte y el sur. Se construyeron tanto vías fluviales como carreteras imperiales. Los trabajadores eran reclutados a la fuerza entre la población.

El rey persa Ormuzd IV había tratado de seguir los pasos de su padre en cuanto a tolerancia con los cristianos. Sin embargo, los sacerdotes mazdeístas consideraron que el hijo era más débil que su padre y se atrevieron a conjurar contra él. Pronto se ganaron para su causa al general Bahram Subin, que había sido depuesto años antes por su derrota frente a los romanos y estaba ansioso de vengarse. Finalmente organizó el asesinato del rey, al parecer con el consentimiento de su hijo, que pasó a ser el nuevo rey persa, con el nombre de Cosroes II. Sin embargo, en 590 Bahram Subin decidió que él mismo podía ser rey de Persia, y Cosroes II tuvo que huir a la corte de Constantinopla.

El emperador Mauricio tenía cada vez más problemas con los ávaros, así que pensó que una forma de garantizar la paz con Persia sería ayudar a Cosroes II a recuperar su trono. No debía de ser una empresa difícil, pues el pueblo persa no estaba contento con un rey que no era sasánida. La parte arriesgada era confiar en la futura gratitud de Cosroes II.

La iglesia celta de Irlanda había hecho grandes progresos. Sus monjes llegaron a aprender griego y durante varios siglos fueron los únicos occidentales que conocieron esta lengua. En los monasterios irlandeses se copiaron numerosos libros antiguos. Un monje irlandés llamado Columbano decidió pasar al territorio de los francos, donde creó numerosos monasterios y difundió el cristianismo celta por el continente. No tardaría en entrar en conflicto con los benedictinos.

Ese mismo año murió el papa Pelagio II, y la situación en Roma era trágica: el Tíber se desbordaba y había una epidemia de peste. El clero romano, en completo acuerdo con el pueblo, decidió elegir papa a la única persona de la que no cabía duda que contaría con el beneplácito divino: el monje benedictino Gregorio. Parece ser que Gregorio no quiso aceptar el cargo, y que llegó a enviar un mensajero a Constantinopla pidiendo al emperador que no ratificase su elección, pero el mensajero fue interceptado y, tras muchas presiones, Gregorio tuvo que ceder y aceptar la dignidad papal. Así se convirtió en Gregorio I. Fue el primer papa enérgico desde los tiempos de Gelasio I. Bajo su pontificado los monjes benedictinos aumentaron su poder frente a los obispos. Gregorio I no fue un gran teólogo, pero sus muchos escritos tuvieron mucha influencia sobre la doctrina de los siglos siguientes. Tratan sobre ángeles y demonios, sobre el purgatorio, sobre la penitencia, milagros, reliquias, etc. Llevó a cabo ciertas regulaciones sobre el canto en los monasterios. Es el Gregorio al que alude el término "canto gregoriano", pero se trata de un error. El tipo de canto en tiempos de Gregorio I es el llamado "romano antiguo", que cayó en desuso en el siglo XIV, mientras que el canto gregoriano surgió aproximadamente un siglo después del pontificado de Gregorio I.

Gregorio I reorganizó la administración de la Iglesia, y así pudo sacar partido al hecho de que en realidad la Iglesia era la mayor potencia económica de Italia. Pudo reclutar un ejército con el que hacer frente a los lombardos, descuidados por el emperador. También pudo repartir alimento entre la población romana, con lo que se convirtió en el auténtico gobernador de Roma, aunque reconocía formalmente la autoridad del exarca.

Ese mismo año había muerto Autario y su viuda, Teodelinda, conservó el poder, pero los barones lombardos la instaron a casarse de nuevo. Eligió como esposo a Agilulfo, que se convirtió así en el nuevo rey. Gregorio I no usó su ejército para combatir contra él, sino que lo empleó únicamente como arma de presión, que, combinada con unos donativos adecuados, logró ganarse la confianza del lombardo. Además, Teodelinda era católica, y el papa logró que el heredero al trono fuera bautizado como católico. Finalmente, el propio Agilulfo cedió y se convirtió también. De todos modos, Gregorio I estableció al mismo tiempo contactos con el rey franco Childeberto II, por si acaso.

El Khan turco recibió como esposas a varias princesas chinas.

En 591 Cosroes II, con la ayuda de los romanos, estaba de nuevo en su trono. Bahram Subin tuvo que huir a territorio turco, pero los turcos recordaron las derrotas que habían sufrido ante él años atrás y lo mataron. La estrategia de Mauricio funcionó correctamente, pues Cosroes II mantuvo en todo momento la paz con el Imperio Romano y le cedió algunos territorios. Mauricio tuvo que volver precipitadamente de Persia, pues los ávaros se presentaron ante las murallas de Constantinopla. Por primera vez desde hacía casi dos siglos, un emperador romano dirigía personalmente los ejércitos, pero pronto los dejó en manos de su general Prisco.

En 592 Gregorio I pudo firmar un tratado de paz con los lombardos en contra de los planes del emperador Mauricio.

En 593 murió el rey Gontrán de Borgoña, y rápidamente Childeberto II de Austrasia ocupó el reino para hacer valer el acuerdo que lo convertía en legítimo heredero. Ahora sólo quedaban dos reyes francos: Clotario II (de nueve años) y Childeberto II (de veintitrés), pero las gobernantes reales eran sus madres respectivas: Fredegunda y Brunilda, que se odiaban a muerte.

También murió el rey Elli de Deira. A la sazón el rey de Bernicia era Ethelfrith, quien rápidamente invadió Deira y unió ambos reinos en lo que pasó a llamarse reino de Northumbria (el reino al norte del río Humber), con capital en York. Pero Elli tenía un hijo llamado Eduino, que salvó su vida huyendo al reino de Anglia Oriental, donde reinaba Redvaldo. Eduino presionó a Redvaldo para que le ayudara a recuperar el reino de su padre, mientras que Ethelfrith le presionaba con sobornos y amenazas para que le entregara a Eduino. La situación permaneció estacionaria gracias a la gran influencia del rey Ethelberto de Kent.

En 595 el general Prisco había obligado a los ávaros a retirarse más allá del Danubio.

En 596 murió Childeberto II (las malas lenguas dicen que envenenado por Fredegunda) y el reino fue repartido entre sus dos hijos: Teodeberto II (de nueve años) heredó Austrasia y Thierry II (de ocho años) heredó Borgoña. Ambos estaban bajo la tutela de su abuela Brunilda. Fredegunda instó a su hijo Clotario II a declarar la guerra a los dos hermanos, que sufrieron una derrota en Laffaux, pero la guerra continuó. En 597 murió Fredegunda, pero Clotario II continuó implacablemente la guerra. El rey apenas tenía trece años. Era evidente que una mujer (aunque tuviera el vehemente carácter de Fredegunda) no podía gobernar abiertamente a los rudos francos, así que ésta había gobernado a través de hombres de confianza a los que ella había situado en altos cargos para tener su lealtad. Ahora el hombre más poderoso de la corte pasó a ser Landy, el Mayordomo de Palacio. En principio las funciones del Mayordomo de Palacio consistían simplemente en dirigir el Palacio Real, pero Fredegunda lo había convertido en una especie de primer ministro.

Se cuenta que un día el papa Gregorio I pasó frente a un puesto en el que estaban expuestos para su venta un grupo de jóvenes esclavos anglos. Eran hermosos, con largos cabellos rubios. Gregorio I se interesó por ellos, y preguntó de dónde procedían. "Son anglos", le respondieron, a lo que él replicó, "Non Angli, sed angeli" (no son anglos, sino ángeles). Sea cierta o no esta anécdota, lo que sí es cierto es que Gregorio I se interesó por la evangelización de lo que él llamó Angla terra (la tierra de los anglos), y desde entonces la antigua Britania fue conocida en Europa como Inglaterra. El papa envió como misionero a Inglaterra a un monje llamado Agustín, que desembarcó en Kent con un grupo de cuarenta monjes. Llevaba una carta de Gregorio I para Ethelberto, al que trataba como "rey de los anglos" (si bien él era juto y no reinaba sobre los anglos, aunque es cierto que tenía gran influencia sobre ellos). Ethelberto recibió a los enviados cortésmente, pero con cautela. Sólo les permitió predicar al aire libre, con la esperanza de que así la magia cristiana se diluiría. Luego, como no parecía que los cristianos trajeran malos efectos, les permitió usar la iglesia construida para su esposa cristiana y sus sacerdotes. Poco a poco, Agustín fue haciendo progresos frente al paganismo.

En 599 Teodeberto II y Thierry II derrotaron a Clotario II en Dormelles.

Mientras tanto Gregorio I había hecho grandes progresos con los lombardos. Hacia 600 la mayoría de los lombardos eran católicos y habían aceptado la lengua y las leyes de sus súbditos. A partir de este momento el arrianismo dejó de tener influencia alguna y no tardó en desaparecer por completo. Más aún, Gregorio logró persuadir a los lombardos de que los obispos eran tan independientes del poder secular como el propio papa, y así las ciudades más importantes fueron gobernadas por sus obispos, de modo que los lombardos sólo dominaron realmente los territorios rurales. Ante tanta muestra de poder, el cisma de Aquilea terminó definitivamente, y la autoridad papal en Italia no tuvo ya oposición alguna.

Los turcos atacaron china y se aproximaron a la capital, aunque no pudieron tomarla.

También Teotihuacán sufrió diversas invasiones de pueblos chichimecas (este término es equiparable al de bárbaro). La ciudad fue incendiada y abandonada. Su población se refugió en otras ciudades vecinas. En la ciudad totonaca de El Tajín se construyó la pirámide de los nichos, constituida por siete plataformas escalonadas.

En el sur de la India murió el rey Simbhavisnú y fue sucedido por su hijo Mahendravarman I. Sometió a los Pandya y a los Chalukya y extendió las fronteras de su reino. También fue dramaturgo y poeta. Se conserva su pieza teatral Mattavilasa-prahasana (El juego del borracho) en la que se burla de los budistas y de los devotos de Siva.

El apogeo de Justiniano
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