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El 1 de enero de 1776, George
Washington desplegó una nueva bandera en su cuartel
general:
constaba de trece franjas
horizontales, alternativamente rojas y blancas, una por cada
colonia, y
en el cuadrante superior izquierdo estaba la bandera
británica
en
miniatura, la Union Jack,
con
las cruces de san Jorge y san Andrés. Esta bandera
simbolizaba
que las trece colonias se consideraban a sí mismas como
parte de
Gran Bretaña, de modo, aunque estaban en guerra abierta
contra
la metrópoli, su lucha no era por la independencia, sino
por
reivindicar sus derechos.
Sólo los más radicales pretendían la
independencia, y éstos eran especialmente fuertes en Nueva
Inglaterra. El 5 de enero, la
colonia de New Hampshire aprobó una constitución
escrita
por la que se erigía en un Estado independiente. No
obstante, el
número de independentistas empezó a multiplicarse
cuando
el 10 de
enero se publicó un folleto titulado Sentido común. Su
autor era Thomas Paine,
editor del
periódico Pennsylvania
Magazine. Había llegado dos años
atrás a Pennsylvania con una recomendación de
Benjamin
Franklin. En su folleto, Paine analizaba todas las razones que
hacían conveniente luchar por la independencia de las
colonias:
así éstas podrían instituir un gobierno
republicano que eliminara la tiranía del gobierno de un
solo
hombre y el despilfarro de la aristocracia. Además, las
colonias
sólo podrían recibir ayuda extranjera si se
presentaban
ante el mundo como un país independiente. Paine no
dudó
en responsabilizar de la política represiva
británica al
mismo rey Jorge III. Su estilo sencillo, directo y
dramático
convenció a un sector importante de la población.
Más aún, el propio Washington, pese a sus ideas
conservadoras, terminó convencido de que la independencia
era
una causa justa, legítima y necesaria.
Washington pretendía tomar Boston con la artillería
de
Fort Ticonderoga, y encargó su traslado a Henry Knox, que, aprovechando
la
nieve para facilitar el transporte, el 24
de
enero llevó cincuenta y cinco piezas de
artillería, cada una con un peso medio de una tonelada,
hasta
las cercanías de Boston.
El 3 de marzo, el Segundo Congreso Continental
envió un representante a Francia para recabar ayuda. Se
llamaba Silas Deane, y
resultó ser un
incompetente. Su mejor amigo era un espía británico
y
él nunca llegó a saberlo, por lo que los
británicos estuvieron siempre al corriente de todas sus
acciones.
El 4 de marzo, Washington
colocó su artillería en las colinas de Dorchester, desde las que
podía dominar el puerto de Boston. Fue un grave error de
Howe no
haberlas ocupado él antes. Howe planeó un ataque
contra
la artillería, pero tuvo que retrasarse por culpa de la
lluvia
y, para cuando pudo ser viable, Washington estaba demasiado bien
atrincherado como para que el ataque pudiera tener éxito.
Así pues, el 17 de marzo,
juzgando que Boston estaba fatalmente amenazada, Howe
decidió
abandonarla por mar con todo su ejército y el 26
de marzo estaba en Halifax, en Nueva Escocia. Ahora toda
Nueva
Inglaterra estaba en manos de los rebeldes.
Obviamente, el término "rebelde" era el que usaban los
británicos junto con los americanos que se llamaban a
sí
mismos "leales" para referirse a los que a sí mismos se
llamaban
"patriotas" y que a su vez llamaban "tories"
a los "leales". Se calcula
que un tercio de la población de las trece colonias era
"leal",
un tercio "patriota" y un tercio indiferente a la política.
Los
"leales" se encontraban fundamentalmente entre los propietarios
ricos,
aunque con notables excepciones. La mayor parte de los "leales" de
Nueva Inglaterra emigraron a Canadá cuando los
ejércitos
británicos abandonaron la región.
El Sentido común
de
Paine, junto con la euforia por los éxitos en Nueva
Inglaterra,
habían exaltado las aspiraciones independentistas. El 12 de abril, el Congreso Provincial de Carolina del
Norte
dio instrucciones a sus delegados en el Segundo Congreso Continental para
que abogasen por la independencia. Fue la primera colonia que lo
hizo
de manera formal.
Mientras tanto, Washington comprendió que Gran
Bretaña
trataría de reaccionar a la pérdida de Nueva
Inglaterra
haciéndose fuerte en las colonias centrales, donde los
leales
eran mayoritarios, por ello trasladó el grueso de su
ejército hacia el sur y el 13
de
abril llegó a Nueva York con 9000 hombres.
Francia se resistía a conceder a los americanos el apoyo que le solicitaban. Se trataba de un asunto muy delicado. Por una parte, los principios que esgrimían los revolucionarios americanos eran los de los ilustrados franceses, por lo que contaban con la simpatía de buena parte de la sociedad francesa, especialmente con la de los intelectuales, pero, por otra parte, dichos principios eran radicalmente opuestos a los de la monarquía absoluta francesa. Dejando de lado las teorías políticas, el apoyo francés a las trece colonias podía defenderse como un medio para debilitar a Gran Bretaña, aunque, por otra parte, las colonias habían estado en guerra con Francia durante décadas y podían considerarse las responsables de que Francia hubiera perdido sus posesiones en América. El ministro de Asuntos Exteriores, el conde de Vergennes, era partidario de entrar en guerra contra Gran Bretaña, en lo que difería de Turgot, estó aumentó la larga lista de críticas que el ministro de Economía ya soportaba por su política económica liberal. El 12 de mayo perdió la confianza del rey, quien lo obligó a dimitir. Con él cayó también Malesherbes. Fue sustituido por Jacques Necker, un banquero de origen suizo que el año anterior había publicado un Ensayo acerca de la legislación y del comercio de granos, en el que atacaba la política de libertad de comercio de granos de Turgot.
El 15 de mayo fueron los
delegados de Virginia en el Segundo
Congreso
Continental los que se mostraron partidarios de
reclamar la independencia de las trece colonias. Sumando a
Carolina del
Norte y a las cuatro colonias de Nueva Inglaterra, en total
había seis colonias que no dudarían en apoyar la
independencia, pero estaba claro que no era una cuestión
para
ser sometida a votación. Una declaración de
independencia
debía ser aprobada por unanimidad. Uno de los delegados
dijo "We must all hang
together"
("Debemos permanecer unidos", aunque, literalmente, la
expresión
viene a decir: "Debemos colgar todos juntos") y Benjamin Franklin
respondió "We must all
hang
together, or assuredly we shall all hang separately"
("Debemos
permanecer unidos, o sin duda nos colgarán a todos uno a
uno" o,
más literalmente: "Debemos colgar todos juntos o sin duda
colgaremos todos por separado").
El 7 de junio, Richard Henry
Lee,
de Virginia, se levantó en el Segundo
Congreso Continental y propuso que se aprobase una
resolución según la cual las colonias "son y, por derecho, deben ser
Estados
libres e independientes". Puesto que era una
cuestión
complicada, se decidió aplazar la votación y
preparar una
declaración de independencia concreta que pudiera ser
discutida
y, en su caso, aprobada. Los encargados de redactarla fueron
Thomas
Jefferson, Benjamin Franklin, John Adams, Robert Livingston (de Nueva
York) y Roger Sherman (de
Connecticut).
Un
francés fervorosamente partidario de la causa americana era
el
escritor Beaumarchais, que a la sazón gozaba de gran fama
por El barbero de Sevilla.
Aprovechando
su amistad con el conde de Vergennes, logró persuadirlo
para que
concediera un préstamo secreto a los revolucionarios, lo
cual
fue
aprobado el 10 de junio. Poco
después, España, que también estaba deseosa
de
debilitar a Gran Bretaña, conceció un
préstamo en
condiciones similares.
El 12 de junio, el Segundo Congreso Continental
encargó a John Dickinson que redactara una propuesta para
regular las relaciones políticas entre las distintas
colonias.
El 28 de junio fue presentada
al Congreso la Declaración de independencia,
redactada principalmente por Jefferson. En una parte de la
Declaración se enumeran las injusticias que las colonias
habían tenido que soportar del gobierno británico,
pero
una de ellas tuvo que ser retirada porque una parte de los
delegados no
la consideraban injusta: el hecho de que el rey impidiera a las
colonias regular el tráfico de esclavos. Algunos delegados
sostuvieron que la esclavitud era inaceptable, pero los delegados
de
Carolina del Sur dejaron claro que no aceptarían ninguna
declaración de independencia que cuestionara la legitimidad
de
la esclavitud, así que finalmente se dedició no
mencionar
nada al respecto, ni en un sentido ni en otro.
Mientras tanto, un ejército comandado por Henry Clinton y Charles Cornwallis atacaba sin
éxito la ciudad de Charleston.
El 29 de junio la colonia de
Virginia adoptó su propia constitución como Estado
independiente. Incluía una declaración de derechos
que
gobierno del Estado no podía violar: la libertad de prensa
y de
religión, el derecho a un juicio por jurados, el derecho a
no
ser obligado a testimoniar en contra de uno mismo, etc. El
principal
autor de esta constitución fue George Mason, y sin duda
había influido notablemente en la redacción de la Declaración de independencia
de Jefferson. Mientras tanto, ésta seguía siendo
objeto de debate en el Segundo
Congreso Continental. Las reticencias de unos y otros
(desde los congresistas leales que veían en la
independencia una
aberración hasta los que la veían poco
práctica),
fueron vencidas poco a poco y finalmente la Declaración fue
aprobada el 2 de julio con los
votos
de doce colonias.
Los representantes de Nueva York se abstuvieron porque no se les
había facultado para debatir la cuestión.
Ese mismo día, el general Howe desembarcó en Staten
Island con diez mil hombres sin hallar resistencia alguna.
John Hancock,
el presidente del Segundo
Congreso
Continental, firmó la declaración el 4 de julio, y ésa es la fecha
que
desde entonces se asocia a la Declaración
de
Independencia de los Estados unidos de América.
Hay
que advertir aquí que, en este momento, la palabra Estado tenía el
sentido
habitual del término, es decir, que las trece colonias se
habían declarado a sí mismas Estados independientes,
Estados aliados frente a un enemigo común. La Declaración fue
leída
públicamente por primera vez en Filadelfia el 8 de julio, el 9
de julio fue leída en Nueva York ante George
Washington y
sus tropas, y la Legislatura de Nueva York, probablemente
avergonzada
por haber tratado de eludir la decisión, votó a
favor,
con lo que se alcanzó la unanimidad de las trece colonias.
El 12 de julio, una flota
llegó a Nueva York bajo el mando de Richard Howe, el hermano de
William
Howe.
Ese mismo día, el capitán Cook zarpó en su
tercer viaje de exploración del Pacífico al frente
del Resolution y el Discovery.
El 19 de julio, el Congreso aprobó la
transcripción de la Declaración
a un pergamino que fue firmado, además de por Hancock, por
otras
cincuenta y cinco personas a lo largo de los meses siguientes.
Dicha
copia aún se conserva, y ésta
es
una traducción comentada. Hancock firmó con
letra
clara y firme, "para que el rey
Jorge pueda leerla sin sus gafas"; A Charles Carroll, de Maryland,
le
temblaba la mano al firmar y, como alguien se lo hizo notar,
firmó como Charles
Carroll,
de Carrollton, añadiendo el nombre de su finca
para que
pudiera ser identificado fácilmente, demostrando así
que
su temblor no se debía al miedo. Incidentalmente, Carroll
fue el
único católico entre los firmantes.
Entre las acusaciones contra el rey Jorge III recogidas en la Declaración de Independencia
se encuentra la de emplear ejércitos extranjeros. Se
refiere al
uso de mercenarios hessianos,
es decir, soldados de los pequeños estados alemanes de Hesse-Cassel y Hesse-Sarmstadt, cuyos
príncipes recibieron importantes sumas de dinero a cambio
de
enviar fuertes contingentes de soldados dispuestos a luchar en
América. Se calcula que fueron enviados unos 30.000
hessianos.
Lucharon con profesionalidad y eran tratados con respeto por los
americanos cuando caían prisioneros. Muchos de ellos
acabaron
viviendo en América después de la guerra.
El 1 de agosto, las tropas de
Clinton y Cornwallis que habían sido rechazadas en
Charleston se
unieron a Howe, quien ahora contaba con unos 32.000 soldados bien
entrenados, entre ellos 9.000 hessianos. En cambio, Washington
sólo contaba con unos 18.000 hombres mal preparados.
Washington
comprendió que Nueva York caería si los
británicos
llegaban a dominar las alturas de Brooklyn, en Long Island,
así
que destinó un tercio de sus tropas a proteger dicha zona.
Entre
el 22 y el 25 de agosto, Howe
desembarcó 20.000 hombres en Brooklyn. En lugar de
parapetarse
en las alturas, los americanos se prestaron a una batalla en campo
abierto en la base que no podían ganar. Los
británicos
atacaron el 27 de agosto y,
tras un
duro combate, lograron llegar hasta la retaguardia del
ejército
americano, que finalmente se vio obligado a retirarse a lo
más
alto de Brooklyn. Ambas partes perdieron unos 400 hombres, entre
muertos y heridos, pero los británicos tomaron 1.200
prisioneros. Ahora Howe debería haber atacado las alturas,
pero
recordó la masacre de Bunker Hill y optó por asediar
a
los americanos. Sin embargo, Washington optó por retirarse.
El virrey de México, siguiendo el plan trazado por fray
Junípero Serra, envió una expedición a la
Alta
California bajo el mando de Juan
Bautista de Anza que en septiembre
fundó la ciudad de San
Francisco. La conquista de la Alta California se estaba
realizando pacíficamente: los españoles
enseñaban
agricultura a los indios y los convertían al catolicismo.
Con Long Island en su poder, Howe podría haber atacado la
isla de Manhattan, pero, en su lugar, propuso una conferencia de
paz.
Utilizó como emisario al general John Sullivan, uno de los
prisioneros de la batalla de Long Island. Éste
marchó a
Filadelfia para transmitir al Congreso
la petición de Howe, y el Congreso
aceptó. Benjamin Franklin, John Adams y Edward Rutledge, aceptaron
viajar a
Long Island a entrevistarse con Howe. La reunión tuvo lugar
el 6 de septiembre, y Howe se
mostró
muy cortés, pero advirtió que no podían
llegar a
ningún acuerdo si los americanos no revocaban la Declaración de independencia.
Le dijeron que esto ya no era posible y, defraudado, se dispuso a
ocupar Nueva York. El 15 de
septiembre,
sus tropas desembarcaron al noreste de Manhattan, esperando
capturar al
ejército de Washington al sur. Sin embargo, Washington
había previsto su plan y se pudo retirar al norte,
atrincherándose en las alturas de Harlem. Howe lo
persiguió, pero, nuevamente, el recuerdo de Bunker Hill le
previno de intentar un ataque directo. Durante un tiempo, ambas
partes
permanecieron inactivas tratando de adivinar la próxima
acción del otro.
Mientras tanto, Nathan Hale,
un maestro de escuela que luchaba en el ejército de
Washington
con grado de capitán, se ofreció para hacer de
espía entre las filas de Howe, pero fue descubierto y
condenado
a la horca el 22 de septiembre.
Sus
últimas palabras fueron: Lo
único
que lamento es tener sólo una vida que perder por
mi país.
Mientras Benedict Arnold seguía planeando un ataque a
Canadá, sir Huy Carleton había reunido barcos para
avanzar hacia el sur. Entre el 11 y el
13
de octubre, su flota derrotó la pobre resistencia
que
pudo ofrecerle Arnold y bajó por el lago Champlain hasta
Crown
Point.
El 12 de octubre, Howe tomó por fin una decisión. Envió su ejército hasta el norte del Bronx, con el objetivo de aislar a Washington al norte de Manhattan. Sin embargo, Wahsington había dejado sólo un pequeño contingente en la isla, y el resto de su ejército lo había llevado a White Plains, donde el 28 de octubre se libró una pequeña batalla en la que los británicos expulsaron a los americanos de una pequeña colina, pero perdieron 300 hombres, frente a las 200 bajas de los americanos. Howe se detuvo a la espera de refuerzos, mientras Wahsington marchó hasta North Castle, ocho kilómetros más al norte, y se atrincheró en una posición mejor. Howe podría haber recibido la ayuda de Carleton, pero no se la pidió y éste se retiró de nuevo a Canadá el 3 de noviembre.
Howe decidió atacar entonces Fort Washington y Fort Lee, ambos bajo el mando de Nathaniel Greene, quien,
contra la
opinión de Washington, había asegurado que
podría
defender ambos puestos. (El primero estaba en Manhattan, y el
segundo,
frente a él, en Nueva Jersey, al otro lado del Hudson.) El
16 de noviembre, Howe
envió un
ejército de 13.000 hombres, principalmente hessianos,
contra Fort Washington y
lo obligó
a rendirse. El 19 de noviembre
envió tropas bajo el mando de Cornwallis que cruzaron el
Hudson
y el 20 de noviembre tomaron Fort Lee. Esta vez no hubo
rendición, ya que Greene pudo sacar a sus hombres del
fuerte.
Ahora los británicos tenían el camino abierto hacia
Filadelfia, y Washington no podía permitir que la sede del
Congreso fuera tomada sin
luchar.
Por ello, dejó 7.000 hombres en North Castle bajo el mando
de
Charles Lee y él se llevó 5.000 más al norte.
Durante la noche del 21 de noviembre,
cruzó el Hudson y se dispuso a cubrir el camino hacia
Filadelfia
uniendo a sus fuerzas las que Greene había rescatado de Fort Lee. Cornwallis se
lanzó en su persecución, por lo que Washington
envió instrucciones a Lee para que acudiera en su ayuda con
todos sus hombres. Sin embargo, Lee decidió que las
continuas
retiradas de Washington no llevaban a ninguna parte, y no se
movió de North Castle hasta que no se convenció de
que
allí no iba a pasar nada. El 2
de
diciembre salió hacia Nueva Jersey. Para entonces,
Washington y Greene habían sido rechazados hasta New Brunswick y seguían
retirándose.
Howe se retrasó enviando parte de su ejército a
tomar Newport, en Rhode
Island, lo cual
consiguió el 8 de diciembre.
Poco después, el 11 de
diciembre,
Washington y Greene cruzaron el río Delaware entrando en
Pennsylvania. Cornwallis les pisaba los talones, pero
decidió no
cruzar el río y se quedó en Trenton, Nueva Jersey,
dispuesto a
pasar el invierno.
Charles Lee seguía en Nueva Jersey, pero el 13 de diciembre fue capturado por
una
patrulla británica y sustituido por John Sullivan, quien
llevó a sus soldados a Pennsylvania y el 20 de diciembre se reunió con
Washington. Ese mismo día, el Segundo
Congreso Continental decidió abandonar Filadelfia
y
trasladarse a Baltimore. Recientemente había enviado nuevos
representantes a Francia que "ayudasen" al incompetente Deane. Los
elegidos fueron Arthur Lee
y
Benjamin Franklin. Lee era tan incompetente como Deane, y los dos
se
dedicaron a pelearse e intrigar el uno contra el otro, pero
Franklin
compensó eso con creces. Era famoso en Europa como inventor
del
pararrayos y por sus escritos, por lo que atrajo la
atención de
la aristocracia francesa, a la que supo seducir.
Thomas Paine, que prestaba servicios en el ejército de
Greene, publicó una serie de folletos llamados La crisis americana, en los
que
trataba de levantar los ánimos de sus compatriotas. El
primer
número salió el 23 de
diciembre, y empezaba diciendo:
Éstos son los tiempos que ponen a prueba el alma de los hombres. El soldado de verano y el patriota de tiempos tranquilos se abstendrán en esta crisis de prestar servicios a su país; pero el que puede resistir ahora merece el amor y agradecimiento de hombres y mujeres. La tiranía, como el infierno, no es fácil de vencer; pero tenemos este consuelo: que cuanto más duro es el conflicto, tanto más glorioso es el triunfo. Lo que nos cuesta poco, lo estimamos también en poco: es sólo lo que nos cuesta lo que da a cada cosa su valor. El Cielo sabe cómo poner un justo precio a sus bienes; y sería extraño, en verdad, que un artículo tan celestial como la Libertad no fuese altamente valorado.
Washington también era consciente de la importancia de
levantar la moral de sus hombres, así que planeó un
ataque para el 25 de diciembre.
Aprovechando que los británicos se disponían a pasar
el
invierno en sus cuarteles, confiados de que los americanos
harían
lo mismo, cruzó el Delaware por la tarde a 7
kilómetros
de Trenton con 2.400 hombres. A las 3 de la madrugada del 26 de diciembre, dividió su
ejército en dos columnas, una bajo el mando de Greene y
otra
bajo el de Sullivan. Ambas se dirigieron a Trenton por caminos
distintos. En Trenton había unos 1.400 hessianos que
habían celebrado la navidad bebiendo y jugando a las
cartas. A
las 8 de la mañana, las columnas americanas se reunieron y
atacaron Trenton por sorpresa. El comandante hessiano murió
junto con otros treinta, y unos 900 fueron capturados. Washington
perdió sólo cinco hombres. Luego cruzó de
nuevo el
Delaware de regreso a Pennsylvania, pero, como los
británicos
tardaban en reaccionar, volvió a cruzar el río el 30 de diciembre y tomó
Trenton.
Howe comprendió que había hecho el ridículo
y
el 1 de enero de 1777
envió a
Cornwallis a Trenton con 7.000 soldados. Llegó el 2 de enero. Ya era tarde y
decidió
acampar cerca de Trenton para atacar el día siguiente, pero
Washington dejó en su campamento unos pocos hombres para
hacer
ruido y simular la actividad que cabría esperar en un
campamento
ocupado y se llevó sigilosamente su ejército por la
noche. Cuando Cornwallis se dispuso a atacar, Washington estaba en
Princeton, donde derrotó a una fuerza británica y el
7 de enero estaba en Morristown, Nueva Jersey.
Enterado de que su madre estaba agonizando, el marqués de
Sade regresó a París, donde fue capturado el 13 de febrero.
El 4 de marzo, el Segundo Congreso Continental
volvió a instalarse en Filadelfia.
Entre los más fervorosos apoyos que Benjamin Franklin
había encontrado en Francia se encontraba un joven
aristócrata de veinte años llamado Marie Joseph Paul Yves Roch Gilbert
Motier,
el marqués de La Fayette.
A pesar de las órdenes del rey, en abril
decidió embarcarse hacia América, para apoyar la
revolución de las trece colonias. Tan pronto como
entró
en contacto con Washington se estableció una fuerte amistad
entre ellos. El carisma de La Fayette también
cautivó a
los soldados, que vieron en él el interés de Francia
por
su causa, y eso levantó la moral de las tropas. La Fayette
llegó acompañado de un alemán de cincuenta y
seis
años llamado Johann Kalb,
que, pese a ser de origen campesino, se hacía llamar barón de Kalb.
En Vietnam, los hermanos Tay Son atacaron Saigón y acabaron con
la
mayor parte de los miembros de la dinastía Nguyen. Entre
los
supervivientes estaba Nguyen
Anh,
un sobrino de quince años del último señor
Nguyen,
que pudo escapar hacia el sur y refugiarse en una colonia
francesa,
donde se encontró con el sacerdote Pierre Joséph Georges Pigneau,
más conocido como Pigneau
de
Behaine, que puso al joven príncipe bajo su tutela
y se
encargó de proporcionarle los medios y contactos
políticos necesarios para combatir a los Tay Son.
En Gran Bretaña, el general John
Burgoyne
presentó al gobierno un plan de acción para
Norteamérica. Había que
romper a toda costa las comunicaciones entre Nueva Inglaterra y
Virginia. Él mismo llevaría un fuerte
ejército
desde Canadá al sur por
el lago Champlain y el río Hudson, mientras Howe
llevaría
su ejército
desde Nueva York hacia el norte. En Albany, ambos ejércitos
se
unirían
a un tercero procedente del lago Ontario. Así
conseguirían dominar toda
la colonia de Nueva York y Nueva Inglaterra quedaría
aislada. Su
plan
fue aceptado, pero el número de soldados que se le
concedió se redujo a
la mitad del que había solicitado. El 1
de junio, Burgoyne salió de Canadá con
4.000
soldados británicos, 3.000 hessianos y 1.000 canadienses.
El 14 de junio, el Segundo Congreso Continental
aprobó una modificación en la bandera del
ejército
continental: consistiría igualmente en trece franjas rojas
y
blancas, pero en el ángulo superior izquierdo, la Union Jack británica
fue
sustituida por trece estrellas blancas sobre fondo azul. No se
especificó la distribución de las estrellas, pero
finalmente se dispusieron en círculo.
El rey Gustavo III de Suecia tuvo que hacer frente a revueltas de
campesinos en Finlandia, alentadas desde Rusia. Ese mismo
año
visitó a la zarina Catalina II, pero no sirvió de
nada.
El 1 de julio, Burgoyne
llegó hasta Fort Ticonderoga. Los americanos se retiraron
sin
presentar batalla y Burgoyne tomó el fuerte el 6 de julio. Desde allí
continuó hacia el sur, pero la marcha se hizo complicada
porque
el terreno era boscoso y los americanos en retirada
destruían
puentes y cortaban árboles para bloquear el camino. Se
estaba
quedando sin alimentos, pero esperaba los refuerzos provenientes
del
lago Ontario, unos 1.700 hombres conducidos por el coronel Barry Saint Leger.
El 8 de julio, el territorio
de
Vermont se declaró independiente de Gran Bretaña y
promulgó una Constitución en la que se
reconocía
por primera vez el sufragio de todos los hombres (varones) sin
ningún requisito de posesión de tierras.
Además
prohibía totalmente la esclavitud.
El rey Carlos III de España ascendió a duque de
Grimaldi al que hasta entonces era marqués, y lo
envió
como embajador en Roma, en sustitución del conde de
Floridablanca, que el año anterior había a su vez
sustituido a Grimaldi en el gobierno.
Ese año se constituyó el virreinato del Río
de
la Plata, cuyo primer virrey fue el antiguo gobernador de Buenos
Aires
Pedro de Cevallos, quien arrebató nuevamente a Portugal la
colonia de Sacramento.
Leonhard Euler descubrió las hoy llamadas ecuaciones de
Cauchy-Riemann, que, no obstante, ya habían sido
descubiertas
anteriormente por D'Alembert. Ese mismo año introdujo la
notación i para
designar la unidad imaginaria, notación que se ha
conservado
hasta nuestros días.
El premio anual de la Academia
de
Ciencias de París lo ganó Coulomb con un
trabajo
sobre la brújula en el que estudia por primera vez la balanza de torsión,
que
permite medir con precisión fuerzas muy pequeñas a
partir
de la inclinación (horizontal) que sufre una varilla
suspendida
de un hilo de seda o de un cabello cuando se aplica una fuerza en
uno
de sus extremos.
Lavoisier comprobó experimentalmente que el aire estaba
compuesto mayoritariamente de oxígeno y nitrógeno.
De
hecho, fue él quien dio nombre al oxígeno tras
comprobar
su intervención en los procesos de oxidación.
Un profesor de física del Colegio Real de Como (en el Milanesado)
llamado Alessandro Volta
realizó
varios experimentos con gases, que le llevaron, entre otras cosas,
a
descubrir el metano.
También realizó experimentos sobre
electrostática,
que lo llevaron a descubrir la que hoy se conoce como ley de capacidad de Volta,
según la cual, la diferencia de potencial entre las placas
de un
condensador es proporcional a la carga eléctrica que
almacena.
Jean-François Marmontel publicó una novela titulada
Los incas o la
destrucción del
imperio del Perú, en el que condenaba
enérgicamente la esclavitud.
El general Howe debía de seguir las instrucciones de
Burgoyne
y marchar hacia el norte a reunirse con él, pero, por
alguna
razón, decidió seguir otro plan. Al parecer,
consciente
de que su actuación hasta entonces en la guerra
había
sido desastrosa, consideró que uniendo sus tropas a las de
Burgoyne, su imagen quedaría empañada aun si
consiguieran
una victoria, pues todo el mérito sería para su
colega,
de modo que pensó en hacer algo original e impactante que
le
reportara la gloria y lavara su imagen: un ataque por sorpresa a
Filadelfia. Así, el 23 de
julio,
en lugar de marchar hacia el norte por el río Hudson, como
estaba previsto, embarcó sus 18.000 hombres y navegó
hacia el sur.
El 25 de julio Saint Leger
llegó a Oswego, en
Nueva York, mientras que el 29 de
julio
Burgoyne llegaba a Fort Edward,
a sesenta y cinco kilómetros de Albany. El 3 de agosto, Saint Leger
llegaba a Fort Stanwix,
unos
160 kilómetros de Fort
Edward.
La guarnición que defendía Fort Stanwix se negó a
rendirse y Saint Leger se dispuso a asediarlo.
Entre tanto, los americanos discutían sobre quién
debía dirigir la respuesta al ataque británico. La
campaña se iba a desarrollar en Nueva York y Philipp
Schuyller
era el oficial
neoyorquino de mayor rango, así que reclamó el
mando,
pero Benedict Arnold, también lo quería para
sí,
aunque su graduación no era la necesaria. Las tropas de
Nueva
Inglaterra se negaban a aceptar a Schuyller, en parte porque no se
llevaba bien con los soldados y en parte porque muchos de ellos
eran Muchachos de las
montañas verdes,
que veían a los neoyorquinos como una amenaza. Para evitar
que
tales disputas llevaran a la parálisis, el 4 de agosto, el Segundo Congreso Continental
decidió dar el mando a una tercera persona: Horatio Gates, nacido en
Inglaterra,
pero afincado en Virginia. Arnold se sintió muy ofendido
por
esta decisión.
El general Nicholas Herkimer
reunió unos 800 colonos con los que se dispuso a socorrer Fort Stanwix, pero el 6 de agosto, en Oriskany, dieciséis
kilómetros al norte de su meta, cayeron en una emboscada
tendida
por una tribu iroquesa leal a los británicos, dirigida por
el
jefe mohawk Joseph Brant.
Herkimer cayó mortalmente herido, y su pequeño
contingente fue destrozado, pero los indios también
sufrieron
serias bajas y desaparecieron en el bosque, abandonando a Saint
Leger.
Mientras tanto, Burgoyne, con sus hombres pasando hambre,
envió unos 700 hombres (la mitad hessianos, más
algunos
canadienses e indios) con la misión de saquear los campos
de
Nueva Inglaterra y llevarse caballos, ganado y cereales.
Éstos
se dirigieron a Bennington,
en
Vermont, pero allí se encontraban unos 2.600 muchachos de
las
Montañas Verdes bajo el mando del general de brigada John Stark. El 16 de agosto, lanzó a sus
muchachos
a la carga gritando que la victoria sería suya o "Molly Stark sería viuda".
Molly Stark no enviudó. Los británicos, superados en
número, murieron o fueron capturados, y una brigada que
Burgoyne
envió tarde en su apoyo también fue dispersada.
Por otra parte, Benedict Arnold, al frente de unos 1.000 hombres,
seguía los pasos de Herkimer. Difundió el rumor de
que su
ejército era mayor de lo que realmente era, y Saint Leger,
sin
sus aliados indios, no se atrevió a presentar batalla. El 23 de agosto dejó el asedio
de Fort Stanwix y
volvió sobre
sus pasos abandonando a Burgoyne.
Burgoyne esperaba de todos modos la inminente llegada de Howe,
pero
ignoraba que éste, desatendiendo sus órdenes,
había navegado hasta la bahía de Chesapeake y luego
hacia
el norte, por la bahía, de modo que el 25 de agosto se encontraba en Maryland, a
unos setenta y cinco kilómetros de Filadelfia.
En septiembre, Mozart
dimitió de su cargo al servicio del príncipe
arzobispo de
Salzburgo y emprendió un viaje con su madre a Mannheim. Ese
año compuso su concierto
para oboe.
Gluck estrenó en París su ópera Armide. Había estado
trabajando en ella en Viena juntamente con otra, Rolando, pero se
enteró de
que la administración del teatro francés
había
propuesto el mismo tema a Piccini, así que renunció
al
proyecto en una larga carta.
Washington se había dirigido hacia el norte pensando que
Howe
haría lo mismo, pero al enterarse de su situación
real
volvió precipitadamente hacia el sur y, como se
movía
mucho más rápido que Howe, lo interceptó el 11 de septiembre en Brandywine Creek, a mitad del
camino
que Howe pensaba recorrer para llegar a Filadelfia. Esta vez Howe
dirigió a sus tropas con maestría, superando con
creces
la mediocre táctica de Washington, que tuvo que retirarse a
Filadelfia.
Al norte, Burgoyne, con su lastimoso ejército, dejó
Fort Edward y
avanzó hasta Saratoga
en su ruta hacia Albany,
pero su comprometida situación había hecho que
numerosos
colonos se enrolaran en el ejército de Gates, el cual
llegó a contar con 7.000 hombres. Fortificó las
alturas
de Bemis, entre Saratoga
y
Albany, y luego envió unos 3.000 hombres contra Burgoyne
bajo el
mando de Arnold y Daniel Morgan.
Se encontraron el 19 de septiembre
en Freeman's Farm a menos
de
dos kilómetros de Bemis. El combate fue una simple carga
frontal
en la que triunfó la superioridad numérica de los
británicos, por lo que los americanos retrocedieron, aunque
sus
adversarios tuvieron muchas más bajas. Burgoyne
fortificó
su posición.
Ese mismo día, con Filadelfia bajo la amenaza de Howe, el
Segundo Congreso Continental
se
retiró a Lancaster,
Pennsylvania, a unos 100 kilómetros de Filadelfia, y el 20 de septiembre pasó a Nueva
York.
El 26 de septiembre Howe
tomó
Filadelfia y, siguiendo su costumbre, no trató de perseguir
a
Washington.
Ese año murió el rey José I de Portugal, que
fue sucedido por su hija María
I, casada con su tío Pedro, que reinó como
Pedro III. No obstante, el
poder
quedó en manos de la viuda del rey, Mariana
Victoria de Borbón, que destituyó al ministro Pombal
y
puso fin a la
etapa reformista. El 1 de octubre
se
firmó con España el tratado
de San Ildefonso, por el que Portugal cedió
definitivamente la colonia de Sacramento y otros territorios del
Paraguay a cambio de otras zonas del Paraguay y del Perú.
También murio el rey Pratap Singh Sha del Nepal, que fue
sucedido por su hijo de dos años Rana Bahadur Sha, bajo la regencia
se su madre, Rajendra Laxmi.
El 3 de octubre, Washington
lanzó un complejo
ataque contra el principal campamento de Howe, situado en Germantown, a once
kilómetros
de Filadelfia. Su plan de ataque resultó ser demasiado
complicado para sus mal preparados soldados. Algunos
destacamentos,
desorientados por la niebla, llegaron a disparar contra soldados
de su
propio bando. Washington perdió otros mil hombres y tuvo
que
retirarse de nuevo.
Howe había dejado una pequeña guarnición en
Nueva York bajo el mando de Henry Clinton, quien decidió
hacer
lo que Howe debía de haber hecho con todo su
ejército:
avanzar hacia el norte para socorrer a Burgoyne. El 6 de octubre, de camino,
logró
tomar un par de fuertes.
El 7 de octubre,
Burgoyne inició un avance con una fuerza de reconocimiento
que
podía ser fácilmente barrida, pues su penosa
situación había hecho afluir numerosos
colonos al ejército de Gates, que ahora contaba con unos
11.000
hombres, mientras que el suyo se había reducido por
deserciones de indios. Sin embargo, Gates se negaba a lanzar un
ataque
masivo. Si hubiera empleado más hombres, habría
vencido
en Freeman's Farm, pero, incluso ahora que su superioridad
numérica era aplastante, se resistía a atacar, para
la
exasperación de sus oficiales. Más aún, en
sus
informes no mencionó la brillante actuación de
Arnold y,
cuando éste se quejó, fue relevado del mando. Pese a
ello, de forma totalmente ilegal, Arnold ordenó una carga
en la
que él mismo participó y en la que recibió
una
herida en el muslo izquierdo. El resultado fue una aplastante
victoria
americana que obligó a Burgoyne a retirarse a Saratoga, y
todo
gracias a la iniciativa de Arnold.
El 15 de octubre Clinton (ya
demasiado tarde) llegó a Kingston,
a unos 130 kilómetros al sur de Saratoga y, al hallar
resistencia, dio media vuelta y regresó a Nueva York.
Finalmente, el 17 de octubre,
Burgoyne se rindió. Estaba rodeado por un ejército
que
sumaba ya 20.000 hombres, así que, en Saratoga, 300
oficiales
(incluyendo seis generales) y 5.500 hombres convinieron en deponer
sus
armas, marchar a Boston, embarcar hacia Gran Bretaña, y no
participar más en la guerra. La rendición de un
ejército británico era un hecho muy poco
común,
pero que se rindiera frente a un ejército de aldeanos a los
que
los soldados regulares británicos despreciaban, era algo
pasmoso. La rendición de Burgoyne en Saratoga anuló
totalmente la brillante campaña de Howe en Filadelfia.
Los británicos estuvieron dispuestos a conceder a las
colonias todas sus reivindicaciones excepto la independencia, de
modo
que si hubieran adoptado esta actitud tres años
atrás el
mundo hubiera sido muy diferente hoy en día, pero ahora los
americanos ya no estaban dispuestos a renunciar a su independencia
y la
guerra continuó.
En noviembre, Nguyen Anh
logró reconquistar Saigón a los Tay Son, con la
ayuda de
mercenarios camboyanos y piratas chinos.
El 15 de noviembre, el Segundo Congreso Continental
aprobó los llamados artículos
de
la Confederación, presentados por Dickinson, en
virtud
de los cuales las antiguas trece
colonias se consideraban ahora como trece Estados
independientes, aunque delegaban en el Congreso Continental la
conducción de la política exterior y las relaciones
con
los indios, y lo facultaban para instituir un sistema postal,
pedir
préstamos y dirimir las disputas entre los Estados. No
obstante,
el Congreso no
tenía
ninguna autoridad ejecutiva. Sólo podía instar a los
Estados a poner en práctica sus decisiones, a lo cual,
éstos podían negarse. Los Estados podían
enviar
cualquier número de delegados al Congreso, pero cada Estado contaba
únicamente con un voto, independientemente de su
población.
El 7 de diciembre llegaron a
París las noticias de la reindición de Burgoyne, y
por
primera vez el gobierno francés se planteó la
posibilidad
de que los revolucionarios ganaran la guerra y que las colonias
británicas se convirtieran en un Estado independiente. Si
eso
ocurría, era mejor que tuvieran motivos para estar
agradecidas a
Francia, y se empezó a considerar el establecimiento de una
alianza. Beaumarchais creó (siguiendo las instrucciones del
rey)
una sociedad de comercio para proporcionar armas a los americanos.
También fundó la Sociedad
de
autores dramáticos.
Washington estableció sus cuarteles de invierno en Valley Forge. El invierno fue excepcionalmente frío, con nieves tempranas, y las provisiones escaseaban, así como la ropa de abrigo e incluso los zapatos. Se calcula que unos tres mil hombres murieron por las privaciones y muchos otros desertaron. El carisma de Washington fue decisivo para que muchos otros aguantaran. No tenían más dinero que el "dinero continental", que en realidad no era más que una promesa de pago por parte del Congreso continental en el caso de que se ganara la guerra. Todavía hoy subsiste en Norteamérica la expresión "no vale un continental" para indicar que algo carece de valor. En cambio, las tropas británicas de Howe, con su dinero contante y sonante, fueron muy bien acogidas en Filadelfia y pasaron un invierno relativamente confortable.
El 30 de diciembre
murió
sin descendencia el príncipe elector Maximiliano III de
Baviera,
y el emperador José II logró en enero de 1778 que su heredero más
próximo, el elector palatino Carlos Teodoro, renunciara a
la
sucesión en su favor.
Mientras tanto, James Cook había vuelto a Tahití,
donde había tenido que luchar contra los continuos robos
que
cometían los indígenas, y fue invitado a un
sacrificio
humano. Después descubrió las islas Hawai, a las que llamó
islas Sandwich, en honor
de John Montagu, el conde
de Sandwich, a la
sazón primer
lord del almirantazgo. Se cuenta que su afición a las
cartas le
llevó a hacerse servir comida entre rebanadas de pan, de
modo
que podía comer sin dejar de jugar, y de ahí
proviene que
los ingleses llamen sandwiches
a los bocadillos.
En Hawai, Cook fue tomado por un dios. Después exploró la costa occidental de Norteamérica hasta el estrecho de Bering, donde tuvo que dar media vuelta a causa de los hielos. Luego regresó a Hawai para pasar el invierno.
Entre los principales oponentes a la política francesa se
encontraba el duque Luis Felipe
José de Chartres,
el primogénito del duque Luis Felipe de Orleans.
Tenía
treinta y un años, era masón y ya había sido
desterrado por Luis XV durante un tiempo. Ahora se
convirtió en
el portavoz de la oposición en el Parlamento.
En París se estrenó el Rolando de Piccinni, que
causó indignación entre los partidarios de Gluck. A
continuación Gluck se prestó a competir con Piccinni
con
un mismo tema: Ifigenia en
Tauride.
Cimarosa había pasado los últimos años
recorriendo Italia estrenando una ópera tras otra. Ahora
recibió una invitación de la zarina Catalina II de
Rusia
para visitar San Petersburgo.
Diderot publicó un Ensayo
sobre
los reinados de Claudio y de Nerón.
Ese año murió Jean-Jacques Rousseau.
El conde de Buffon publicó sus Epoques de la nature, en donde
desarrolla sus teoría sobre la formación de la
Tierra.
Adam Smith fue nombrado comisario de aduanas en Edimburgo.
Campomanes editó el Teatro
crítico de Feijoo.
La Real Academia
Española
publicó la primera edición de su Diccionario manual.
El teólogo Justinus Febronius se retractó del febronianismo.
El general Chao Phya Chakri
restableció la soberanía siamesa sobre Camboya e
invadió el reino de Ventianne.
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