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Menos en renunciar tardó la encina | 350 |
el
estranjero errante, que en reclinarse el menos fatigado sobre la grana que se viste fina su bella amada, deponiendo amante en las vestidas rosas su cuidado. |
355 |
Saludólos
a
todos cortésmente y, admirado no menos de los serranos que correspondido, las sombras solicita de unas peñas. |
Recordemos que el peregrino había permanecido escondido
porque hubiera sido embarazoso si lo hubieran encontrado sólo
con
las mujeres.