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LA PRIMAVERA DE LOS PUEBLOS I
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El 3 de enero de 1848 Joseph Jenkins Roberts fue investido como primer presidente de Liberia. A lo largo del año recorrió distintos países europeos para obtener el reconocimiento de Liberia como estado independiente. El primero en hacerlo fue Gran Bretaña, seguida de Francia. Paradójicamente, los Estados Unidos se negaron a reconocer la independencia, al parecer porque el presidente Polk temía que los congresistas sureños no aceptaran un embajador negro.

Mientras se celebraban negociaciones para poner fin a la guerra entre México y los Estados Unidos, la opinión pública estadounidense era mayoritariamente favorable a la anexión de California y Nuevo México, además de Texas, pero había incluso quienes defendían la anexión de todo México. Esta posibilidad fue discutida en el Senado, donde el 4 de enero John C. Calhoun, partidario de la anexión de Texas, expresó así su punto de vista:

Nosotros nunca hemos aspirado a incorporar a nuestra unión otra raza más que la caucásica, la raza blanca libre. Si incorporáramos a México sería el primer caso de incorporación de una raza india, pues más de la mitad de los mexicanos son indios, y la otra mitad está formada principalmente de tribus mestizas. Yo protesto contra semejante unión. El nuestro, señor, es el gobierno de una raza blanca, [...] Estamos deseando inducir gobiernos libres en todas partes. He podido comprobar que se ha insistido [...] en que la misión de este país es extender la libertad civil y religiosa por todo el mundo, y especialmente sobre este continente. Es un gran error.

Posiblemente, los Estados Unidos estaban en condiciones de llevarla a término, pero a medio plazo México podría convertirse para los Estados Unidos en la España de Napoleón I. En efecto, al margen de las consideraciones racistas de los sureños como Calhoun, lo cierto es que la capacidad de ceñirse a un gobierno democrático que los estadounidenses parecían llevar en los genes no se daba en ninguna otra parte del mundo.

Tras haber pasado unos días en cuarentena, Abd Al-Qádir fue instalado en Fort Lamalgue, en Toulon, a la espera de que el rey yel parlamento aprobaran los acuerdos pactados con él en Argelia. Sus condiciones de vida fueron un tanto precarias, pues el edificio no había sido preparado para su llegada.

Desde finales del año anterior, Sicilia presenciabla disturbios promovidos por los liberales contra el absolutismo del rey Fernando II de las Dos Sicilias, hasta que el 12 de enero estalló una revuelta en Palermo que pronto se extendió por toda la isla. (La fecha fue escogida por ser el cumpleaños del rey, que además había nacido en Palermo.)

En Bolivia, los caudillos José Miguel de Velasco y Manuel Isidoro Belzu llegaron a un acuerdo por el que el primero sería "elegido" presidente y el segundo ministro de la guerra. El nombramiento se produjo el 18 de enero.

El 20 de enero murió el rey Cristian VIII de Dinamarca y fue sucedido por su hijo Federico VII.

El presidente venezolano José Tadeo Monagas había ganado las elecciones con el apoyo de los conservadores de José Antonio Páez y el parlamento contaba con una mayoría de paecistas. Sin embargo, Monagas no aceptaba ser un títere de la oligarquía paecista, como se esperaba que fuera, y con su actuación se había ganado incluso el apoyo de los liberales. Los paecistas estaban furiosos y planeaban acusarlo de violar la constitución, lo que, de acuerdo con ésta, permitiría al congreso entregar el poder político a un militar (que sería en este caso el propio Páez) sin necesidad de elecciones. Temiendo que Monagas (que también era militar) pudiera sabotear un intento de enjuiciamiento, la mañana del 23 de enero se congregaron ante el congreso unos doscientos jóvenes armados bajo el mando del coronel Guillermo Smith.

Johann Augustus Sutter había nacido en Alemania, pero su familia se había trasladado a Suiza cuando era todavía un niño, y a los treinta y un años había emigrado a los Estados Unidos (ahora tenía cuarenta y cinco). Allí se hizo llamar John Sutter y, tras diversas peripecias, se convirtió en uno de los colonos estadounidenses que pasaron a la Alta California. Había comprado un uniforme militar y se hacía llamar Capitán Sutter de la Guardia Suiza, aunque nunca había estado en el ejército, al menos como oficial. Se hizo con una notable extensión de tierra a la que llamó Nueva Helvecia y, tras establecer alianzas con algunos jefes indios, se dedicó a secuestrar y  esclavizar indígenas para emplearlos en su propio rancho, así como para venderlos a otros colonos. Cuando estallaron las revueltas en California, Sutter fue uno de los principales promotores de la anexión a los Estados Unidos. Un día, su capataz James Marshall y sus hombres estaban construyendo un molino junto al río Americano cuando encontraron pepitas de oro. Henry Bigler, uno de los mormones que había viajado a California con el "batallón mormón" y que al final se había quedado allí, en lugar de regresar con los suyos, anotó en su diario la fecha del descubrimiento: el 24 de enero. Sutter trató de mantenerlo en secreto, pero la noticia llegó a oídos de un comerciante y editor llamado Samuel Brannan, que corrió a contarlo en San Francisco.

La presencia de la "guardia" ante el congreso alarmó a la población de Caracas, y una multitud de más de un millar de personas partidarias del presidente Monagas se presentó ante el congreso. Se produjeron tensiones y al final hubo disparos. En total murieron ocho personas, cuatro de ellas diputados (tres conservadores y un liberal). Estos incidentes amedrentaron a los diputados, que el 25 de enero reanudaron las sesiones y se olvidaron de su proyecto de enjuiciar a monagas. Al contrario, le otorgaron poderes especiales para contrarrestar posibles alzamientos. El 27 de enero Monagas promulgó una amnistía para todos los presos políticos, lo que acabó con la insurrección liberal que vivía el país.

En Salermo (al sur de Nápoles) y en la región de Cilento se habían producido nuevos alzamientos respaldados por los intelectuales napolitanos, que finalmente, el 29 de enero, obligaron al rey Fernando II de las Dos Sicilias a aceptar una constitución.

El 2 de febrero los Estados Unidos y México firmaron el tratado de Guadalupe-Hidalgo, por el que México cedía a los Estados Unidos Texas, Nuevo México y la Alta California (aproximadamente la mitad de su territorio) y los Estados Unidos pagaban a méxico una considerable suma como indemnización. En California vivían unas mil familias mexicanas, en nuevo México unas siete mil, y en Texas la población era mayoritariamente estadounidense, de modo que los nuevos territorios serían asimilados sin dificultad. Para algunos fue una sorpresa que la Baja California no fuera incluida en la cesión, pues también había quedado bajo el control de la flota estadounidense. De hecho, algunos de los mexicanos que vivían en la zona se apresuraron a emigrar a la Alta California al enterarse de que así podían convertirse en ciudadanos estadounidenses, para lo cual recibieron la ayuda del teniente coronel Henry Stanton Burton, que organizó la evacuación de los mexicanos que quisieron desplazarse. La evacuación duró durante unos meses, hasta que sus soldados desertaron para convertirse en buscadores de oro.

A finales del año anterior Étienne Cabet había sido elegido presidente de una "Oficina de inmigración icariana", fundada por un grupo de seguidores parisinos con la finalidad de construir una comunidad socialista según los principios desarrollados por Cabet en su Viaje a Icaria. El lugar elegido para ello era un terreno situado junto a la ciudad de Cross Timbers, en Texas. El 3 de febrero zarparon 69 colonos entre los que no estaba el propio Cabet, porque cumplía una pequeña pena de cárcel.

Viendo que el gobierno venezolano se le escapaba de las manos, el 4 de febrero José Antonio Páez se alzó en armas supuestamente en defensa de la constitución.

El gran duque Leopoldo II de Toscana no había heredado la tradición absolutista de su familia, la casa de Austria y favorecía abiertamente a los liberales. Es famosa su réplica al embajador austríaco, que le reprochaba que "en Toscana la censura no cumple con su deber", a lo que el monarca respondió: "pero es que su deber es no cumplirlo". El 11 de febrero aceptó una constitución.

El 16 de febrero Chopin dio en París su último concierto antes de partir hacia Londres. El auditorio estaba repleto, y las entradas se habían agotado con mucha antelación. Su salud no era buena. En el intermedio sufrió un síncope.

El jefe Maorí Te Mamaku firmó la paz con los británicos en Nueva Zelanda, y así se puso fin a tres años de combates casi ininterrumpidos.

El 20 de febrero José Antonio Páez ocupó la ciudad de San Fernando de Apure.

El 21 de febrero se publicó en Londres (en alemán) el Manifiesto del Partido Comunista, firmado por Marx y Engels, si bien Engels reconoció posteriormente que las ideas eran prácticamente todas de Marx. En él cumplían el encargo de la Liga comunista de explicar al público la ideología, las reivindicaciones y las aspiraciones de los comunistas. En el primer capítulo (Burgueses y proletarios) se expone la concepción marxista de la historia como lucha de clases, resume el ascenso social de la burguesía y explica que las clases sociales se han reducido esencialmente a dos: la de los burgueses y la de los proletarios, la primera de las cuales explota a la segunda. En el segundo capítulo (Proletarios y comunistas) se presenta a los comunistas como defensores de los intereses del proletariado y concluye con una enumeración de las reformas que cabe perseguir a corto plazo en los países desarrollados:

  1. La abolición de la propiedad privada y el destino de las rentas de todas las tierras a fines públicos.
  2. Un aumento drástico, aunque progresivo, de los impuestos.
  3. La abolición del derecho de herencia.
  4. La confiscación de la fortuna de todos los emigrantes o rebeldes.
  5. La creación de bancos nacionales que centralicen en régimen de monopolio las actividades bancarias.
  6. La nacionalización de los transportes.
  7. La extensión de las industrias y tierras explotadas por el estado.
  8. La proclamación del deber general de trabajar y la creación de ejércitos industriales, especialmente para la agricultura.
  9. La organización de la industria y la agricultura para eliminar las diferencias entre campo y ciudad.
  10. La educación pública y gratuita para todos los niños. Abolición del trabajo infantil en su forma actual.

Marx concluye:

Tan pronto como, con el transcurso del tiempo, hayan desaparecido todas las diferencias de clase y toda la producción esté concentrada en manos de la sociedad, los poderes públicos perderán su carácter político, ese poder político que no es más que el poder organizado de una clase para la opresión de la otra. Si en su lucha contra la burguesía el proletariado se organiza hasta convertirse en clase; si después, gracias a una revolución, se convierte en la clase dominante, y como clase dominante derriba por la fuerza el régimen vigente de producción; hará desaparecer, junto a estas relaciones de producción, las causas de los antagonismos de clase, las clases mismas y, por tanto, su papel como clase dominante. Y a la vieja sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clase, la sustituirá una asociación en la que el libre desarrollo de cada uno condicione el libre desarrollo de todos.

En el tercer capítulo (Literatura socialista y comunista) Marx critica las teorías socialistas distintas de la suya (la comunista, que es el socialismo alemán o verdadero socialismo). En particular critica lo que llama socialismo burgués:

Una segunda modalidad de este socialismo, aunque menos sistemática bastante más práctica, pretende ahuyentar a la clase obrera de todo movimiento revolucionario, haciéndole ver que lo que le interesa no son tales o cuales cambios políticos, sino simplemente determinadas mejoras en sus condiciones materiales, económicas y de vida. Resulta evidente que este socialismo se cuida de no incluir entre los cambios que afectan a las “condiciones materiales de vida” la abolición del régimen burgués de producción, que sólo puede alcanzarse por la vía revolucionaria. Sus aspiraciones se reducen a las reformas administrativas que se pueden conciliar con el actual régimen de producción, y que por tanto, no afectan para nada a las relaciones entre el capital y el trabajo asalariado, sirviendo solamente, en el mejor de los casos, para abaratar a la burguesía los costes de su dominio y sanearle el presupuesto del estado. Este socialismo burgués, sólo encuentra expresión adecuada, allí donde se convierte en una mera figura retórica.

El último capítulo (Actitud de los comunistas ante otros partidos de la oposición) describe la postura política que estaban adoptando los comunistas en los distintos países europeos:

En Francia se alían con el partido democráticosocialista contra la burguesía conservadora y radical, pero sin renunciar por esto a su derecho de crítica frente a los tópicos y las ilusiones procedentes de la tradición revolucionaria. En Suiza apoyan a los radicales, sin ignorar que este partido es una mezcla de elementos contradictorios: por una parte los demócratas socialistas a la manera francesa y, por otra, los burgueses radicales. En Polonia los comunistas apoyan al partido que sostiene la revolución agraria como condición previa para la emancipación nacional del país, al partido que provocó la insurrección de Cracovia en 1846. En Alemania, el partido comunista luchará al lado de la burguesía mientras ésta actúe revolucionariamente, dando con ella batalla a la monarquía absoluta, a la gran propiedad feudal y a la pequeña burguesía. Pero este partido no olvida en ningún momento el avivar entre los obreros una conciencia de clase lo más clara posible, que les ilustre sobre el antagonismo hostil entre burguesía y proletariado, para que, llegado el momento, los obreros alemanes se encuentren preparados para volverse contra la burguesía. Esas condiciones políticas y sociales que la burguesía, una vez que triunfe, no tendrá más remedio que implantar, son otras tantas armas del proletariado, para que en el instante mismo en que sean derrocadas las clases reaccionarias comience automáticamente la lucha contra la burguesía.
Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen las clases gobernantes ante la perspectiva de una revolución comunista. Con ella los proletarios no tienen nada que perder sino sus cadenas. Por el contrario, tienen todo un mundo entero que ganar.
¡Proletarios de todos los países, uníos!

Una buena parte del libro está escrito con grandes dosis de retórica, con vistas a ser convertido en arengas políticas ante una masa analfabeta que no podría leerlo por sí mismo. El manifiesto comunista se convertiría en uno de los textos de mayor influencia política durante los cien años siguientes.

La República del Yucatán estaba siendo tomada por los insurgentes mayas, que ya dominaban unos doscientos pueblos. Ese día asaltaron Bacalar y mataron a todos los habitantes que no pudieron escapar. El gobierno yucateco pidió ayuda a los Estados Unidos, a España y a Gran Bretaña, pero ninguno de ellos respondió. De hecho, Yucatán propuso a los Estados Unidos que se anexara su territorio, y el presidente Polk presentó la propuesta ante el Congreso, pero fue rechazada.

Un periódico parisino había convocado una manifestación para el día 22 de febrero, en protesta por la prohibición de un "banquete" que se había convocado para tres días antes. Al final, los organizadores se amedrentaron y retiraron la convocatoria, pero igualmente acudieron varios centenares de estudiantes. Allí se les unieron obreros y finalmente llegaron a concentrarse unas tres mil personas. El gobierno, por su parte, había reunido en la capital unos 30.000 soldados con artillería y otros 40.000 hombres entre la guardia nacional y otras fuerzas. Los manifestantes recorrieron las calles de París pidiendo reformas sin apenas incidentes, y el rey Luis Felipe I decidió formar un nuevo gobierno para complacerlos. Sin embargo, la manifestación se prolongó a la noche, y el 23 de febrero se produjo un altercado que llevó a los soldados a disparar contra una multitud. Hubo unos 65 muertos y 80 heridos.

Ese día murió el ex presidente estadounidense John Quincy Adams. Dos días antes había caído al suelo víctima de un ataque cerebral mientras pronunciaba un discurso en el Congreso contra la guerra contra México.

El 24 de febrero el ambiente estaba más caldeado en París. Estudiantes, obreros, artesanos y pequeños burgueses marcharon por las calles asaltando tiendas, robando armas, quemando edificios públicos y levantando barricadas. Cuando estaba a punto de producirse un baño de sangre, el rey Luis Felipe I anunció que abdicaba en su nieto Felipe VII, de nueve años, el hijo de su fallecido primogénto, Fernando Felipe de Orleans, y que nombraba regente a su nuera Elena, la duquesa de Orleans. La duquesa trató de que su hijo fuera reconocido como rey de Francia, pero los republicanos invadieron el palacio en que se encontraban y el 25 de febrero nombraron un gobierno provisional que proclamó la segunda república francesa y estableció el sufragio universal (masculino).

El rey Luis Felipe I, junto con su familia, temiendo correr la misma suerte que Luis XVI, huyó a Gran Bretaña de incógnito, como un tal Mr. Smith.

La presencia amenazante de obreros parisinos en la sala de sesiones del gobierno provisional fozó a sus miembros a aprobar un decreto redactado principalmente por el socialista Louis Blanc por el que el gobierno se comprometía a garantizar el trabajo a todos los ciudadanos, y reconocía el derecho de los trabajadores a asociarse para defender sus intereses. El 27 de febrero fueron creados los Talleres Nacionales, a través de los cuales el Estado daba trabajo a los parados de París, a los que empleaba en la realización de obras públicas. Al mismo tiempo, una asamblea popular en Mannheim, en el gran ducado de Baden, envió al gobierno una lista de reivindicaciones que incluían la libertad de prensa, la reforma judicial y el establecimiento inmediato de un parlamento alemán.

El 28 de febrero tuvo lugar en París una manifestación de obreros que exigían al gobierno provisional que llevara a cabo las medidas prometidas para dar trabajo a todos los parados. La única medida que se tomó fue la creación de la que sería conocida como Comisión de Luxemburgo (porque se reunía en el palacio de Luxemburgo) para ocuparse de los asuntos laborales. Louis Blanc aceptó a regañadientes la presidencia de la comisión, pues él quería que se creara un ministerio de trabajo (que tuviera un presupuesto propio, del que carecía la comisión). En los días siguientes se constituyeron en Francia miles de asociaciones de obreros. La comisión decretó una jornda laboral de 10 horas en París y 11 horas en el resto de Francia, y ejerció un arbitraje en los conflictos entre patrones y obreros.

El rey Carlos Alberto de Cerdeña gobernaba como monarca absoluto, y había reprimido en el pasado algunas revueltas liberales, pero ahora juzgó que tendría mejor porvenir como liberal y el 4 de marzo otorgó a sus súbditos una constitución, el llamado estatuto albertino, por el que el poder se repartía entre dos cámaras, una nombrada por el rey y otra por el pueblo. Adoptó la bandera tricolor, verde, blanca y roja, que había representado a la antigua República Cisalpina, y no tardó en ganarse el apoyo de todos los liberales italianos.

Al mismo tiempo estallaba una revuelta en Munich (en el reino de Baviera) que se hacía eco de las reivindicaciones de Mannheim. Éstas fueron respaldadas por sucesivas revueltas en la mayoría de las ciudades alemanas, y fueron conocidas como Reivindicaciones de marzo.

Ese mismo día el gobierno francés aprobaba una resolución de no intervención en ninguna de las revoluciones que estaban teniendo lugar fuera de Francia.

El 7 de marzo fue finalmente coronado el rey Ang Duong de Camboya, quien en una muestra de virtuosismo diplomático había logrado contener los intentos expansionistas de Siam y Vietnam.

El 10 de marzo el Congreso estadounidense aprobó el tratado de Guadalupe-Hidalgo, aunque le quitó un par de cláusulas concernientes al respeto de las propiedades que los mexicanos tenían en el territorio cedido a los Estados Unidos.

Ese mismo día el venezolano José Antonio Páez era derrotado por el ejército gubernamental en la batalla de Los Araguatos, tras la cual se vio obligado a huir a Nueva Granada, desde donde marchó a Brasil.

El 14 de marzo el Papa Pío IX aprobó una constitución para los Estados Pontificios que establecía un gobierno basado en dos cámaras más el Colegio de Cardenales, presidido por el Papa.

Ese mismo día estallaba una revuelta de obreros en Viena. Se cuenta que, cuando el emperador Fernando I preguntó a Metternich qué estaba sucediendo, éste contestó "Están haciendo una revolución", a lo que el emperador replicó: "Ya, pero ¿tienen permiso?"  Metternich tuvo que presentar su dimisión y huir a Gran Bretaña tras haber controlado la política exterior austríaca durante veintisiete años. Dicen que dijo: He gobernado Europa, pero nunca Austria.

El 15 de marzo el emperador Fernando I prometió que aceptaría una constitución. Al mismo tiempo, las ciudades húngaras de Buda y Pest vivieron una revolución sin derramamiento de sangre, en la que los liberales se impusieron a los gobernantes austríacos e iniciaron la formación de un gobierno democrático. Otro tanto sucedía en Praga.

Mientras tanto, el periódico The Californian publicaba en San Francisco la noticia del descubrimiento de oro en California. Samuel Brannan corría por las calles de la ciudad con un frasco de oro en las manos gritando ¡Oro, oro en el río Americano!

El 17 de marzo se proclamó en Venecia la República de san Marcos, que se declaró independiente de Austria. Ese mismo día, con la autorización del emperador Fernando I, se instauró la Dieta Húngara, presidida por Lajos Battyány.

El rey Federico Guillermo IV de Prusia había recibido también las Reivindicaciones de marzo, y habia prometido verbalmente que promulgaría la libertad de prensa y convocaría un parlamento para elaborar una constitución. Hasta el momento, no se habían producido incidentes de gravedas, pero el 18 de marzo, en el transcurso de una manifestación multitudinaria en Berlín, hubo dos disparos que dieron lugar a una escalada de violencia. Se levantaron barricadas en las calles y la jornada acabó con sangrientos enfrentaimientos con el ejército.

Mientras tanto estallaba una revuelta en Milán contra el gobierno austríaco. La numerosa guarnición austríaca en la ciudad estaba bajo el mando del octogenario general Joseph Radetzky, que tuvo que enfrentarse a una insurrección generalizada: los milaneses levantaron barricadas y combatieron desde las calles, ventanas y tejados.

El 19 de marzo el rey Federico Guillermo IV de Prusia ordenó la retirada del ejército que combatía en Berlín y se reafirmó en su voluntad de emprender todas las reformas liberales que le reclamaban. También dio su aprobación a que los ciudadanos fueran armados, y liberó a los presos políticos polacos, que el 20 de marzo formaron una "legión polaca". Mientras tanto estallaba una revuelta en Poznan (en la parte prusiana de Polonia) similar a la que acababa de desarrollarse en Berlín. Se creó un Comité Nacional Polaco  que envió representantes a Berlín a pedir reformas políticas que concedieran mayor autonomía a la Polonia prusiana. Entre los rebeldes había partidarios de luchar por la independencia contra Prusia y también contra Rusia, pero, obviamente, esto no se lo plantearon a los alemanes. Por su parte, los liberales alemanes empezaron apoyando a los polacos porque temían que Rusia ofreciera su ayuda al rey Federico Guillermo IV para aplastar las revueltas, de modo que si los polacos decidían luchar contra Rusia por su independencia, Rusia dejaría de lado a los alemanes durante un tiempo que podría ser suficiente para que se consolidaran las reformas liberales.

El mismo tiempo Parma se rebelaba contra el duque Carlos II. Su heredero, llamado también Carlos, trató de reprimir las revueltas, pero el duque le ordenó deponer las armas.

Ese mismo día abdicó el rey Luis I de Baviera, que prefirió dejar su trono antes que ceder a las presiones de los liberales. Fue sucedido por su hijo Maximiliano II, que formó un gobierno liberal que, en principio, le permitió mantener el orden en su reino. Poco después Lola Montez, la amante de Luis I, abandonó Baviera y esperó al monarca en Suiza, pero éste nunca acudió. Finalmente marchó a Gran Bretaña.

El 21 de marzo Federico Guillermo IV de Prusia desfiló por las calles de Berlín, acompañado de algunos de sus ministros y generales, para dirigirse al cementerio en el que habían sido enterradas las víctimas civiles de la revuelta sucedida los días precedentes. Tanto él como su séquito lucían la insignia tricolor de los revolucionarios alemanes: negra, roja y dorada.

Ese mismo día el gran duque Leopoldo II de Toscana causó sensación entre sus súbditos al enviar su pequeño ejército junto con una compañía de voluntarios en apoyo del rey Carlos Alberto de Cerdeña. Además sustituyó la bandera del ducado por la bandera tricolor italiana con su escudo de armas en el centro.

Al mismo tiempo, una multitud se cogregaba en Copenhague para exigir una constitución al rey Federico VII de Dinamarca, que no tardó en acceder a sus demandas.

El 22 de marzo los austríacos tuvieron que abandonar la capital milanesa y replegarse a lo que llamaban el cuadriátero, un sistema defensivo enmarcado entre las ciudades de las fortalezas de Peschiera, Mantua, Legnago y Verona. El 23 de marzo el rey Carlos Alberto de Cerdeña anunció su intención de apoyar la causa milanesa y declaró la guerra a Austria.

El rey Federico Guillermo IV recibió a los emisarios polacos y les manifestó su visto bueno a las reformas que proponían, pero al mismo tiempo preparaba una intervención militar en Polonia para aplastar a los rebeldes.

Las noticias sobre los acontecimientos de Copenhague llegaron confusas al sur de Dinamarca, a los ducados de Schleswig y Holstein. El status político de estos ducados, situados en la base de la península de Jutlandia, era muy peculiar. De acuerdo con un antiguo tratado medieval, ambos ducados formaban una unidad indivisible en unión personal con la corona danesa. Sin embargo, Holstein había sido parte del Sacro Imperio Romano Germánico y a la sazón estaba integrado en la Confederación Alemana, mientras que Schleswig no era técnicamente parte de Alemania, si bien una buena parte de su población era de origen alemán. Al parecer, llegaron rumores de que el rey estaba en manos de revolucionarios radicales que pretendían separar los ducados, y el 24 de marzo se formó un gobierno revolucionario en Kiel, en el ducado de Holstein.

El 25 de marzo la vanguardia del ejercito sardo cruzó el río Tesino desde el Piamonte, entrando así en territorio austríaco.

El 26 de marzo se produjeron revueltas liberales en Madrid que Narváez sofocó con eficacia y rapidez, al igual que las que surgieron en Barcelona y Valencia unos días más tarde. Por esas fechas el gobierno español logró con delicadeza alejar de Madrid al general Serrano, es decir, logró que dejara de ser el amante de la reina Isabel II, y reconcilió a ésta con su esposo.

El 28 de marzo llegó a Poznan la "legión polaca" que se había formado en Berlín. Por esas fechas numerosas ciudades polacas se habían rebelado contra las autoridades prusianas y la opinión pública alemana, originalmente favorable a Polonia, se estaba volviendo en su contra.

El 29 de marzo murió en Nueva York el millonario John Jacob Astor, que a la sazón era el hombre más rico de los Estados Unidos. Su fortuna ascendía a unos 20 millones de dólares de la época, que se podrían considerar equivalentes a más de 100 billones de dólares actuales. Astor dejó el grueso de su fortuna a su hijo menor, William Blackhouse Astor, pues su primogénito era deficiente mental, pero le dejó suficiente dinero para que pudiera vivir bien el resto de su vida.

La mayoría de los príncipes alemanes se amedrentaron ante las revueltas liberales y dieron su permiso para iniciar reformas. El 31 de marzo se reunió en Frankfurt un parlamento alemán con la misión de esbozar una constitución que se llamaría Derechos y demandas fundamentales del pueblo alemán. La mayoría de los delegados eran partidarios de una monarquía constitucional, aunque había algunos republicanos.

La idea de unificar políticamente Alemania cobraba cada vez más fuerza entre los sectores nacionalistas, si bien a nadie se le ocultaba la dificultad, tal vez insalvable, de lograr que todos los príncipes y reyes alemanes (salvo a lo sumo uno) renunciaran a sus títulos. En cualquier caso, si se acababa creando una Alemania unida, los rebeldes alemanes de Schleswig-Holstein querían que ambos ducados pertenecieran a ella. Para ello tenían que lograr que Dinamarca reconociera su independencia. Un ejército de unos 7.000 rebeldes tomó la ciudad de Flensburgo, en Schleswig.

Los alemanes residentes en Polonia pidieron que ésta fuera incorporada a la Confederación Alemana, pero el 3 de abril el Comité Nacional Polaco votó en contra de la incorporación. Desde ese momento, las tensiones entre los polacos y la minoría alemana fueron en aumento.

El 8 de abril, el parlamento alemán, ahora declarado Asamblea nacional de toda Alemania, decretó el sufragio universal y procedió convocar elecciones para una nueva asamblea nacional.

Ese día murió el compositor italiano Gaetano Donizetti. La sífilis le había provocado una enfermedad mental. Tras haber pasado unos años ingresado en un manicomio, había regresado a Bergamo, su localidad natal, donde fue atendido por una familia noble hasta su muerte.

El 9 de abril un ejército danés se presentó ante Flensburgo. Los rebeldes habían tratado de retirarse para evitar ser rodeados, pero reaccionaron tarde y tuvieron que presentar combate en la batalla de Bov, en la que sufrieron una derrota, pero sin apenas bajas.

Tras unas semanas de tumultos, el príncipe de Moldavia Mihail Sturdza recibió una petición-proclamación con 35 reivindicaciones elaborada por una asamblea integrada por casi un millar de personas, principalmente jóvenes nobles y representantes de la clase media. El príncipe aceptó 33 de las peticiones, exceptuando la disolución de la asamblea que le asesoraba (para que fuera sustituida por otra más representativa) y la formación de una guardia nacional. Para su sorpresa, los rebeldes insistieron en su exigencia de que todas sus peticiones fueran atendidas, así que Sturdza movilizó el ejército y arrestó a unos 300 conspiradores. Algunos otros murieron y muchos otros huyeron de la región.

El 10 de abril se celebró un encuentro masivo de cartistas en Londres. El gobierno estimó el número de asistentes en 15.000, mientras que los cartistas hablaban de 150.000. Se habían contratado 100.000 policías de refuerzo y los militares habían amenazado con intervenir si los congregados cruzaban el Támesis. La reina Victoria había abandonado Londres por precaución y se alojaba en una residencia en la isla de Wight. Sin embargo, todas estas medidas resultaron superfluas, ya que el encuentro transcurrió pacíficamente. Feargus O'Connor presentó una petición ante el Parlamento avalada en principio por casi seis millones de firmas, pero muchas de ellas resultaron ser falsas. Entre ellas figuraban la de la reina Victoria y la de Mr. Punch (un personaje clásico del teatro de marionetas). También es verdad que muchos seguidores de los cartistas eran analfabetos y no sabían firmar. El fraude acabó con la reputación del cartismo y con la de O'Connor en particular. El encuentro fue un fracaso. Se disolvió por sí mismo y el cartismo dejó de tener peso político alguno en Gran Bretaña.

El 11 de abril el emperador Fernando I de Austria firmó las llamadas leyes de abril, en calidad de rey Fernando V de Hungría, por las que sancionaba un gobierno democrático en Hungría, que seguía formando parte del Imperio Austríaco, pero con plena autonomía política y económica.

El 12 de abril, la dieta de la Confederación Alemana reconoció el gobierno provisional de Schleswig-Holstein, y encargó al general prusiano Friedrich von Wrangel que acudiera en su auxilio.

El 13 de abril los liberales sicilianos, dirigidos por Ruggeru Sèttimu, declararon depuesto al rey Fernando II y proclamaron la independencia de la isla. Mientras tanto, el rey Carlos Alberto de Cerdeña ponía bajo asedio a Peschiera y en Constanza (en el gran ducado de Baden) estallaba una revuelta, dirigida por Friedrich Hecker, que pretendía tomar Karlsruhe, la capital del ducado, destronar al gran duque Leopoldo e instaurar una república, pero, a pesar de que Hecker había escogido Constanza porque sus ciudadanos simpatizaban mayoritariamente con el republicanismo, apenas consiguió movilizar a medio centenar de hombres. No obstante, durante los días siguientes sus seguidores llegaron a sumar más de un millar.

El capitán estadounidense James Glynn, durante una estancia en Cantón, se enteró a través del cónsul neerlandés que un barco estadounidense perdido dos años atrás había naufradado frente a las costas de Japón y que, al parecer, unos náufragos que habían logrado llegar a tierra permanecían desde entonces encarcelados en Nagasaki. Al comunicar estas noticias a sus superiores recibió orden de dirigirse a Nagasaki a negociar la liberación de los prisioneros. Allí llegó el 17 de abril. Sus órdenes eran:

En su contacto con los japoneses, su conducta será conciliadora pero firme. Deberá cuidar de no violar las leyes o costumbres del país, y de no perjudicar de ninguna forma cualquier política pacífica que nuestro gobierno quiera plantear. Pese a todo, puede suceder que se encuentre en situaciones imprevisibles. En tales casos, depositamos en usted la máxima confianza en su discreción y habilidad para defender los intereses a la vez que el honor de su país.

Aunque los japoneses trataron de impedirle el paso, Glynn se las arregló para cruzar una línea de barcos que cerraba el acceso a la bahía de Nagasaki y echó anclas en ella. Después inició una negociación con las autoridades en las que exigió la liberación de los marineros.

El 18 de abril el duque Carlos II de Parma se vio forzado a abdicar en su hijo, que se convirtió en el duque Carlos III, al menos en teoría, porque había huido al campamento del rey Carlos Alberto de Cerdeña dispuesto a unirse a su causa, pero éste lo había hecho encarcelar en Milán. Carlos II se refugió en Sajonia. Antes partir nombró un consejo de regencia al que encargó redactar una constitución. Poco antes, el duque de Módena también se había visto obligado a marchar al exilio.

El gobierno húngaro de Lajos Batthyány se encontraba con muchas dificultades, entre las cuales una de las mayores era que el territorio húngaro estaba poblado por etnias muy diversas, aparte de los húngaros propiamente dichos. Muchas de ellas no habían encontrado ninguna ventaja en haber dejado de estar gobernadas por los austríacos para haber pasado a estar gobernadas por los húngaros. Las etnias más destacadas eran la de los eslovacos al oeste, y las de los rumanos y croatas al este. Los más belicosos eran los croatas, dirigidos por Josip Jelacic. Éste había organizado un parlamento croata, que exigía al emperador la secesión de Croacia del reino de Hungría, la unificación de Croacia con Dalmacia e Istria, pobladas también por croatas y parte del Imperio Austríaco, pero no del reino de Hungría, así como la abolición de la servidumbre y plenos derechos civiles para todas las etnias. El 19 de abril Jelacic proclamó la independencia de Croacia respecto de Hungría. No obstante, Jelacic no tenía ninguna intención de segregar Croacia del Imperio Austríaco, al contrario, una de las razones por las que no aprobaba a los revolucionarios húngaros era por recelar de su tendencia al separatismo.

Mientras tanto el presidente de la república de Yucatán, a la sazón Miguel Barbachano, firmó el tratado de Tzucabab con el cacique maya Jacinto Pat. Sin embargo, Cecilio Chi consideró más práctico acabar con la población blanca de la región, rechazó el acuerdo y la lucha continuó.

Prusia había enviado a Polonia (la Polonia prusiana) a Karl Wilhelm von Willisen, en calidad de "Real Comisario Civil para la provincia de Poznan", quien trató de convencer a los polacos de que, para que las negociaciones sobre la autonomía llegaran a buen puerto, era necesario que redujeran sus fuerzas, que por esas fechas sumaban ya unos 7.000 hombres. Willisen negoció con los polacos, pero así se ganó la enemistad de los alemanes, que lo acusaron de traicionar la causa alemana y el 20 de abril tuvo que volver a Berlín, donde al poco tiempo fue sustituido en el cargo.

El 21 de abril Chopin llegaba a Londres. Pronto se sintió decepcionado. En una carta escribió:

Aquí la música es una profesión, no un arte. Tocan excentricidades y las presentan como obras de belleza total; interesarlos en cosas serias es una locura. La burguesía exige lo extraordinario y la mecánica. El gran mundo escucha demasiada música para prestarle una atención seria. Lady X..., una de las más grandes damas de Londres, en cuyo castillo pasé unos días, es considerada una música. Una noche que yo había tocado le llevaron una especie de acordeón, y se puso muy seriamente a ejecutar en él los aires más horribles. Todas estas criaturas están un poco chifladas. Las que conocen mis composiciones me dicen: tocadme vuestro segundo suspiro... me gustan mucho vuestras campanas... Lo único que se les ocurre decirme es que mi música fluye como el agua... Ayer la anciana Rothschild me preguntó cuánto cuesto. Como había pedido veinte guineas a la duquesa de Sutherland, le respondí: veinte guineas. La buena mujer me dijo entonces que, en efecto, toco muy bien, aunque me aconsejó que no pidiera tanto, porque en esta "season" hace falta más "moderation"...

Mientras tanto, un ejército de la Confederación Alemana (unos 2.000 soldados de Hesse y Baden) derrotaba en Kandern a unos 800 insurgentes de Hecker. El 23 de abril diversos grupos de milicianos se reunieron en Friburgo de Brisgovia, y decidieron hacer frente a unos 3.000 soldados que se aproximaban, y fueron ahogados en su propia sangre.

Ese mismo día se celebraron elecciones en Francia para reunir una Asamblea Nacional Constituyente. Los republicanos moderados consiguieron unos 500 representantes, los monárquicos unos 200, los republicanos radicales unos 100 y los socialistas obtuvieron un único representante. Los republicanos radicales se sintieron decepcionados. Los resultados se explican por que el sufragio universal había dado mayor peso al campesinado, que, en general, tendía a ser conservador.

El parlamento francés no estaba dispuesto a liberar a Abd al-Qádir. Se acordó, no obstante, trasladarlo a un lugar más confortable, el castillo de Pau. Durante el trayecto, el argelino dijo: esos llanos verdeantes, esos vergeles, esos bosques, esos ríos y riberas; ¡cuánta abundancia! ¿Qué necesidad tienen los franceses de ocupar mi país, de arena y rocas?

El general Wrangel derrotó a los daneses en la ciudad de Schleswig, mientras otro ejército alemán obtenía una victoria en Mysunde.

El 24 de abril fue proclamada la constitución de Croacia.

El 25 de abril un ejército bávaro llegó a Constanza, último reducto de los republicanos de Hecker, y la puso bajo asedio.

El 26 de abril James Gleen logró que las autoridades japonesas le entregaran los náufragos encarcelados. En total, eran 18 hombres, aunque otros habían muerto, algunos por castigos tras algunos intentos de fuga (fueron puestos en jaulas a la intemperie durante varios días), otro se había ahorcado en su propia jaula y lo habían dejado colgando durante varios días. Entre los supervivientes estaba Ranald MacDonald, que había pasado su encarcelamiento estudiando japonés y dando clases de inglés. Cuando regresó declaró ante el Congreso de los Estados Unidos que la sociedad japonesa era muy civilizada, a la altura de los patrones occidentales.

El rey Federico Augusto II de Sajonia había logrado evitar disturbios en su reino nombrando un gobierno liberal y algunas medidas adicionales, como la supresión de la censura. Sin embargo, el 28 de abril consideró que estaba en condiciones de suprimir el parlamento sin peligro y así lo hizo.

Los Estados Pontificos habían enviado a Lombardía un ejército bajo el mando del general Giovanni Durando, así como un grupo de voluntarios comandados por Andrea Ferrari, en apoyo del rey Carlos Alberto de Cerdeña contra Austria, pero el 29 de abril el Papa Pío IX proclamó la neutralidad de los Estados Pontificios y ordenó que sus ejércitos abandonaran el combate. Durando acató la orden, pero no así Ferrari y sus hombres, que decidieron continuar en la guerra. Contaba con unos 3.000 voluntarios y con un millar de soldados pontificios que también optaron por desacatar las órdenes del Papa y se habían unido a él.

Ese mismo día el ejército prusiano atacó varios campamentos polacos dejando numerosos muertos. El 30 de abril se disolvió el Comité Nacional Polaco al tiempo que se organizaban guerrillas y se engrosaba el ejército polaco, dirigido por Ludwik Mieroslawski.

Ese mismo día el ejército del rey Carlos Alberto de Cerdeña se enfrentó al ejército austríaco del general Radetzky en la batalla de Pastrengo, cerca de Verona. Contaba con unos 12.000 soldados de infanteria, 2.500 de caballería y 36 cañones, mientras que los austríacos tenían 7.000 soldados de infantería, 2.200 de caballería y 24 cañones. Los sardos rechazaron todas las cargas austríacas con muy pocas bajas y terminaron poniendo en fuga al enemigo. Radetzky se refugió en la bien fortificada Verona. Así Carlos Alberto había cortado las comunicaciones austríacas de Peschiera con Verona, y en parte también con Mantua.

En Persia, la popularidad del Bab iba en aumento, hasta el punto de que había convertido a su doctrina al gobernador de la prisión en que estaba encarcelado, por lo que el primer ministro lo envió de nuevo a Tabriz, donde dispuso que fuera juzgado por blasfemia y apostasía.

La decisión del Papa de no participar en la guerra contra Austria resultó muy impopular en los Estados Pontificios, varios de sus ministros dimitieron y finalmente la guardia cívica ocupó el castillo de Sant'Angelo, donde eran encerrados los presos políticos. El 3 de mayo el Papa trató de retomar las riendas de la situación cambiando de gobierno. En su ingenuidad, también escribió una carta al emperador Fernando I invitándolo a renunciar a Lombardía.

El rey Carlos Alberto de Cerdeña condujo su ejército hacia Verona. Esperaba encontrarse con una mínima resistencia austríaca, sin más propósito que retrasar el asedio de la forzaleza, pero en realidad Radetzky había trasladado importantes contingentes a los pueblos cercanos de Santa Lucía y Crocebianca. El 6 de mayo los sardos atacaron las posiciones austríacas y, con grandes dificultades, lograron tomar Santa Lucía, pero tuvieron menos éxito en Crocebianca. Desde Santa Lucía, Carlos Alberto oteó Verona tratando de ver indicios de una rebelión contra los austríacos, pero no hubo tal rebelión. Radetzky había amenazado a los veroneses con bombardear la ciudad al mínimo incidente, y unos días antes había hecho una demostración de lo que sería capaz de hacer saqueando la vecina Castelnuovo. Incluso había prohibido a los veroneses que se subieran a los tejados para observar el curso de los combates que estaban teniendo lugar en el exterior. El caso fue que Carlos Alberto, que había sufrido muchas bajas, consideró que su posición era insegura y ordenó un repliegue. En cuanto Radetzky observó la retirada sarda, hizo salir de Verona varios batallones de infantería para lanzar un contraataque, pero Carlos Alberto no perdió los nervios y ordenó hacerles frente. Sus hombres ahuyentaron a los austríacos mientras el grueso de su ejército se retiraba ordenadamente. El rey de Cerdeña planeaba esperar la caída de Peschiera antes de emprender una nueva ofensiva.

El 8 de mayo un ejército austríaco que se dirigía a Venecia bajo la dirección del general Laval Nugent von Westmeath, se enfrentó en Cornuda al ejército de voluntarios de los Estados Pontificios dirigido por Andrea Ferrari. La batalla se prolongó hasta el día siguiente, donde los italianos, superados en número en más de cinco a uno, fueron derrotados.

El 9 de mayo los polacos firmaron su capitulación ante los prusianos. Mieroslawski había dimitido tres días antes y su sucesor firmaba ahora la rendición. Lo que había sido el gran ducado de Poznan fue reducido a la provincia de Poznan, y el gobierno prusiano denegó todo signo de autonomía.

El 13 de mayo los diputados recién elegidos para el parlamento del reino de las Dos Sicilias propusieron que el juramento que debían prestar no fuera un juramento de lealtad al rey, sino a la constitución. El rey Fernando II aceptó ciertas modificaciones a la fórmula de juramento, pero el parlamento no aceptó la versión que proponía. La noche del 14 de mayo se levantaron barricadas en las calles de Nápoles y al día siguiente se produjeron disturbios que fueron reprimidos por el ejército.

El nuevo gobierno francés consideraba a los Talleres nacionales como una aberración. Los obreros eran empleados en obras de rentabilidad nula, principalmente empedrar calles, y ni aun así había trabajo para todos. Los trabajadores de los talleres trabajaban una media de un día de cada cuatro, pero cobraban una indemnización por los días de paro forzoso. Para el gobierno, pagar por no trabajar era una obra de caridad que debía quedar en manos de organizaciones privadas y no del gobierno. Los más conservadores, en lugar de Ateliers Nationaux (talleres nacionales), los llamaban Râteliers Nationaux (pesebres nacionales). El 15 de mayo los republicanos radicales promovieron una manifestación que defendió la causa de Polonia y trató de elegir un gobierno revolucionario paralelo. Sin embargo,  resultó un fracaso y los organizadores, Louis Blanc entre ellos, acabaron en la cárcel. El 16 de mayo se suprimió la Comisión de Luxemburgo, y la Asamblea Nacional amenazó con enjuiciar a Louis Blanc. Siguieron varias medidas para debilitar los Talleres, pero los intentos de cerrarlos fracasaron porque se tenían por un símbolo de la revolución.

El 19 de mayo se reunió en Frankfurt la nueva Asamblea Nacional Alemana, con 809 delegados, de los cuales 585 habían sido elegidos por sufragio universal.

Ese año había elecciones presidenciales en los Estados Unidos, y los demócratas estaban divididos. Los más radicales, aunque minoritarios, opuestos a la esclavitud, eran conocidos por sus rivales como barnburners (quemadores de graneros), porque los comparaban con el granjero que quema su propio granero para librarse de las ratas, mientras que los más conservadores recibían como contrapartida el apelativo de hunkers (nalgas) porque se sentaban sobre sus traseros sin hacer nada. Polk fue el primer presidente estadounidense que no se presentó como candidato para la reelección. La convención demócrata se realizó en Baltimore el 22 de mayo, y a ella no acudieron representantes de Nueva York porque los dos sectores estaban tan enemistados que ninguno permitía al otro nombrar una delegación. Tras cuatro votaciones se impusieron los hunkers, que proclamaron candidato a Lewis Cass, un militar que había destacado en la guerra de 1812, con el que esperaban contrarrestar al candidato whig, que todos suponían que sería algún militar destacado en la reciente guerra contra México. Como candidato a vicepresidente eligieron a William Orlando Butler, que además de ser veterano de la guerra de 1812, había resultado herido en la batalla de Monterrey. Butler se había alineado en numerosas ocasiones con los demócratas esclavistas, así que para los barnburners resultó completamente inaceptable y decidieron realizar una convención alternativa en la que elegir a su propio candidato.

Ese mismo día se reunió una Asamblea Nacional Prusiana, elegida por sufragio universal, con la misión de elaborar una constitución para Prusia "con el consenso de la Corona".

En Hannover no hubo apenas incidentes. Por esas fechas llegaron algunos agitadores desde Berlín que organizaron una manifestación ante el palacio del rey Ernesto Augusto I, el cual hizo salir a su primer ministro, quien se limitó a advertir a los manifestantes que si formulaban peticiones inadecuadas al rey, éste se marcharía a Gran Bretaña con su heredero, dejando vacante el trono de Hannover. Si eso sucedía, lo más probable era que Hannover acabara integrado en Prusia, y nadie deseaba tal cosa, así que las protestas cesaron de inmediato. No obstante, el rey terminó aceptando una constitución más liberal que la que había concedido al aceptar la corona.

Tampoco hubo incidentes graves en Hesse, donde el príncipe elector Federico Guillermo tuvo que aceptar unas cuantas leyes aprobadas por el parlamento, principalmente relacionadas con la bajada de impuestos.

El 24 de mayo el rey Fernando II de las Dos Sicilias disolvió el parlamento y convocó nuevas elecciones.

El 26 de mayo la Asamblea Nacional francesa prohibió a perpetuidad el regreso a Francia del rey Luis Felipe I y su familia.

El general Radetzky había convencido a Nugent de que los refuerzos que aportaba debían acudir a Lombardía, donde él se encontraba atrapado, y no a Venecia. El general no quería poner en peligro Verona, pues era su nexo de unión con el Tirol y, por tanto, con Austria, pero, con los nuevos refuerzos, consideró que podía dejar una guarnición suficiente en la ciudad y partir con su ejército hacia Mantua, cosa que hizo el 27 de mayo.

El 29 de mayo Wisconsin se convirtió en el trigésimo Estado de los Estados Unidos. Su constitución lo convertía en un Estado libre, por lo que el número de Estados libres volvió a quedar igualado al de los Estados esclavistas.

Ese mismo día Radetzky atacó Curtanone con 8500 hombres y Montanara con otros 8000, mientras otros 5000 hombres se dirigían a San Silvestro. En Montanara los austríacos arrollaron a un ejército italiano en minoría e hicieron mucho prisioneros; en Montanara también resultaron victoriosos, pero la tenaz resistencia de los italianos permitió a éstos retirarse finalmente a Goito, donde se reunieron con el rey Carlos Alberto, que tuvo ocasión de reorganizar sus fuerzas. Disponía de 17.000 soldados de infantería y casi 6.000 de caballería, además de 56 cañones. Radetzky reunió su ejército y se dirigió hacia Goito con 27.000 soldados de infantería y casi 5.000 de caballería. El enfrentamiento se produjo el 30 de mayo y supuso una nueva victoria para los italianos. Tras la batalla llegó un mensajero que anunció que Peschiera se había rendido el día anterior, y la noticia fue recibida con vítores a Carlos Alberto, que fue aclamado como rey de Italia.

Ese mismo día se estableció oficialmente el fin de la guerra entre México y los Estados Unidos.

Marx y Engels se habían trasladado a Colonia (Prusia) y el 1 de junio publicaron el primer número del diario Neue Reinische Zeitung (Nuevo periódico renano), financiado en parte con una sustanciosa herencia que Marx acababa de recibir.

El 3 de junio el presidente Mexicano Manuel de la Peña (cuya imagen como político no había quedado muy bien parada tras el tratado de Guadalupe-Hidalgo) presentó su renuncia y fue sucedido por José Joaquín de Herrera, al que hubo que convencer para que aceptara el cargo asegurándole que, si lo rechazaba, México se hundiría en una guerra civil. Como la Ciudad de México seguía ocupada por los estadounidenses, estableció su gobierno en Mixcoac. Tuvo que ocuparse de una epidemia de cólera, de varios alzamientos de indios, así como el típico intento de golpe de estado, protagonizado esta vez por el ex presidente Mariano Paredes, que había regresado del exilio para oponerse al tratado de Guadalupe-Hidalgo.

El 4 de junio se celebraron unas elecciones complementarias a la Asamblea Nacional Francesa que introdujo cuarenta nuevos representantes. Entre los elegidos se encontraban Luis Napoleón Bonaparte y tres primos suyos, pero no ocuparon sus escaños por temor a que se aprobara una ley de exilio más general. Los socialistas también aumentaron su presencia en la cámara, aunque siguieron siendo minoría. Entre sus representantes estaba Joseph Proudhon.

El 7 de junio se celebró en Philadelphia la convención whig. Los nombres que más sonaban para encabezar la candidatura eran los de Wilfried Scott y Zachary Taylor, los héroes de la guerra contra México, y finalmente el elegido fue Taylor. Como candidato a la vicepresidencia fue elegido Millard Fillmore.

El 12 de junio llegó a Praga el mariscal Alfred de Windischgrätz, que consideró intolerable la anarquía que reinaba en Bohemia y se dispuso a restaurar con mano dura la autoridad austríaca.

El 14 de junio la Asamblea de Frankfurt dispuso la creación de una flota alemana.

El 16 de junio, tras la aprobación del gobierno provisional, el ducado de Parma fue anexionado al reino de Cerdeña. Unos días antes el rey Carlos Alberto había proclamado igualmente la anexión de Lombardía.

El 20 de junio la Asamblea Nacional francesa aprobó finalmente el cierre de los Talleres Nacionales. El 21 de junio se puso en vigor un decreto por el que los obreros de entre 18 y 25 años se integraban en el ejército y el resto debía prepararse para trabajar en obras públicas en las provincias. El gobierno se negó a recibir a una delegación de obreros.

Mientras tanto estallaba una revolución en Valaquia, organizada por una secta masónica conocida como Fratia (la Hermandad). En Islaz, Ion Heliade Radulescu, el mayor Christian Tell y el sacerdote ortodoxo Sapca Celei presentaron a la muchedumbre la Proclamación de Islaz, en la que reclamaban entre otras cosas la independencia de la administración y la legislación (tanto del Imperio Otomano como de Rusia), la separación de poderes, igualdad de derechos, la elección de un gobernador cada cinco años, la emancipación de los siervos y los gitanos, la educación general y la creación de un sistema de prisiones y una guardia nacional. Se creó un gobierno revolucionario que exigió ser reconocido por el hospodar de Valaquia, a la sazón el príncipe Gheorghe Bibescu. Los rebeldes reunieron un ejército de unos 150.000 hombres, que se identificaba con una bandera tricolor, azul, amarilla y roja.

El 22 de junio los barnburners estadounidenses se reunieron en Útica en una convención a la que acudió también una gran mayoría de miembros del partido de la Libertad, disgustados con el talante radical y religioso que estaba adoptando este partido. De la fusión de ambos grupos surgió el Partido de la tierra libre, que eligió como candidato a presidente al ex presidente Martin van Buren. El Partido de la tierra libre era más moderado que el partido de la Libertad, pues no propugnaba la abolición de la esclavitud, sino meramente su confinamiento al territorio estadounidense en el que a la sazón era legal, pero precisamente por ser más moderado captó más seguidores. El partido de la Libertad, pese a haber perdido al grueso de sus seguidores, presentó también su candidato a presidente, el abolicionista Gerrit Smith.

El 23 de junio empezaron a aparecer barricadas en las calles de París, que el ejército empezó a reprimir con dureza.

La revolución valaca llegó a Bucarest, donde los ciudadanos se manifestaron por las calles en su apoyo enarbolando banderas tricolores. A las diez de la noche el príncipe Bibescu cedió a la presión de la multitud, aceptó la constitución que le fue presentada, abdicó y dejó el país, al igual que lo hizo el cónsul ruso.

Ese mismo día entró en España el general carlista Ramón Cabrera. Estaba en Lyon cuando fue informado del segundo alzamiento carlista en España. Cuando se le instó a tomar parte contestó:

Mi deber de súbdito y de soldado me impone el de obedecer las órdenes del rey; mas creo francamente que la causa de éste está interesada en que no se agiten de nuevo todos los recursos con que cuenta en España; yo opinaré siempre por que en las fragosidades de Cataluña se sostenga la guerra de guerrillas, a fin de atraer las fuerzas y perpetuar, si es posible, la inquietud y los recelos del gobierno de Madrid; mas de esto a una guerra en que se equilibren nuestras fuerzas con las del enemigo, creo que hay una distancia inmensa.

A pesar de su poca convicción, intentó organizar un Ejército Real de Cataluña, aunque no tuvo mucho éxito.

El 24 de junio la guardia republicana desalojó a unos 1500 insurgentes que se habían reunido en el Panteón de París.

En Bucarest se organizó un gobierno que abolió los castigos corporales y la pena capital e hizo un llamamiento a la unidad de todas las regiones habitadas por rumanos (esto incluía principalmente, además de a Valaquia, a Transilvania, que formaba parte de Hungría, y a Moldavia, que,  como Valaquia, formaba parte, del Imperio Otomano, si bien bajo tutela rusa).

El 26 de junio fue sofocada la revuelta parisina cuando el ejército acabó con la última barricada. Se calcula que en los últimos cuatro días murieron unos 4.000 insurgentes y otros tantos fueron hechos prisioneros y deportados a Argelia.

En Valaquia se abolió la esclavitud a la que hasta entonces se habían visto sometidos los gitanos. El origen de la etnia gitana plantea muchas incógnitas a los historiadores. Aunque su nombre deriva de "egiptanos", porque en la edad media se creía que venían de Egipto, al parecer abandonaron la India a partir del siglo XI y se diseminaron por toda Europa, constituyendo en todas partes grupos minoritarios. En Valaquia eran esclavos desde tiempos inmemoriales y, de hecho, no se sabe si llegaron en libertad o si fueron importados ya como esclavos. El proceso de emancipación se había iniciado cinco años atrás, cuando el gobierno liberó a todos los esclavos que eran propiedad del estado. El año anterior la Iglesia Ortodoxa había liberado por su parte a los gitanos de su propiedad.

Una bala perdida acabó con la vida de la esposa del mariscal Windischgrätz, y para él eso fue la gota que colmó el vaso. El 27 de junio entró en Praga con su ejército y ahogó en sangre la Dieta Eslava que habían constituido los demócratas.

El gobierno revolucionario de Valaquia estaba trabajando en una proyecto polémico: una reforma agraria por la que las propiedades de los terratenientes serían repartidas entre los campesinos que las trabajaban de hecho. El 28 de junio, antes de haber aprobado la forma concreta en que se llevaría a cabo la reforma, los terratenientes recibieron por escrito un aviso del gobierno que causó la alarma entre las clases privilegiadas. Hasta los revolucionarios moderados se echaron atrás y se unieron a los conservadores.

El 29 de junio se formó un nuevo gobierno en Francia presidido por el general Louis Eugène Cavainac, responsable de la represión de las "jornadas de junio".

El 1 de julio hubo un intento de golpe de estado en Bucarest, protagonizado por Ioan Odobescu, que formaba parte de la rama moderada del gobierno. Con el apoyo de algunos oficiales, arrestó a los demás miembros del gobierno, pero los ciudadanos de Bucarest se amotinaron, levantaron barricadas en las calles, y terminaron por reducir a los golpistas, que fueron arrestados.

El 3 de julio se disolvieron definitivamente en Francia los Talleres Nacionales.

La República de San Marcos aprobó su incorporación al reino de Cerdeña.

El zar Nicolás I no estaba dispuesto a tolerar la revuelta liberal de Valaquia, así que los revolucionarios trataron de lograr el amparo del Imperio Otomano. Enviaron delegados que aseguraron que de ningún modo pretendían rechazar la soberanía otomana sobre Valaquia. El sultán Abdulmecit dispuso que se ocupara del asunto su cuñado Suleymán Bajá, quien propuso algunas reformas formales para que Rusia pudiera constatar que Valaquia seguía bajo el control otomano. El gobierno fue sustituido por una regencia formada por Radulescu, Tell y Nicolae Golescu.

El 7 de julio un ejército ruso entró en Moldavia para evitar que la revuelta de Valaquia se propagara.

En Tabriz se celebró el juicio contra el Bab, donde se le preguntó por su doctrina y se le invitó a realizar milagros que probaran su autoridad divina. Hay numerosas fuentes que relatan el juicio, con numerosas contradicciones entre ellas. No obstante, todas coinciden en que el Bab declaró: Yo soy el que habéis estado esperando durante mil años. No obstante, los clérigos parecían dispuestos a esperar algo más y propusieron que fuera condenado a muerte, pero los representantes del gobierno vacilaban, porque el Bab era demasiado popular. En su lugar, sugirieron que fuera examinado por médicos por si se le podía declarar loco. Los clérigos aceptaron que la condena a muerte fuera condicionada a que fuera declarado cuerdo. No obstante, el gobierno encomendó el diagnóstico al médico real, un británico llamado William Cormick, que, cómo no, aseguró que el Bab era un enfermo mental. Ante tal diagnóstico, los clérigos aceptaron que la pena de muerte fuera conmutada por la de recibir veinte latigazos en las plantas de los pies. El informe oficial dice que, durante la ejecución de la sentencia, el Bab abjuró de su doctrina y aseguró que no volvería a presentarse como enviado divino. No hay evidencias de que eso sucediera realmente. El caso es que el Bab fue devuelto a la cárcel.

El 18 de julio el general y ex presidente mexicano Anastasio Bustamente derrotó en Guanajuato a Mariano Paredes, que fue exiliado de nuevo.

Algunos de los bóers que habían aceptado la soberanía británica en Natalia se arrepintieron de ello y, dirigidos por Andries Pretorius habían vuelto a emigrar hacia el norte, hasta Transvaal, donde se reunieron con los bóers que habían abandonado Natalia tras la anexión británica. Seis meses atrás, los británicos habían reclamado la soberanía de la región de Transorange, y los bóers de la zona aceptaron luchar por su independencia dirigidos por Pretorius. Éste cruzó el Vaal y el 20 de julio tomó la ciudad de Bloemfontein.

La Confederación Irlandesa trataba de aunar a los terratenientes y arrendatarios irlandeses para protagonizar manifestaciones más o menos pacíficas contra el gobierno británico similares a las que estaban teniendo lugar en Europa. Uno de sus dirigentes, William Smith O'Brien, acababa de regresar de un viaje a Francia del que trajo consigo una bandera tricolor, verde, blanca y naranja, confeccionada por unas mujeres francesas que simpatizaron con su causa. La bandera se convirtió en el símbolo de las reivindicaciones irlandesas. El 22 de julio el gobierno británico anunció la suspensión del habeas corpus, de modo que a partir de esa fecha cualquier irlandés podía ser detenido y encarcelado sin juicio.

El 24 de julio se inició en Custoza el enfrentamiento decisivo entre el general Joseph Radetzky y el rey Carlos Alberto de Cerdeña. Fue el encuentro más sangriento de toda la campaña y se prolongó hasta el día siguiente. Los sardos contaban con 22.000 hombres, mientras que los austríacos habían reunido 33.000. Carlos Alberto acabó con más de 8.000 bajas, entre muertos y heridos, mientras que los austríacos contaron algo más de la mitad de esa cifra. Carlos Alberto tuvo que retirar precipitadamente su ejército hasta Milán.

El 28 de julio Radetzky envió a Franz Ludwig von Welden a invadir los Estados Pontificios, mientras que el príncipe Franz Joachim Liechtenstein recibió la misión de restaurar la soberanía de los duques de Parma y Módena.

Durante la última semana, los jóvenes irlandeses habían estado reuniendo partidarios (principalmente mineros, comercianes y arrendatarios), y el 29 de julio se levantaron barricadas en Ballingarry. Los insurgentes acorralaron a un grupo de policías, pero se dispersaron en cuanto llegaron refuerzos. O'Brien y otros cabecillas fueron capturados, juzgados y condenados a muerte, aunque luego sus penas fueron conmutadas por el destierro a Australia. La rebelión irlandesa no fue más allá.

El 4 de agosto los austríacos vencieron nuevamente al rey Carlos Alberto de Cerdeña en la batalla de Milán, tras la cual los sardos pidieron un armisticio. El armisticio de Salasco (llamado así por el general sardo que lo negoció) preveía la evacuación en dos días del ejército sardo y de todos los civiles que optaran por abandonar la ciudad, a cambio de garantías para quienes se quedaran. Se dice que un tercio de la población milanesa optó por el exilio. El 6 de agosto el ejército austríaco entró en la ciudad en medio de un absoluto silencio. Ese mismo día Carlos Alberto entraba en el ducado de Saboya, es decir, en sus dominios en el norte de Italia. El mes anterior había llegado a Milán desde América Giuseppe Garibaldi, donde organizó una legión de voluntarios con la que había obtenido algunos éxitos menores contra los austríacos.

El 7 de agosto murió el químico sueco Jöns Jacob Berzelius.

El 9 de agosto se firmó en Milán la versión definitiva del armisticio de Salasco, en el que se regulaba la evacuación por parte de los sardos de las restantes ciudades bajo soberanía austríaca en las que tenían guarniciones. La duración del armisticio se establecía en seis semanas, tras las cuales podría ser renovado por ambas partes o rechazado ocho días antes de reanudar las hostilidades. Sólo dos ciudades se resistieron a entregarse a los austríacos, ambas en territorio veneciano: la pequeña ciudad de Osoppo, que resistía un asedio desde hacía más de tres meses, y la propia Venecia.

El 10 de agosto el duque de Módena recuperó su ducado gracias al ejército austríaco.

El 11 de agosto el gobierno francés aprobó una ley que restringía drásticamente la libertad de prensa.

El gran duque Leopoldo II de Toscana estaba empezando a pensar que la política se le escapaba de las manos. El 17 de agosto se vio obligado a disolver el gobierno moderado y nombrar otro formado por demócratas radicales.

El gobierno de Yucatán no tuvo más remedio que reincorporarse a México para hacer frente a la revuelta de los mayas.

El 18 de agosto los austríacos instauraron un gobierno en Parma que contaba con el beneplácito del duque Carlos II, que seguía en Alemania. Entre tanto el general Welden había ocupado y saqueado Ferrara y acababa de entrar en Bolonia. Allí sufrió un motín y el 19 de agosto los boloñeses sufrieron a su vez la represalia de Welden. El Papa Pío IX protestó enérgicamente por la invasión de sus estados.

Ese mismo día el New York Herald fue el primer periódico de la costa este estadounidense que anunció el descubrimiento de oro en California.

El 25 de agosto el gran duque Leopoldo II de Toscana tuvo que sofocar una revuelta de demócratas en Livorno.

Tras diversas batallas entre alemanes y daneses por el dominio de los ducados de Schleswig-Holstein, las potencias internacionales presionaron para que se respetara la integridad territorial de Dinamarca. Gran Bretaña amenazó con enviar su flota en auxilio de los daneses, mientras el zar Nicolás I de Rusia presionaba al rey Federico Guillermo IV de Prusia. Éste ordenó a Wrangel que se retirara de la guerra, pero Wrangel replicó que no estaba a las órdenes del rey de Prusia, sino a las de la Confederación Alemana, y que cualquier tratado de paz debería ser aprobado previamente por el parlamento de Frankfurt. El 26 de agosto, Prusia firmó un tratado en Malmö en el que aceptaba prácticamente todas las demandas danesas. No obstante la Confederación Alemana siguió apoyando a los ducados.

El 29 de agosto los bóers de Andries Pretorius fueron derrotados por sir Harry Smith, el gobernador británico de El Cabo, con lo que Pretorius regresó a Transvaal. (Pretorius luchó al frente de unos 300 hombres, mientras que el ejército de Smith contaba con más de un millar de soldados.) Smith ofreció 2.000 libras de recompensa por la captura de Pretorius.

El 31 de agosto el presidente de Costa Rica, José María Castro Madriz, proclamó la independencia del país, que pasó a denominarse oficialmente República de Costa Rica. Poco después se establecieron la bandera y el escudo de la nación y se adoptó una nueva constitución.

El 1 de septiembre el octogenario valí de Egipto Mehmet Alí, ya senil, abdicó en su hijo Ibrahim Bajá, que ya venía ejerciendo la regencia desde julio, y se retiró a Alejandría.

El rey Fernando II de las Dos Sicilias había organizado un ejército de 20.000 hombres que puso bajo el mando del general Carlo Filangieri con la misión de recuperar el control de Sicilia. El 3 de septiembre desembarcó cerca de Mesina, la rodeo por tierra y mar y empezó un bombardeo que prolongó hasta ocho horas después de que sus habitantes se hubieran rendido. Esta acción hizo que Fernando II se ganara el sobrenombre de "el rey Bomba".

El 5 de septiembre murió el sha de Persia Mohammad Sha, que fue sucedido por su hijo Naser al-Din.

La República Dominicana atravesaba una crisis política y económica que hizo que su presidente, Pedro Santana, dimitiera por "problemas de salud", y el 8 de septiembre fue sucedido por Manuel Jimenes.

Las relaciones entre Hungría y Croacia terminaron en guerra: el 11 de septiembre Josip Jelacic inició una marcha al frente de unos 30.000 hombres hacia las ciudades de Buda y Pest. En teoría, Jelacic actuaba con independencia del gobierno austríaco, pero su intención era acabar con el liberalismo húngaro y someter Hungría al Imperio.

El 12 de septiembre los cantones suizos aprobaron por votación una nueva constitución que convertía a Suiza en un estado federal, en el que el poder legislativo reside en dos cámaras según el modelo estadounidense: un Consejo Nacional elegido cada cuatro años por sufragio universal (masculino) directo proporcional a la población de cada cantón y un Consejo de los Estados, en el que cada cantón tiene dos representantes. El poder ejecutivo queda en manos de un Consejo Federal formado por siete miembros elegidos para un periodo de tres años, de los cuales uno es elegido presidente de la Confederación durante un año, aunque este título no le otorga ningún poder especial.

Hacía cinco meses que en la ciudad de Multan (que había pertenecido al imperio Sikh, pero que a la sazón estaba bajo la soberanía británica) se había producido una revuelta en la que varios soldados británicos habían sido asesinados. Los británicos habían puesto bajo asedio la ciudad con un pequeño contingente, pero el 14 de septiembre el general sikh Sher Shing se alzó en armas contra los británicos y obligó a levantar el sitio. Así empezó la segunda guerra sikh.

El 15 de septiembre se reunió en Viena un Consejo Nacional Eslovaco que empezó a planear una revuelta de Eslovaquia contra Hungría.

El 16 de septiembre la asamblea de Frankfurt aprobó el tratado de Malmö, lo cual dio lugar a una revuelta en la ciudad en la que varios parlamentarios fueron asesinados. La asamblea tuvo que llamar en su ayuda a varios regimientos austríacos y prusianos. Finalmente, la única resolución que quedó en pie fue el establecimiento de una tregua de varios meses con Dinamarca.

Mientras se redactaba la nueva constitución francesa, Luis Napoleón Bonaparte volvió a ser elegido como miembro de la Asamblea Nacional el 18 de septiembre con el apoyo de los monárquicos.

En Bucarest, una muchedumbre irrumpió en el ministerio del interior para hacerse con las copias del Regulamentul Organic (la ley fundamental vigente sobre Valaquia como provincia otomana antes de la revolución) y los registros de nobleza para quemarlos públicamente. Mientras tanto el zar Nicolás I ya había apostado un ejército en la frontera con Valaquia dispuesto a intervenir en cualquier momento.

En España, la lucha contra los carlistas quedó en manos de Fernando Fernández de Córdova, quien siguió una política de conciliación y logró que algunos jefes carlistas abandonaran la lucha. Ramón Cabrera respondió fusilando a varlos de los suyos sospechosos de traición, con lo cual facilitó aún más las cosas a Fernández de Córdova.

El 19 de septiembre se produjo la primera concentración de eslovacos en Myjava, donde L'udovít Stúr proclamó la independencia de Eslovaquia respecto de Hungría. No obstante, al cabo de pocos días los húngaros dispersaron a los rebeldes.

El 25 de septiembre el ejército otomano entró en Buda. Al atardecer la ciudad estaba bajo control. Los revolucionarios que no consiguieron huir fueron arrestados. El 27 de septiembre el ejército ruso entró también en la ciudad.

El húngaro Lajos Batthyány logró reunir a toda prisa un ejército de unos 27.000 hombres con el que el 29 de septiembre se enfrentó a Jelacic en la batalla de Pákozd. Sin apenas bajas, en ambos bandos, los húngaros lograron forzar la retirada de los croatas y Jelacic decidió marchar a Viena a pedir refuerzos.

El 30 de septiembre se produjo una nueva revuelta liberal en Barcelona, pero el gobierno pudo sofocarla sin problemas, como la acaecida meses antes.

Cuando Jelacic y las tropas imperiales estaban a punto de marchar a Hungría, el 6 de octubre una multitud de obreros, estudiantes y soldados amotinados trató de impedir su partida. La revuelta se propagó y el ministro de la guerra fue linchado por la multitud. El 7 de octubre el emperador Fernando I y su corte huyeron de la capital para refugiarse en Olmütz bajo la protección del príncipe Windischgrätz.

La noche del 8 de octubre los austríacos entraron en la ciudad de Osoppo y la sometieron a un drástico saqueo.

En una conferencia en Londres, Dinamarca propuso una solución al conflicto de Schleswig-Holstein en la que Schleswig tendría una constitución dentro del reino danés mientras que Holstein se integraría en la Confederación Alemana.

En Francia, un intento de aprobar una ley que prohibiría el acceso a la política de los miembros de antiguas familias reales francesas terminó fracasando, y el 14 de octubre se depusieron todas las leyes de exilio vigentes contra la familia Bonaparte. Así, Luis Napoleón Bonaparte tenía asegurada su presencia en la palestra política francesa.

El ejército austríaco, bajo el mando de Windischgrätz y Jelacic, se presentó ante Viena y el 26 de octubre empezó a bombardear la ciudad.

Mientras tanto, la Asamblea de Frankfurt trataba de llegar a un acuerdo sobre qué era Alemania. Los partidarios de la "Pequeña Alemania" pretendían construir Alemania alrededor de Prusia excluir de ella al Imperio Austríaco, no tanto por la propia Austria como por el hecho de que el Imperio contenía muchas regiones pobladas por etnias no germánicas (checos, húngaros, italianos, rumanos, etc.); por su parte, los partidarios de la "Gran Alemania" consideraban a Austria como parte de Alemania, si bien estaban quienes por "Austria" entendían todo el Imperio Austríaco y quienes admitían sólo sus partes pobladas por alemanes. El 27 de octubre una votación se decantó por una "Gran Alemania" que incluyera únicamente las tierras germánicas de Austria.

El ejército húngaro acudió a Viena para romper el asedio al que Windischgrätz la estaba sometiendo y el 30 de octubre se enfrentó al ejército austríaco en Schwechat, cerca de Viena. Los húngaros eran unos 30.000 con 70 cañones y se enfrentaron a unos 80.000 austríacos con 210 cañones, dirigidos por Windischgrätz, Jelacic y el príncipe Liechtenstein. Los austríacos estaban más interesados en mantener el cerco a Viena que en derrotar a los húngaros, así que se conformaron con ahuyentarlos, pero el ejército húngaro no sufrió daños graves. El 31 de octubre el ejército imperial entraba en Viena al asalto. Se calcula que en el combate murieron unos diez mil hombres. Durante las semanas siguientes se ejecutó a los cabecillas de la revuelta.

En los Países Bajos, el rey Guillermo II se levantó una mañana y declaró: "He cambiado de conservador a liberal en una noche". Entonces dio orden de que se modificara la constitución para incorporar un sistema parlamentario democrático. La constitución revisada, que fue aprobada el 3 de noviembre, establecía un senado elegido indirectamente por las provincias y un parlamento de representantes elegido por sufragio directo. El reino belga ya era de corte liberal, así que no sufrió ninguna clase de disturbios. La diplomacia del rey Leopoldo I logró mantener a Bélgica al margen de los conflictos que sucedían fuera de sus fronteras.

El 4 de noviembre la Asamblea Nacional francesa aprobó una nueva constitución que establecía el régimen político de la Segunda República Francesa. Establecía la figura de un presidente de la república, que, al contrario que en los Estados Unidos, no era el equivalente a un primer ministro o jefe de gobierno, sino que ejercería aproximadamente las funciones que hasta entonces había ejercido el rey, entre ellas la de nombrar un gobierno con su correspondiente primer ministro.

El 7 de noviembre se celebraron las elecciones presidenciales estadounidenses. El ganador fue Zachary Taylor, el candidato whig, si bien es destacable que el Partido de la tierra libre obtuvo el 10% de los votos (si bien de forma tan dispersa que no obtuvo ningún voto electoral). Respecto a las elecciones anteriores, el voto antiesclavista se había quintuplicado.

En Brasil estalló una revuelta en Olinda, en el estado de Pernambuco. Los rebeldes reclamaban el sufragio universal, libertad de prensa y la supresión del "Poder moderador", es decir, de la supremacía del emperador sobre los tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial.

El 10 de noviembre murió Ibrahim Bajá, a los pocos meses de haber recibido el gobierno de Egipto. Tenía cincuenta y nueve años y fue sucedido por su sobrino Abbas I, hijo de un hermano mayor de Ibrahím que había fallecido treinta años atrás. Adoptó una política reaccionaria: Mehmet Alí había fundado escuelas y universidades al estilo occidental, pero Abbas I las cerró. También redujo el ejército a 9.000 hombres y trató de frenar la penetración extranjera en Egipto.

James J. Strang había trasladado su Iglesia a Beaver Island, en el lago Michigan, pero no todos sus seguidores mormones fueron con él. Al contrario, por esas fechas sus seguidores más reputados habían dejado de serlo. Oliver Cowdery se había reunido con los seguidores de Brigham Young que todavía estaban en el campamento de invierno, y el 12 de noviembre fue bautizado de nuevo, pero ya no volvió a ocupar cargos relevantes en la Iglesia mormona.

El Papa Pío IX había nombrado a lo largo del año tres primeros ministros, en respuesta a otras tantas dimisiones. A la sazón el cargo lo ostentaba Pellegrino Rossi, que el 15 de noviembre fue apuñalado por un grupo de individuos entre los que se encontraba el hijo del jefe del partido demócrata, Angelo Brunetti. Esa misma tarde, Brunetti organizó una manifestación para exigir un primer minístro demócrata, una constitución italiana y la guerra contra Austria. La multitud, que había conseguido un cañón, se enfrentó a la guardia suiza y un cardenal resultó muerto. El Papa convocó al cuerpo diplomático y comunicó que cedía a la violencia, pero que declaraba nulas todas las concesiones que sería obligado a otorgar a partir de ese momento. La primera de estas concesiones fue nombrar primer ministro al demócrata Bartolomeo Galletti.

Las primeras elecciones en Suiza de acuerdo con la nueva constitución dieron el triunfo a los radicales, que ocuparon más de las tres cuartas partes de los escaños del Consejo Nacional y 30 de los 44 escaños del Consejo de los Estados. El 16 de noviembre el parlamento eligió el primer Consejo federal, formado por siete radicales. El primer presidente fue Jonas Furrer, del cantón de Zurich. Ese mismo día se eligió a Berna como ciudad federal, es decir, como capital de la federación.

El 17 de noviembre la misma multitud armada que dos días atrás se presentó ante el palacio papal para exigir que se la guardia suiza fuera expulsada de Roma. Nuevamente, el Papa advirtió al cuerpo diplomático de que cedía en contra de su voluntad y cumplió lo que se le pedía.

Desde la caída de Metternich, en Viena se habían sucedido cuatro breves gobiernos liberales, hasta que el 21 de noviembre un consejo de familia de la casa de Austria puso al frente del estado el príncipe Félix de Schwarzenberg, que había sido la mano derecha de Radetzky en Italia y era cuñado del mariscal Windischgrätz, que había sometido a Bohemia.

Los británicos reunieron un gran ejército con el que enfrentarse a los Sikhs, que pusieron bajo el mando de sir Hugh Gough. El 22 de noviembre los Sikhs repelieron un ataque británico en la batalla de Rammagar. Aunque los Sikhs terminaron retirándose, consideraron el encuentro una victoria y su moral se elevó.

El 23 de noviembre Chopin salió de Londres para regresar a París.

El 24 de noviembre el Papa Pío IX huyó de Roma disfrazado de cura. Al día siguiente llegaba a la fortaleza napolitana de Gaeta. Desde allí pidió ayuda a las potencias europeas para que le ayudaran a recuperar su trono.

El 30 de noviembre, un ejército otomano de unos 10.000 hombres llegó a Craiova dispuesto a acabar con el último foco revolucionario. La población, aumentada con miles de aldeanos de los alrededores, se armó con lo que pudo y se dispuso a resistir. Se levantaron barricadas que los otomanos tuvieron que conquistar calle por calle. Finalmente la ciudad cayó bajo el control otomano, pero los turcos perdieron unos dos mil hombres.

El enérgico gobierno del príncipe de Schwarzenberg y la pericia militar de Windischgrätz, Radetzky, Jelacic, etc. estaban salvando la soberanía de la casa de Austria, pero, en unos momentos tan delicados, el hecho de que el emperador fuera un deficiente mental era un grave inconveniente. Además, Fernando I había hecho muchas concesiones a los revolucionarios (que lo llamaban Fernando I el Bueno, tal vez por aquello de que, a veces, la bondad y la estupidez tienden a confundirse), y la única manera viable de pasar página era cambiar de emperador. Así se lo expresaron Schwarzenberg y Windischgrätz a la familia imperial: en los días que corrían era imprescindible un emperador capaz de cautivar a cualquiera susceptible de ser cautivado por un emperador hecho y derecho. El heredero de Fernando I no tenía ese perfil, pues, como el emperador no tenía hijos, en el primer lugar de la línea sucesoria estaba su hermano, el archiduque Francisco Carlos, que no mostraba ningún interés ni habilidad para la política. No podía decirse lo mismo de su esposa, Sofía de Baviera, que logró convencerlo de que renunciara a sus derechos en favor de su hijo Francisco José, a la vez que la emperatriz María Ana de Saboya convencía a su esposo de la necesidad de abdicar. Fernando I abdicó en Olmütz el 2 de diciembre, y su sobrino se convirtió así en el emperador Francisco José I de Austria. Tenía dieciocho años y una madre dispuesta a decirle lo que tenía que hacer. Fernando I se retiró a Praga con su esposa.

La revolución vienesa había enfrentado aún más a Johann Strauss padre e hijo. En efecto, mientras el hijo se había puesto de parte de los liberales y había sido encarcelado por interpretar en público la marsellesa, el padre se puso de parte de los conservadores y compuso su célebre marcha Radetzky en honor del general austriaco. Se cuenta que cuando fue interpretada por primera vez, ante un público formado por oficiales austríacos, estos marcaron el ritmo del tema principal con palmas y tacones, creando una tradición en la representación de esta pieza.

El rey Federico Guillermo IV de Prusia también estaba retomando el control de su reino. Unas semanas antes su ejército había tomado Berlín, lo que le permitió disolver el parlamento y promulgar una constitución a su medida, basada en el borrador que estaba siendo redactado por el parlamento, pero en la que las aspiraciones democráticas de los liberales quedaban excluidas. En la nueva carta, que entró en vigor el 5 de diciembre, se establecía un sistema electoral indirecto por el que el 20% de los votantes (los que más impuestos pagaban) determinaban las dos terceras partes de los escaños del parlamento.

El presidente James Polk confirmó en un discurso ante el Congreso que se había descubierto oro en California.

En Bolivia, Manuel Belzu había tardado poco en traicionar al presidente Velasco, sus tropas lo habían proclamado presidente y, tras un enfrentamiento contra el ejército de Velasco en el que resultó vencedor, Belzu fue reconocido como presidente de Bolivia el 6 de diciembre.

Teóricamente, el Papa Pío IX seguía siendo el soberano de los Estados Pontificios, pero se hallaba fuera de ellos. El parlamento envió una comisión para pedirle que regresara a Roma, pero no se le permitió cruzar la frontera con el reino de las Dos Sicilias. De ese modo, el 12 de diciembre el parlamento eligió un nuevo gobierno: una Junta de Estado suprema y provisional.  Ese mismo día Garibaldi entraba en Roma al frente de una legión de voluntarios.

El 13 de diciembre el ejército de Windischgrätz entraba en Hungría.

El 18 de diciembre murió en Praga el matemático Bernanrd Bolzano.

El 19 de diciembre murió la escritora británica Emily Brontë, a la edad de treinta años. Su hermana Anne había publicado con gran éxito unos meses antes su segunda novela: La inquilina de Wildfell Hall.

El 20 de diciembre se conocieron los resultados de las primeras elecciones presidenciales de la segunda república francesa: su primer presidente, que había contado con el 74.2% de los votos (con sufragio universal masculino), era Luis Napoleón Bonaparte, que tenía entonces cuarenta años. Fijó su residencia como presidente en el Palacio del Elíseo. Desde su toma de posesión, Bonaparte resucitó los símbolos imperiales: viajaba en carruajes con el escudo de Napoleón, y vestía con el uniforme de general en jefe de la guardia nacional. Formó un gobierno encabezado por Odilon Barrot.

El 26 de diciembre la Junta de Estado romana disolvió el parlamento y convocó elecciones de acuerdo con una constitución recientemente aprobada.

El 27 de diciembre la Asamblea de Frankfurt aprobó la Ley imperial sobre los derechos básicos del pueblo alemán, que venía a ser una constitución alemana. Entre los derechos a los que hacía referencia su título figuraban las libertades de movimiento, de religión, de conciencia, de prensa, de reunión,  de comercio y de residencia, así como la abolición de la pena capital, el derecho a investigar y enseñar libremente y la igualdad de trato ante la ley de todos los alemanes en toda Alemania.

Mientras tanto un ejército británico de 32.000 hombres iniciaba un ataque contra la ciudad de Multan, en la India. El 30 de diciembre estalló un polvorín dentro de la ciudad que mató a unos 800 defensores. No obstante, los británicos recibieron un mensaje desafiante en el que los Sikhs declaraban tener pólvora suficiente para un año. La ciudad fue puesta nuevamente bajo asedio.

El ejército austríaco derrotó al ejército húngaro en la batalla de Mór. Esto dejó libre a los austríacos el camino hacia Buda, por lo que el 31 de diciembre el gobierno húngaro huyó a Debrecen.

La ola de revoluciones que sacudió a Europa ese año ha pasado a la historia como la primavera de los pueblos. Uno de los participantes más entusiastas de las revueltas fue el ruso Mijaíl Bakunin. La revolución de febrero de París lo había sorprendido en Bruselas, a donde se había desplazado para pronunciar una de sus conferencias en favor de la causa polaca. Intentó regresar en tren a París, pero como los trenes fueron detenidos en la frontera, hizo el resto del camino a pie. En París asistió a todas las reuniones y todas las manifestaciones. Luego logró convencer al gobierno francés para que lo enviara a Polonia a hacer propaganda de la revolución. De camino se detuvo en Frankfurt, donde se relacionó con los demócratas del parlamento. Luego llegó a Polonia, cuando la revuelta polaca fue sofocada marchó a Praga, y cuando Windischgrätz sofocó a su vez la revuelta de Praga, marchó a Berlín, donde publicó un folleto titulado Llamada a los eslavos, en el que instaba a una alianza entre los revolucionarios eslavos, alemanes, húngaros e italianos para destruir las monarquías prusiana, austríaca y rusa.

La guerra entre México y los Estados Unidos II
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