APORTACIÓN PARA EL XVIII CONGRESO DEL PCE
HACIA EL COMUNISMO 

Rafael Pla López, miembro del Comité Federal del PCE, 4 de julio de 2009

0. La vía comunista al reino de la libertad:

El eje vertebral sobre el que desarrollar nuestras propuestas debe ser la elaboración de un programa de transición al comunismo, desarrollando una de las ideas-fuerza aprobadas en el XIII Congreso del PCE y ratificadas en el XIV: "relacionar nuestros grandes objetivos emancipatorios con nuestra actividad cotidiana del día a día". Y que en el XVI Congreso se formuló declarando "El comunismo, movimiento y objetivo global": "El socialismo por el que apostamos es la fase de transición hacia una sociedad sin clases. Pero, para que esto sea posible el socialismo debe ser dinámico, y el Estado ir disolviendo su papel en la propia estructura social, para conseguir la sociedad sin Estado, es decir, el comunismo (...) nuestra propuesta de una nueva síntesis emancipatoria que funda las tradiciones comunista y libertaria con las aportaciones de los nuevos movimientos emancipatorios está empezando a tomar forma a escala internacional en el seno del movimiento contra la globalización capitalista, que tiene entre sus señas de identidad fundamentales el anticapitalismo y el antiautoritarismo. Debemos esforzarnos por contribuir, desde nuestra posición comunista, al desarrollo internacional de la necesaria alternativa que aúne movimiento y objetivos".

En esta línea, debemos desarrollar nuestra concepción del socialismo del siglo XXI como un proceso democrático de transición al comunismo, a una sociedad sin opresión ni explotación, en una humanidad sin clases ni Estados.

1. Crisis financiera y económica, responsables, resistencias y alternativas. Correlaciones de fuerzas a escala internacional y Europea. Por un nuevo internacionalismo para el S. XXI:

El estallido de la crisis financiera global a finales de 2008 ha generado una bancarrota ideológica del neoliberalismo, llevando a las clases dominantes a requerir la intervención estatal para la socialización de las pérdidas, lo cuál podría generar una situación favorable para el avance de las ideas socialistas frente a la privatización de los beneficios. Sin embargo, ello no se está produciendo, por lo menos en Europa, como han mostrado dramáticamente los resultados de las Elecciones Europeas, donde el retroceso de la "socialdemocracia" socioliberal no ha podido ser compensada globalmente por las fuerzas de la izquierda real, sino que en el marco de una abstención mayoritaria se ha reforzado la mayoría derechista del Parlamento Europeo y se ha producido un preocupante ascenso de la extrema derecha de cariz xenófobo y fascista.

Esta situación deriva, como en situaciones históricas anteriores, de la conjunción de la crisis del capitalismo con el déficit de una alternativa al mismo. Y ello no sólo por la debilidad orgánica y electoral de las fuerzas reales de izquierdas, sino por la falta de una alternativa global de sociedad. Las fuerzas que formamos el Partido de la Izquierda Europea hemos planteado propuestas programáticas correctas, centradas en el impulso de un sector público estratégico como base de un desarrollo sostenible que permita la satisfacción de las necesidades sociales a través de servicios públicos. Pero, incluso cuando hemos partido de una crítica global al capitalismo, no hemos sabido proponer un modelo social alternativo, y no hemos podido superar la orfandad producida por el hundimiento del antimodelo en que se habían convertido los sistemas burocráticos llamados de "socialismo real" en el este de Europa.

La situación en Europa contrasta agudamente con la de Latinoamérica, donde la resistencia antimperialista ha pasado a enmarcarse en el proyecto de "socialismo del siglo XXI", que aunque balbuciente ha encendido un faro de esperanza para sus pueblos. Pero el agotamiento, estancamiento o declive del movimiento altermundialista vehiculado por los Foros Sociales no ha dado paso a la puesta en pie de una alternativa en el ámbito internacional. Cuando las alternativas y resistencias en ámbitos locales frente al imperialismo y el capitalismo globalizado se extienden también en Asia y África, uno de los principales obstáculos para el desarrollo de dicha alternativa internacional es el retraso en Europa, frente al cual las fuerzas europeas comunistas y de izquierdas debemos asumir nuestras responsabilidades.

Es esencial para ello desarrollar un proyecto de socialismo del siglo XXI para países tecnológicamente avanzados, en el que la conjunción del impulso a un sector público estratégico y a la autogestión obrera fundamente un desarrollo sostenible asentado en la Investigación científica, el Desarrollo tecnológico y la innovación en el trabajo, abordando una profunda transformación de los sistemas educativos públicos para la formación de los trabajadores creativos y cooperativos necesarios para dicho desarrollo.

Ciertamente, la alternativa en construcción deberá asentarse en un acuerdo programático de una pluralidad de fuerzas y corrientes de izquierdas. Pero el impacto social de dicha alternativa requiere que tenga como referente un modelo social alternativo. Y ello es responsabilidad de los comunistas. Así, las medidas concretas que configuren la construcción del socialismo del siglo XXI deberán ser objeto de un amplio acuerdo democrático de izquierdas, pero dichas medidas sólo adquirirán su pleno sentido, como alternativa al sistema capitalista, en la perspectiva de la transición a una sociedad alternativa, de la transición al comunismo. Y la coherencia de dicho proceso de transición, entre las medidas inmediatas y el objetivo comunista, el reino de la libertad, requiere que no sólo se excluya un retroceso de las libertades democráticas, sino que suponga también un proceso de desarrollo de la democracia, superando los límites a la misma impuestos por el capitalismo, y en particular los derivados de la propiedad privada de los medios colectivos de producción, de modo que la democracia se extienda a la esfera de la producción.

Dicha lucha por el desarrollo de la democracia parte de un contexto mundial en el que el neoliberalismo se ha visto acompañado por la agresión a las libertades democráticas y el recrudecimiento del militarismo bajo el gobierno de Bush y sus adláteres, como expresión del imperialismo capitalista. Y la crisis del militarismo norteamericano, acompañando al fracaso del neoliberalismo, ha generado una ola de fondo en los EE.UU. que ha llevado a Barack Obama a su presidencia. Pero el imperialismo como tal no ha sido derrotado. En este marco aparecen como piedras de toque, para la superación de la etapa anterior, el cierre real de Guantánamo, no sólo como entidad física sino como ámbito de exclusión de garantías democráticas, y el respeto al derecho de autodeterminación de todos los pueblos, y en primer lugar del pueblo palestino y de Cuba. Éstas son también piedras de toque de un internacionalismo solidario. Internacionalismo solidario que debe abarcar tanto el apoyo a la lucha de los pueblos y de la clase trabajadora de otros países por su emancipación como la lucha contra la discriminación económica, política o cultural de la población inmigrante en el propio país.

Y desde una perspectiva comunista hay que poner en primer plano la defensa de las libertades democráticas, tanto frente a las restricciones de las mismas argumentadas en la "guerra contra el terrorismo" como frente a los intentos de restringir la libre comunicación en Internet argumentados en la defensa de la "propiedad intelectual". Lo que nos jugamos al respecto no es sólo la restricción de determinados derechos específicos, sino la defensa de unos instrumentos de libertad esenciales para la construcción de una sociedad alternativa que supone, entre otras cosas, la abolición de la propiedad privada característica del sistema capitalista, tal como lo plantearon Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista. Y en esta perspectiva, la abolición de la llamada "propiedad intelectual", justamente fustigada por Richard Stallman en defensa del software libre, es una exigencia para la defensa tanto de la libertad de comunicación como del derecho de los pueblos de todo el mundo al libre uso de la tecnología en favor de sus condiciones de vida y salud. Ésta es también otra de las piedras de toque actualmente de un internacionalismo solidario.

2. Caracterización de la crisis en España. Alternativas:

La crisis global del capitalismo ha golpeado en España con especial fuerza por la debilidad de su estructura industrial y la consiguiente dependencia del crecimiento respecto del sector inmobiliario, que ha sido internacionalmente uno de los detonantes de la crisis.

Así, por un lado, la ineficiencia del sistema capitalista tiene una expresión dramática en la existencia de un millón de viviendas vacías y un millón de personas que no pueden conseguir un hogar, en buena parte coincidente con el millón de parados que no reciben ningún subsidio. Y se hace urgente para garantizar el derecho a la vivienda una intervención pública para poner en pie una red de viviendas en alquiler a precios asequibles, complementado con un salario social que evite la indigencia, financiado con un impuesto adicional progresivo a las rentas más altas.

Y por otro lado, la burguesía española ha hecho descansar sus beneficios en una mano de obra barata, precaria y escasamente formada, relegando el desarrollo tecnológico: es significativa la falta de investigación aplicada en el seno de las empresas.

Por ello, la necesidad de un sector público estratégico, revirtiendo las privatizaciones, lo es también para impulsar en su seno la investigación aplicada y el desarrollo tecnológico. Y las contraprestaciones al cobro de un salario social, junto a la realización de actividades de servicio a la comunidad, deben incluir la formación para contribuir a elevar el nivel de preparación de la clase trabajadora.

Y naturalmente, el trabajo de calidad necesario para un desarrollo sostenible deberá ser un trabajo estable, restituyéndose la causalidad en la contratación tanto en la entrada como en la salida, de manera que no haya puestos de trabajo temporales para tareas permanentes y que se anule todo despido improcedente.

Las alternativas a la crisis, por otro lado, deben incluir la defensa de las libertades democráticas, que son un instrumento esencial de la clase trabajadora y de los sectores populares para la defensa de sus derechos y la lucha por su emancipación: como ha ocurrido a lo largo de la historia, los mecanismos de excepción restrictivos de las libertades son una amenaza potencial para los movimientos que pretendan cambiar el sistema social. Por tanto, hay que poner en primer plano también en España la exigencia de derogación de las leyes restrictivas de las libertades democráticas, como es la Ley de Partidos, restituyendo las garantías democráticas propias de un Estado de Derecho y anulando por consiguiente las ilegalizaciones por ideas, silencios o simpatías. Y la defensa del derecho de autodeterminación de los pueblos, que incluye el derecho de constitución de un Estado propio, requiere en nuestro caso poner en primer plano la solidaridad con el pueblo saharaui como expresión de internacionalismo solidario.

3. Estructura de clases. El actual nivel de conciencia de clase. Prioridades de trabajo. El PCE y el movimiento obrero, el PCE en  el movimiento sindical. La clase obrera organizada en la lucha por el cambio social. Lucha ideológica y cultural:

Hay que reivindicar el protagonismo de la clase trabajadora en la creación de riqueza, desenmascarando la tergiversación que atribuye dicha creación al capital, como la que se manifiesta en la expresión "creación de empleo", que trata a la fuerza de trabajo como objeto pasivo y a los "empleadores" como sujeto activo, expresando así la subordinación ideológica a la clase burguesa dominante, que conduce a justificar el incremento de los beneficios empresariales como objetivo primordial del desarrollo económico y precondición para la disminución del paro.

Frente a ello es importante subrayar que, ante los límites ecológicos al crecimiento, un desarrollo sostenible sólo puede basarse en la creatividad del trabajo colectivo, facilitada por el uso de instrumentos de programación variable como son los ordenadores: si a corto plazo la reactivación económica descansa fundamentalmente sobre el consumo de bienes necesarios por la clase trabajadora, que requiere un aumento del salario mínimo y de las rentas salariales más bajas junto al establecimiento de un salario social, a medio plazo un desarrollo basado en la innovación en el trabajo requiere que la clase trabajadora asuma la responsabilidad de su gestión, lo que debe ser un objetivo central de un sindicalismo sociopolitico junto a las reivindicaciones salariales y de reducción de la jornada de trabajo. De hecho esta reducción, con un máximo de 35 horas a la semana, debe facilitar la formación laboral imprescindible para dicho desarrollo.

Hay que destacar las diferencias entre las perspectivas actuales y las de hace un siglo, cuando el desarrollo industrial descansaba sobre un maquinismo que obstaculizaba el control efectivo de los medios de producción por la clase trabajadora, favoreciendo que cuando su propiedad pasara a ser colectiva su control fuera ejercido por una burocracia estatal. Junto a la centralización del Estado, la centralización de las organizaciones política y sindical de la clase trabajadora respondían a necesidades objetivas, aunque su consecuencia fuera reducir la participación democrática efectiva de los trabajadores y trabajadoras.

Por el contrario, actualmente la asunción por la clase trabajadora de su imprescindible función dirigente de un desarrollo sostenible requiere de una amplia participación democrática a todos los niveles, que es esencial también para su organización política y sindical, utilizando las estructuras en red que facilitan las tecnologías de la comunicación a través de Internet. Y a diferencia del siglo pasado, la socialización de la propiedad de los medios de producción colectivos será una exigencia para adecuarse a la necesaria gestión colectiva de los mismos, como una característica esencial del proyecto socialista del siglo XXI.


4. Defensa de lo público en los sectores empresariales estratégicos y en los servicios básicos (educación, sanidad, vivienda, transporte y energía):

La nacionalización de los sectores estratégicos como la energía, el agua y las comunicaciones, revirtiendo sus privatizaciones, es una necesidad para una buena regulación del capitalismo evitando un control de monopolios u oligopolios privados sobre el resto de las empresas. Pero sólo representará un avance socialista si su socialización supone un avance en la participación en su gestión de sus trabajadores y trabajadoras, unida a la fundamentación de su desarrollo en la innovación en el trabajo, marcando así el camino para el conjunto de la economía, que deberá descansar cada vez más en la creatividad del trabajo asociado.

A su vez, la asunción de que el desarrollo y la riqueza social deben descansar sobre la mejora de la fuerza de trabajo, sobre la expansión de las capacidades humanas, conlleva la exigencia de la ampliación de servicios públicos universales y gratuitos en los que cada cual reciba según sus necesidades.

Una educación pública de calidad desde el nacimiento a la Universidad, al ser necesaria para el desarrollo de las capacidades humanas, lo es también para un desarrollo sostenible, que requiere de una formación integral, científico-técnica, humanística y artística, para el fomento de la creatividad humana. Y el paso de una Universidad para la formación de la burguesía a una Universidad para la formación de la clase trabajadora requiere una profunda transformación de la misma, superando las limitaciones del llamado proceso de Bolonia: si su aplicación se reduce a la implantación de una nueva estructura de las titulaciones con una financiación insuficiente, no podrá responder a las necesidades sociales, que requieren una profunda renovación pedagógica para un aprendizaje centrado en el estudiantado que fomente su creatividad, junto a medidas que hagan realidad su dimensión social garantizando que se puedan completar los estudios sin obstáculos derivados del origen socioeconómico, lo que exige la implantación generalizada de un sistema de becas-salario que reconozca la función socialmente necesaria del estudio y potencie la emancipación de la juventud sobre la que descansa el futuro de la sociedad. Por ello es necesario paralizar la implantación forzosa de las nuevas titulaciones al tiempo que se impulsa la dimensión social y la renovación pedagógica con una financiación adecuada para las mismas, acompasando así la convergencia en un Espacio Europeo de Educación Superior en cooperación con el resto del mundo, y rechazando la mercantilización y la competitividad en la educación.

Y la expansión de las capacidades humanas requiere también la potenciación de la salud integral como un servicio público. Ello incluye los servicios sanitarios, la defensa del medio ambiente, la seguridad alimentaria y unas condiciones saludables para la vida y la sociabilidad. Ello supone que el cuidado de las personas pase de ser una responsabilidad restringida al interior de la familia, y que ha recaído fundamentalmente sobre las mujeres, a ser asumida como una responsabilidad social pública. La emancipación de la mujer no supone así sólo superar su supeditación a los roles de género que le han sido tradicionalmente asignados, sino que estos roles sean asumidos como una función social general.

Por su parte, la sociabilidad necesaria para un trabajo cooperativo requiere el desarrollo de las relaciones interpersonales, superando los obstáculos para las mismas, de los que uno de los más graves es la violencia en dichas relaciones, que en la mayoría de los casos es una violencia de género contra las mujeres, frente a la que hay que combinar las medidas punitivas con una educación en igualdad que juegue un papel preventivo frente a ella. Al mismo tiempo, el potencial socializador de la sexualidad que vincula el placer propio con el ajeno, y que sólo puede expresarse plenamente en condiciones de igualdad, resulta profundamente pervertido tanto por el uso de la violencia como por su mercantilización a través de la prostitución. Ello exige una actuación enérgica para la erradicación de la violència de gènero o interpersonal en todas sus formas, y específicamente de la prostitución, tratando a quienes recurren a ellas como perturbados sexuales, en el marco de una política de educación y salud integral sobre las relaciones sexuales e interpersonales, junto a políticas sociales y económicas que eviten situaciones de desamparo y dependencia que propicien ejercer la prostitución o tolerar la violencia.

5. República federal, nuestra propuesta de modelo de Estado:

El federalismo libre y solidario que propugnamos es un componente esencial de nuestro proyecto socialista, que no sólo debe permitir resolver los problemas nacionales en términos de igualdad, sino articular la participación democrática a todos los niveles. La República Federal es así la forma de Estado adecuada para la transición al comunismo. Como dijimos en el documento sobre Estado Federal de febrero de 1997, en el proceso de construcción socialista ""La propiedad puede adoptar múltiples formas, en función del nivel de integración técnica y social de la producción: ni la planificación democrática ni la propiedad social pueden vincularse exclusivamente al Estado; y no sólo porque en unos casos puedan adoptar una forma individual, cooperativa, municipal, etc., sino porque en otros casos habrán de adoptar formas supraestatales" (Manifiesto del PCE para la izquierda, XIV Congreso del PCE). De este modo, la socialización de los medios de producción colectivos da una nueva dimensión a los distintos niveles de gestión democrática. Igualmente, la federalidad puede hacer posibles distintos ritmos en el proceso de dicha socialización a tales distintos niveles, en función del desigual desarrollo de la lucha de clases; pero la articulación federal de dicho proceso es también una condición para su viabilidad. A su vez, este proceso de construcción federal del socialismo irá cambiando la misma naturaleza de la federalidad: dado que "los objetivos comunistas suponen en último término la desaparición del Estado, perviviendo la propiedad social de los medios de producción más allá de éste" (Manifiesto del PCE para la izquierda, XIV Congreso del PCE), el resultado de dicho proceso será la transformación paulatina de la federalidad política en federalidad social, como un componente de la sociedad comunista a la que aspiramos."

La República Federal debe construirse sobre los principios de libertad, igualdad y solidaridad.

Libertad en las relaciones políticas, descansando sobre la libre voluntad de todos los pueblos y potenciando la autoorganización social a todos los niveles para la gestión de los asuntos colectivos. El derecho de autodeterminación, como derecho constituyente basado en la soberanía popular, no debe reducirse a una decisión puntual sobre la vinculación al Estado y a la exclusión de la violencia para separarse o mantenerse unidos, sino que debe ejercerse cotidianamente para desarrollar el autogobierno y la libre cooperación entre los pueblos, no sólo dentro del ámbito del Estado, sino en el marco de Europa y para la cooperación solidaria con todos los pueblos del mundo. En ese sentido, no sólo propugnamos un Estado Español federal, sino también una Europa Federal y una cooperación federal en el ámbito internacional, imprescindible para abordar tareas inaplazables como la lucha contra el hambre y contra el cambio climático, la regulación de las relaciones financieras o la eliminación de los paraísos fiscales. Se trata, en definitiva, de que las decisiones sean tomadas en el ámbito correspondiente al problema de que se trate. El federalismo supone así una distribución de competencias entre los distintos niveles de organización de la gestión colectiva, de modo que cada uno de ellos tenga soberanía para el ejercicio de sus competencias propias.

Igualdad en las relaciones culturales, de modo que ninguna lengua o cultura detente privilegio alguno en el funcionamiento del Estado y se respeten y potencien las libres expresiones culturales de todos los pueblos, dejando claro que no deben tener tal consideración las restricciones de las libertades personales ni la tortura contra los animales, las cuáles no deben ser protegidas sino erradicadas.

Solidaridad en las relaciones económicas, orientada a superar las discriminaciones entre personas y territorios, de modo que cada cual aporte según su renta y reciba según sus necesidades, utilizando los mecanismos democráticos del Estado para la eliminación de los privilegios existentes.

En definitiva, el federalismo que propugnamos supone la aplicación progresiva de los principios comunistas en un proceso de socialización del poder político para la construcción de una sociedad alternativa. En cuanto tal, es un instrumento de transformación social cuyos principios de funcionamiento deben caracterizar también a las organizaciones comprometidas con dicha transformación.

6. Avanzar en la construcción del socialismo para el S. XXI. Qué modelo, qué instrumento de convergencia; nuestra aportación al proceso de Refundación de Izquierda Unida:
 
En tanto que el proyecto socialista del siglo XXI descansa sobre la participación y la decisión democrática a todos los niveles, requiere de la articulación de un movimiento político y social que vaya acordando las distintas medidas a realizar, debatiendo y consensuando sus contenidos programáticos, sin perjuicio de utilizar los mecanismos democráticos del Estado para superar las resistencias a los mismos. Ésta debe ser la esencia de nuestro proyecto de refundación de Izquierda Unida, que aunque actualmente aparece como la única alternativa frente al bipartidismo capitalista no es más que un pequeño embrión del amplio movimiento plural y unitario que requiere las tareas a realizar, articulando la organización política con el conjunto de los movimientos sociales emancipatorios, y en el cual habrán de poder participar todas las organizaciones, corrientes y sensibilidades de izquierdas desde al respeto a la identidad de cada una, aunando la plena libertad en el debate interno y externo y en la movilización social democrática con la unidad de acción en las instituciones del Estado.

Señalemos que la autoorganización social necesaria para la construcción de una sociedad alternativa debe descansar necesariamente sobre la libertad de acción y decisión de los diferentes componentes, políticos y sociales, del movimiento que ha de impulsarlo. La disciplina, por el contrario, debe ser estricta en la actuación de los cargos públicos en las instituciones del Estado en cada nivel, que deben poner en práctica los acuerdos colectivos adoptados por la organización poltica en el nivel correspondiente, esforzándose así por evitar que dichas instituciones se desvinculen de su base social, como condición imprescindible para el proyecto de transformación social que defendemos.

Ahora bien, si cada paso del movimiento requiere de un amplio acuerdo programático entre sus componentes, para la solidez del proyecto global de transformación social es necesaria la coherencia
entre las distintas medidas programáticas a proponer y defender y los objetivos finales de dicha transformación. Y ésta es precisamente la función de la organización de los comunistas. Ello no supone reclamar ningún privilegio para los comunistas dentro del movimiento emancipatorio, dado que, como señalaron Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista, no tenemos en tanto que comunistas intereses especiales que nos separen del conjunto de los explotados y oprimidos, sino que nos caracterizamos precisamente por representar los intereses del movimiento en su conjunto. Por ello, la unidad del Partido Comunista debe asentarse en la coherencia entre nuestros objetivos comunistas y las reivindicaciones inmediatas que defendemos, coherencia en la que ha de basarse nuestra cohesión en el seno de los movimientos políticos y sociales en los que actuamos. Si fallara dicha coherencia, la consiguiente falta de cohesión no podría ser sustituida eficazmente por una disciplina mecánica, que no nos daría la capacidad de iniciativa necesaria para impulsar y dotar de coherencia global a dichos movimientos. De aquí la necesidad de un esfuerzo sostenido para la formación de los miembros del Partido Comunista, de modo que nos permita conectar nuestra actividad cotidiana con nuestro objetivo global por la superación de toda forma de opresión y explotación en una humanidad comunista.

[NOTA: el texto en cursiva estaba ya incorporado a la propuesta de Tesis Políticas presentada al Comité Federal del 4 de julio]

ENMIENDAS DE LA AGRUPACIÓN DE MELIANA DEL PCPV
ENMIENDAS DEL PCPV A LAS TESIS POLÍTICAS PARA EL XVIII CONGRESO DEL PCE