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En 1825 las conmociones que
había provocado en Europa la revolución francesa y
el subsiguiente imperio napoleónico estaban totalmente
sofocadas. La principal huella que dejaron sobre el mapa fue la
desaparición del Sacro Imperio Romano Germánico y
una simplificación política de Alemania, así
como la reunificación de los Países Bajos en un
reino independiente. Por lo demás, la dinastía
borbónica había sido restaurada en Francia, ahora en
la persona del rey Carlos X, que se esforzaba por consolidar el
absolutismo y borrar cualquier resto de la revolución. Ese
mismo año se aprobó una ley que favorecía la
formación de comunidades religiosas y que condenaba el
sacrilegio con la pena de muerte. Otra ley establecía
cuantiosas indemnizaciones para los franceses que habían
tenido que emigrar durante la revolución y para aquellos a
los que la república les había confiscado sus
bienes.
Las grandes potencias: Austria, Prusia, Rusia, Gran
Bretaña y Francia, se habían erigido en directoras
de la política europea. El ideólogo de esta alianza
era el príncipe von Metternich, hombre de confianza del
emperador Francisco I de Austria, cuya máxima
aspiración era preservar el orden establecido contra
cualquier clase de oposición. Para su desgracia, el
número y la naturaleza de "opositores" se multiplicaba
año a año. Por una parte estaban los sectores
nacionalistas que se oponían a las dominaciones
extranjeras, como era el caso de Bohemia y Hungría, bajo
dominio austriaco, Polonia y Finlandia, bajo dominio ruso, Grecia
y los principados balcánicos, bajo dominio otomano, etc.
Los nacionalistas italianos iban más allá de
oponerse al dominio austriaco sobre la Toscana y aspiraban a dotar
a Italia de unidad política. Igualmente había
nacionalistas alemanes que deseaban una Alemania unida, y
vacilaban ante Prusia, a la que consideraban capaz de llevar a
cabo la unificación, pero de cuyo autoritarismo recelaban
al mismo tiempo. En los Países Bajos también
había fuerzas nacionalistas latentes, ya que la convivencia
del sur católico y de lengua francesa con el norte
protestante y de lengua neerlandesa era muy precaria.
Por otro lado estaban los sectores liberales, deseosos de
regímenes constitucionales que limitaran la autoridad
gubernamental y reconocieran los derechos fundamentales de los
individuos. El liberalismo era influyente en Francia y muchos
otros países europeos. En España había sido
derrotado recientemente y en Portugal todavía contaba con
el amparo del rey Juan VI.
Por último, en los países más desarrollados,
fundamentalmente Gran Bretaña y Francia, había un
tercer grupo de descontentos con los regímenes
establecidos. Eran pensadores socialistas,
que denunciaban los estragos que la revolución industrial
estaba produciendo entre las clases más humildes y
diseñaban modelos alternativos de sociedades ideales que
difícilmente podrían llevarse a la práctica
y, aun si se diera el caso, serían dudosamente sostenibles.
Entre sus primeros representantes se encuentra el británico
Robert Owen, que
había pasado la primera década del siglo dirigiendo
una manufactura de algodón según criterios que
procuraban más el bienestar de los trabajadores que la
búsqueda de los máximos beneficios posibles.
Después pasó a imaginar comunidades de trabajadores
que, según él, debían constar de unas doce
mil personas que vivirían en un mismo edificio de planta
cuadrada con cocinas y comedores comunes. Cada familia
tendría sus habitaciones privadas y cuidaría de sus
hijos hasta los tres años, edad a partir de la cual
debían ser entregados a la comunidad, aunque podrían
verlos durante las comidas y otros momentos establecidos para
ello. El pensamiento de Owen fue evolucionando desde sus primeras
obras, como Una nueva
visión de la sociedad, ensayos sobre la formación
del carácter humano, bastante conservadoras, hasta
las más recientes, como Una
explicación de la causa de la desolación que
impregna las partes civilizadas del mundo. Finalmente,
Owen decidió llevar a la práctica su utopía,
y para ello emigró a los Estados Unidos, donde
compró una propiedad llamada New Harmony en el Estado de Indiana a una
sociedad religiosa que había decidido trasladarse a
Pennsylvania.
Tres años atrás, un pensador francés llamado
Charles Fourier
había publicado su Tratado
de la asociación doméstica-agrícola,
en la que expone su propia utopía, basada en el concepto de
falansterio, un
género de comunidad rural integrada por unas mil o dos mil
personas sujetas a unas normas que determinaban con minucioso
detalle todos los aspectos relacionados con el trabajo y la
convivencia. Pero los principales socialistas franceses de la
época eran los discípulos del recientemente
fallecido Claude de Saint-Simon. Dos de ellos, Olinde Rodrigues y
Barthélemy Prosper Enfantin fundaron ese año el
periódico Le Producteur,
destinado a difundir la doctrina que pronto sería conocida
como "saintsimonismo".
Pero quienes más fama tenían de conspiradores,
cierta unas veces y falsa otras, eran los masones. El Papa
León XII condenó severamente la masonería en
su constitución Quo
graviora mala.
En su cruzada contra todo movimiento contra el orden establecido,
Metternich no dudó incluso en apoyar militarmente al
imperio Otomano (tradicional enemigo de Austria) contra la
revolución griega. La única gran potencia que
disentía oficialmente de sus planteamientos era Gran
Bretaña, cuya política exterior estaba en manos del
ministro George Canning. La desestabilización que
Napoleón había causado en España había
propiciado la insurrección de sus colonias americanas y,
aunque España no había reconocido su independencia,
lo cierto era que a la sazón sólo dominaba las islas
de Cuba y Puerto Rico, y Gran Bretaña había sabido
mover los hilos para que los jóvenes estados
latinoamericanos estuvieran todos endeudados con ella y dispuestos
a concederle toda suerte de privilegios comerciales. Tras muerte
del zar Alejandro I, Canning consideró que era el momento
de llevar a Rusia a posiciones más próximas a las
británicas sobre el tratamiento que convenía dar a
la rebelión griega, que, al igual que las rebeliones
americanas, también estaba siendo financiada y apoyada
extraoficialmente por Gran Bretaña. Por ello envió
inmediatamente al duque de Wellington a entrevistarse con el nuevo
zar Nicolás I.
Las ex colonias españolas demostraban día a día una ineptitud política poco menos que perfecta. Todo proyecto democrático era pervertido antes incluso de ver la luz, las elecciones se amañaban, gobernantes elegidos democráticamente se convertían en dictadores o eran depuestos por las armas, congresos y parlamentos eran coaccionados o disueltos por la fuerza, las constituciones se sucedían unas a otras, las disputas entre los políticos terminaban en enfrentamientos armados, intereses estrechos de miras se anteponían a los intereses nacionales entre discursos patrioteros, cada región recelaba de las vecinas y a duras penas soportaba una unidad política de una extensión media, ... Recordemos su historia como estados independientes:
Simón Bolívar había convocado para el
año próximo un congreso en Panamá, con la
intención de organizar todas las ex colonias
españolas en una única federación, pero
no hacía falta esperar el curso de los acontecimientos para
pronosticar un rotundo fracaso. Él mismo había
analizado con acierto en varias ocasiones la escasa —si no nula—
capacidad de las sociedades hispanoamericanas en su presente
estado para adoptar un sistema político democrático,
y mucho menos a gran escala.
Esta ineptitud política de las ex colonias
españolas hace brillar más si cabe la admirable
historia de las ex colonias británicas, es decir, los
Estados Unidos de América. Aunque entre los estadounidenses
existían desde un principio grandes diferencias
económicas, religiosas, culturales y hasta de orden
ético (el conflicto entre esclavistas y abolicionistas), la
moderación, la tolerancia y, en suma, la sabiduría
de que hicieron gala en todo momento les permitió formar un
gran Estado Federal en el que nadie se sentía en
desventaja. La labor de sus políticos fue admirable, en
tanto en cuanto, con independencia de la mayor o menor fortuna de
sus convicciones y de las decisiones que tomaron, mantuvieron sus
disputas estrictamente en el plano político sin cuestionar
en ningún momento la legalidad democrática
establecida, y si alguno intentó alguna vez lo contrario,
no consiguió sino su propia ruina y descrédito.
Actualmente estaban gobernados por su sexto presidente, John
Quincy Adams. Las elecciones presidenciales y al Congreso se
habían sucedido puntual y regularmente desde que se
aprobó la Constitución, y era inimaginable que un
presidente fuera obligado a dimitir por la fuerza, o que no se
respetaran sus decisiones, o que a un congresista electo se le
cuestionara su legitimidad, o cualquiera de los sucesos que
cotidianamente sucedían al sur de las fronteras
estadounidenses.
Recientemente, los Estados Unidos habían "redondeado" sus
fronteras presionando a España para que les cediera
Florida. Así dominaban toda la costa Este desde
Canadá hasta México, y el territorio ocupado se
extendía paulatina y sistemáticamente hacia el
oeste. Otro rasgo notable es que los nuevos territorios ocupados
no pasaban a convertirse en colonias supeditadas a una
metrópoli oriental, sino que eran admitidos en la
Unión como nuevos Estados con idénticos derechos a
los Estados fundadores tan pronto como estaban en condiciones de
hacerlo.
En los últimos años se había producido una
penetración hacia México. En efecto, el territorio
de Texas tenía una población muy escasa, y los
pobladores mexicanos sufrían con frecuencia los ataques de
tribus indias. El gobernador español de México no
disponía de medios para protegerlos, y consideró que
si el número de habitantes aumentaba, éstos
podrían defenderse por sí mismos, por lo que
inició una política de fomento de la
inmigración a Texas, tanto de mexicanos como de
extranjeros. Entre los interesados por esta política estuvo
un empresario estadounidense arruinado llamado Moses Austin, que cuatro
años atrás había obtenido una carta del
gobernador de México que le autorizaba a llevar trescientas
familias estadounidenses a Texas, en calidad de colonos. Austin
murió en Misuri poco después de recibir la
concesión, pero su hijo Stephen
Fuller Austin, que ahora tenía treinta y dos
años, decidió, no sin vacilaciones, llevar adelante
el proyecto de su padre. No lo tuvo fácil, pues fue
entonces cuando México se independizó y el joven
Austin tuvo que tratar con distintas administraciones sucesivas
que se contradecían mutuamente: Agustín de Iturbide
había dado su visto bueno, pero, tras su abdicación,
cuando las trescientas familias de colonos ya estaban en Texas, el
permiso le fue denegado. Sin embargo, cuando México
adoptó la estructura federal, el Estado de Texas
decidió autorizar su proyecto. Esto sucedió el
año anterior, y ahora "the
Old Three Hundred" ocupaban legalmente una porción
de Texas a cambio de un pago periódico al estado mexicano.
Austin tenía autoridad civil y militar sobre sus colonos.
Los Estados Unidos estaban avanzando rápidamente en
materia de tecnología. Un abogado e inventor de Nueva
Jersey llamado John Stevens,
después de haber diseñado varios barcos de vapor,
construyó la primera locomotora de vapor estadounidense,
que dedicó al transporte de pasajeros en su Estado. Stevens
colaboró en la redacción de la ley de patentes
estadounidense. El marqués de La Fayette estaba realizando
una gira por los Estados Unidos. Durante su estancia en Washington
posó para un cuadro encargado por la ciudad de Nueva York.
El pintor que recibió el encargo se llamaba Samuel Morse y tenía
entonces treinta y cuatro años. Mientras trabajaba en ello,
llegó un mensajero a caballo con una nota de su padre que
decía: Tu querida esposa
está convaleciente. Morse dejó el cuadro
sin terminar y marchó inmediatamente a su casa en New Haven
(Connecticut), pero cuando llegó su esposa ya había
sido enterrada. Obsesionado por la idea de que si el mensaje le
hubiera llegado dos días antes hubiera podido despedirse de
su esposa, empezó a interesarse por la posibilidad de
encontrar una forma de enviar rápidamente mensajes a larga
distancia.
Gran Bretaña
y los Países Bajos seguían rivalizando (y
también Francia, aunque en menor medida) por extender su
influencia en el Lejano Oriente. Gran Bretaña estaba
consolidando su presencia en Australia desde Nueva Gales del Sur,
que ese año extendió sus fronteras hacia el oeste,
hasta el meridiano 129º. Además, Tasmania se
convirtió en una colonia independiente de Nueva Gales del
Sur con el nombre de Tierra de
van Diemens. Los neerlandeses tuvieron problemas en Java.
Diponegoro,
príncipe de Yogyakarta,
inició una guerra sangrienta contra el dominio
neerlandés basada en emboscadas y ataques por sorpresa.
Por otra parte, los británicos se interesaron en la
región del mundo menos explorada a la sazón: el
interior de África. Mientras sus costas estaban bien
cartografiadas, de su interior se sabía muy poco. Las
primeras exploraciones se concentraron en determinar el curso y el
nacimiento de sus ríos más importantes. A principios
de siglo el escocés Mungo
Park había muerto a consecuencia de un ataque
indígena mientras exploraba el curso del río
Níger. Ahora, otro explorador enviado por el gobierno
británico, Hugh
Clapperton, regresaba de un nuevo viaje de
exploración del Níger que había durado tres
años y durante el cual se convirtió en el primer
europeo que contempló el lago Chad. A finales de año empezó a
remontar de nuevo el Níger en una segunda
expedición.
Japón mantenía tenazmente su política de
aislamiento. El shogun ordenó la destrucción de todo
barco extranjero que fondeara en un puerto japonés. La
situación era similar en China, salvo por que los
británicos comerciaban en un barrio de Cantón, donde
cambiaban algodón y opio procedentes de la India por
té y seda. Además, el puerto de Macao era una
colonia portuguesa.
El 1 de enero de 1826 las
Provincias Unidas del Río de la Plata declararon la guerra
a Brasil en respuesta a la declaración recíproca que
el país vecino había promulgado a finales del
año anterior.
El 5 de enero Mehmet
Alí empezó a preparar un cuarto asedio a
Missolonghi.
A finales del año anterior los birmanos habían
hecho una oferta de paz a los británicos. Éstos
impusieron sus condiciones y no se tardó en firmar un
acuerdo, pero éste debía ser ratificado por el rey
birmano y los británicos sospechaban que no tenía
intención de hacerlo. Por ello el 19 de enero reanudaron sus ataques y no tardaron
en recibir una nueva oferta de paz. Los británicos
desconfiaron y continuaron la guerra.
El 23 de enero, tras poco más de un año de resistencia, se rindió el último contingente español que resistía en el Callao, en Perú. Sólo quedaban 326 soldados de los 2.800 iniciales, y la mayoría de los civiles refugiados en la ciudad había fallecido también.
El 30 de enero el embajador
estadounidense en España pidió a Washington Irving
que se reuniera con él porque el gobierno español
había hecho pública una serie de manuscritos sobre
la conquista de América. Irving se dirigió a Madrid
muy interesado.
El 8 de febrero el Congreso General de las Provincias Unidas del Río de la Plata aprobó una nueva Constitución que ponía a la nación bajo el gobierno de un Presidente elegido cada cinco años por las juntas provinciales. Como primer presidente se designó a Bernardino Rivadavia. Éste confió la dirección de la guerra contra Brasil a Carlos María de Alvear, que cruzó el río Uruguay y obligó a replegarse a los portugueses, tras lo cual obtuvo las victorias de Bacacay y Orubú.
El 18 de febrero los egipcios
estaban en condiciones de incomunicar Missolonghi e iniciaron un
bombardeo bajo la dirección de Ibrahim Bajá. En
cuatro días, cuarenta cañones dispararon unos 8.000
proyectiles sobre la ciudad. Sin embargo, un intento de tomarla a
finales de més no tuvo éxito.
El 24 de febrero se
firmó el tratado de
Yandabo, que puso fin a la guerra anglo-birmana. Los
británicos obtuvieron una indemnización que
dejó al tesoro birmano en bancarrota, así como el
control sobre un extenso territorio que incluía Assam y
Manipur, y que fue anexionado a la colonia británica de la
India, además de numerosos privilegios políticos y
comerciales. La depresión económica en la que
cayó Birmania se agravaba por el hecho de que
prácticamente una generación entera había
muerto en la guerra.
Con la mayor parte del Peloponeso en manos egipcias, la
revolución griega estaba al borde del colapso, pero
entonces la política europea dio un giro decisivo. El muy
católico rey Carlos X de Francia se atrevió a
contradecir a Metternich y afirmó que era una
obligación moral socorrer a los cristianos griegos frente a
los infieles otomanos. Por su parte, el zar Nicolás I de
Rusia tomó la iniciativa y en marzo
lanzó un ultimátum al sultán Mahmud II, el
cual se avino a negociar. Mientras tanto, los egipcios estaban
tomando uno a uno los islotes que protegían el puerto de
Missolonghi. Exhortaron a la rendición a los asediados,
pero la respuesta fue negativa.
El 4 de marzo, pese a la
oposición de los federalistas, Buenos Aires fue declarada
capital de las Provincias Unidas del Río de la Plata. El
presidente Rivadavia creó un Banco Nacional y
nacionalizó algunos recursos, como el ejército, la
aduana, la recaudación de impuestos, etc., pero no pudo
evitar que todas las provincias rioplatenses rechazaran la
constitución federalista que en principio legitimaba su
cargo. Entre los políticos que más
enérgicamente se opusieron a la constitución estaba
Manuel Dorrego, que denunciaba que la carta magna negaba el
derecho de voto a los analfabetos, los criados a sueldo, los
peones y los jornaleros. El gobernador de Buenos Aires, Juan
Gregorio de las Heras, renunció a su cargo,
prácticamente vacío de poder tras el proceso de
nacionalización, y fue sucedido por Dorrego.
El 10 de marzo murió
súbitamente el rey Juan VI de Portugal. Las malas lenguas
dicen que fue envenenado, tal vez por su esposa Carlota Joaquina,
o por su hijo Miguel, o por los dos en colaboración. El
testamento de Juan VI nombraba regente a su hija Isabel María hasta que
"el
heredero legítimo" regresara al país, pero
no especificaba si "el heredero legítimo" era su
primogénito, el emperador Pedro I de Brasil, o su hijo
Miguel (y presunto organizador de su muerte), exiliado en Austria.
Pedro I no dudó ni un instante en que, tras la muerte de su
padre, se había convertido en el rey Pedro IV de Portugal,
pese a que la Constitución brasileña no lo
permitía, y tan pronto como supo la noticia marchó a
Lisboa.
Celebradas las elecciones, el Congreso General peruano
debía haberse reunido en febrero, pero no fue así
porque Simón Bolívar no estuvo dispuesto a aceptar a
un grupo de diputados liberales a los que llamaba "los malditos
diputados". Finalmente abrió sus sesiones en abril, pero el gobierno bolivariano
declaró inválidos los poderes de los diputados de
varias provincias. Los incidentes que siguieron retrasaron
más aún el funcionamiento del Congreso.
El presidente de la República Federal de
Centroamérica, Manuel José de Arce, pretendía
formar un Congreso extraordinario, ya que el existente no le
gustaba, y a ello se opuso Dionisio
Herrera, el jefe del Estado de Honduras (uno de los
Estados integrantes de la República Federal). Sin embargo,
Arce argumentó que el mandato de Herrera había
terminado y convocó elecciones en Honduras. Herrera no hizo
caso y Arce envió un ejército de 200 hombres bajo el
mando del coronel Justo Milla,
que el 9 de abril se
apoderó de Comayagua,
la capital de Honduras. Herrera fue capturado y encarcelado.
Weber había recibido una invitación del Covent Garden de Londres para
componer una ópera titulada Oberón. El músico aceptó el
encargo y la ópera se estrenó el 12 de abril.
La noche del 23 de abril, los
asediados en Missolonghi intentaron una salida a la desesperada.
Una vanguardia de unos dos mil hombres en armas fue seguida por
unos cinco mil ciudadanos, entre ellos mujeres y niños,
todos armados, que se estrellaron contra los dispositivos de
asedio montados por los turcos. Murieron todos excepto unos mil
ochocientos que lograron replegarse de nuevo en la ciudad, que fue
ocupada por los otomanos el 24 de
abril. Muchos de los griegos se suicidaron haciendo
explotar sus polvorines, y los que fueron capturados fueron
masacrados o vendidos como esclavos. Estos sucesos no hicieron
sino avivar las simpatías europeas por la causa griega.
Delacroix pintó su Grecia
sobre
las ruinas de Missolonghi, y Victor Hugo exortó a
la lucha contra los turcos en su poema La cabeza del serrallo. Estudiantes parisinos se
manifestaron en París en favor de los griegos y el rey
Carlos X salió al balcón y prometió la ayuda
francesa. De hecho, a primeros de mes el duque de Wellington
había firmado en San Petersburgo un documento por el que
Gran Bretaña y Rusia se disponían a mediar en el
conflicto griego. Por primera vez, el nombre de Grecia como
país aparecía en un documento diplomático.
Entre sus cláusulas se podía leer:
El 26 de abril el rey Pedro IV
de Portugal promulgó una constitución liberal.
Desde Caracas llegaron a Bogotá acusaciones contra
José Antonio Páez, por abusos en su cargo de
Comandante General, y el vicepresidente Santander lo
destituyó y lo llamó a Bogotá. La respuesta
de Páez fue iniciar una revuelta el 30 de abril con el propósito de
independizar Venezuela de Colombia. No obstante, no logró
reunir apoyos suficientes y, de momento, el único resultado
fue que Venezuela no reconoció la autoridad de Santander.
Mientras tanto, Simón Bolívar había
preparado una Constitución
Vitalicia para Perú que debía reconocerlo a
él mismo como presidente vitalicio con capacidad para
nombrar a su sucesor, y su intención era que la misma
constitución fuera aceptada en Colombia y Bolivia, con el
propósito a medio plazo de unir a los tres Estados en uno
solo. El 26 de mayo
retiró a los municipios peruanos el derecho de elegir a sus
autoridades, y dio instrucciones de que se convocaran colegios
electorales en cada provincia para que fueran aprobando una a una
su constitución.
Advertido de que los absolutistas partidarios de su hermano
Miguel planeaban derrocarlo, el 28 de
mayo el rey Pedro IV de Portugal se vio forzado a abdicar
en favor de su hija de siete años, que pasó a ser la
reina María II de
Portugal. Miguel, que pronto cumpliría los veinticuatro
años, lo aceptó, no sin antes prometerse en
matrimonio a su sobrina.
El 30 de mayo Bellini
consiguió su primer gran éxito cuando estrenó
en Nápoles su segunda ópera: Bianca e Gernando. El
personaje al que alude el título se llamaba en realidad Fernando, pero fue cambiado a
Gernando para que nadie
pudiera encontrar una alusión inexistente al
príncipe Fernando
de Borbón, el heredero del rey Francisco I de las Dos
Sicilias.
La noche del 4 de junio
murió de tuberculosis Carl Maria von Weber, a los 39
años de edad. La muerte le sobrevino mientras estaba en
Londres y allí fue enterrado. Dejó sin acabar la
ópera Los tres Pintos.
La flota brasileña se dispuso a bloquear el Río de
la Plata. El 11 de junio, un
ataque en Los Pozos de la
flota rioplatense comandada por Guillermo Brown logró poner
en fuga momentáneamente al enemigo (que no sufrió
bajas), pero el bloqueo se mantuvo.
Hacía ya más de un siglo que los jenízaros
no eran el cuerpo militar de élite que habían sido
en sus orígenes. Las altas jerarquías no
habían pisado un campo de batalla en su vida, y se
limitaban a cobrar del Estado, ejercer su influencia sobre el
gobierno y oponerse a todo intento de reforma de la
institución. Sus motines habían provocado la
caída de varios sultanes. Por esos días tuvo lugar
lo que el sultán Mahmut II hizo llamar "el incidente propicio".
Consistió en que los jenízaros descubrieron —y hay
quien dice que el propio sultán les filtró la
información— que se estaba organizando un ejército
moderno, adiestrado con técnicas occidentales.
Inmediatamente, los oficiales jenízaros se manifestaron en
protesta ante el palacio del sultán en Estambul, pero
fueron superados por la guardia del palacio, que los obligó
a volver a sus cuarteles en Estambul y en Salónica. A
continuación, Mahmut II ordenó su exterminio. Sus
cuarteles fueron bombardeados, sus dirigentes decapitados y los
más jóvenes exiliados o encarcelados. Así
desaparecieron de la historia.
El 22 de junio se
inauguró el Congreso de Panamá, convocado por
Simón Bolívar (aunque él no estaba presente),
al que acudieron representantes de Colombia, Perú, Bolivia,
México y la República Federal de
Centroamérica, con Gran Bretaña como observadora.
El 4 de julio los
estadounidenses celebraron el quincuagésimo aniversario de
su declaración de independencia. En los primeros minutos
del día murió Thomas Jefferson, a sus ochenta y tres
años, y pocas horas después murió John Adams,
el padre del presidente actual, con noventa años. Eran los
últimos firmantes de la declaración que
seguían con vida a excepción de Charles Carroll, de
ochenta y nueve años.
Tras su éxito en Missolonghi, Ibrahim Bajá
lanzó un ultimátum a la península de Mani,
que llevaba varios meses bajo asedio. La respuesta de los maniotas
es famosa:
De los griegos libres de Mani y del resto de griegos que viven allí a Ibrahim Bajá. Hemos recibido tu mensaje en el que tratas de atemorizarnos diciendo que si no nos rendimos asesinarás a los maniotas y saquearás Mani. Por eso te esperamos a ti y a tu ejército. Nosotros, los habitantes de Mani, firmamos la presente y te esperamos.
Ibrahim entró en cólera y el 5 de julio se presentó en Mani con un
ejército de 7.000 hombres, entre infantería y
caballería. Sin embargo, no pudo superar las
fortificaciones de Vergas,
defendidas por unos 2.000 soldados maniotas y unos 500 refugiados
de otras partes de Grecia. Entonces Ibrahim combinó su
ataque terrestre con un bombardeo por mar, pero varios días
de ataque resultaron infructuosos y los turcos tuvieron que
retirarse cuando recibieron noticias de que Kolokotronis
acudía en auxilio de los maniotas con 2.000 hombres por su
retaguardia.
Ese mismo día murió el químico
francés Joseph Proust.
El archipiélago de Chiloé se había
convertido en el último reducto realista en Chile. A
primeros de año había sido sometido, pero el Estado
chileno entró en bancarrota y hasta hubo que subastar
barcos de guerra. El director supremo Ramón Freire se vio
obligado a dimitir, pero antes convocó un Congreso Nacional
con el fin de redactar una nueva constitución. Ésta
estableció un régimen republicano y el 9 de julio fue elegido interinamente
el primer presidente de la República de Chile, el almirante
bonaerense Manuel Blanco
Encalada. Entre sus primeras medidas de gobierno estuvo
sofocar sangrientamente una conjura realista en Chiloé.
El 13 de julio fueron
ahorcados en San Petersburgo cinco cabecillas de la revuelta
decembrista. Ese mismo día, 115 oficiales implicados en la
conspiración fueron degradados ante sus tropas y expulsados
del ejército. Aleksandr Pushkin fue liberado de su arresto
domiciliario y pudo regresar a Moscú.
El 15 de julio se
clausuró el Congreso de Panamá. Sus representantes
habían aprobado la creación de una liga de
repúblicas americanas con un ejército común,
un pacto mutuo de defensa y una Asamblea
Parlamentaria Supranacional. No obstante, sólo
Colombia ratificó el tratado que, por consiguiente,
quedó en nada. Simón Bolívar no había
invitado a los Estados Unidos, pero México, que deseaba
mantener buenas relaciones con su vecino del norte, sí lo
hizo. No obstante, entre que los partidarios de Jackson en el
Congreso estadounidense pusieron pegas a enviar delegados
(simplemente porque el presidente Adams estaba a favor de
enviarlos) y que el congreso se disolvió tan
rápidamente, lo cierto es que los delegados estadounidenses
nunca llegaron a estar presentes. Se ha acusado a Gran
Bretaña (e incluso a los Estados Unidos) de maniobrar para
que el Congreso de Panamá fuera un fracaso. Ciertamente,
Gran Bretaña no deseaba una federación de
países hispanoamericanos, pues ello hubiera dificultado sus
proyectos de obtener las máximas ventajas financieras y
comerciales de unos países que obviamente serían
más débiles cuanto más divididos estuvieran,
pero sabotear el Congreso de Panamá hubiera sido echar agua
al mar (y ni que decir tiene que los Estados Unidos no
tenían en esa época influencia política
alguna para sabotear nada). Mientras tanto, Francisco de Paula
Santander, el vicepresidente colombiano, declaró a
José Antonio Páez en rebeldía, pero la
situación se resolvió cuando éste
escribió a Bolívar pidiéndole que se pusiera
al frente de la república y asegurando que acataría
su autoridad.
El 16 de julio, sin una
declaración previa de guerra, un ejército persa de
35.000 hombres cruzó la frontera rusa. Los gobernantes
locales cambiaron de bando rápidamente y se sometieron a la
autoridad persa.
El 29 de julio Guillermo Brown
libró otro combate contra la flota brasileña en el
Río de la Plata, el llamado combate de Quilmes, que terminó
bastante igualado, pero la flota rioplatense quedó muy
mermada y desde ese momento Brown no pudo hacer más que
preparar ataques por sorpresa con escasos efectivos.
Carl van Beethoven, el sobrino del compositor, tenía ya
veinte años, y una muestra de cómo llevaba las
relaciones con su tío es que el 31
de julio intentó sucidarse. Sobrevivió y
fue llevado a la casa de su madre. Beethoven trabajaba por esas
fechas en sus últimos cuartetos de cuerda. Schubert compuso
su Novena sinfonía,
conocida como La Grande,
aunque no fue estrenada. A principios de año se
había interpretado por primera vez uno de sus cuartetos de
cuerda más famosos, conocido como La muerte y la doncella, por el tema de su
segundo movimiento, sacado de una canción previa del mismo
título.
El acuerdo ruso-británico sobre Grecia fue comunicado
oficialmente al gobierno francés el 10 de agosto, aunque el Times lo había
publicado pocas semanas después de que fuera firmado.
Metternich confiaba en que el tratado fuera "un golpe de espada en el agua",
y celebró que no contemplara ninguna intervención
militar. De todos modos, se apresuró a manifestar a Francia
a través de su embajador que tal acuerdo amenazaba la
estabilidad europea y que era contraria a los acuerdos de la Santa
Alianza. Naturalmente, el Imperio Otomano lo rechazó de
plano. Los turcos consideraban la insurrección griega un
problema interno en el que nadie tenía derecho a
inmiscuirse, y sólo veían en él una maniobra
de George Canning.
El 4 de septiembre
Simón Bolívar embarcó en Perú rumbo a
Colombia. Dejó un Consejo
de Gobierno con instrucciones de que hicieran aprobar la
Constitución Vitalicia.
El Congreso Nacional Chileno no era capaz de resolver si la
República de Chile debía ser federalista o unitaria,
y las tensiones consecuentes provocaron la dimisión del
presidente Blanco, que el 9 de
septiembre fue sustituido por Agustín de Eyzaguirre. El Estado
seguía en bancarrota y la crisis financiera no
permitía pagar los intereses debidos a los banqueros
británicos.
Ese mismo día un ejército de 6.000 egipcios
intentó un nuevo ataque contra unos 2.500 maniotas, esta
vez atrincherados en Polytsaravo,
pero cuando llegaron a las murallas, una flota maniota los
cogió por sorpresa por la retaguardia y tuvieron que
retirarse con unas 400 bajas, frente a 9 bajas de sus adversarios.
Ibrahim Bajá no volvió a acercarse a Mani, y
ésta fue su primera derrota en territorio griego.
Un estadounidense llamado William
Morgan había tratado de ingresar en una logia
masónica neoyorkina, pero no fue admitido en ella. Su
reacción fue anunciar que publicaría un libro
titulado Illustrations of
Masonry en el que revelaría las actividades
secretas de los masones. Para ello se asoció con David Cade Miller, el editor
de un periódico, que había alcanzado el grado de
aprendiz en la misma logia (el primer grado), pero que
después también había sido rechazado. Los
masones respondieron con una denuncia interna contra Morgan, tras
la cual el periódico de Miller sufrió varios
intentos de incendio por parte de desconocidos. Después, un
grupo de masones se presentó en la casa de Morgan
denunciando que éste les debía dinero. El 11 de septiembre Morgan fue
arrestado por deudas. Miller se presentó en la
cárcel para pagar la deuda y, tras superar varias
dificultades, pudo liberarlo. Sin embargo, unas pocas horas
después Morgan fue arrestado de nuevo, acusado de un nuevo
impago y de haber robado ropa. Por la noche, unos desconocidos
acudieron a la cárcel diciendo ser amigos de Morgan,
pagaron su deuda y se lo llevaron en una carreta. A partir de
ahí, no se supo más de él.
Ese año se publicó en Nueva York El último mohicano, la
novela que lanzaría a la fama a un escritor de treinta y
cuatro años llamado James
Fenimore Cooper. Había publicado su primera novela
seis años atrás. Nombrado cónsul en
París, Cooper marchó con su familia a Francia, con
el propósito de publicar sus novelas en Europa y
proporcionar una educación mejor a sus hijos. Allí
fue calurosamente acogido por la crítica.
El 15 de septiembre Rossini
estrenó en París su ópera Ivanhoe, formada con
fragmentos de otras óperas suyas anteriores. Pocos
días después presentó una nueva
versión traducida al francés de su Maometto secondo con el nuevo
título de Le
siège de Corinthe.
En Italia, Paganini estrenó su segundo concierto para violín, conocido
como la Campanella, pues
en el tercer movimiento el violín imita una campanilla
anunciando cada reaparición del tema principal.
Mendelssohn compuso una obertura para el Sueño de una noche de verano,
de Shakespeare, que es una de sus más famosas obras
juveniles. A sus diecisiete años hablaba, además de
su alemán nativo, inglés, italiano y latín.
Una traducción suya de una comedia de Publio Terencio
Africano había impresionado a su tutor el año
anterior, que la usó para conseguir que el joven pudiera
ingresar ahora en la Universidad de Berlín. En los cuatro
años siguientes asistiría, entre otros cursos, a las
conferencias de Hegel sobre estética, de las que,
afortunadamente, su intelecto logró salir sin daño
aparente.
George Canning visitó Francia y fue recibido por el rey
Carlos X, quien le manifestó su interés por la causa
griega. Pero afirmó que Francia sólo se
adheriría al acuerdo ruso-británico de San
Petersburgo si Austria y Prusia lo aprobaban.
El 7 de octubre Rusia y el
Imperio Otomano clausuraron la convención
de
Akkerman, en la que los otomanos aceptaron que los
hospodares de Moldavia y Valaquian fueran elegidos en asambleas
locales, aunque la elección debía contar luego con
el visto bueno de ambas potencias. Servia también obtuvo
una cierta autonomía y la devolución de territorios
ocupados por los turcos.
David Miller publicó la primera parte del libro de Morgan,
en la que se narraban espeluznantes conspiraciones
masónicas. Fue un best-seller y pronto cundió una
alarma social sobre la masonería. Un cadáver en
descomposición hallado en las orillas del lago Ontario fue
identificado como el de Morgan y fue enterrado como tal, si bien
una mujer canadiense había reconocido las ropas de su
marido desaparecido. Las investigaciones revelaron que la mayor
parte de los funcionarios neoyorkinos eran masones, incluido el
gobernador, que ofreció una recompensa de 1.000$ a quien
pudiera informar del paradero de Morgan, pero nadie la
reclamó.
En el Congreso de los Estados Unidos se debatió ese año un proyecto de ley polémico. Los Estados del norte, cuya economía se basaba fundamentalmente en la industria, reclamaban al presidente Adams unos aranceles más elevados para competir con los productos británicos, mientras que los estados del sur, fundamentalmente agrícolas y que importaban los productos manufacturados, preferían aranceles bajos para comprar a Gran Bretaña productos mejores y más baratos que los que podían ofrecerles sus compatriotas del norte. El gobierno de Adams preparó una ley que aumentaba los aranceles y la presentó al Congreso para su aprobación. En la Cámara de Representantes obtuvo la mayoría necesaria, pero en el Senado se produjo un empate. El Calhoun, como vicepresidente, era el presidente del Senado y sólo tenía derecho a votar para deshacer empates. En principio debería haber secundado a Adams votando a favor de la ley, pero votó en contra. (Su situación política era muy peculiar. Recordemos que se había presentado como candidato a la vicepresidencia tanto en la lista de Adams como en la de Jackson.) La ley arancelaria no se aprobó, y poco después se celebraron las elecciones al Congreso que cambiaron sustancialmente la composición de las cámaras: los partidarios de Jackson dominaban la cámara de representantes por 119 a 24 y el senado por 28 a 20.
Hacía ya tres meses que el sur de las Provincias Unidas
del Río de la Plata había sufrido incursiones de
indígenas ladrones de ganado. El 25 de octubre una partida de 800 soldados bajo el
mando del coronel Federico Rauch
atacó en represalia a diversas tribus: mataron indios,
recuperaron ganado y rescataron cautivos, lo que se suele hacer en
las represalias. Ya en noviembre
Rauch dirigió una segunda partida de 1.200 hombres con el
mismo éxito que la precedente.
Tras la ejecución de Bressières, los
ultrarrealistas críticos con el rey Fernando VII de
España comprendieron que no estaban a salvo de las
represalias del monarca. Les llegaron noticias de que Gran
Bretaña y Francia estaban presionándolo para que
reconociera la independencia de las colonias americanas,
así como para que aceptara una constitución similar
a la que el rey Pedro IV de Portugal había implantado en su
país. Al igual que los absolutistas portugueses se
habían agrupado en torno a Miguel, el hermano de Pedro IV,
los españoles lo hicieron alrededor del infante don Carlos,
hermano de Fernando VII, y el 1 de
noviembre una Federación
de realistas puros difundió en Madrid un
manifiesto en el que pedía el derrocamiento del rey
Fernando VII de España y su sustitución por su
hermano Carlos V. Se
constituyó así el llamado partido carlista. Es interesante leer el manifiesto, pues viendo lo que
decían del rey los absolutistas (que lo tratan de
estúpido hacia arriba), podemos imaginarnos qué
dirían los liberales.
Un militar hondureño llamado Francisco Morazán había intentado
reconquistar Comayagua desde Tegucigalpa, pero fue capturado por
los soldados de Justo Milla y enviado de nuevo a Tegucigalpa. No
obstante, logró escapar y huyó a El Salvador con
intención de pasar a México, pero en El Salvador se
encontró con la posibilidad de organizar otro
ejército. Con él volvió a Honduras y el 11 de noviembre derrotó a
Milla en la batalla de la
Trinidad. Milla tuvo que huir a Guatemala con sus
oficiales, mientras Morazán era proclamado Jefe del Estado
de Honduras.
A sus dieciséis años, Chopin había terminado
con excelentes calificaciones los cursos de enseñanza
preuniversitaria, y se inscribió en la Escuela Superior de Música de
Varsovia, aunque no asistió a las clases de piano
(no le hacían falta). Allí adquirió una
sólida base teórica. De esa época es su Sonata para piano No 1, entre
otras piezas.
Finalmente, la Constitución Vitalicia fue aprobada por
todas las provincias peruanas menos una, así que el 30 de noviembre Simón
Bolívar fue nombrado presidente vitalicio, pese a la fuerte
oposición de los liberales. Bolívar estaba entonces
en Bogotá, donde el Congreso le ofreció poderes
extraordinarios, y declaró una amnistia en favor de los
seguidores de Páez, al que ratificó como la
máxima autoridad militar en Venezuela.
Tras una semana de combates, el 6 de
diciembre un destacamento griego enviado para evitar el
asedio de Atenas logró poner en fuga a unos dos mil
otomanos en Arachova.
El 9 de diciembre entró
en vigor la constitución peruana.
Ampère obtuvo una cátedra en la Universidad de
Francia, donde robó un buen número de alumnos al
riguroso y oscuro Cauchy. Ese año publicó su Memoria sobre la teoría
matemática de los fenómenos
electrodinámicos, deducida únicamente de la
experiencia, en la que expone una teoría
matemática capaz de explicar todos los fenómenos
electromagnéticos conocidos hasta la fecha. Resulta
difícil creer que Ampère dedujera dichas leyes de
los cuatro experimentos que describe en su trabajo. Es más
plausible que las dedujera de otro modo y que luego describiera
los mínimos experimentos necesarios para justificar
empíricamente sus conclusiones.
Por su parte, Cauchy publicó un trabajo titulado Sur un nouveau genre de calcul
analogue au calcul infinitésimal, en el que
introdujo algunos resultados básicos del análisis de
funciones definidas sobre los números complejos. Abel
dejó París para regresar a Berlín, donde
siguió trabajando en la teoría de las integrales
elípticas y obtuvo resultados que revolucionaron la
teoría, al transformarla en la teoría de las funciones elípticas.
En efecto, Abel descubrió que las integrales
elípticas eran funciones inversas de otras funciones mucho
más simples, las funciones elípticas, y que toda la
teoría se podía formular de forma más simple
y elegante en términos de éstas últimas.
Ese año había llegado a la universidad de
Königsberg un joven profesor de veintidós años
llamado Carl Gustav Jacob
Jacobi. Su familia era judía, pero el año
anterior había decidido que Dios no se tomaría a mal
que se hiciera cristiano para poder ser profesor universitario en
Alemania, eso sí, aunque había conseguido un puesto
en la universidad de Berlín, comprendió que siendo
judío era mejor alejarse un poco de la capital prusiana, y
así acabó en Königsberg. Poco antes de su viaje
había enviado a Gauss algunos resultados sobre
teoría de números que habían impresionado al
maestro. Al llegar a Königsberg empezó a trabajar en
funciones elípticas obteniendo de forma independiente
algunos de los resultados de Abel.
Ohm publicó dos artículos en los que
describía matemáticamente las corrientes en
circuitos eléctricos basándose en la teoría
de Fourier sobre la conducción del calor.
Un farmacéutico francés llamado Antoine Balard comunicó
haber destilado un elemento químico al que inicialmente dio
el nombre de murio, con
propiedades intermedias entre el cloro y el yodo. si bien
finalmente acabó siendo conocido como bromo, que en griego
significa hedor. (El bromo es, junto con el mercurio, uno de los
dos únicos elementos químicos que son
líquidos a temperatura ambiente.) En realidad, el
año anterior lo había destilado también un
químico alemán llamado Carl Jacob Löwig, pero publicó su
descubrimiento más tarde.
Entre tanto avance científico, el astrónomo Heirich
Olbers se dio cuenta de que había un hecho cotidiano que la
ciencia del momento no sabía explicar: en la llamada paradoja de Olbers, razonaba
que, aunque las estrellas se encuentran muy lejos, la
acumulación de la luz que emiten debía hacer que el
cielo nocturno estuviera tan iluminado como el diurno.
Champollion fue nombrado conservador de la colección
egipcia del museo del Louvre.
La primera fotografía que se conserva la creó
Niépce ese año y lleva por título: Punto de vista desde la ventana de
Gras. Necesitó ocho horas de exposición
para crear el negativo sobre una emulsión de sales de
plata. No obstante, las fotografías de Niépce
perdían nitidez y acababan borrándose si no se
protegían muy bien.
Mary Shelley publicó El
último hombre, una novela de
ciencia-ficción que transcurre en el siglo XXI, donde una
plaga aniquila la humanidad y deja un solo superviviente.
Tras un periodo de anarquía, Afganistán
quedó bajo el control de Dost
Muhammad, que adoptó el título de emir y
fundó así la dinastía Barakzay.
La guerra anglo-birmana terminó ventajosamente para los
británicos, que anexionaron amplios territorios birmanos a
sus posesiones en la India.
En cuanto los rusos organizaron su respuesta al ataque persa y
empezaron a llegar refuerzos a las regiones invadidas, los persas
no tardaron en ser barridos hasta la frontera. Entonces
llegó el invierno y cesaron temporalmente las hostilidades.
El 18 de diciembre Francia
anunció que se unía a Gran Bretaña y Rusia en
su apoyo a Grecia, con independencia de lo que decidieran Austria
y Prusia. El 28 de diciembre
propuso su propia versión del protocolo a seguir, que
incorporaba a la versión de San Petersburto algunas ideas
de Canning, pero sin hacer referencia alguna al empleo de la
fuerza. Ya en 1827, Rusia
propuso negociar un calendario concreto de acciones a seguir,
poniendo la intervención militar encima de la mesa.
El 8 de enero murió el rey
Pomare III de Tahití, a los seis años de edad. Fue
sucedido por su hermana Pomare IV, de catorce años.
Federico Rauch llevó a cabo una nueva expedición
contra los indígenas que vivían al sur de las
Provincias Unidas del Río de la Plata.
La dictadura de Manuel José de Arce en
Centroamérica se había ganado sus detractores, y el
país entró en guerra civil.
El naturalista Alexander von Humboldt dejó París
para marchar a Berlín, donde se convirtió en uno de
los principales consejeros del rey de Prusia. Allí
recomendó el ingreso en la Academia de Berlín de August Leopold Crelle. No
destacaba especialmente como matemático, pero tenía
tres valiosas cualidades: un gran entusiasmo por las
matemáticas, una gran capacidad de organización y,
sobre todo, una increíble capacidad de reconocer
jóvenes talentos. Así, Crelle fue el primero en
advertir el gran valor de los trabajos de Abel, y lo
convenció para que publicara una exposición de sus
teorías en el primer número del Journal für die reine und
angewandte Mathematik, una revista fundada por él
mismo y que editó poniendo especial cuidado en aegurarse de
la calidad de los trabajos publicados en ella.
Ohm publicó un tratado titulado Die galvanische Kette, mathematisch bearbeitet,
en el que expuso su teoría completa sobre la electricidad,
incluyendo la famosa ley que hoy lleva su nombre. El libro
empezaba con las bases matemáticas necesarias para entender
el resto de la obra, base que incluso los físicos alemanes
más destacados necesitaban, ya que por esa época
consideraban (y Ohm no los hizo cambiar de opinión) que la
física no necesitaba más que las matemáticas
elementales. Ohm se había tomado un año
sabático en el colegio jesuita suizo en el que daba clases
y estaba en Berlín. Confiaba en que su libro le
abriría las puertas de alguna universidad alemana, pero no
fue así, lo cual lo desmoralizó un tanto. Pese a
ello, logró prorrogar su permiso y permaneció en
Berlín.
Desde su invención, el microscopio no había pasado
de ser una mera curiosidad hasta que un botánico
británico llamado Robert
Brown había empezado a usarlo de forma
sistemática en sus estudios. Un día, observando unos
granos de polen sumergidos en agua observó que se
movían de forma caótica, zigzagueante. Al principio
pensó que dicho movimiento probaba que el polen estaba
vivo, pero repitió el experimento con partículas de
polvo y observó el mismo comportamiento, un movimiento que
no supo explicar y que hoy se conoce como movimiento browniano.
Lobachevsky fue nombrado rector de la universidad de Kazan.
Gauss publicó sus Disquisitiones
generales
circa superficies curvas, en las que describe la
geometría de las superficies "desde dentro" de las mismas,
es decir, desde el punto de vista de un ser minúsculo
situado sobre ellas de modo que puede tomar medidas sobre la
superficie, pero sin formarse una idea directa de cómo se
curva ésta (es el caso de los seres humanos sobre la
Tierra, que pueden medir la distancia entre dos puntos
cualesquiera, pero no percibir directamente la esfericidad de la
superficie terrestre). Gauss demostró que a partir de
medidas sobre la superficie se puede determinar la curvatura. Su
resultado principal es el "theorema
egregium", según el cual cualquier correspondencia
entre dos superficies que conserve las distancias ha de conservar
también la curvatura. Esto implica que es imposible trazar
un mapa plano de una superficie esférica de manera que las
distancias sobre el mapa se correspondan (a escala) con las
distancias reales, pues la curvatura de un plano es nula y la de
una esfera no lo es.
Rowan Hamilton seguía una trayectoria académica
impecable en el Trinity
College, la universidad de Dublín. El año
anterior había sorprendido a todos al obtener la
máxima nota tanto en griego como en física y ya
había enviado un artículo de investigación a
la Royal Irish Academy.
A punto de cumplir los veintidós años
interrumpió sus estudios cuando le ofrecieron el cargo de Astrónomo Real en el
observatorio de Dunsink.
Sin embargo, las tediosas tareas de observación
astronómica no estaban hechas para él, que
prefería la investigación teórica. Ese
año envió un nuevo trabajo a la Royal Irish Academy sobre la
que hoy se conoce como función
principal de Hamilton, que le permitía presentar
con más elegancia y eficiencia diversos resultados sobre
óptica.
Stendhal publicó anónimamente su primera novela: Armance.
Victor Hugo publicó Cromwell,
una obra de teatro prácticamente irrepresentable por su
excesiva duración. Su prefacio se convirtió en uno
de los textos fundadores de la concepción romántica
de la literatura. En él se opone a las normas del teatro
clásico, que exigían que la acción se
desarrollara en un día y en un mismo lugar.
Delacroix escandalizó a la crítica más
conservadora con La muerte de
Sardanápalo, un cuadro abigarrado donde el
colorido prevalece sobre el dibujo. Fue expuesta en el mismo
salón en el que Ingres presentó su Apoteosis
de Homero, de estilo radicalmente opuesto, estrictamente
clásico, a imitación del de Rafael.
James fenimore Cooper publicó una nueva novela, titulada La pradera, con el mismo
protagonista que El
último mohicano.
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