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Durmió, y recuerda al fin cuando las aves,
esquilas dulces de sonora pluma,
señas dieron süaves
del Alba al Sol, que el pabellón de espuma
dejó y, en su carroza,
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rayó el verde obelisco de la choza.
Comentarios:

Destaquemos, de esta hermosa imagen del amanecer con la que se encuentra el peregrino al despertarse, la hipálage "esquilas dulces de sonora pluma". En principio las aves son sonoras, y eso sugiere la presencia del adjetivo, pero, estrictamente, "sonora" determina a "pluma", de modo que en realidad Góngora se refiere, no al canto, sino al sonido que producen las alas al batir. El canto está aludido por el adjetivo "dulces", que en principio sería más apropiado para las plumas. De este modo, Góngora logra evocar a un tiempo el canto y el batir de alas de las aves. Es un buen ejemplo del increíble grado de precisión y detalle de las descripciones gongorinas.

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