| ANTERIOR | LA
                  PRIMAVERA DE LOS PUEBLOS I | SIGUIENTE | 
|---|
El 3 de enero de 1848 Joseph
      Jenkins Roberts fue investido como primer presidente de Liberia. A
      lo largo del año recorrió distintos países
      europeos para obtener el reconocimiento de Liberia como estado
      independiente. El primero en hacerlo fue Gran Bretaña,
      seguida de Francia. Paradójicamente, los Estados Unidos se
      negaron a reconocer la independencia, al parecer porque el
      presidente Polk temía que los congresistas sureños
      no aceptaran un embajador negro.
    
Mientras se celebraban negociaciones para poner fin a la guerra
      entre México y los Estados Unidos, la opinión
      pública estadounidense era mayoritariamente favorable a la
      anexión de California y Nuevo México, además
      de Texas, pero había incluso quienes defendían la
      anexión de todo México. Esta posibilidad fue
      discutida en el Senado, donde el 4 de
        enero John C. Calhoun, partidario de la anexión de
      Texas, expresó así su punto de vista:
    
Nosotros nunca hemos aspirado a incorporar a nuestra unión otra raza más que la caucásica, la raza blanca libre. Si incorporáramos a México sería el primer caso de incorporación de una raza india, pues más de la mitad de los mexicanos son indios, y la otra mitad está formada principalmente de tribus mestizas. Yo protesto contra semejante unión. El nuestro, señor, es el gobierno de una raza blanca, [...] Estamos deseando inducir gobiernos libres en todas partes. He podido comprobar que se ha insistido [...] en que la misión de este país es extender la libertad civil y religiosa por todo el mundo, y especialmente sobre este continente. Es un gran error.
Posiblemente, los Estados Unidos estaban en condiciones de
      llevarla a término, pero a medio plazo México
      podría convertirse para los Estados Unidos en la
      España de Napoleón I. En efecto, al margen de las
      consideraciones racistas de los sureños como Calhoun, lo
      cierto es que la capacidad de ceñirse a un gobierno
      democrático que los estadounidenses parecían llevar
      en los genes no se daba en ninguna otra parte del mundo.
    
Tras haber pasado unos días en cuarentena, Abd
      Al-Qádir fue instalado en Fort Lamalgue, en Toulon, a la espera de que el
      rey yel parlamento aprobaran los acuerdos pactados con él
      en Argelia. Sus condiciones de vida fueron un tanto precarias,
      pues el edificio no había sido preparado para su llegada. 
    
Desde finales del año anterior, Sicilia presenciabla
      disturbios promovidos por los liberales contra el absolutismo del
      rey Fernando II de las Dos Sicilias, hasta que el 12 de enero estalló una
      revuelta en Palermo que pronto se extendió por toda la
      isla. (La fecha fue escogida por ser el cumpleaños del rey,
      que además había nacido en Palermo.)
    
En Bolivia, los caudillos José Miguel de Velasco y Manuel
      Isidoro Belzu llegaron a un acuerdo por el que el primero
      sería "elegido" presidente y el segundo ministro de la
      guerra. El nombramiento se produjo el 18
        de enero. 
    
El 20 de enero murió el
      rey Cristian VIII de Dinamarca y fue sucedido por su hijo Federico VII. 
    
El presidente venezolano José Tadeo Monagas había
      ganado las elecciones con el apoyo de los conservadores de
      José Antonio Páez y el parlamento contaba con una
      mayoría de paecistas. Sin embargo, Monagas no aceptaba ser
      un títere de la oligarquía paecista, como se
      esperaba que fuera, y con su actuación se había
      ganado incluso el apoyo de los liberales. Los paecistas estaban
      furiosos y planeaban acusarlo de violar la constitución, lo
      que, de acuerdo con ésta, permitiría al congreso
      entregar el poder político a un militar (que sería
      en este caso el propio Páez) sin necesidad de elecciones.
      Temiendo que Monagas (que también era militar) pudiera
      sabotear un intento de enjuiciamiento, la mañana del 23 de enero se congregaron ante el
      congreso unos doscientos jóvenes armados bajo el mando del
      coronel Guillermo Smith.
      
    
Johann Augustus Sutter
      había nacido en Alemania, pero su familia se había
      trasladado a Suiza cuando era todavía un niño, y a
      los treinta y un años había emigrado a los Estados
      Unidos (ahora tenía cuarenta y cinco). Allí se hizo
      llamar John Sutter y,
      tras diversas peripecias, se convirtió en uno de los
      colonos estadounidenses que pasaron a la Alta California.
      Había comprado un uniforme militar y se hacía llamar
      Capitán Sutter de la
        Guardia Suiza, aunque nunca había estado en el
      ejército, al menos como oficial. Se hizo con una notable
      extensión de tierra a la que llamó Nueva Helvecia y, tras
      establecer alianzas con algunos jefes indios, se dedicó a
      secuestrar y  esclavizar indígenas para emplearlos en
      su propio rancho, así como para venderlos a otros colonos.
      Cuando estallaron las revueltas en California, Sutter fue uno de
      los principales promotores de la anexión a los Estados
      Unidos. Un día, su capataz James Marshall y sus hombres estaban construyendo
      un molino junto al río Americano
      cuando encontraron pepitas de oro. Henry Bigler, uno de los mormones que había
      viajado a California con el "batallón mormón" y que
      al final se había quedado allí, en lugar de regresar
      con los suyos, anotó en su diario la fecha del
      descubrimiento: el 24 de enero.
      Sutter trató de mantenerlo en secreto, pero la noticia
      llegó a oídos de un comerciante y editor llamado Samuel Brannan, que
      corrió a contarlo en San Francisco.
    
La presencia de la "guardia" ante el congreso alarmó a la
      población de Caracas, y una multitud de más de un
      millar de personas partidarias del presidente Monagas se
      presentó ante el congreso. Se produjeron tensiones y al
      final hubo disparos. En total murieron ocho personas, cuatro de
      ellas diputados (tres conservadores y un liberal). Estos
      incidentes amedrentaron a los diputados, que el 25 de enero reanudaron las sesiones
      y se olvidaron de su proyecto de enjuiciar a monagas. Al
      contrario, le otorgaron poderes especiales para contrarrestar
      posibles alzamientos. El 27 de enero
      Monagas promulgó una amnistía para todos los presos
      políticos, lo que acabó con la insurrección
      liberal que vivía el país.
    
En Salermo (al sur de
      Nápoles) y en la región de Cilento se habían
      producido nuevos alzamientos respaldados por los intelectuales
      napolitanos, que finalmente, el 29 de
        enero, obligaron al rey Fernando II de las Dos Sicilias a
      aceptar una constitución.
    
El 2 de febrero los Estados
      Unidos y México firmaron el tratado de Guadalupe-Hidalgo, por el que
      México cedía a los Estados Unidos Texas, Nuevo
      México y la Alta California (aproximadamente la mitad de su
      territorio) y los Estados Unidos pagaban a méxico una
      considerable suma como indemnización. En California
      vivían unas mil familias mexicanas, en nuevo México
      unas siete mil, y en Texas la población era
      mayoritariamente estadounidense, de modo que los nuevos
      territorios serían asimilados sin dificultad. Para algunos
      fue una sorpresa que la Baja California no fuera incluida en la
      cesión, pues también había quedado bajo el
      control de la flota estadounidense. De hecho, algunos de los
      mexicanos que vivían en la zona se apresuraron a emigrar a
      la Alta California al enterarse de que así podían
      convertirse en ciudadanos estadounidenses, para lo cual recibieron
      la ayuda del teniente coronel Henry
        Stanton Burton, que organizó la evacuación
      de los mexicanos que quisieron desplazarse. La evacuación
      duró durante unos meses, hasta que sus soldados desertaron
      para convertirse en buscadores de oro.
    
A finales del año anterior Étienne Cabet
      había sido elegido presidente de una "Oficina de inmigración
        icariana", fundada por un grupo de seguidores parisinos
      con la finalidad de construir una comunidad socialista
      según los principios desarrollados por Cabet en su Viaje a Icaria. El lugar
      elegido para ello era un terreno situado junto a la ciudad de Cross Timbers, en Texas. El 3 de febrero zarparon 69 colonos
      entre los que no estaba el propio Cabet, porque cumplía una
      pequeña pena de cárcel.
    
Viendo que el gobierno venezolano se le escapaba de las manos, el
      4 de febrero José Antonio
      Páez se alzó en armas supuestamente en defensa de la
      constitución.
    
El gran duque Leopoldo II de Toscana no había heredado la
      tradición absolutista de su familia, la casa de Austria y
      favorecía abiertamente a los liberales. Es famosa su
      réplica al embajador austríaco, que le reprochaba
      que "en Toscana la censura no
        cumple con su deber", a lo que el monarca
      respondió: "pero es que
        su deber es no cumplirlo". El 11
        de febrero aceptó una constitución.
    
El 16 de febrero Chopin dio en
      París su último concierto antes de partir hacia
      Londres. El auditorio estaba repleto, y las entradas se
      habían agotado con mucha antelación. Su salud no era
      buena. En el intermedio sufrió un síncope.
    
El jefe Maorí Te Mamaku firmó la paz con
      los británicos en Nueva Zelanda, y así se puso fin a
      tres años de combates casi ininterrumpidos.
    
El 20 de febrero José
      Antonio Páez ocupó la ciudad de San Fernando de
      Apure. 
    
El 21 de febrero se
      publicó en Londres (en alemán) el Manifiesto del Partido Comunista,
      firmado por Marx y Engels, si bien Engels reconoció
      posteriormente que las ideas eran prácticamente todas de
      Marx. En él cumplían el encargo de la Liga comunista de explicar al
      público la ideología, las reivindicaciones y las
      aspiraciones de los comunistas. En el primer capítulo (Burgueses y proletarios) se
      expone la concepción marxista de la historia como lucha de
      clases, resume el ascenso social de la burguesía y explica
      que las clases sociales se han reducido esencialmente a dos: la de
      los burgueses y la de los proletarios, la primera de las cuales
      explota a la segunda. En el segundo capítulo (Proletarios y comunistas) se
      presenta a los comunistas como defensores de los intereses del
      proletariado y concluye con una enumeración de las reformas
      que cabe perseguir a corto plazo en los países
      desarrollados:
    
Marx concluye:
    
Tan pronto como, con el transcurso del tiempo, hayan desaparecido todas las diferencias de clase y toda la producción esté concentrada en manos de la sociedad, los poderes públicos perderán su carácter político, ese poder político que no es más que el poder organizado de una clase para la opresión de la otra. Si en su lucha contra la burguesía el proletariado se organiza hasta convertirse en clase; si después, gracias a una revolución, se convierte en la clase dominante, y como clase dominante derriba por la fuerza el régimen vigente de producción; hará desaparecer, junto a estas relaciones de producción, las causas de los antagonismos de clase, las clases mismas y, por tanto, su papel como clase dominante. Y a la vieja sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clase, la sustituirá una asociación en la que el libre desarrollo de cada uno condicione el libre desarrollo de todos.
En el tercer capítulo (Literatura
socialista
        y comunista) Marx critica las teorías socialistas
      distintas de la suya (la comunista, que es el socialismo
      alemán o verdadero
        socialismo). En particular critica lo que llama socialismo burgués: 
    
Una segunda modalidad de este socialismo, aunque menos sistemática bastante más práctica, pretende ahuyentar a la clase obrera de todo movimiento revolucionario, haciéndole ver que lo que le interesa no son tales o cuales cambios políticos, sino simplemente determinadas mejoras en sus condiciones materiales, económicas y de vida. Resulta evidente que este socialismo se cuida de no incluir entre los cambios que afectan a las “condiciones materiales de vida” la abolición del régimen burgués de producción, que sólo puede alcanzarse por la vía revolucionaria. Sus aspiraciones se reducen a las reformas administrativas que se pueden conciliar con el actual régimen de producción, y que por tanto, no afectan para nada a las relaciones entre el capital y el trabajo asalariado, sirviendo solamente, en el mejor de los casos, para abaratar a la burguesía los costes de su dominio y sanearle el presupuesto del estado. Este socialismo burgués, sólo encuentra expresión adecuada, allí donde se convierte en una mera figura retórica.
El último capítulo (Actitud de los comunistas ante otros partidos de la
        oposición) describe la postura política que
      estaban adoptando los comunistas en los distintos países
      europeos:
    
En Francia se alían con el partido democráticosocialista contra la burguesía conservadora y radical, pero sin renunciar por esto a su derecho de crítica frente a los tópicos y las ilusiones procedentes de la tradición revolucionaria. En Suiza apoyan a los radicales, sin ignorar que este partido es una mezcla de elementos contradictorios: por una parte los demócratas socialistas a la manera francesa y, por otra, los burgueses radicales. En Polonia los comunistas apoyan al partido que sostiene la revolución agraria como condición previa para la emancipación nacional del país, al partido que provocó la insurrección de Cracovia en 1846. En Alemania, el partido comunista luchará al lado de la burguesía mientras ésta actúe revolucionariamente, dando con ella batalla a la monarquía absoluta, a la gran propiedad feudal y a la pequeña burguesía. Pero este partido no olvida en ningún momento el avivar entre los obreros una conciencia de clase lo más clara posible, que les ilustre sobre el antagonismo hostil entre burguesía y proletariado, para que, llegado el momento, los obreros alemanes se encuentren preparados para volverse contra la burguesía. Esas condiciones políticas y sociales que la burguesía, una vez que triunfe, no tendrá más remedio que implantar, son otras tantas armas del proletariado, para que en el instante mismo en que sean derrocadas las clases reaccionarias comience automáticamente la lucha contra la burguesía.
Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen las clases gobernantes ante la perspectiva de una revolución comunista. Con ella los proletarios no tienen nada que perder sino sus cadenas. Por el contrario, tienen todo un mundo entero que ganar.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
Una buena parte del libro está escrito con grandes dosis
      de retórica, con vistas a ser convertido en arengas
      políticas ante una masa analfabeta que no podría
      leerlo por sí mismo. El manifiesto
        comunista se convertiría en uno de los textos de
      mayor influencia política durante los cien años
      siguientes.
    
La República del Yucatán estaba siendo tomada por
      los insurgentes mayas, que ya dominaban unos doscientos pueblos.
      Ese día asaltaron Bacalar y mataron a todos los habitantes
      que no pudieron escapar. El gobierno yucateco pidió ayuda a
      los Estados Unidos, a España y a Gran Bretaña, pero
      ninguno de ellos respondió. De hecho, Yucatán
      propuso a los Estados Unidos que se anexara su territorio, y el
      presidente Polk presentó la propuesta ante el Congreso,
      pero fue rechazada.
    
Un periódico parisino había convocado una
      manifestación para el día 22 de febrero, en protesta por la
      prohibición de un "banquete" que se había convocado
      para tres días antes. Al final, los organizadores se
      amedrentaron y retiraron la convocatoria, pero igualmente
      acudieron varios centenares de estudiantes. Allí se les
      unieron obreros y finalmente llegaron a concentrarse unas tres mil
      personas. El gobierno, por su parte, había reunido en la
      capital unos 30.000 soldados con artillería y otros 40.000
      hombres entre la guardia nacional y otras fuerzas. Los
      manifestantes recorrieron las calles de París pidiendo
      reformas sin apenas incidentes, y el rey Luis Felipe I
      decidió formar un nuevo gobierno para complacerlos. Sin
      embargo, la manifestación se prolongó a la noche, y
      el 23 de febrero se produjo un
      altercado que llevó a los soldados a disparar contra una
      multitud. Hubo unos 65 muertos y 80 heridos.
    
Ese día murió el ex presidente estadounidense John Quincy Adams. Dos días antes había caído al suelo víctima de un ataque cerebral mientras pronunciaba un discurso en el Congreso contra la guerra contra México.
El 24 de febrero el ambiente
      estaba más caldeado en París. Estudiantes, obreros,
      artesanos y pequeños burgueses marcharon por las calles
      asaltando tiendas, robando armas, quemando edificios
      públicos y levantando barricadas. Cuando estaba a punto de
      producirse un baño de sangre, el rey Luis Felipe I
      anunció que abdicaba en su nieto Felipe VII, de nueve años, el hijo de su
      fallecido primogénto, Fernando Felipe de Orleans, y que
      nombraba regente a su nuera Elena, la duquesa de Orleans. La
      duquesa trató de que su hijo fuera reconocido como rey de
      Francia, pero los republicanos invadieron el palacio en que se
      encontraban y el 25 de febrero
      nombraron un gobierno provisional que proclamó la segunda república francesa
      y estableció el sufragio universal (masculino).
    
El rey Luis Felipe I, junto con su familia, temiendo correr la
      misma suerte que Luis XVI, huyó a Gran Bretaña de
      incógnito, como un tal Mr.
        Smith. 
    
La presencia amenazante de obreros parisinos en la sala de
      sesiones del gobierno provisional fozó a sus miembros a
      aprobar un decreto redactado principalmente por el socialista Louis Blanc por el que el
      gobierno se comprometía a garantizar el trabajo a todos los
      ciudadanos, y reconocía el derecho de los trabajadores a
      asociarse para defender sus intereses. El 27 de febrero fueron creados los Talleres Nacionales, a
      través de los cuales el Estado daba trabajo a los parados
      de París, a los que empleaba en la realización de
      obras públicas. Al mismo tiempo, una asamblea popular en
      Mannheim, en el gran ducado de Baden,
      envió al gobierno una lista de reivindicaciones que
      incluían la libertad de prensa, la reforma judicial y el
      establecimiento inmediato de un parlamento alemán.
    
El 28 de febrero tuvo lugar en
      París una manifestación de obreros que
      exigían al gobierno provisional que llevara a cabo las
      medidas prometidas para dar trabajo a todos los parados. La
      única medida que se tomó fue la creación de
      la que sería conocida como Comisión de Luxemburgo (porque se
      reunía en el palacio de
        Luxemburgo) para ocuparse de los asuntos laborales. Louis
      Blanc aceptó a regañadientes la presidencia de la
      comisión, pues él quería que se creara un
      ministerio de trabajo (que tuviera un presupuesto propio, del que
      carecía la comisión). En los días siguientes
      se constituyeron en Francia miles de asociaciones de obreros. La
      comisión decretó una jornda laboral de 10 horas en
      París y 11 horas en el resto de Francia, y ejerció
      un arbitraje en los conflictos entre patrones y obreros.
    
El rey Carlos Alberto de Cerdeña gobernaba como monarca
      absoluto, y había reprimido en el pasado algunas revueltas
      liberales, pero ahora juzgó que tendría mejor
      porvenir como liberal y el 4 de marzo
      otorgó a sus súbditos una constitución, el
      llamado estatuto albertino,
      por el que el poder se repartía entre dos cámaras,
      una nombrada por el rey y otra por el pueblo. Adoptó la
      bandera tricolor, verde, blanca y roja, que había
      representado a la antigua República Cisalpina, y no
      tardó en ganarse el apoyo de todos los liberales italianos.
    
Al mismo tiempo estallaba una revuelta en Munich (en el reino de
      Baviera) que se hacía eco de las reivindicaciones de
      Mannheim. Éstas fueron respaldadas por sucesivas revueltas
      en la mayoría de las ciudades alemanas, y fueron conocidas
      como Reivindicaciones de marzo.
      
    
Ese mismo día el gobierno francés aprobaba una
      resolución de no intervención en ninguna de las
      revoluciones que estaban teniendo lugar fuera de Francia. 
    
El 7 de marzo fue finalmente
      coronado el rey Ang Duong de Camboya, quien en una muestra de
      virtuosismo diplomático había logrado contener los
      intentos expansionistas de Siam y Vietnam.
    
El 10 de marzo el Congreso
      estadounidense aprobó el tratado de Guadalupe-Hidalgo,
      aunque le quitó un par de cláusulas concernientes al
      respeto de las propiedades que los mexicanos tenían en el
      territorio cedido a los Estados Unidos.
    
Ese mismo día el venezolano José Antonio
      Páez era derrotado por el ejército gubernamental en
      la batalla de Los Araguatos,
      tras la cual se vio obligado a huir a Nueva Granada, desde donde
      marchó a Brasil.
    
El 14 de marzo el Papa
      Pío IX aprobó una constitución para los
      Estados Pontificios que establecía un gobierno basado en
      dos cámaras más el Colegio de Cardenales, presidido por el Papa. 
    
Ese mismo día estallaba una revuelta de obreros en Viena.
      Se cuenta que, cuando el emperador Fernando I preguntó a
      Metternich qué estaba sucediendo, éste
      contestó "Están
        haciendo una revolución", a lo que el emperador
      replicó: "Ya, pero
        ¿tienen permiso?"  Metternich tuvo que
      presentar su dimisión y huir a Gran Bretaña tras
      haber controlado la política exterior austríaca
      durante veintisiete años. Dicen que dijo: He gobernado Europa, pero nunca
        Austria. 
    
El 15 de marzo el emperador
      Fernando I prometió que aceptaría una
      constitución. Al mismo tiempo, las ciudades húngaras
      de Buda y Pest vivieron una revolución sin derramamiento de
      sangre, en la que los liberales se impusieron a los gobernantes
      austríacos e iniciaron la formación de un gobierno
      democrático. Otro tanto sucedía en Praga.
    
Mientras tanto, el periódico The Californian publicaba en San Francisco la
      noticia del descubrimiento de oro en California. Samuel Brannan
      corría por las calles de la ciudad con un frasco de oro en
      las manos gritando ¡Oro,
        oro en el río Americano! 
    
El 17 de marzo se
      proclamó en Venecia la República
        de san Marcos, que se declaró independiente de
      Austria. Ese mismo día, con la autorización del
      emperador Fernando I, se instauró la Dieta Húngara,
      presidida por Lajos
        Battyány. 
    
El rey Federico Guillermo IV de Prusia había recibido
      también las Reivindicaciones
de
        marzo, y habia prometido verbalmente que
      promulgaría la libertad de prensa y convocaría un
      parlamento para elaborar una constitución. Hasta el
      momento, no se habían producido incidentes de gravedas,
      pero el 18 de marzo, en el
      transcurso de una manifestación multitudinaria en
      Berlín, hubo dos disparos que dieron lugar a una escalada
      de violencia. Se levantaron barricadas en las calles y la jornada
      acabó con sangrientos enfrentaimientos con el
      ejército.
    
Mientras tanto estallaba una revuelta en Milán contra el
      gobierno austríaco. La numerosa guarnición
      austríaca en la ciudad estaba bajo el mando del octogenario
      general Joseph Radetzky,
      que tuvo que enfrentarse a una insurrección generalizada:
      los milaneses levantaron barricadas y combatieron desde las
      calles, ventanas y tejados.
    
El 19 de marzo el rey Federico
      Guillermo IV de Prusia ordenó la retirada del
      ejército que combatía en Berlín y se
      reafirmó en su voluntad de emprender todas las reformas
      liberales que le reclamaban. También dio su
      aprobación a que los ciudadanos fueran armados, y
      liberó a los presos políticos polacos, que el 20 de marzo formaron una
      "legión polaca". Mientras tanto estallaba una revuelta en
      Poznan (en la parte prusiana de Polonia) similar a la que acababa
      de desarrollarse en Berlín. Se creó un Comité Nacional Polaco 
      que envió representantes a Berlín a pedir reformas
      políticas que concedieran mayor autonomía a la
      Polonia prusiana. Entre los rebeldes había partidarios de
      luchar por la independencia contra Prusia y también contra
      Rusia, pero, obviamente, esto no se lo plantearon a los alemanes.
      Por su parte, los liberales alemanes empezaron apoyando a los
      polacos porque temían que Rusia ofreciera su ayuda al rey
      Federico Guillermo IV para aplastar las revueltas, de modo que si
      los polacos decidían luchar contra Rusia por su
      independencia, Rusia dejaría de lado a los alemanes durante
      un tiempo que podría ser suficiente para que se
      consolidaran las reformas liberales.
    
El mismo tiempo Parma se rebelaba contra el duque Carlos II. Su
      heredero, llamado también Carlos,
      trató de reprimir las revueltas, pero el duque le
      ordenó deponer las armas.
    
Ese mismo día abdicó el rey Luis I de Baviera, que
      prefirió dejar su trono antes que ceder a las presiones de
      los liberales. Fue sucedido por su hijo Maximiliano II, que formó un gobierno
      liberal que, en principio, le permitió mantener el orden en
      su reino. Poco después Lola Montez, la amante de Luis I,
      abandonó Baviera y esperó al monarca en Suiza, pero
      éste nunca acudió. Finalmente marchó a Gran
      Bretaña.
    
El 21 de marzo Federico
      Guillermo IV de Prusia desfiló por las calles de
      Berlín, acompañado de algunos de sus ministros y
      generales, para dirigirse al cementerio en el que habían
      sido enterradas las víctimas civiles de la revuelta
      sucedida los días precedentes. Tanto él como su
      séquito lucían la insignia tricolor de los
      revolucionarios alemanes: negra, roja y dorada.
    
Ese mismo día el gran duque Leopoldo II de Toscana
      causó sensación entre sus súbditos al enviar
      su pequeño ejército junto con una
      compañía de voluntarios en apoyo del rey Carlos
      Alberto de Cerdeña. Además sustituyó la
      bandera del ducado por la bandera tricolor italiana con su escudo
      de armas en el centro.
    
Al mismo tiempo, una multitud se cogregaba en Copenhague para
      exigir una constitución al rey Federico VII de Dinamarca,
      que no tardó en acceder a sus demandas.
    
El 22 de marzo los
      austríacos tuvieron que abandonar la capital milanesa y
      replegarse a lo que llamaban el
        cuadriátero, un sistema defensivo enmarcado entre
      las ciudades de las fortalezas de Peschiera, Mantua, Legnago y Verona. El 23
        de marzo el rey Carlos Alberto de Cerdeña
      anunció su intención de apoyar la causa milanesa y
      declaró la guerra a Austria.
    
El rey Federico Guillermo IV recibió a los emisarios
      polacos y les manifestó su visto bueno a las reformas que
      proponían, pero al mismo tiempo preparaba una
      intervención militar en Polonia para aplastar a los
      rebeldes.
    
Las noticias sobre los acontecimientos de Copenhague llegaron
      confusas al sur de Dinamarca, a los ducados de Schleswig y
      Holstein. El status
      político de estos ducados, situados en la base de la
      península de Jutlandia, era muy peculiar. De acuerdo con un
      antiguo tratado medieval, ambos ducados formaban una unidad
      indivisible en unión personal con la corona danesa. Sin
      embargo, Holstein había sido parte del Sacro Imperio Romano
      Germánico y a la sazón estaba integrado en la
      Confederación Alemana, mientras que Schleswig no era
      técnicamente parte de Alemania, si bien una buena parte de
      su población era de origen alemán. Al parecer,
      llegaron rumores de que el rey estaba en manos de revolucionarios
      radicales que pretendían separar los ducados, y el 24 de marzo se formó un
      gobierno revolucionario en Kiel,
      en el ducado de Holstein.
    
El 25 de marzo la vanguardia
      del ejercito sardo cruzó el río Tesino desde el
      Piamonte, entrando así en territorio austríaco.
    
El 26 de marzo se produjeron
      revueltas liberales en Madrid que Narváez sofocó con
      eficacia y rapidez, al igual que las que surgieron en Barcelona y
      Valencia unos días más tarde. Por esas fechas el
      gobierno español logró con delicadeza alejar de
      Madrid al general Serrano, es decir, logró que dejara de
      ser el amante de la reina Isabel II, y reconcilió a
      ésta con su esposo.
    
El 28 de marzo llegó a
      Poznan la "legión polaca" que se había formado en
      Berlín. Por esas fechas numerosas ciudades polacas se
      habían rebelado contra las autoridades prusianas y la
      opinión pública alemana, originalmente favorable a
      Polonia, se estaba volviendo en su contra.
    
El 29 de marzo murió en
      Nueva York el millonario John Jacob Astor, que a la sazón
      era el hombre más rico de los Estados Unidos. Su fortuna
      ascendía a unos 20 millones de dólares de la
      época, que se podrían considerar equivalentes a
      más de 100 billones de dólares actuales. Astor
      dejó el grueso de su fortuna a su hijo menor, William Blackhouse Astor, pues
      su primogénito era deficiente mental, pero le dejó
      suficiente dinero para que pudiera vivir bien el resto de su vida.
    
La mayoría de los príncipes alemanes se
      amedrentaron ante las revueltas liberales y dieron su permiso para
      iniciar reformas. El 31 de marzo
      se reunió en Frankfurt un parlamento alemán con la misión de
      esbozar una constitución que se llamaría Derechos y demandas fundamentales
        del pueblo alemán. La mayoría de los
      delegados eran partidarios de una monarquía constitucional,
      aunque había algunos republicanos.
    
La idea de unificar políticamente Alemania cobraba cada
      vez más fuerza entre los sectores nacionalistas, si bien a
      nadie se le ocultaba la dificultad, tal vez insalvable, de lograr
      que todos los príncipes y reyes alemanes (salvo a lo sumo
      uno) renunciaran a sus títulos. En cualquier caso, si se
      acababa creando una Alemania unida, los rebeldes alemanes de
      Schleswig-Holstein querían que ambos ducados pertenecieran
      a ella. Para ello tenían que lograr que Dinamarca
      reconociera su independencia. Un ejército de unos 7.000
      rebeldes tomó la ciudad de Flensburgo, en Schleswig. 
    
Los alemanes residentes en Polonia pidieron que ésta fuera
      incorporada a la Confederación Alemana, pero el 3 de abril el Comité Nacional
      Polaco votó en contra de la incorporación. Desde ese
      momento, las tensiones entre los polacos y la minoría
      alemana fueron en aumento.
    
El 8 de abril, el parlamento
      alemán, ahora declarado Asamblea
nacional
        de toda Alemania, decretó el sufragio universal y
      procedió convocar elecciones para una nueva asamblea
      nacional.
    
Ese día murió el compositor italiano Gaetano
      Donizetti. La sífilis le había provocado una
      enfermedad mental. Tras haber pasado unos años ingresado en
      un manicomio, había regresado a Bergamo, su localidad natal, donde fue atendido
      por una familia noble hasta su muerte.
    
El 9 de abril un
      ejército danés se presentó ante Flensburgo.
      Los rebeldes habían tratado de retirarse para evitar ser
      rodeados, pero reaccionaron tarde y tuvieron que presentar combate
      en la batalla de Bov, en
      la que sufrieron una derrota, pero sin apenas bajas.
    
Tras unas semanas de tumultos, el príncipe de Moldavia Mihail Sturdza recibió
      una petición-proclamación
      con 35 reivindicaciones elaborada por una asamblea integrada por
      casi un millar de personas, principalmente jóvenes nobles y
      representantes de la clase media. El príncipe aceptó
      33 de las peticiones, exceptuando la disolución de la
      asamblea que le asesoraba (para que fuera sustituida por otra
      más representativa) y la formación de una guardia
      nacional. Para su sorpresa, los rebeldes insistieron en su
      exigencia de que todas sus peticiones fueran atendidas, así
      que Sturdza movilizó el ejército y arrestó a
      unos 300 conspiradores. Algunos otros murieron y muchos otros
      huyeron de la región.
    
El 10 de abril se
      celebró un encuentro masivo de cartistas en Londres. El
      gobierno estimó el número de asistentes en 15.000,
      mientras que los cartistas hablaban de 150.000. Se habían
      contratado 100.000 policías de refuerzo y los militares
      habían amenazado con intervenir si los congregados cruzaban
      el Támesis. La reina Victoria había abandonado
      Londres por precaución y se alojaba en una residencia en la
      isla de Wight. Sin embargo, todas estas medidas resultaron
      superfluas, ya que el encuentro transcurrió
      pacíficamente. Feargus O'Connor presentó una
      petición ante el Parlamento avalada en principio por casi
      seis millones de firmas, pero muchas de ellas resultaron ser
      falsas. Entre ellas figuraban la de la reina Victoria y la de Mr. Punch (un personaje
      clásico del teatro de marionetas). También es verdad
      que muchos seguidores de los cartistas eran analfabetos y no
      sabían firmar. El fraude acabó con la
      reputación del cartismo y con la de O'Connor en particular.
      El encuentro fue un fracaso. Se disolvió por sí
      mismo y el cartismo dejó de tener peso político
      alguno en Gran Bretaña.
    
El 11 de abril el emperador
      Fernando I de Austria firmó las llamadas leyes de abril, en calidad de
      rey Fernando V de Hungría, por las que sancionaba un
      gobierno democrático en Hungría, que seguía
      formando parte del Imperio Austríaco, pero con plena
      autonomía política y económica.
    
El 12 de abril, la dieta de la
      Confederación Alemana reconoció el gobierno
      provisional de Schleswig-Holstein, y encargó al general
      prusiano Friedrich von Wrangel
      que acudiera en su auxilio.
    
El 13 de abril los liberales
      sicilianos, dirigidos por Ruggeru
        Sèttimu, declararon depuesto al rey Fernando II y
      proclamaron la independencia de la isla. Mientras tanto, el rey
      Carlos Alberto de Cerdeña ponía bajo asedio a
      Peschiera y en Constanza
      (en el gran ducado de Baden) estallaba una revuelta, dirigida por
      Friedrich Hecker, que
      pretendía tomar Karlsruhe,
      la capital del ducado, destronar al gran duque Leopoldo e instaurar una
      república, pero, a pesar de que Hecker había
      escogido Constanza porque sus ciudadanos simpatizaban
      mayoritariamente con el republicanismo, apenas consiguió
      movilizar a medio centenar de hombres. No obstante, durante los
      días siguientes sus seguidores llegaron a sumar más
      de un millar. 
    
El capitán estadounidense James Glynn, durante una estancia en
      Cantón, se enteró a través del cónsul
      neerlandés que un barco estadounidense perdido dos
      años atrás había naufradado frente a las
      costas de Japón y que, al parecer, unos náufragos
      que habían logrado llegar a tierra permanecían desde
      entonces encarcelados en Nagasaki. Al comunicar estas noticias a
      sus superiores recibió orden de dirigirse a Nagasaki a
      negociar la liberación de los prisioneros. Allí
      llegó el 17 de abril.
      Sus órdenes eran:
    
En su contacto con los japoneses, su conducta será conciliadora pero firme. Deberá cuidar de no violar las leyes o costumbres del país, y de no perjudicar de ninguna forma cualquier política pacífica que nuestro gobierno quiera plantear. Pese a todo, puede suceder que se encuentre en situaciones imprevisibles. En tales casos, depositamos en usted la máxima confianza en su discreción y habilidad para defender los intereses a la vez que el honor de su país.
Aunque los japoneses trataron de impedirle el paso, Glynn se las
      arregló para cruzar una línea de barcos que cerraba
      el acceso a la bahía de Nagasaki y echó anclas en
      ella. Después inició una negociación con las
      autoridades en las que exigió la liberación de los
      marineros.
    
El 18 de abril el duque Carlos II de Parma se vio forzado a abdicar en su hijo, que se convirtió en el duque Carlos III, al menos en teoría, porque había huido al campamento del rey Carlos Alberto de Cerdeña dispuesto a unirse a su causa, pero éste lo había hecho encarcelar en Milán. Carlos II se refugió en Sajonia. Antes partir nombró un consejo de regencia al que encargó redactar una constitución. Poco antes, el duque de Módena también se había visto obligado a marchar al exilio.
El gobierno húngaro de Lajos Batthyány se
      encontraba con muchas dificultades, entre las cuales una de las
      mayores era que el territorio húngaro estaba poblado por
      etnias muy diversas, aparte de los húngaros propiamente
      dichos. Muchas de ellas no habían encontrado ninguna
      ventaja en haber dejado de estar gobernadas por los
      austríacos para haber pasado a estar gobernadas por los
      húngaros. Las etnias más destacadas eran la de los
      eslovacos al oeste, y las de los rumanos y croatas al este. Los
      más belicosos eran los croatas, dirigidos por Josip Jelacic. Éste
      había organizado un parlamento croata, que exigía al
      emperador la secesión de Croacia del reino de
      Hungría, la unificación de Croacia con Dalmacia e
      Istria, pobladas también por croatas y parte del Imperio
      Austríaco, pero no del reino de Hungría, así
      como la abolición de la servidumbre y plenos derechos
      civiles para todas las etnias. El 19
        de abril Jelacic proclamó la independencia de
      Croacia respecto de Hungría. No obstante, Jelacic no
      tenía ninguna intención de segregar Croacia del
      Imperio Austríaco, al contrario, una de las razones por las
      que no aprobaba a los revolucionarios húngaros era por
      recelar de su tendencia al separatismo. 
    
Mientras tanto el presidente de la república de
      Yucatán, a la sazón Miguel Barbachano, firmó el tratado de Tzucabab con el
      cacique maya Jacinto Pat. Sin embargo, Cecilio Chi
      consideró más práctico acabar con la
      población blanca de la región, rechazó el
      acuerdo y la lucha continuó. 
    
Prusia había enviado a Polonia (la Polonia prusiana) a Karl Wilhelm von Willisen, en
      calidad de "Real Comisario
        Civil para la provincia de Poznan", quien trató de
      convencer a los polacos de que, para que las negociaciones sobre
      la autonomía llegaran a buen puerto, era necesario que
      redujeran sus fuerzas, que por esas fechas sumaban ya unos 7.000
      hombres. Willisen negoció con los polacos, pero así
      se ganó la enemistad de los alemanes, que lo acusaron de
      traicionar la causa alemana y el 20 de
        abril tuvo que volver a Berlín, donde al poco
      tiempo fue sustituido en el cargo.
    
El 21 de abril Chopin llegaba
      a Londres. Pronto se sintió decepcionado. En una carta
      escribió:
    
Aquí la música es una profesión, no un arte. Tocan excentricidades y las presentan como obras de belleza total; interesarlos en cosas serias es una locura. La burguesía exige lo extraordinario y la mecánica. El gran mundo escucha demasiada música para prestarle una atención seria. Lady X..., una de las más grandes damas de Londres, en cuyo castillo pasé unos días, es considerada una música. Una noche que yo había tocado le llevaron una especie de acordeón, y se puso muy seriamente a ejecutar en él los aires más horribles. Todas estas criaturas están un poco chifladas. Las que conocen mis composiciones me dicen: tocadme vuestro segundo suspiro... me gustan mucho vuestras campanas... Lo único que se les ocurre decirme es que mi música fluye como el agua... Ayer la anciana Rothschild me preguntó cuánto cuesto. Como había pedido veinte guineas a la duquesa de Sutherland, le respondí: veinte guineas. La buena mujer me dijo entonces que, en efecto, toco muy bien, aunque me aconsejó que no pidiera tanto, porque en esta "season" hace falta más "moderation"...
Mientras tanto, un ejército de la Confederación
      Alemana (unos 2.000 soldados de Hesse y Baden) derrotaba en Kandern a unos 800 insurgentes
      de Hecker. El 23 de abril
      diversos grupos de milicianos se reunieron en Friburgo de Brisgovia, y
      decidieron hacer frente a unos 3.000 soldados que se aproximaban,
      y fueron ahogados en su propia sangre.
    
Ese mismo día se celebraron elecciones en Francia para
      reunir una Asamblea Nacional
        Constituyente. Los republicanos moderados consiguieron
      unos 500 representantes, los monárquicos unos 200, los
      republicanos radicales unos 100 y los socialistas obtuvieron un
      único representante. Los republicanos radicales se
      sintieron decepcionados. Los resultados se explican por que el
      sufragio universal había dado mayor peso al campesinado,
      que, en general, tendía a ser conservador.
    
El parlamento francés no estaba dispuesto a liberar a Abd
      al-Qádir. Se acordó, no obstante, trasladarlo a un
      lugar más confortable, el castillo de Pau. Durante el
      trayecto, el argelino dijo: esos
        llanos verdeantes, esos vergeles, esos bosques, esos ríos
        y riberas; ¡cuánta abundancia! ¿Qué
        necesidad tienen los franceses de ocupar mi país, de
        arena y rocas? 
    
El general Wrangel derrotó a los daneses en la ciudad de Schleswig, mientras otro
      ejército alemán obtenía una victoria en Mysunde. 
    
El 24 de abril fue proclamada
      la constitución de Croacia.
    
El 25 de abril un
      ejército bávaro llegó a Constanza,
      último reducto de los republicanos de Hecker, y la puso
      bajo asedio.
    
El 26 de abril James Gleen
      logró que las autoridades japonesas le entregaran los
      náufragos encarcelados. En total, eran 18 hombres, aunque
      otros habían muerto, algunos por castigos tras algunos
      intentos de fuga (fueron puestos en jaulas a la intemperie durante
      varios días), otro se había ahorcado en su propia
      jaula y lo habían dejado colgando durante varios
      días. Entre los supervivientes estaba Ranald MacDonald, que
      había pasado su encarcelamiento estudiando japonés y
      dando clases de inglés. Cuando regresó
      declaró ante el Congreso de los Estados Unidos que la
      sociedad japonesa era muy civilizada, a la altura de los patrones
      occidentales.
    
El rey Federico Augusto II de Sajonia había logrado evitar
      disturbios en su reino nombrando un gobierno liberal y algunas
      medidas adicionales, como la supresión de la censura. Sin
      embargo, el 28 de abril
      consideró que estaba en condiciones de suprimir el
      parlamento sin peligro y así lo hizo.
    
Los Estados Pontificos habían enviado a Lombardía
      un ejército bajo el mando del general Giovanni Durando, así
      como un grupo de voluntarios comandados por Andrea Ferrari, en apoyo del
      rey Carlos Alberto de Cerdeña contra Austria, pero el 29 de abril el Papa Pío IX
      proclamó la neutralidad de los Estados Pontificios y
      ordenó que sus ejércitos abandonaran el combate.
      Durando acató la orden, pero no así Ferrari y sus
      hombres, que decidieron continuar en la guerra. Contaba con unos
      3.000 voluntarios y con un millar de soldados pontificios que
      también optaron por desacatar las órdenes del Papa y
      se habían unido a él.
    
Ese mismo día el ejército prusiano atacó
      varios campamentos polacos dejando numerosos muertos. El 30 de abril se disolvió el
      Comité Nacional Polaco al tiempo que se organizaban
      guerrillas y se engrosaba el ejército polaco, dirigido por
      Ludwik Mieroslawski. 
    
Ese mismo día el ejército del rey Carlos Alberto de
      Cerdeña se enfrentó al ejército
      austríaco del general Radetzky en la batalla de Pastrengo, cerca
      de Verona. Contaba con unos 12.000 soldados de infanteria, 2.500
      de caballería y 36 cañones, mientras que los
      austríacos tenían 7.000 soldados de
      infantería, 2.200 de caballería y 24 cañones.
      Los sardos rechazaron todas las cargas austríacas con muy
      pocas bajas y terminaron poniendo en fuga al enemigo. Radetzky se
      refugió en la bien fortificada Verona. Así Carlos
      Alberto había cortado las comunicaciones austríacas
      de Peschiera con Verona, y en parte también con Mantua.
    
En Persia, la popularidad del Bab iba en aumento, hasta el punto
      de que había convertido a su doctrina al gobernador de la
      prisión en que estaba encarcelado, por lo que el primer
      ministro lo envió de nuevo a Tabriz, donde dispuso que
      fuera juzgado por blasfemia y apostasía.
    
La decisión del Papa de no participar en la guerra contra
      Austria resultó muy impopular en los Estados Pontificios,
      varios de sus ministros dimitieron y finalmente la guardia
      cívica ocupó el castillo de Sant'Angelo, donde eran
      encerrados los presos políticos. El 3 de mayo el Papa trató de retomar las
      riendas de la situación cambiando de gobierno. En su
      ingenuidad, también escribió una carta al emperador
      Fernando I invitándolo a renunciar a Lombardía.
    
El rey Carlos Alberto de Cerdeña condujo su
      ejército hacia Verona. Esperaba encontrarse con una
      mínima resistencia austríaca, sin más
      propósito que retrasar el asedio de la forzaleza, pero en
      realidad Radetzky había trasladado importantes contingentes
      a los pueblos cercanos de Santa
        Lucía y Crocebianca.
      El 6 de mayo los sardos
      atacaron las posiciones austríacas y, con grandes
      dificultades, lograron tomar Santa Lucía, pero tuvieron
      menos éxito en Crocebianca. Desde Santa Lucía,
      Carlos Alberto oteó Verona tratando de ver indicios de una
      rebelión contra los austríacos, pero no hubo tal
      rebelión. Radetzky había amenazado a los veroneses
      con bombardear la ciudad al mínimo incidente, y unos
      días antes había hecho una demostración de lo
      que sería capaz de hacer saqueando la vecina Castelnuovo. Incluso
      había prohibido a los veroneses que se subieran a los
      tejados para observar el curso de los combates que estaban
      teniendo lugar en el exterior. El caso fue que Carlos Alberto, que
      había sufrido muchas bajas, consideró que su
      posición era insegura y ordenó un repliegue. En
      cuanto Radetzky observó la retirada sarda, hizo salir de
      Verona varios batallones de infantería para lanzar un
      contraataque, pero Carlos Alberto no perdió los nervios y
      ordenó hacerles frente. Sus hombres ahuyentaron a los
      austríacos mientras el grueso de su ejército se
      retiraba ordenadamente. El rey de Cerdeña planeaba esperar
      la caída de Peschiera antes de emprender una nueva
      ofensiva.
    
El 8 de mayo un
      ejército austríaco que se dirigía a Venecia
      bajo la dirección del general Laval Nugent von Westmeath, se enfrentó en
      Cornuda al ejército
      de voluntarios de los Estados Pontificios dirigido por Andrea
      Ferrari. La batalla se prolongó hasta el día
      siguiente, donde los italianos, superados en número en
      más de cinco a uno, fueron derrotados. 
    
El 9 de mayo los polacos
      firmaron su capitulación ante los prusianos. Mieroslawski
      había dimitido tres días antes y su sucesor firmaba
      ahora la rendición. Lo que había sido el gran ducado
      de Poznan fue reducido a la provincia de Poznan, y el gobierno
      prusiano denegó todo signo de autonomía.
    
El 13 de mayo los diputados
      recién elegidos para el parlamento del reino de las Dos
      Sicilias propusieron que el juramento que debían prestar no
      fuera un juramento de lealtad al rey, sino a la
      constitución. El rey Fernando II aceptó ciertas
      modificaciones a la fórmula de juramento, pero el
      parlamento no aceptó la versión que proponía.
      La noche del 14 de mayo se
      levantaron barricadas en las calles de Nápoles y al
      día siguiente se produjeron disturbios que fueron
      reprimidos por el ejército.
    
El nuevo gobierno francés consideraba a los Talleres nacionales como una
      aberración. Los obreros eran empleados en obras de
      rentabilidad nula, principalmente empedrar calles, y ni aun
      así había trabajo para todos. Los trabajadores de
      los talleres trabajaban una media de un día de cada cuatro,
      pero cobraban una indemnización por los días de paro
      forzoso. Para el gobierno, pagar por no trabajar era una obra de
      caridad que debía quedar en manos de organizaciones
      privadas y no del gobierno. Los más conservadores, en lugar
      de Ateliers Nationaux
      (talleres nacionales), los llamaban Râteliers Nationaux (pesebres nacionales).
      El 15 de mayo los republicanos
      radicales promovieron una manifestación que defendió
      la causa de Polonia y trató de elegir un gobierno
      revolucionario paralelo. Sin embargo,  resultó un
      fracaso y los organizadores, Louis Blanc entre ellos, acabaron en
      la cárcel. El 16 de mayo
      se suprimió la Comisión
        de Luxemburgo, y la Asamblea Nacional amenazó con
      enjuiciar a Louis Blanc. Siguieron varias medidas para debilitar
      los Talleres, pero los intentos de cerrarlos fracasaron porque se
      tenían por un símbolo de la revolución.
    
El 19 de mayo se reunió
      en Frankfurt la nueva Asamblea Nacional Alemana, con 809
      delegados, de los cuales 585 habían sido elegidos por
      sufragio universal.
    
Ese año había elecciones presidenciales en los
      Estados Unidos, y los demócratas estaban divididos. Los
      más radicales, aunque minoritarios, opuestos a la
      esclavitud, eran conocidos por sus rivales como barnburners (quemadores de
      graneros), porque los comparaban con el granjero que quema su
      propio granero para librarse de las ratas, mientras que los
      más conservadores recibían como contrapartida el
      apelativo de hunkers
      (nalgas) porque se sentaban sobre sus traseros sin hacer nada.
      Polk fue el primer presidente estadounidense que no se
      presentó como candidato para la reelección. La
      convención demócrata se realizó en Baltimore
      el 22 de mayo, y a ella no
      acudieron representantes de Nueva York porque los dos sectores
      estaban tan enemistados que ninguno permitía al otro
      nombrar una delegación. Tras cuatro votaciones se
      impusieron los hunkers,
      que proclamaron candidato a Lewis
        Cass, un militar que había destacado en la guerra
      de 1812, con el que esperaban contrarrestar al candidato whig, que todos
      suponían que sería algún militar destacado en
      la reciente guerra contra México. Como candidato a
      vicepresidente eligieron a William
Orlando
        Butler, que además de ser veterano de la guerra de
      1812, había resultado herido en la batalla de Monterrey.
      Butler se había alineado en numerosas ocasiones con los
      demócratas esclavistas, así que para los barnburners resultó
      completamente inaceptable y decidieron realizar una
      convención alternativa en la que elegir a su propio
      candidato.
    
Ese mismo día se reunió una Asamblea Nacional
      Prusiana, elegida por sufragio universal, con la misión de
      elaborar una constitución para Prusia "con el consenso de la Corona".
      
    
En Hannover no hubo apenas incidentes. Por esas fechas llegaron
      algunos agitadores desde Berlín que organizaron una
      manifestación ante el palacio del rey Ernesto Augusto I, el
      cual hizo salir a su primer ministro, quien se limitó a
      advertir a los manifestantes que si formulaban peticiones
      inadecuadas al rey, éste se marcharía a Gran
      Bretaña con su heredero, dejando vacante el trono de
      Hannover. Si eso sucedía, lo más probable era que
      Hannover acabara integrado en Prusia, y nadie deseaba tal cosa,
      así que las protestas cesaron de inmediato. No obstante, el
      rey terminó aceptando una constitución más
      liberal que la que había concedido al aceptar la corona.
    
Tampoco hubo incidentes graves en Hesse, donde el príncipe
      elector Federico Guillermo tuvo que aceptar unas cuantas leyes
      aprobadas por el parlamento, principalmente relacionadas con la
      bajada de impuestos.
    
El 24 de mayo el rey Fernando
      II de las Dos Sicilias disolvió el parlamento y
      convocó nuevas elecciones.
    
El 26 de mayo la Asamblea
      Nacional francesa prohibió a perpetuidad el regreso a
      Francia del rey Luis Felipe I y su familia.
    
El general Radetzky había convencido a Nugent de que los
      refuerzos que aportaba debían acudir a Lombardía,
      donde él se encontraba atrapado, y no a Venecia. El general
      no quería poner en peligro Verona, pues era su nexo de
      unión con el Tirol y, por tanto, con Austria, pero, con los
      nuevos refuerzos, consideró que podía dejar una
      guarnición suficiente en la ciudad y partir con su
      ejército hacia Mantua, cosa que hizo el 27 de mayo. 
    
El 29 de mayo Wisconsin se
      convirtió en el trigésimo Estado de los Estados
      Unidos. Su constitución lo convertía en un Estado
      libre, por lo que el número de Estados libres volvió
      a quedar igualado al de los Estados esclavistas. 
    
Ese mismo día Radetzky atacó Curtanone con 8500 hombres y Montanara con otros 8000,
      mientras otros 5000 hombres se dirigían a San Silvestro. En Montanara
      los austríacos arrollaron a un ejército italiano en
      minoría e hicieron mucho prisioneros; en Montanara
      también resultaron victoriosos, pero la tenaz resistencia
      de los italianos permitió a éstos retirarse
      finalmente a Goito, donde
      se reunieron con el rey Carlos Alberto, que tuvo ocasión de
      reorganizar sus fuerzas. Disponía de 17.000 soldados de
      infantería y casi 6.000 de caballería, además
      de 56 cañones. Radetzky reunió su ejército y
      se dirigió hacia Goito con 27.000 soldados de
      infantería y casi 5.000 de caballería. El
      enfrentamiento se produjo el 30 de
        mayo y supuso una nueva victoria para los italianos. Tras
      la batalla llegó un mensajero que anunció que
      Peschiera se había rendido el día anterior, y la
      noticia fue recibida con vítores a Carlos Alberto, que fue
      aclamado como rey de Italia.
      
    
Ese mismo día se estableció oficialmente el fin de
      la guerra entre México y los Estados Unidos.
    
Marx y Engels se habían trasladado a Colonia (Prusia) y el
      1 de junio publicaron el primer
      número del diario Neue
        Reinische Zeitung (Nuevo periódico renano),
      financiado en parte con una sustanciosa herencia que Marx acababa
      de recibir.
    
El 3 de junio el presidente
      Mexicano Manuel de la Peña (cuya imagen como
      político no había quedado muy bien parada tras el
      tratado de Guadalupe-Hidalgo) presentó su renuncia y fue
      sucedido por José Joaquín de Herrera, al que hubo
      que convencer para que aceptara el cargo asegurándole que,
      si lo rechazaba, México se hundiría en una guerra
      civil. Como la Ciudad de México seguía ocupada por
      los estadounidenses, estableció su gobierno en Mixcoac. Tuvo que ocuparse de
      una epidemia de cólera, de varios alzamientos de indios,
      así como el típico intento de golpe de estado,
      protagonizado esta vez por el ex presidente Mariano Paredes, que
      había regresado del exilio para oponerse al tratado de
      Guadalupe-Hidalgo.
    
El 4 de junio se celebraron
      unas elecciones complementarias a la Asamblea Nacional Francesa
      que introdujo cuarenta nuevos representantes. Entre los elegidos
      se encontraban Luis Napoleón Bonaparte y tres primos suyos,
      pero no ocuparon sus escaños por temor a que se aprobara
      una ley de exilio más general. Los socialistas
      también aumentaron su presencia en la cámara, aunque
      siguieron siendo minoría. Entre sus representantes estaba
      Joseph Proudhon.
    
El 7 de junio se
      celebró en Philadelphia la convención whig. Los nombres que
      más sonaban para encabezar la candidatura eran los de
      Wilfried Scott y Zachary Taylor, los héroes de la guerra
      contra México, y finalmente el elegido fue Taylor. Como
      candidato a la vicepresidencia fue elegido Millard Fillmore. 
    
El 12 de junio llegó a
      Praga el mariscal Alfred de
        Windischgrätz, que consideró intolerable la
      anarquía que reinaba en Bohemia y se dispuso a restaurar
      con mano dura la autoridad austríaca. 
    
El 14 de junio la Asamblea de
      Frankfurt dispuso la creación de una flota alemana.
    
El 16 de junio, tras la
      aprobación del gobierno provisional, el ducado de Parma fue
      anexionado al reino de Cerdeña. Unos días antes el
      rey Carlos Alberto había proclamado igualmente la
      anexión de Lombardía.
    
El 20 de junio la Asamblea
      Nacional francesa aprobó finalmente el cierre de los
      Talleres Nacionales. El 21 de junio
      se puso en vigor un decreto por el que los obreros de entre 18 y
      25 años se integraban en el ejército y el resto
      debía prepararse para trabajar en obras públicas en
      las provincias. El gobierno se negó a recibir a una
      delegación de obreros.
    
Mientras tanto estallaba una revolución en Valaquia,
      organizada por una secta masónica conocida como Fratia (la Hermandad). En Islaz, Ion Heliade Radulescu, el
      mayor Christian Tell y el
      sacerdote ortodoxo Sapca Celei
      presentaron a la muchedumbre la Proclamación
de
        Islaz, en la que reclamaban entre otras cosas la
      independencia de la administración y la legislación
      (tanto del Imperio Otomano como de Rusia), la separación de
      poderes, igualdad de derechos, la elección de un gobernador
      cada cinco años, la emancipación de los siervos y
      los gitanos, la educación general y la creación de
      un sistema de prisiones y una guardia nacional. Se creó un
      gobierno revolucionario que exigió ser reconocido por el
      hospodar de Valaquia, a la sazón el príncipe Gheorghe Bibescu. Los rebeldes
      reunieron un ejército de unos 150.000 hombres, que se
      identificaba con una bandera tricolor, azul, amarilla y roja.
    
El 22 de junio los barnburners estadounidenses
      se reunieron en Útica
      en una convención a la que acudió también una
      gran mayoría de miembros del partido de la Libertad, disgustados con el
      talante radical y religioso que estaba adoptando este partido. De
      la fusión de ambos grupos surgió el Partido de la tierra libre,
      que eligió como candidato a presidente al ex presidente
      Martin van Buren. El Partido de la tierra libre era más
      moderado que el partido de la Libertad, pues no propugnaba la
      abolición de la esclavitud, sino meramente su confinamiento
      al territorio estadounidense en el que a la sazón era
      legal, pero precisamente por ser más moderado captó
      más seguidores. El partido de la Libertad, pese a haber
      perdido al grueso de sus seguidores, presentó
      también su candidato a presidente, el abolicionista Gerrit Smith. 
    
El 23 de junio empezaron a
      aparecer barricadas en las calles de París, que el
      ejército empezó a reprimir con dureza.
    
La revolución valaca llegó a Bucarest, donde los
      ciudadanos se manifestaron por las calles en su apoyo enarbolando
      banderas tricolores. A las diez de la noche el príncipe
      Bibescu cedió a la presión de la multitud,
      aceptó la constitución que le fue presentada,
      abdicó y dejó el país, al igual que lo hizo
      el cónsul ruso.
    
Ese mismo día entró en España el general
      carlista Ramón Cabrera. Estaba en Lyon cuando fue informado
      del segundo alzamiento carlista en España. Cuando se le
      instó a tomar parte contestó:
    
Mi deber de súbdito y de soldado me impone el de obedecer las órdenes del rey; mas creo francamente que la causa de éste está interesada en que no se agiten de nuevo todos los recursos con que cuenta en España; yo opinaré siempre por que en las fragosidades de Cataluña se sostenga la guerra de guerrillas, a fin de atraer las fuerzas y perpetuar, si es posible, la inquietud y los recelos del gobierno de Madrid; mas de esto a una guerra en que se equilibren nuestras fuerzas con las del enemigo, creo que hay una distancia inmensa.
A pesar de su poca convicción, intentó organizar un
      Ejército Real de Cataluña, aunque no tuvo mucho
      éxito.
    
El 24 de junio la guardia
      republicana desalojó a unos 1500 insurgentes que se
      habían reunido en el Panteón
      de París.
    
En Bucarest se organizó un gobierno que abolió los
      castigos corporales y la pena capital e hizo un llamamiento a la
      unidad de todas las regiones habitadas por rumanos (esto
      incluía principalmente, además de a Valaquia, a
      Transilvania, que formaba parte de Hungría, y a Moldavia,
      que,  como Valaquia, formaba parte, del Imperio Otomano, si
      bien bajo tutela rusa).
    
El 26 de junio fue sofocada la
      revuelta parisina cuando el ejército acabó con la
      última barricada. Se calcula que en los últimos
      cuatro días murieron unos 4.000 insurgentes y otros tantos
      fueron hechos prisioneros y deportados a Argelia.
    
En Valaquia se abolió la esclavitud a la que hasta
      entonces se habían visto sometidos los gitanos. El origen
      de la etnia gitana plantea muchas incógnitas a los
      historiadores. Aunque su nombre deriva de "egiptanos", porque en la
      edad media se creía que venían de Egipto, al parecer
      abandonaron la India a partir del siglo XI y se diseminaron por
      toda Europa, constituyendo en todas partes grupos minoritarios. En
      Valaquia eran esclavos desde tiempos inmemoriales y, de hecho, no
      se sabe si llegaron en libertad o si fueron importados ya como
      esclavos. El proceso de emancipación se había
      iniciado cinco años atrás, cuando el gobierno
      liberó a todos los esclavos que eran propiedad del estado.
      El año anterior la Iglesia Ortodoxa había liberado
      por su parte a los gitanos de su propiedad.
    
Una bala perdida acabó con la vida de la esposa del
      mariscal Windischgrätz, y para él eso fue la gota que
      colmó el vaso. El 27 de junio
      entró en Praga con su ejército y ahogó en
      sangre la Dieta Eslava
      que habían constituido los demócratas.
    
El gobierno revolucionario de Valaquia estaba trabajando en una
      proyecto polémico: una reforma agraria por la que las
      propiedades de los terratenientes serían repartidas entre
      los campesinos que las trabajaban de hecho. El 28 de junio, antes de haber aprobado
      la forma concreta en que se llevaría a cabo la reforma, los
      terratenientes recibieron por escrito un aviso del gobierno que
      causó la alarma entre las clases privilegiadas. Hasta los
      revolucionarios moderados se echaron atrás y se unieron a
      los conservadores.
    
El 29 de junio se formó
      un nuevo gobierno en Francia presidido por el general Louis Eugène Cavainac,
      responsable de la represión de las "jornadas de junio". 
    
El 1 de julio hubo un intento
      de golpe de estado en Bucarest, protagonizado por Ioan Odobescu, que formaba
      parte de la rama moderada del gobierno. Con el apoyo de algunos
      oficiales, arrestó a los demás miembros del
      gobierno, pero los ciudadanos de Bucarest se amotinaron,
      levantaron barricadas en las calles, y terminaron por reducir a
      los golpistas, que fueron arrestados.
    
El 3 de julio se disolvieron
      definitivamente en Francia los Talleres Nacionales.
    
La República de San Marcos aprobó su
      incorporación al reino de Cerdeña.
    
El zar Nicolás I no estaba dispuesto a tolerar la revuelta
      liberal de Valaquia, así que los revolucionarios trataron
      de lograr el amparo del Imperio Otomano. Enviaron delegados que
      aseguraron que de ningún modo pretendían rechazar la
      soberanía otomana sobre Valaquia. El sultán
      Abdulmecit dispuso que se ocupara del asunto su cuñado Suleymán Bajá,
      quien propuso algunas reformas formales para que Rusia pudiera
      constatar que Valaquia seguía bajo el control otomano. El
      gobierno fue sustituido por una regencia
      formada por Radulescu, Tell y Nicolae
        Golescu. 
    
El 7 de julio un
      ejército ruso entró en Moldavia para evitar que la
      revuelta de Valaquia se propagara.
    
En Tabriz se celebró el juicio contra el Bab, donde se le
      preguntó por su doctrina y se le invitó a realizar
      milagros que probaran su autoridad divina. Hay numerosas fuentes
      que relatan el juicio, con numerosas contradicciones entre ellas.
      No obstante, todas coinciden en que el Bab declaró: Yo soy el que habéis estado
        esperando durante mil años. No obstante, los
      clérigos parecían dispuestos a esperar algo
      más y propusieron que fuera condenado a muerte, pero los
      representantes del gobierno vacilaban, porque el Bab era demasiado
      popular. En su lugar, sugirieron que fuera examinado por
      médicos por si se le podía declarar loco. Los
      clérigos aceptaron que la condena a muerte fuera
      condicionada a que fuera declarado cuerdo. No obstante, el
      gobierno encomendó el diagnóstico al médico
      real, un británico llamado William Cormick, que, cómo no,
      aseguró que el Bab era un enfermo mental. Ante tal
      diagnóstico, los clérigos aceptaron que la pena de
      muerte fuera conmutada por la de recibir veinte latigazos en las
      plantas de los pies. El informe oficial dice que, durante la
      ejecución de la sentencia, el Bab abjuró de su
      doctrina y aseguró que no volvería a presentarse
      como enviado divino. No hay evidencias de que eso sucediera
      realmente. El caso es que el Bab fue devuelto a la cárcel.
    
El 18 de julio el general y ex
      presidente mexicano Anastasio Bustamente derrotó en
      Guanajuato a Mariano Paredes, que fue exiliado de nuevo.
    
Algunos de los bóers que habían aceptado la
      soberanía británica en Natalia se arrepintieron de
      ello y, dirigidos por Andries Pretorius habían vuelto a
      emigrar hacia el norte, hasta Transvaal, donde se reunieron con
      los bóers que habían abandonado Natalia tras la
      anexión británica. Seis meses atrás, los
      británicos habían reclamado la soberanía de
      la región de Transorange, y los bóers de la zona
      aceptaron luchar por su independencia dirigidos por Pretorius.
      Éste cruzó el Vaal y el 20
        de julio tomó la ciudad de Bloemfontein.
    
La Confederación
        Irlandesa trataba de aunar a los terratenientes y
      arrendatarios irlandeses para protagonizar manifestaciones
      más o menos pacíficas contra el gobierno
      británico similares a las que estaban teniendo lugar en
      Europa. Uno de sus dirigentes, William
        Smith O'Brien, acababa de regresar de un viaje a Francia
      del que trajo consigo una bandera tricolor, verde, blanca y
      naranja, confeccionada por unas mujeres francesas que simpatizaron
      con su causa. La bandera se convirtió en el símbolo
      de las reivindicaciones irlandesas. El 22
        de julio el gobierno británico anunció la
      suspensión del habeas
        corpus, de modo que a partir de esa fecha cualquier
      irlandés podía ser detenido y encarcelado sin
      juicio.
    
El 24 de julio se
      inició en Custoza
      el enfrentamiento decisivo entre el general Joseph Radetzky y el
      rey Carlos Alberto de Cerdeña. Fue el encuentro más
      sangriento de toda la campaña y se prolongó hasta el
      día siguiente. Los sardos contaban con 22.000 hombres,
      mientras que los austríacos habían reunido 33.000.
      Carlos Alberto acabó con más de 8.000 bajas, entre
      muertos y heridos, mientras que los austríacos contaron
      algo más de la mitad de esa cifra. Carlos Alberto tuvo que
      retirar precipitadamente su ejército hasta Milán.
    
El 28 de julio Radetzky
      envió a Franz Ludwig von
        Welden a invadir los Estados Pontificios, mientras que el
      príncipe Franz Joachim
        Liechtenstein recibió la misión de
      restaurar la soberanía de los duques de Parma y
      Módena. 
    
Durante la última semana, los jóvenes irlandeses habían estado
      reuniendo partidarios (principalmente mineros, comercianes y
      arrendatarios), y el 29 de julio
      se levantaron barricadas en Ballingarry.
      Los insurgentes acorralaron a un grupo de policías, pero se
      dispersaron en cuanto llegaron refuerzos. O'Brien y otros
      cabecillas fueron capturados, juzgados y condenados a muerte,
      aunque luego sus penas fueron conmutadas por el destierro a
      Australia. La rebelión irlandesa no fue más
      allá.
    
El 4 de agosto los
      austríacos vencieron nuevamente al rey Carlos Alberto de
      Cerdeña en la batalla de
        Milán, tras la cual los sardos pidieron un
      armisticio. El armisticio de
        Salasco (llamado así por el general sardo que lo
      negoció) preveía la evacuación en dos
      días del ejército sardo y de todos los civiles que
      optaran por abandonar la ciudad, a cambio de garantías para
      quienes se quedaran. Se dice que un tercio de la población
      milanesa optó por el exilio. El 6
        de agosto el ejército austríaco
      entró en la ciudad en medio de un absoluto silencio. Ese
      mismo día Carlos Alberto entraba en el ducado de Saboya, es
      decir, en sus dominios en el norte de Italia. El mes anterior
      había llegado a Milán desde América Giuseppe
      Garibaldi, donde organizó una legión de voluntarios
      con la que había obtenido algunos éxitos menores
      contra los austríacos.
    
El 7 de agosto murió el
      químico sueco Jöns Jacob Berzelius. 
    
El 9 de agosto se firmó
      en Milán la versión definitiva del armisticio de Salasco, en el
      que se regulaba la evacuación por parte de los sardos de
      las restantes ciudades bajo soberanía austríaca en
      las que tenían guarniciones. La duración del
      armisticio se establecía en seis semanas, tras las cuales
      podría ser renovado por ambas partes o rechazado ocho
      días antes de reanudar las hostilidades. Sólo dos
      ciudades se resistieron a entregarse a los austríacos,
      ambas en territorio veneciano: la pequeña ciudad de Osoppo, que resistía un
      asedio desde hacía más de tres meses, y la propia
      Venecia. 
    
El 10 de agosto el duque de
      Módena recuperó su ducado gracias al ejército
      austríaco.
    
El 11 de agosto el gobierno
      francés aprobó una ley que restringía
      drásticamente la libertad de prensa.
    
El gran duque Leopoldo II de Toscana estaba empezando a pensar
      que la política se le escapaba de las manos. El 17 de agosto se vio obligado a
      disolver el gobierno moderado y nombrar otro formado por
      demócratas radicales.
    
El gobierno de Yucatán no tuvo más remedio que
      reincorporarse a México para hacer frente a la revuelta de
      los mayas. 
    
El 18 de agosto los
      austríacos instauraron un gobierno en Parma que contaba con
      el beneplácito del duque Carlos II, que seguía en
      Alemania. Entre tanto el general Welden había ocupado y
      saqueado Ferrara y acababa de entrar en Bolonia. Allí
      sufrió un motín y el 19
        de agosto los boloñeses sufrieron a su vez la
      represalia de Welden. El Papa Pío IX protestó
      enérgicamente por la invasión de sus estados.
    
Ese mismo día el New
        York Herald fue el primer periódico de la costa
      este estadounidense que anunció el descubrimiento de oro en
      California. 
    
El 25 de agosto el gran duque
      Leopoldo II de Toscana tuvo que sofocar una revuelta de
      demócratas en Livorno.
    
Tras diversas batallas entre alemanes y daneses por el dominio de
      los ducados de Schleswig-Holstein, las potencias internacionales
      presionaron para que se respetara la integridad territorial de
      Dinamarca. Gran Bretaña amenazó con enviar su flota
      en auxilio de los daneses, mientras el zar Nicolás I de
      Rusia presionaba al rey Federico Guillermo IV de Prusia.
      Éste ordenó a Wrangel que se retirara de la guerra,
      pero Wrangel replicó que no estaba a las órdenes del
      rey de Prusia, sino a las de la Confederación Alemana, y
      que cualquier tratado de paz debería ser aprobado
      previamente por el parlamento de Frankfurt. El 26 de agosto, Prusia firmó un
      tratado en Malmö en
      el que aceptaba prácticamente todas las demandas danesas.
      No obstante la Confederación Alemana siguió apoyando
      a los ducados.
    
El 29 de agosto los
      bóers de Andries Pretorius fueron derrotados por sir Harry Smith, el gobernador
      británico de El Cabo, con lo que Pretorius regresó a
      Transvaal. (Pretorius luchó al frente de unos 300 hombres,
      mientras que el ejército de Smith contaba con más de
      un millar de soldados.) Smith ofreció 2.000 libras de
      recompensa por la captura de Pretorius.
    
El 31 de agosto el presidente
      de Costa Rica, José María Castro Madriz,
      proclamó la independencia del país, que pasó
      a denominarse oficialmente República
        de Costa Rica. Poco después se establecieron la
      bandera y el escudo de la nación y se adoptó una
      nueva constitución.
    
El 1 de septiembre el
      octogenario valí de Egipto Mehmet Alí, ya senil,
      abdicó en su hijo Ibrahim Bajá, que ya venía
      ejerciendo la regencia desde julio, y se retiró a
      Alejandría.
    
El rey Fernando II de las Dos Sicilias había organizado un
      ejército de 20.000 hombres que puso bajo el mando del
      general Carlo Filangieri
      con la misión de recuperar el control de Sicilia. El 3 de septiembre desembarcó
      cerca de Mesina, la rodeo por tierra y mar y empezó un
      bombardeo que prolongó hasta ocho horas después de
      que sus habitantes se hubieran rendido. Esta acción hizo
      que Fernando II se ganara el sobrenombre de "el rey Bomba". 
    
El 5 de septiembre
      murió el sha de Persia Mohammad Sha, que fue sucedido por
      su hijo Naser al-Din. 
    
La República Dominicana atravesaba una crisis
      política y económica que hizo que su presidente,
      Pedro Santana, dimitiera por "problemas de salud", y el 8 de septiembre fue sucedido por Manuel Jimenes. 
    
Las relaciones entre Hungría y Croacia terminaron en
      guerra: el 11 de septiembre
      Josip Jelacic inició una marcha al frente de unos 30.000
      hombres hacia las ciudades de Buda y Pest. En teoría,
      Jelacic actuaba con independencia del gobierno austríaco,
      pero su intención era acabar con el liberalismo
      húngaro y someter Hungría al Imperio.
    
El 12 de septiembre los
      cantones suizos aprobaron por votación una nueva
      constitución que convertía a Suiza en un estado
      federal, en el que el poder legislativo reside en dos
      cámaras según el modelo estadounidense: un Consejo Nacional elegido cada
      cuatro años por sufragio universal (masculino) directo
      proporcional a la población de cada cantón y un Consejo de los Estados, en el
      que cada cantón tiene dos representantes. El poder
      ejecutivo queda en manos de un Consejo
        Federal formado por siete miembros elegidos para un
      periodo de tres años, de los cuales uno es elegido presidente de la
        Confederación durante un año, aunque este
      título no le otorga ningún poder especial.
    
Hacía cinco meses que en la ciudad de Multan (que había
      pertenecido al imperio Sikh, pero que a la sazón estaba
      bajo la soberanía británica) se había
      producido una revuelta en la que varios soldados británicos
      habían sido asesinados. Los británicos habían
      puesto bajo asedio la ciudad con un pequeño contingente,
      pero el 14 de septiembre el
      general sikh Sher Shing
      se alzó en armas contra los británicos y
      obligó a levantar el sitio. Así empezó la segunda guerra sikh. 
    
El 15 de septiembre se
      reunió en Viena un Consejo Nacional Eslovaco que
      empezó a planear una revuelta de Eslovaquia contra
      Hungría.
    
El 16 de septiembre la
      asamblea de Frankfurt aprobó el tratado de Malmö, lo cual dio lugar a una
      revuelta en la ciudad en la que varios parlamentarios fueron
      asesinados. La asamblea tuvo que llamar en su ayuda a varios
      regimientos austríacos y prusianos. Finalmente, la
      única resolución que quedó en pie fue el
      establecimiento de una tregua de varios meses con Dinamarca.
    
Mientras se redactaba la nueva constitución francesa, Luis
      Napoleón Bonaparte volvió a ser elegido como miembro
      de la Asamblea Nacional el 18 de
        septiembre con el apoyo de los monárquicos.
    
En Bucarest, una muchedumbre irrumpió en el ministerio del
      interior para hacerse con las copias del Regulamentul Organic (la ley fundamental vigente
      sobre Valaquia como provincia otomana antes de la
      revolución) y los registros de nobleza para quemarlos
      públicamente. Mientras tanto el zar Nicolás I ya
      había apostado un ejército en la frontera con
      Valaquia dispuesto a intervenir en cualquier momento.
    
En España, la lucha contra los carlistas quedó en
      manos de Fernando
        Fernández de Córdova, quien siguió
      una política de conciliación y logró que
      algunos jefes carlistas abandonaran la lucha. Ramón Cabrera
      respondió fusilando a varlos de los suyos sospechosos de
      traición, con lo cual facilitó aún más
      las cosas a Fernández de Córdova.
    
El 19 de septiembre se produjo
      la primera concentración de eslovacos en Myjava, donde L'udovít Stúr
      proclamó la independencia de Eslovaquia respecto de
      Hungría. No obstante, al cabo de pocos días los
      húngaros dispersaron a los rebeldes.
    
El 25 de septiembre el
      ejército otomano entró en Buda. Al atardecer la
      ciudad estaba bajo control. Los revolucionarios que no
      consiguieron huir fueron arrestados. El 27 de septiembre el ejército ruso
      entró también en la ciudad.
    
El húngaro Lajos Batthyány logró reunir a
      toda prisa un ejército de unos 27.000 hombres con el que el
      29 de septiembre se
      enfrentó a Jelacic en la batalla
        de Pákozd. Sin apenas bajas, en ambos bandos, los
      húngaros lograron forzar la retirada de los croatas y
      Jelacic decidió marchar a Viena a pedir refuerzos.
    
El 30 de septiembre se produjo
      una nueva revuelta liberal en Barcelona, pero el gobierno pudo
      sofocarla sin problemas, como la acaecida meses antes.
    
Cuando Jelacic y las tropas imperiales estaban a punto de marchar
      a Hungría, el 6 de octubre
      una multitud de obreros, estudiantes y soldados amotinados
      trató de impedir su partida. La revuelta se propagó
      y el ministro de la guerra fue linchado por la multitud. El 7 de octubre el emperador Fernando I
      y su corte huyeron de la capital para refugiarse en Olmütz bajo la
      protección del príncipe Windischgrätz. 
    
La noche del 8 de octubre los
      austríacos entraron en la ciudad de Osoppo y la sometieron
      a un drástico saqueo.
    
En una conferencia en Londres, Dinamarca propuso una
      solución al conflicto de Schleswig-Holstein en la que
      Schleswig tendría una constitución dentro del reino
      danés mientras que Holstein se integraría en la
      Confederación Alemana.
    
En Francia, un intento de aprobar una ley que prohibiría
      el acceso a la política de los miembros de antiguas
      familias reales francesas terminó fracasando, y el 14 de octubre se depusieron todas
      las leyes de exilio vigentes contra la familia Bonaparte.
      Así, Luis Napoleón Bonaparte tenía asegurada
      su presencia en la palestra política francesa.
    
El ejército austríaco, bajo el mando de
      Windischgrätz y Jelacic, se presentó ante Viena y el 26 de octubre empezó a
      bombardear la ciudad.
    
Mientras tanto, la Asamblea de Frankfurt trataba de llegar a un
      acuerdo sobre qué era Alemania. Los partidarios de la "Pequeña Alemania"
      pretendían construir Alemania alrededor de Prusia excluir
      de ella al Imperio Austríaco, no tanto por la propia
      Austria como por el hecho de que el Imperio contenía muchas
      regiones pobladas por etnias no germánicas (checos,
      húngaros, italianos, rumanos, etc.); por su parte, los
      partidarios de la "Gran
        Alemania" consideraban a Austria como parte de Alemania,
      si bien estaban quienes por "Austria" entendían todo el
      Imperio Austríaco y quienes admitían sólo sus
      partes pobladas por alemanes. El 27 de
        octubre una votación se decantó por una "Gran Alemania" que incluyera
      únicamente las tierras germánicas de Austria.
    
El ejército húngaro acudió a Viena para
      romper el asedio al que Windischgrätz la estaba sometiendo y
      el 30 de octubre se
      enfrentó al ejército austríaco en Schwechat, cerca de Viena. Los
      húngaros eran unos 30.000 con 70 cañones y se
      enfrentaron a unos 80.000 austríacos con 210
      cañones, dirigidos por Windischgrätz, Jelacic y el
      príncipe Liechtenstein. Los austríacos estaban
      más interesados en mantener el cerco a Viena que en
      derrotar a los húngaros, así que se conformaron con
      ahuyentarlos, pero el ejército húngaro no
      sufrió daños graves. El 31
        de octubre el ejército imperial entraba en Viena
      al asalto. Se calcula que en el combate murieron unos diez mil
      hombres. Durante las semanas siguientes se ejecutó a los
      cabecillas de la revuelta. 
    
En los Países Bajos, el rey Guillermo II se levantó
      una mañana y declaró: "He cambiado de conservador a liberal en una noche".
      Entonces dio orden de que se modificara la constitución
      para incorporar un sistema parlamentario democrático. La
      constitución revisada, que fue aprobada el 3 de noviembre, establecía un
      senado elegido indirectamente por las provincias y un parlamento
      de representantes elegido por sufragio directo. El reino belga ya
      era de corte liberal, así que no sufrió ninguna
      clase de disturbios. La diplomacia del rey Leopoldo I logró
      mantener a Bélgica al margen de los conflictos que
      sucedían fuera de sus fronteras.
    
El 4 de noviembre la Asamblea
      Nacional francesa aprobó una nueva constitución que
      establecía el régimen político de la Segunda República Francesa.
      Establecía la figura de un presidente de la república, que, al
      contrario que en los Estados Unidos, no era el equivalente a un
      primer ministro o jefe de gobierno, sino que ejercería
      aproximadamente las funciones que hasta entonces había
      ejercido el rey, entre ellas la de nombrar un gobierno con su
      correspondiente primer ministro.
    
El 7 de noviembre se
      celebraron las elecciones presidenciales estadounidenses. El
      ganador fue Zachary Taylor, el candidato whig, si bien es destacable que el Partido de la
      tierra libre obtuvo el 10% de los votos (si bien de forma tan
      dispersa que no obtuvo ningún voto electoral). Respecto a
      las elecciones anteriores, el voto antiesclavista se había
      quintuplicado.
    
En Brasil estalló una revuelta en Olinda, en el estado de
      Pernambuco. Los rebeldes reclamaban el sufragio universal,
      libertad de prensa y la supresión del "Poder moderador", es decir,
      de la supremacía del emperador sobre los tres poderes,
      legislativo, ejecutivo y judicial.
    
El 10 de noviembre
      murió Ibrahim Bajá, a los pocos meses de haber
      recibido el gobierno de Egipto. Tenía cincuenta y nueve
      años y fue sucedido por su sobrino Abbas I, hijo de un hermano
      mayor de Ibrahím que había fallecido treinta
      años atrás. Adoptó una política
      reaccionaria: Mehmet Alí había fundado escuelas y
      universidades al estilo occidental, pero Abbas I las cerró.
      También redujo el ejército a 9.000 hombres y
      trató de frenar la penetración extranjera en Egipto.
    
James J. Strang había trasladado su Iglesia a Beaver Island, en el lago
      Michigan, pero no todos sus seguidores mormones fueron con
      él. Al contrario, por esas fechas sus seguidores más
      reputados habían dejado de serlo. Oliver Cowdery se
      había reunido con los seguidores de Brigham Young que
      todavía estaban en el campamento de invierno, y el 12 de noviembre fue bautizado de
      nuevo, pero ya no volvió a ocupar cargos relevantes en la
      Iglesia mormona.
    
El Papa Pío IX había nombrado a lo largo del
      año tres primeros ministros, en respuesta a otras tantas
      dimisiones. A la sazón el cargo lo ostentaba Pellegrino Rossi, que el 15 de noviembre fue apuñalado
      por un grupo de individuos entre los que se encontraba el hijo del
      jefe del partido demócrata, Angelo Brunetti. Esa misma tarde, Brunetti
      organizó una manifestación para exigir un primer
      minístro demócrata, una constitución italiana
      y la guerra contra Austria. La multitud, que había
      conseguido un cañón, se enfrentó a la guardia
      suiza y un cardenal resultó muerto. El Papa convocó
      al cuerpo diplomático y comunicó que cedía a
      la violencia, pero que declaraba nulas todas las concesiones que
      sería obligado a otorgar a partir de ese momento. La
      primera de estas concesiones fue nombrar primer ministro al
      demócrata Bartolomeo
        Galletti. 
    
Las primeras elecciones en Suiza de acuerdo con la nueva
      constitución dieron el triunfo a los radicales, que
      ocuparon más de las tres cuartas partes de los
      escaños del Consejo
        Nacional y 30 de los 44 escaños del Consejo de los Estados. El 16 de noviembre el parlamento
      eligió el primer Consejo
        federal, formado por siete radicales. El primer
      presidente fue Jonas Furrer,
      del cantón de Zurich. Ese mismo día se eligió
      a Berna como ciudad federal, es decir,
      como capital de la federación.
    
El 17 de noviembre la misma
      multitud armada que dos días atrás se
      presentó ante el palacio papal para exigir que se la
      guardia suiza fuera expulsada de Roma. Nuevamente, el Papa
      advirtió al cuerpo diplomático de que cedía
      en contra de su voluntad y cumplió lo que se le
      pedía.
    
Desde la caída de Metternich, en Viena se habían
      sucedido cuatro breves gobiernos liberales, hasta que el 21 de noviembre un consejo de
      familia de la casa de Austria puso al frente del estado el
      príncipe Félix de
        Schwarzenberg, que había sido la mano derecha de
      Radetzky en Italia y era cuñado del mariscal
      Windischgrätz, que había sometido a Bohemia. 
    
Los británicos reunieron un gran ejército con el
      que enfrentarse a los Sikhs, que pusieron bajo el mando de sir Hugh Gough. El 22 de noviembre los Sikhs repelieron
      un ataque británico en la batalla de Rammagar. Aunque los Sikhs terminaron
      retirándose, consideraron el encuentro una victoria y su
      moral se elevó. 
    
El 23 de noviembre Chopin salió de Londres para regresar a París.
El 24 de noviembre el Papa
      Pío IX huyó de Roma disfrazado de cura. Al
      día siguiente llegaba a la fortaleza napolitana de Gaeta.
      Desde allí pidió ayuda a las potencias europeas para
      que le ayudaran a recuperar su trono.
    
El 30 de noviembre, un
      ejército otomano de unos 10.000 hombres llegó a Craiova dispuesto a acabar con
      el último foco revolucionario. La población,
      aumentada con miles de aldeanos de los alrededores, se armó
      con lo que pudo y se dispuso a resistir. Se levantaron barricadas
      que los otomanos tuvieron que conquistar calle por calle.
      Finalmente la ciudad cayó bajo el control otomano, pero los
      turcos perdieron unos dos mil hombres. 
    
El enérgico gobierno del príncipe de Schwarzenberg
      y la pericia militar de Windischgrätz, Radetzky, Jelacic,
      etc. estaban salvando la soberanía de la casa de Austria,
      pero, en unos momentos tan delicados, el hecho de que el emperador
      fuera un deficiente mental era un grave inconveniente.
      Además, Fernando I había hecho muchas concesiones a
      los revolucionarios (que lo llamaban Fernando I el Bueno, tal vez
      por aquello de que, a veces, la bondad y la estupidez tienden a
      confundirse), y la única manera viable de pasar
      página era cambiar de emperador. Así se lo
      expresaron Schwarzenberg y Windischgrätz a la familia
      imperial: en los días que corrían era imprescindible
      un emperador capaz de cautivar a cualquiera susceptible de ser
      cautivado por un emperador hecho y derecho. El heredero de
      Fernando I no tenía ese perfil, pues, como el emperador no
      tenía hijos, en el primer lugar de la línea
      sucesoria estaba su hermano, el archiduque Francisco Carlos, que
      no mostraba ningún interés ni habilidad para la
      política. No podía decirse lo mismo de su esposa,
      Sofía de Baviera, que logró convencerlo de que
      renunciara a sus derechos en favor de su hijo Francisco José, a la
      vez que la emperatriz María Ana de Saboya convencía
      a su esposo de la necesidad de abdicar. Fernando I abdicó
      en Olmütz el 2 de diciembre,
      y su sobrino se convirtió así en el emperador Francisco José I de
      Austria. Tenía dieciocho años y una madre dispuesta
      a decirle lo que tenía que hacer. Fernando I se
      retiró a Praga con su esposa.
    
La revolución vienesa había enfrentado aún
      más a Johann Strauss padre e hijo. En efecto, mientras el
      hijo se había puesto de parte de los liberales y
      había sido encarcelado por interpretar en público la
      marsellesa, el padre se puso de parte de los conservadores y
      compuso su célebre marcha
        Radetzky en honor del general austriaco. Se cuenta que
      cuando fue interpretada por primera vez, ante un público
      formado por oficiales austríacos, estos marcaron el ritmo
      del tema principal con palmas y tacones, creando una
      tradición en la representación de esta pieza.
    
El rey Federico Guillermo IV de Prusia también estaba
      retomando el control de su reino. Unas semanas antes su
      ejército había tomado Berlín, lo que le
      permitió disolver el parlamento y promulgar una
      constitución a su medida, basada en el borrador que estaba
      siendo redactado por el parlamento, pero en la que las
      aspiraciones democráticas de los liberales quedaban
      excluidas. En la nueva carta, que entró en vigor el 5 de diciembre, se establecía
      un sistema electoral indirecto por el que el 20% de los votantes
      (los que más impuestos pagaban) determinaban las dos
      terceras partes de los escaños del parlamento.
    
El presidente James Polk confirmó en un discurso ante el
      Congreso que se había descubierto oro en California. 
    
En Bolivia, Manuel Belzu había tardado poco en traicionar
      al presidente Velasco, sus tropas lo habían proclamado
      presidente y, tras un enfrentamiento contra el ejército de
      Velasco en el que resultó vencedor, Belzu fue reconocido
      como presidente de Bolivia el 6 de
        diciembre. 
    
Teóricamente, el Papa Pío IX seguía siendo
      el soberano de los Estados Pontificios, pero se hallaba fuera de
      ellos. El parlamento envió una comisión para pedirle
      que regresara a Roma, pero no se le permitió cruzar la
      frontera con el reino de las Dos Sicilias. De ese modo, el 12 de diciembre el parlamento
      eligió un nuevo gobierno: una Junta de Estado suprema y provisional.  Ese
      mismo día Garibaldi entraba en Roma al frente de una
      legión de voluntarios. 
    
El 13 de diciembre el
      ejército de Windischgrätz entraba en Hungría.
    
El 18 de diciembre
      murió en Praga el matemático Bernanrd Bolzano. 
    
El 19 de diciembre
      murió la escritora británica Emily Brontë, a la
      edad de treinta años. Su hermana Anne había
      publicado con gran éxito unos meses antes su segunda
      novela: La inquilina de
        Wildfell Hall. 
    
El 20 de diciembre se
      conocieron los resultados de las primeras elecciones
      presidenciales de la segunda república francesa: su primer
      presidente, que había contado con el 74.2% de los votos
      (con sufragio universal masculino), era Luis Napoleón
      Bonaparte, que tenía entonces cuarenta años.
      Fijó su residencia como presidente en el Palacio del Elíseo.
      Desde su toma de posesión, Bonaparte resucitó los
      símbolos imperiales: viajaba en carruajes con el escudo de
      Napoleón, y vestía con el uniforme de general en
      jefe de la guardia nacional. Formó un gobierno encabezado
      por Odilon Barrot. 
    
El 26 de diciembre la Junta de
      Estado romana disolvió el parlamento y convocó
      elecciones de acuerdo con una constitución recientemente
      aprobada. 
    
El 27 de diciembre la Asamblea
      de Frankfurt aprobó la Ley
        imperial sobre los derechos básicos del pueblo
        alemán, que venía a ser una
      constitución alemana. Entre los derechos a los que
      hacía referencia su título figuraban las libertades
      de movimiento, de religión, de conciencia, de prensa, de
      reunión,  de comercio y de residencia, así como
      la abolición de la pena capital, el derecho a investigar y
      enseñar libremente y la igualdad de trato ante la ley de
      todos los alemanes en toda Alemania.
    
Mientras tanto un ejército británico de 32.000
      hombres iniciaba un ataque contra la ciudad de Multan, en la
      India. El 30 de diciembre
      estalló un polvorín dentro de la ciudad que
      mató a unos 800 defensores. No obstante, los
      británicos recibieron un mensaje desafiante en el que los
      Sikhs declaraban tener pólvora suficiente para un
      año. La ciudad fue puesta nuevamente bajo asedio.
    
El ejército austríaco derrotó al
      ejército húngaro en la batalla de Mór. Esto dejó libre a
      los austríacos el camino hacia Buda, por lo que el 31 de diciembre el gobierno
      húngaro huyó a Debrecen.
      
    
La ola de revoluciones que sacudió a Europa ese año
      ha pasado a la historia como la primavera
de
        los pueblos. Uno de los participantes más
      entusiastas de las revueltas fue el ruso Mijaíl Bakunin. La
      revolución de febrero de París lo había
      sorprendido en Bruselas, a donde se había desplazado para
      pronunciar una de sus conferencias en favor de la causa polaca.
      Intentó regresar en tren a París, pero como los
      trenes fueron detenidos en la frontera, hizo el resto del camino a
      pie. En París asistió a todas las reuniones y todas
      las manifestaciones. Luego logró convencer al gobierno
      francés para que lo enviara a Polonia a hacer propaganda de
      la revolución. De camino se detuvo en Frankfurt, donde se
      relacionó con los demócratas del parlamento. Luego
      llegó a Polonia, cuando la revuelta polaca fue sofocada
      marchó a Praga, y cuando Windischgrätz sofocó a
      su vez la revuelta de Praga, marchó a Berlín, donde
      publicó un folleto titulado Llamada a los eslavos, en el que instaba a una
      alianza entre los revolucionarios eslavos, alemanes,
      húngaros e italianos para destruir las monarquías
      prusiana, austríaca y rusa.
    
| La guerra entre México y
              los Estados Unidos II | Índice | La primavera de los
              pueblos II |