INVERTEBRADOS EN GENERAL

El año 2005 ha sido especialmente duro para la fauna acuática de la Devesa, y a pesar de ello, el seguimiento mensual de una selección de malladas permanentes, nos ha ofrecido alcanzar los 209 taxones distribuidos en 7 filos, 33 órdenes y 89 familias. Tales resultados se han obtenido en apenas 10 km2 y esto se debe a la gran heterogeneidad en la salinidad de diferentes ambientes, desde oligohalinos hasta hipersalinos.

Muchas de las especies recolectadas son muy raras con respecto a su distribución, aunque en algunos casos abundantes en número de individuos (Nereis diversicolor, Polydora ciliata, Myosotella myosotis, Tanymastix stagnalis, Microdeutopus gryllotalpa, Orchestia stephenseni, Talorchestia deshayesii, Tanais dulongii, Palaemon elegans, Lestes barbarus, Brachythemis leucosticta, Gerris argentatus, Eretes sticticus, Laccophilus poecilus, Herophydrus musicus, Hydroglyphus signatellus, Dytiscus sp., Cybister tripunctatus, Georissus costatus, Hydrochara flavipes, Odontomyia angulata, Nemotelus notatus, Dixella attica), raras (Hydra vulgaris, Gammarus aequicauda, Lekanesphaera hookeri, Copelatus atriceps, Colymbetes fuscus, Hydrophilus pistaceus, Berosus affinis, Berosus signaticollis, Dixella sp.) o citadas por primera vez en aguas continentales de la Comunidad Valenciana (Polydora ciliata, Nassarius corniculus, Tanymastix stagnalis, Caligus sp., Microdeutopus gryllotalpa, Orchestia stephenseni, Talorchestia deshayesii, Tanais dulongii, Copelatus atriceps, Dixella attica).

Se realizó un importante seguimiento de los ostrácodos, un grupo de crustáceos que no superan los 2 mm. Dicho estudio es el primero que dedica una especial atención a estos organismos. Se han determinado 17 especies en el conjunto de Malladas de la Devesa. (Ver Poster)

La Devesa puede considerarse como un último reducto, de fauna invertebrada acuática, en todo el Parque de l'Albufera. La conservación de todo su hábitat y la regeneración del resto de Malladas, colmatadas durante el auge urbanístico de los años 70, puede suponer un reto importante e imprescindible para la sostenibilidad de este ambiente privilegiado.

CULÍCIDOS

Tras dos años de estudio en la detección de este grupo tan peculiar se han capturado individuos que pertenecen a 4 especies.

Familia Culicidae

Ochlerotatus (Ochlerotatus) detritus (Haliday, 1833)

Culex (Culex) pipiens Linnaeus, 1758

Culiseta (Allotheobaldia) longiareolata (Macquart, 1838)

Culiseta (Culiseta) subochrea (Edwards, 1921)

La importancia de los culícidos, desde el punto de vista de la salud pública, radica en las hembras y sus efectos como picadores chupadores de sangre, así como en la posible transmisión de enfermedades a causa de este peculiar modo de alimentarse. Los machos son totalmente inofensivos. Es un hecho que ninguna de las especies encontradas en las Malladas de la Albufera tiene capacidad para transmitir dicha enfermedad tan temida. A continuación se analizará cada una de las especies capturadas, tanto en su comportamiento frente al ser humano como en su capacidad de transmitir enfermedades.

Ochlerotatus (Ochlerotatus) detritus (Haliday, 1833)

Las hembras se alimentan de todos los vertebrados de sangre caliente y son particularmente agresivos con el hombre en el alba y crepúsculo, pero no entran habitualmente en los domicilios. Se desplazan hasta 10 km de su lugar de cría.

Participa en la transmisión de la "mixomatosis" y está infectada de forma natural por "Dirofilaria repens" (un micronematodo de la sangre).

Culex (Culex) pipiens Linnaeus, 1758

Las hembras pican de noche a todos los vertebrados de sangre caliente y penetra con descaro en las casas. Es vector de "West Nile", "Sindbis" y un "plasmodio aviario" pero también es receptivo al virus "Tahyna" y a "Dirofilaria immitis" y fue infectado naturalmente por el virus "Batai".

Culiseta (Allotheobaldia) longiareolata (Macquart, 1838)

Pica sobretodo a las aves pero raramente a los humanos y penetra ocasionalmente en las casas. Es un vector de "plasmodio aviario" y puede transmitir experimentalmente el virus "West Nile". Con respecto a parasitosis humana es uno de los de menor riesgo.

Culiseta (Culiseta) subochrea (Edwards, 1921)

Son de hábitos nocturnos, pican en el interior de las casas en invierno y en el exterior en verano. Es una especie que no esta implicada en la transmisión de parasitosis humana.

De las 4 especies detectadas en las Malladas, dos de ellas son especialmente agresivas con los humanos a la hora de buscar sangre para completar su ciclo vital (Oc. detritus y Cx. pipiens). Cx. pipiens es la única especie que penetra en las viviendas, sin embargo, este problema se puede solucionar con barreras físicas en las ventanas (las mosquiteras son eficaces en un 99 %) o protegiendo a las poblaciones de murciélagos que se alimentan de ellos. Las otras dos especies se dedican a obtener sangre de las aves y otros mamíferos distintos de los humanos por lo que no suponen ninguna amenaza para nuestra salud.

Al encontrarnos en un Parque Natural, todos los organismos que se desarrollan en él tienen su importancia ecológica y los invertebrados no lo son menos. La dificultad que ofrece la existencia de pequeños núcleos de población, introducidos artificialmente durante los años 1970-80, dentro del perímetro de la Devesa, "obliga" cierto control en el desarrollo de los culícidos.

De forma general se viene utilizando el Bacillus thuringiensis var. Israeliensis (Bti) como un insecticida biológico "diana", es decir, que sus efectos están "supuestamente" acotados a pocos grupos zoológicos, dentro de los dípteros que suponen problemas de salud humana, tales grupos son los siguientes: Culicidae (mosquitos) y Simuliidae (mosca negra). Estas dos familias tienen la característica de ser picadores y chupadores de sangre, en su fase adulta, y coinciden también en el modo alimenticio de su fase larval como filtradores.

Todo esto debería de estar acompañado por un programa de información, potenciándose la utilización de barreras físicas (mosquiteras) y favoreciéndose la estabilidad de los quirópteros y otros insectívoros en la zona, para impedir el acceso de los culícidos a las viviendas, recordando a los usuarios de la Devesa, que se encuentran en un entorno privilegiado único, en el que se debe de minimizar el impacto antrópico. Sólo de esta forma podría considerarse compatible la existencia de núcleos de población en el interior de la Devesa del Parque Natural de l'Albufera.

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