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                  GUERRA DE SECESIÓN II | SIGUIENTE | 
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El 3 de enero de 1862 dos
      cañoneras federales hicieron un nuevo intento de destruir
      las baterías con las que los confederados bloqueaban el
      río Potomac desde Virginia, pero se retiraron tras sufrir
      pequeños daños.
    
El 4 de enero empezaron a
      llegar barcos de guerra británicos al puerto de Veracruz.
    
El 5 de enero la
      policía chilena capturó al "rey" Aurelio Antonio I
      de la Patagonia, es decir, al francés Orélie Antonie
      de Tounens. Fue juzgado y encarcelado, y no tardó en ser
      confinado en un manicomio, pero la intervenció del
      cónsul francés permitió que fuera deportado a
      Francia.
    
El 8 de enero llegaron buques
      franceses a Veracruz, y continuaron llegando durante los dos
      días siguientes. 
    
El año anterior los federales habían terminado
      expulsando a los confederados de Kentucky, a pesar de lo cual ese
      Estado había sido admitido en la Confederación.
      Ahora el general de brigada confederado Humphrey Marshall había reclutado un
      ejército de más de 2.000 voluntarios y entraba de
      nuevo en Kentucky desde Virginia. Contra él fue enviado el
      coronel James Abram Garfield,
      al frente de un ejército de tamaño similar, y ambos
      se encontraron en Middle Creek
      el 10 de enero. Tras varias
      horas de combate, la llegada de refuerzos federales hizo que los
      confederados optaran por retirarse.
    
Ese día murió de gota en Connecticut Samuel Colt.
      El año anterior había sido denunciado como traidor
      por varios periódicos por vender armas a los confederados,
      pero con ello no había contravenido ninguna ley federal y
      no fue procesado. También suministraba armas al
      ejército federal.
    
En la madrugada del 11 de enero
      fue asesinado en su domicilio el presidente hondureño
      José Santos Guardiola. Su asesino fue un salvadoreño
      llamado Cesareo Aparicio,
      y las causas nunca se han sabido a ciencia cierta. Al parecer,
      actuó en complicidad con varios miembros de la guardia
      personal del presidente. Todos fueron capturados y ejecutados un
      mes más tarde. Guardiola fue sucedido por el vicepresidente
      Victoriano Castellanos
        Cortés. 
    
El 14 de enero los embajadores
      confederados Mason y Slidell, capturados en el Trent, abandonaron los
      Estados Unidos en un barco británico. Los británicos
      lo consideraron una victoria diplomática y dieron el asunto
      por zanjado. La labor diplomática de Mason y Slidell
      resultó ser muy poco fructífera, pues en
      ningún momento consiguieron ninguna clase de apoyo oficial
      sólido ni por parte de Gran Bretaña ni de Francia.
    
Un nuevo ejército confederado entró en Kentucky,
      esta vez desde Tennessee, formado por unos 5.500 hombres bajo el
      mando del general George Bibb
        Crittenden, (hijo del congresista que había
      propuesto el compromiso de Crittenden, con intención de
      evitar la guerra). Los federales reunieron contra él unos
      4.400 hmbres bajo el mando del general de brigada George Henry Thomas, y el
      encuentro tuvo lugar en Mill
        Springs el 19 de enero.
      Los confederados habían marchado durante la noche bajo la
      lluvia y su estado era deplorable, así que los federales no
      tuvieron excesivas dificultades en ponerlos en fuga. Poco
      después Crittenden fue acusado de embriaguez y
      traición, y fue relevado del mando.
    
El 24 de enero el
      ejército confederado en Kentucky recibió
      órdenes de retirarse a Virginia, con lo que el Estado
      quedó definitivamente en manos de los federales. Esto
      dejaba desprotegido el Estado de Tennessee.
    
El fabricante de instrumentos estadounidense Alvan Graham Clark
      había recibido el encargo de construir un telescopio de
      gran tamaño (el mayor telescopio de refracción
      construido hasta entonces) y, mientras lo estaba probando, el 31 de enero descubrió una
      nueva estrella cerca de Sirio. Observaciones posteriores
      confirmaron que la nueva estrella describía una
      órbita conjunta con Sirio (la estrella más brillante
      del cielo nocturno), por lo que ésta ha pasado a llamarse Sirio A, y su
      compañera, mucho menos brillante, Sirio B. Varias décadas atrás
      Bessel había predicho la existencia de Sirio B al observar
      irregularidades en la trayectoria de Sirio A.
    
El 5 de febrero el
      príncipe de Moldavia y Valaquia Alexandru Ioan Cuza
      unificó ambos principados en una única unidad
      política que recibió el nombre de Rumanía, que
      pasó a gobernar con el título de domnítor. La capital
      fue establecida en Bucarest. Mientras tanto los turcos lograban
      restaurar su dominio sobre Montenegro.
    
El 6 de febrero los federales
      iniciaron una ofensiva en Tennessee con un ataque anfibio a Fort Henry. Ulysses S. Grant
      dirigió el ataque por tierra mientras el comodoro Andrew Hull Foote
      dirigía un ataque naval desde el río Tennessee. En
      total fueron destinados unos 15.000 hombres a la operación.
      Los confederados contaban con más de 3.000 hombres para su
      defensa. La batalla comenzó con un bombardeo por parte de
      la flota, y antes de hora y media el fuerte se rindió sin
      necesidad de que la infantería entrara en acción.
      Las pocas bajas federales se debieron a que un proyectil
      impactó en una caldera de uno de los barcos de vapor y
      esparció vapor hirviendo por medio buque, lo que
      provocó 32 bajas. Al tomar Fort Henry, los federales se
      hicieron con el control del río Tennessee, y prueba de ello
      fue que inmediatamente fueron enviados tres barcos por el
      río para destruir objetivos militares, y llegaron con
      éxito hasta Alabama, donde el río deja de ser
      navegable. La expedición capturó varios barcos,
      destruyó varios puentes y otros suministros de guerra.
    
Unos 2.500 soldados confederados habían escapado de Fort
      Henry antes de su rendición, y se habían refugiado
      en Fort Donelson, que se
      convirtió en el próximo objetivo de Grant y Foote.
      Unos 24.500 hombres fueron destinados a la misión, a la vez
      que los confederados reunieron 16.000 hombres para hacerles
      frente. Los oficiales al mando eran John B. Floyd y Gideon J.
      Pillow. Las tropas federales empezaron a salir de Fort Henry el 12 de febrero, al tiempo que los
      confederados movían también a sus hombres. Era
      invierno, y el 13 de febrero se
      produjo una tormenta de nieve con fuertes vientos y temperaturas
      de 12 grados bajo cero. Ante la proximidad del enemigo, los
      soldados tenían prohibido encender fuego para calentarse.
      Con la infantería desplegada, el 14 de febrero la flota federal inició el
      bombardeo a Fort Donelson. Sin embargo, la artillería
      confederada causó graves daños, hasta el punto de
      inutilizarla. Grant comprendió que tendría que
      arreglárselas por sí solo, sin esperar mucho apoyo
      naval. Al amanecer del 15 de febrero
      los confederados salieron del fuerte por sorpresa. Aunque los
      soldados federales estaban despiertos porque el frío no les
      dejaba dormir, así que la sorpresa no fue excesiva, el
      mayor problema fue que Grant, sin esperar un ataque, había
      dejado su campamento para reunirse con Foote en su barco, y no
      había dejado a nadie al mando. Los federales resistieron
      como pudieron en medio de la anarquía, hasta que Grant
      llegó a la una de la tarde tras haber recorrido al galope
      11 kilómetros sobre caminos helados. La situación
      que se encontró fue bastante desoladora, pero, fiel a su
      temperamento impávido, no se dejó impresionar.
      Cuando un oficial le dijo: "Este
        ejército necesita una cabeza", él replico,
      "Eso parece. Caballeros: el
        flanco derecho debe ser recuperado", y se puso a
      organizar el combate.
    
Sucedió que los confederados habían iniciado el
      ataque por sorpresa con la intención de evitar un bloqueo y
      cubrir su posible retirada. A pesar del inesperado éxito
      que habían tenido, Pillow ordenó a sus hombres que
      se replegaran, conforme al plan inicial, para sorpresa de Floyd,
      quien, desconcertado, ordenó a sus hombres el regreso a
      Fort Donelson. Grant aprovechó rápidamente los
      errores confederados. Al anochecer los federales se habían
      recuperado de la acción confederada y Grant se dispuso a
      atacar el fuerte al día siguiente. Entre ambos bandos,
      había habido alrededor de un millar de muertos y unos 3.000
      heridos yacían en el campo de batalla, muchos de los cuales
      murieron de frío, pues los soldados federales les
      habían quitado sus abrigos. Sorprendentemente, Floyd y
      Pillow consideraron que el día había sido un
      éxito y enviaron un telegrama anunciando que habían
      conseguido una gran victoria. Sin embargo, el general de brigada Simon Bolivar Bruckner les
      hizo ver que su situación era insostenible, y que
      sería aún peor en cuanto los federales recibieran
      refuerzos. Sin duda, debió de resultar convincente, pues
      Floyd y Pillow acordaron dejarlo al mando con órdenes de
      negociar la rendición mientras ellos huían por el
      río durante la noche. El 16 de
        febrero Bruckner envió una nota a Grant pidiendo
      un armisticio la negociación de los términos de la
      rendición. Bruckner esperaba que Grant fuera indulgente,
      pues años atrás habían sido compañeros
      y, cuando Grant fue relevado del mando por embriaguez en
      California, le había prestado dinero para que pudiera
      regresar a Illinois. Sin embargo, la respuesta de Grant se ha
      hecho famosa:
    
Señor: Su mensaje con fecha de hoy pidiendo un armisticio y el envío de comisionados para fijar los términos de la capitulación acaba de ser recibido. No podemos aceptar otros términos salvo la rendición completa e incondicional. Propongo ocupar inmediatamente sus posiciones.
Cuando más tarde se difundió esta nota, U.S. Grant
      pasó a ser conocido como Unconditionally
        Surrender Grant, (rendición incondicional).
      Bruckner, aunque consideró "poco caballerosa" la respuesta
      de Grant, se rindió, y más de 12.000 soldados
      confederados se convirtieron en prisioneros de guerra. Las
      victorias en Ford Henry y Fort Donelson fueron celebradas en el
      norte. Grant recibió un ascenso y pasó de ser
      prácticamente desconocido a convertirse en un héroe
      nacional. Cuando corrió el rumor de que había ganado
      la batalla con un puro prácticamente pegado a la boca,
      recibió una gran cantidad de puros de sus admiradores (que
      contribuyeron así a provocarle el cáncer de garganta
      del que moriría años más tarde).
    
El 19 de febrero el general
      español Juan Prim, como representante de la alianza entre
      Gran Bretaña, Francia y España que había
      desembarcado en México para reclamar el pago de la deuda
      externa, mantuvo un primer encuentro oficial con el general Manuel
      Doblado, a la sazón ministro de asuntos exteriores, en el
      que se acordó negociar el pago de la deuda en una futura
      reunión a celebrar en abril. Mientras tanto, las potencias
      se comprometían a no atacar México, si la flota
      aliada permanecería en Veracruz.
    
Un ejército cofederado de unos 2.500 hombres bajo el mando
      del general de brigada Henry
        Hopkins Sibley trató de apoderarse de Fort Craig, situado en lo que
      los confederados consideraban su territorio de Arizona y ocupado
      por una guarnición de unos 3.000 soldados (la mayor parte
      voluntarios sin mucha experiencia) bajo el mando del coronel Edward Camby. En un primer
      intento, Sibley trató de asediar el fuerte, pero no
      tenía muchos hombres ni muchas provisiones, así que
      trató de provocar la salida de los federales, pero Sibley
      no quiso arriesgarse. En vista de ello, Sibley reagrupó a
      sus hombres y trató de situar un campamento en un lugar
      adecuado, pero Camby se le adelantó y lo forzó a
      acampar lejos del Río Grande, sin acceso al agua. Esto
      sucedía el 20 de febrero.
      Al día siguiente, el 21 de
        febrero, los confederados atacaron, y por la tarde los
      federales parecían tener la ventaja, pero, mientras los
      federales se concentraban en el flanco derecho del frente enemigo,
      el coronel confederado Thomas
        Green organizó una carga con el flanco izquierdo
      sobre el centro del frente de Sibley. Entre que estuvo bien
      organizada en varias andanadas y que los soldados tenían
      que acceder al río a cualquier precio, porque no
      tenían agua, el caso fue que la carga logró
      apoderarse de unas baterías federales y rompió el
      frente enemigo, lo que a su vez causó el pánico
      entre los voluntarios federales, que se retiraron hacia fort
      Craig. Camby estaba a punto de ordenar otro ataque cuando Sibley
      envió una bandera blanca con una petición de tregua
      para recoger los cuerpos de muertos y heridos, a lo que Camby
      accedió. De este modo, los confederados se hicieron con la
      victoria, pero no tomaron el fuerte.
    
El general al mando del ejército confederado en Tennessee
      era Albert Sidney Johnston,
      quien, en vista de los últimos desastres, replegó
      sus tropas en la parte occidental de Tennessee, el norte de
      Mississippi y Alabama, para reorganizarlas. Mientras tanto, el 25 de febrero Grant tomaba Nashville, la capital de
      Tennessee. Grant estaba bajo el mando del general Henry Wager Halleck, al que
      Lincoln había puesto al mando del ejército en
      Kentucky en sustitución de Frémont el año
      anterior. Halleck era extremadamente cauteloso, y Grant
      había tenido que insistir mucho antes de recibir
      autorización para el ataque a Fort Henry. Ahora trataba en
      vano de convencerlo para que le permitiera perseguir a Johnston,
      pero Halleck temía que los confederados tuvieran
      suficientes fuerzas en Mississippi como para arruinar cualquier
      movimiento hacia el sur mediante un ataque desde el oeste. Por
      ello decidió enviar a Foote junto a John Pope con seis
      cañoneras a atacar la Isla
        número 10, una posición confederada en el
      río Mississippi en Tennesse.
    
En el territorio confederado de Arizona se encontraba la ciudad
      de Tuckson, que
      había quedado rodeada por territorio Apache. El 28 de febrero llegaron unos 100
      soldados confederados que se unieron a los pocos sudistas del
      lugar e izaron la bandera confederada.
    
Garibaldi se había ofrecido a Abraham Lincoln para
      comandar el ejército federal contra la
      Confederación. Eso sí, había exigido dos
      condiciones: que se le diera el mando supremo y que Lincoln
      declarara públicamente que el objetivo de la guerra era
      abolir la esclavitud. Lincoln no estaba dispuesto a cumplir
      ninguna de las dos exigencias, así que la propuesta fue
      rechazada con todo el tacto y la diplomacia posibles. El 3 de marzo el primer ministro
      italiano Bettino Ricasoli fue sustituido por Urbano Rattazzi, que
      instó secretamente a Garibaldi a que organizara un
      ejército y atacara Roma.
    
El año anterior los federales habían logrado
      expulsar de Missuri a los ejércitos confederados, y ahora
      habían penetrado en el norte de Arkansas bajo la
      dirección del general de brigada Samuel Ryan Curtis. Allí los confederados
      se reorganizaron y el geneeral Earl
        Van Dorm se encargó de dirigir la contraofensiva.
      Curtis contaba con unos 10.500 hombres, mientras que Van Dorm
      tenía unos 6.000 más. Después de algunas
      escaramuzas previas, el encuentro se produjo el 7 de marzo en Pea Ridge, y se
      prolongó hasta la noche. Al día siguiente, el 8 de marzo, el combate
      prosiguió hasta que Van Dorn ordenó la retirada. Los
      federales trataron de perseguirlos, pero creyeron que
      habían huido por una ruta que no era la real, y así
      perdieron la oportunidad de redondear la victoria. Van Dorm
      quedó aislado de sus líneas de comunicación y
      durante unos días sus hombres tuvieron que alimentarse de
      lo que pudieron requisar a los habitantes de la región. Los
      federales mantuvieron el control del norte de Arkansas.
    
Los cañones cada vez más potentes de que estaban
      dotados los buques de guerra hacían que los barcos de
      madera fueran cada vez más frágiles, así que
      cada vez era más habitual blindarlos con planchas de acero.
      Tres años atrás, Francia había construido La Gloire, el primer acorazado, es decir, un buque
      con una cubierta hecha directamente de acero y no con madera
      forrada. Gran Bretaña, alarmada, no había tardado en
      ponerse al día y el año anterior había puesto
      a flote el Warrior.
      Tanto los Estados Unidos como los Estados Confederados
      habían iniciado un programa para construir su propio
      acorazado, y el primero en salir al mar fue el Virginia, construido sobre
      las ruinas del Merrimack,
      un barco que los federales habían hundido cuando tuvieron
      que abandonar precipitadamente Virginia tras su secesión,
      con el fin de que no fuera aprovechable por los sudistas, pero los
      daños sufridos habían sido relativamente leves y los
      confederados lograron convertirlo en su primer acorazado. Su
      línea de flotación era muy baja, y apenas dejaba ver
      una pequeña plataforma con diez cañones. El
      diseño era bastante torpe y el barco apenas podía
      moverse, pero fue puesto a prueba enfrentándolo a los tres
      barcos que bloqueaban la entrada del río James, que
      conducía hasta Richmond. El resultado fue exitoso: dos de
      los barcos de la Unión fueron hundidos ese día tras
      contemplar cómo el Virginia
      se acercaba lentamente a ellos sin que le afectaran los impactos
      de los cañonazos. Al día siguiente, el 9 de marzo, el Virginia se disponía a
      hundir el tercero, el Minnesota,
      pero, con la oportunidad propia de una película de
      Hollywood, llegó el Monitor,
      el acorazado construido por los federales. Su línea de
      flotación era todavía más baja que la del Virginia, y sólo
      dejaba ver una torreta giratoria con dos cañones. Al
      principio el capitán del Virginia,
      Catesby ap Roger Jones, no
      identificó lo que veía y creyó que era una
      caldera que se había desprendido del Minnesota. El combate se
      inició con un disparo del Virginia contra el Monitor, pero que le pasó por encima e
      impactó en el Minnesota,
      y así se inició el primer combate entre dos barcos
      acorazados. Terminó con un empate, pues ambos buques
      estuvieron largas horas maniobrando torpemente y
      disparándose en vano, hasta que el Virginia se retiró
      más por aburrimiento que por otra cosa. Sin embargo, el
      empate era una victoria para la Unión, pues significaba que
      el acorazado confederado no podría romper el bloqueo
      federal.
    
No obstante, las potencias europeas tomaron nota del suceso, pues
      el acorazado más torpemente diseñado que uno
      podía imaginar había vencido a dos potentes barcos
      de madera. Era evidente que si una potencia desarrollaba un
      acorazado con diseño inteligente, dispondría de un
      arma que sólo podría ser neutralizada con otra
      similar. Desde ese momento las grandes potencias
      construirían únicamente barcos de guerra acorazados.
    
El general de brigada Sibley, tras su intento frustrado de tomar
      Fort Craig, decidió pasar de largo y avanzar hasta Santa
      Fe, la capital de Nuevo México, donde llegó el 10 de marzo. Se instaló
      entonces en un almacén abandonado en Albuquerque. 
    
En Vietnam estalló un barco de guerra francés y la
      explosión provocó 52 bajas, entre muertos y heridos.
      Los franceses estaban convencidos de que habían sufrido un
      acto de sabotaje organizado por el gobernador de Vinh Long, y se dispusieron a
      tomar represalias.
    
Mientras todas las noticias que llegaban a Washington desde el
      oeste eran favorables, McClellan, que se suponía que
      tenía que atacar Virginia y para ello había
      organizado un ejército que ya estaba sin duda listo para la
      acción, y que era mucho más numeroso que todas las
      fuerzas confederadas que pudieran salirle al paso, no hacía
      nada. Para McClellan el enemigo siempre era más numeroso y
      estaba mejor preparado. Lincoln se hartó y el 11 de marzo lo despojó del
      mando supremo y sólo le dejó el mando sobre el
      ejército del Potomac, con la orden expresa de atacar.
      McClellan no tuvo más remedio que obedecer, pero tratando
      de minimizar el riesgo, optó por conducir su
      ejército por mar, para después remontar el
      río York o el río James hasta las cercanías
      de Richmond. Así evitaba cualquier posible enfrentamiento
      por el camino, pues los confederados no tenían control
      alguno sobre el mar. Lincoln no lo consideró buena idea,
      pero dio su consentimiento porque mejor era algo que nada.
    
Intimidados por las recientes victorias federales, los
      confederados habían abandonado sus baterías junto al
      río Potomac sin que ello pueda atribuirse a ninguna
      acción federal. Ese mismo día un destacamento
      federal desembarcó en el lugar y destruyó las
      baterías abandonadas. El tránsito federal por el
      Potomac fue restablecido tras casi cinco meses de bloqueo
      confederado.
    
Tras largos preparativos, el 15 de
        marzo se inició el asedio a la fortaleza
      confederada en la Isla número 10, en medio de la
      disensión entre Foote y Pope sobre cómo proceder y
      entre las órdenes contradictorias de Halleck. Foote era
      partidario de un proceso lento de desgaste mediante bombardeos,
      mientras que Pope quería una acción enérgica
      e insistía en pedirle a Foote que le enviara desde la otra
      parte del río algunas cañoneras para apoyar un
      ataque terrestre, pero eso exigía exponerlas a la
      artillería enemiga y Foote se negaba.
    
El 17 de marzo McClellan
      empezó a mover su ejército de más de 120.000
      hombres embarcándolos en 389 buques. 
    
El gobierno mexicano estaba negociando el pago de su deuda con
      las potencias europeas, pero Francia saboteaba
      sistemáticamente las negociaciones exigiendo concesiones
      totalmente inadmisibles. Al mismo tiempo, los conservadores
      mexicanos instaban a los franceses a derrocar al gobierno liberal
      de Benito Juárez. Éste, en previsión de que
      las negociaciones diplomáticas no tuvieran éxito,
      había encargado al general Ignacio Zaragoza la
      formación de un ejército que pudiera hacer frente a
      los europeos. El 22 de marzo Zaragoza
      ordenó el fusilamiento del general Manuel Robles Pezuela,
      que había sido detenido unos días antes junto con
      otros jefes conservadores y había sido acusado de buscar
      alianzas con los franceses. Al mismo tiempo, los conservadores
      empezaron a reclutar su propio ejército para oponerse al
      gobierno.
    
Ese mismo día el ejército franco-español
      tomó la ciudad de Vinh
        Long, en Vietnam. Los vietnamitas se habían hecho
      fuertes en una ciudadela, que fue tomada al día siguiente.
      Los vietnamitas sufrieron numerosas bajas.
    
Al descubrir los planes de los federales contra Richmond, el
      general Lee (a la sazón consejero del presidente Davis)
      ideó un plan para neutralizarlos. Stonewall Jackson se
      encontraba con 15.000 hombres en el valle del río Shenadoah, un afluente del
      Potomac, desde donde sería concebible un hipotético
      ataque a Washington. El plan no era atacar Washington, para lo
      cual no bastaban los hombres disponibles, sino simular que se
      estaba preparando un ataque, no con los hombres disponibles, sino
      con los hombres ficticios que la "inteligencia" estadounidense
      asignaba sistemáticamente al ejército confederado.
      El oficial federal al mando en la zona era el general Nathaniel P.
      Banks, y Jackson tenía que lograr, como mínimo, que
      no dejara la zona, y a ser posible que pidiera refuerzos. Para
      ello decidió atacar en Kernstown
      lo que pensó que era un pequeño destacamento bajo el
      mando del coronel Nathan Kimball, pero que resultó ser una
      división de infantería completa, con alrededor de
      7.000 hombres o más. Jackson atacó el 23 de marzo con menos de 4.000 y
      sufrió una derrota que le costó unas 700 bajas,
      entre muertos, heridos y prisioneros. Sin embargo, cumplió
      su objetivo, pues Lincoln se sintió preocupado por la
      audacia de Jackson y ordenó que McDowell permaneciera en
      Washington con 35.000 hombres en lugar de seguir a McClellan como
      estaba previsto.
    
En Nuevo México, Sibley envió un destacamento de
      unos 300 hombres bajo el mando de Charles Lynn Pyron con órdenes de controlar
      un punto estratégico conocido como Glorieta Pass. El 26 de marzo fue atacado por una
      pequeña fuerza federal que había salido de Santa Fe
      bajo el mando de John Milton
        Chivington. Se produjo una escaramuza que no fue a
      más porque ambas partes esperaban refuerzos. Éstos
      llegaron el 28 de marzo, de
      modo que ahora cada bando contaba con algo más de un millar
      de hombres. Tras una larga batalla, los federales acabaron
      retirándose a Santa Fe, pero los confederados habían
      perdido gran parte de sus suministros, con lo que pronto se vieron
      obligados a abandonar Nuevo México. Además, el
      territorio no proporcionaba medios de subsistencia para mantener
      una ocupación confederada a largo plazo.
    
Ahora que Halleck tenía a los confederados ocupados en el
      Mississippi, Grant logró su autorización para actuar
      contra Johnston. Lo hizo a regañadientes. De hecho, en un
      primer momento había puesto al mando a uno de los oficiales
      subordinados de Grant, pero poco después cambió la
      orden, tal vez por intervención directa de Lincoln. Grant
      contaba con más de 48.000 hombres distribuidos en seis
      divisiones. Una de ellas estaba al mando de W.T. Sherman, que,
      tras su distinción en Bull Run, había mostrado un
      comportamiento bastante irregular (al parecer, sufrió
      algún tipo de crisis nerviosa), hasta el punto de que fue
      reemplazado por Don Carlos
        Buell, y puesto bajo el mando de Halleck, quien tal vez
      lo puso a las órdenes de Grant para crearle problemas. Por
      su parte, Johnston no estaba inactivo, sino que el 3 de abril empezó a moverse a
      marchas forzadas para coger a los federales por sorpresa. 
    
Tras varios consejos de guerra con sus oficiales, Foote
      había aceptado finalmente enviarle una cañonera a
      Pope, que pasó en varias etapas, siempre por la noche, las
      distintas baterías enemigas. La noche del 4 de abril pasó el
      último punto peligroso. En un momento dado las chimeneas
      emitieron un fogonazo y el barco fue detectado, pero los disparos
      contra él no fueron muy certeros y pasó indemne. No
      obstante, Pope insistió en que necesitaba al menos otro
      más.
    
El 5 de abril el
      ejército de McClellan se encontraba en la península
      que separa la desembocadura del York de la del James. En la
      desembocadura del James estaba el Virginia, en dique seco, reparándose,
      pero a McClellan le asustaba igualmente, así que
      decidió atacar por tierra Yorktown,
      en la desembocadura del York. Siempre siguiendo su política
      excesivamente cautelosa, optó por un lento y meticuloso
      asedio. El general confederado al mando en la zona era John Bankhead Magruder, que
      contaba tan sólo con unos 15.000 hombres, casi diez veces
      menos que su adversario, pero conocía bien a McClellan y
      ordenó muchos movimientos de tropas, con lo que McClellan
      se convenció de que era superado en número con
      creces. Según sus cálculos, Magruder contaba con
      40.000 hombres y en breves momentos llegaría Joseph E.
      Johnston con otros 60.000. Era cierto que Johnston estaba en
      camino, pero con sus refuerzos los confederados apenas llegaban a
      35.000 hombres. En lugar de atacar a Magruder antes de que
      recibiera sus refuerzos, McClellan puso a sus hombres a cavar
      fortificaciones y dejó que los confederados unieran sus
      fuerzas sin obstáculos.
    
Mientras tanto Johnston acampaba a tres kilómetros del
      campamento de Grant, cerca de Pittsburg
        Landing, sin que los federales advirtieran su presencia.
      Al amanecer del 6 de abril
      lanzó su ataque contra el campamento de Sherman en Shiloh Church. El factor
      sorpresa tuvo su efecto, pero muchos de los soldados de ambos
      bandos carecían de experiencia e instrucción, y
      así, mientras muchos soldados federales huyeron en
      desbandada, otros tantos hambrientos confederados dejaron la lucha
      para comerse las provisiones que habían abandonado los
      federales. Por segunda vez, un ataque confederado pillaba a Grant
      fuera de posición. Unos días antes había
      sufrido una caída del caballo y estaba recuperándose
      a 16 kilómetros del campamento. Cuando oyó los
      cañones embarcó en un vapor y llegó a las
      8:30 de la mañana, dos horas y media después de que
      se iniciara el ataque. Por segunda vez afrontó con sangre
      fría lo que parecía una situación
      desesperada. De hecho, al caer la noche todo parecía
      apuntar a una derrota segura. La única noticia favorable
      fue que Johnston había resultado herido y murió esa
      misma noche (Johnston era considerado el mejor general confederado
      del momento), pero fue reemplazado por P.G.T. Beauregard, quien
      envió un telegrama a Richmond informando de una victoria
      completa. Pero Grant seguía en el campo de batalla y
      pensaba reanudarla al día siguiente. Durante la noche,
      ambos bandos pudieron oír los gritos del gran número
      de heridos moribundos que yacían sin que nadie pudiera
      auxiliarles. 
    
Mientras tanto, una segunda cañonera cruzaba el
      Mississippi a la altura de la Isla número 10 y así
      el 7 de abril Pope pudo usar
      sus dos barcos para transportar sus tropas a la isla. Los
      confederados trataron de abandonarla, pero Foote les cortó
      la retirada y unos 7.000 soldados terminaron rindiéndose,
      entre ellos casi trescientos oficiales.
    
En Pittsburg Landing Grant esperaba refuerzos de Don Carlos Buell
      y llegaron ese mismo día. En total disponía entonces
      de unos 45.000 hombres en disposición de combatir, mientras
      que los confederados habían sufrido unas 8.500 bajas el
      día anterior, a las que había que sumar deserciones
      y que algunas tropas no estaban en la zona, con lo que a lo sumo
      contaban con algo más de 20.000 efectivos y, peor
      aún, Beauregard no sabía que el enemigo le duplicaba
      en número. Esta vez fue Grant el que lanzó un ataque
      por sorpresa y resultó ser mucho más efectivo y
      organizado que el lanzado por Johnston el día anterior. Al
      atardecer Beauregard se encontró bajo de municiones y
      alimentos, y con 10.000 bajas entre muertos, heridos y
      desaparecidos, así que ordenó la retirada a Corinth. 
    
Grant carecía de una caballería adecuada para
      perseguir a los confederados, así que el 8 de abril envió a Sherman al
      frente de dos brigadas de infantería para investigar si el
      enemigo se retiraba o si se estaba reorganizando. Mientras tanto,
      los hombres de Grant encontraron un gran campamento confederado,
      que incluía un hospital, custodiado por unos trescientos
      jinete bajo el mando del coronel Nathan
        Bedford Forrest, que organizó una carga contra los
      federales, pero se quedó solo sin advertirlo cuando los
      hombres que le seguían vieron que el ejército que
      tenían delante era inmenso. Forrest fue alcanzado por una
      bala que casi le toca la espina dorsal, pero logró huir a
      caballo y reponerse de la herida. 
    
La victoria de Grant no gustó a Halleck, que se
      apresuró a acudir al lugar para tomar el mando y llevarse
      el mérito. Sus informes elogiaron a Buell y a Sherman,
      mientras que responsabilizaba a Grant de la carnicería
      sufrida el primer día de batalla. En efecto, la batalla de
      Pittsburg Landing había sido la más sangrienta
      librada hasta entonces, cada bando contó unos 1.700 muertos
      y unos 8.000 heridos (muchos de los cuales acababan muriendo de
      infecciones). La prensa se hizo eco de estas acusaciones, y se
      difundió el falso rumor de que el ataque había
      sorprendido a Grant en estado de embriaguez. Lincoln
      recibió peticiones para que destituyera a Grant, pero se
      cuenta que su respuesta fue: No
        puedo prescindir de este hombre: él lucha, en
      alusión a la reticencia de McClellan o Halleck (entre
      otros) a entrar en combate. Era cierto que Grant se había
      confiado excesivamente tras sus recientes victorias, pero lo
      sucedido le sirvió de lección y no volvería a
      incurrir en nuevas faltas de previsión o excesos de
      confianza.
    
Mientras tanto, en su retirada de Nuevo México, H.H.
      Sibley ocupó nuevamente Albuquerque, y allí se
      presentó Canby con un ejército y empezó a
      bombardear la ciudad, pero el 9 de
        abril detuvo el bombardeo porque un habitante le
      informó de que Sibley no permitía a los civiles
      buscar refugio. Durante la noche, Canby se marchó
      inadvertidamente, pues su misión era simplemente saber si
      los confederados estaban en condiciones de luchar y ya
      tenía la respuesta.
    
Ese mismo día España y Gran Bretaña
      decidieron retirarse de México. En efecto, habiendo
      comprendido que Francia no deseaba una solución
      diplomática del conflicto, aceptaron las garantías
      ofrecidas por el gobierno de Juárez y dejaron que Francia
      hiciera lo que estimara oportuno.
    
Los mexicanos todavía no habían logrado sofocar la
      revuelta de los mayas de Yucatán, que llevaba activa casi
      dos décadas. Muchos mayas se habían retirado hacia
      el sur y buscaban refugio en Belice, donde entraron en conflicto
      con los colonos británicos. Los desórdenes que
      ocasionaron sirvieron de excusa para que Gran Bretaña
      atendiera finalmente las peticiones de los colonos y declarara
      oficialmente al territorio colonia británica con el nombre
      de Honduras Británica,
      que quedó bajo el mando de un lugarteniente de gobernador
      subordinado al gobernador de Jamaica.
    
Ese año España devolvió la ciudad de
      Tetuán a Marruecos.
    
Poco a poco, el bloqueo federal a la costa de la
      Confederación se fortalecía con la toma de enclaves
      estratégicos. El 10 de abril
      le tocó el turno a Fort
        Pulaski, en Georgia, en la desembocadura del río Savannah, que se rindió
      el 11 de abril tras treinta
      horas de bombardeo. Uno de los factores decisivos fue el empleo de
      los nuevos cañones
        Parrot, diseñados por el capitán Robert Parker Parrot, cuya
      potencia, alcance y precisión prácticamente
      inutilizaban las fortificaciones amuralladas. 
    
El 12 de abril Sibley
      dejó Albuquerque y continuó su retirada. El 14 de abril Canby derrotó
      nuevamente a un destacamento confederado en la batalla de Peralta. 
    
El emperador vietnamita Tu Duc comprendió que no
      podía resistir a los franceses, así que
      solicitó la paz. El alto el fuego se firmó el 14 de abril, sin que Francia
      considerara necesario incluir algún representante
      español.
    
El 16 de abril la
      Confederación promulgó una ley de alistamiento por
      la que todos los hombres blancos entre 18 y 35 años eran
      incorporados al ejército durante tres años.
    
En la República Sudafricana, los contrarios al presidente
      usurpador Stephanus Schoeman se habían agrupado en torno a
      Paul Kruger, quien
      finalmente consiguió que el parlamento desautorizara a
      Schoemann y le permitió dirigir una operación
      militar que terminó expulsando a Schoeman al otro lado del
      Vaal. El 17 de abril fue
      elegido presidente Willem
        Cornelis Janse van Rensburg, pero éste
      anunció que no deseaba el cargo, si bien permaneció
      como presidente interino hasta que se celebraran nuevas
      elecciones.
    
Desde finales del año anterior los federales estaban
      preparando un ataque a Nueva Orleans. Naturalmente, McClellan se
      había opuesto radicalmente, arguyendo que se
      necesitaría una cantidad ingente de hombres que no
      podían retirarse de otras misiones, en especial del ataque
      a Richmond. Sin embargo, secretario de marina, Gideon Welles, logró el
      apoyo del general Butler, y entre ambos convencieron a Lincoln
      para que autorizara la operación pese a la oposición
      de McClellan. La dirección fue confiada al almirante David Glasgow Farragut.
      Mientras McClellan había estimado que se
      necesitarían entre 30.000 y 50.000 hombres, Farragut se las
      arregló con 18.000. La desembocadura del Mississippi estaba
      protegida por dos fuertes: Fort
        Jackson y Fort St.
        Philip. El 18 de abril
      la armada estadounidense empezó a bombardearlos. Se estima
      que durante el priemer día se lanzaron unos 1.400 disparos
      de mortero.
    
Tan pronto se hubieron marchado los españoles y
      británicos de México, los franceses, bajo la
      dirección del general Charles
        Ferdinand Latrille, conde de Lorencez, empezaron a moverse desde Veracruz hacia
      la capital mexicana. El 19 de abril
      derrotaron al general Ignacio Zaragoza en la batalla de Fortín. 
    
Tras varios días de bombardeos, en contra de lo previsto,
      Fort Jackson y Fort St. Philip no
      habían sufrido muchos daños en sus defensas. Los
      disparos habían provocado varios incendios que
      habían dejado a muchos de los ocupantes sin camas y con
      pocos víveres y agua, lo cual provocó algunos
      motines, pero los cañones y las murallas de los fuertes
      seguían casi intactos. El 20 de
        abril Farragut decidió alterar los planes y
      ordenó cortar una cadena que bloqueaba el río
      Mississippi. Sólo tuvo éxito parcialmente, pues
      logró abrir un pequeño paso. En la madrugada del 24 de abril Farragut puso a su flota
      en línea y la llevó a cruzar la cadena. Su maniobra
      fue detectada en los fuertes, que empezaron a disparar a la flota
      federal, pero sin provocarle daños relevantes. Un barco
      confederado acudió desde la parte alta del río a
      enfrentarse con la flota invasora, pero se vio bajo el fuego
      conjunto de los federales y de la artillería de los fuertes
      y se retiró de nuevo esperando una ocasión para
      enfrentarse sólo a los federales. Una vez pasados los
      fuertes, la flota confederada trató de enfrentarse a la
      flota federal, pero el mando militar confederado estaba
      también "confederado", y ante la falta de una
      dirección única, Farragut logró maniobrar
      para que sus barcos se enfrentaran con los buques enemigos uno a
      uno y no tuvo problemas. El resultado final fue que los federales
      perdieron un barco y los confederados doce.
    
El 25 de abril la flota
      federal estaba ante Nueva Orleans. El oficial confederado al mando
      era el general Mansfield Lovell, 
      que estimó con gran realismo que la ciudad no podía
      ser defendida de un ataque desde el río, así que
      envió la artillería a Vicksburg y envió a sus soldados a un
      campamento situado más al norte. A las dos de la tarde
      Farragut envió al capitán Theodorus Bailey y un grupo de marineros para
      pedir la rendición de la ciudad. Una muchedumbre armada
      trató de impedirles el acceso al ayuntamiento, pero
      finalmente pudieron entrevistarse con Lovell y el alcalde,
      quienes, pese a las circunstancias, se negaron a rendirse.
      Farragut podría haber destruido la ciudad, pero se lo
      tomó con calma y navegó río arriba a destruir
      algunas fortificaciones.
    
David Livingstone llevaba ya cuatro años en África.
      Había descubierto el lago Malaui
      en Mozambique, el tercero de los grandes lagos descubiertos hasta
      entonces (de norte a sur, el Victoria, el Tanganika y el Malaui) y
      desde allí se había trasladado a la costa para
      esperar un barco de vapor con el que explorar el lago. En el barco
      llegó también su esposa Mary Livingstone, que murió de malaria el 27 de abril. Livingstone
      continuó con sus exploraciones.
    
El 28 de abril Charles de
      Lorencez derrotó por segunda vez a Ignacio Zaragoza en la batalla de Las Cumbres. 
    
El 29 de abril Farragut
      desembarcó en Nueva Orleans  junto a 250 marines y
      arrió la bandera estatal del ayuntamiento. 
    
El general Halleck había necesitado tres semanas para
      recorrer los 30 km que separaban Pittsburg Landing de Corinth,
      donde se había refugiado Beauregard, construyendo una
      fortificación a cada paso. Finalmente estaba en condiciones
      de asediar la ciudad.
    
El 1 de mayo el general Butler
      ocupó Nueva Orleans con 5.000 soldados. Inmediatamente
      impuso la ley marcial y su primera orden fue establecer que
      cualquiera que vitoreara a Jefferson Davis sería condenado
      a tres meses de trabajos forzados en Fort Jackson. 
    
Butler era un personaje singular. Era lo que se conocía
      entonces como un "general
        político", es decir, un militar con escasas dotes
      como estratega, pero con gran habilidad política y muchos
      contactos. Disponía de 15.000 hombres en una ciudad de
      150.000 habitantes, "todos
        hostiles, agrios, desafiantes, explosivos", según
      sus propias palabras. No habría podido retener el control
      por pura fuerza bruta, pero se las arregló para mantenerse
      en la ciudad gracias a una gran habilidad. Para empezar,
      ordenó que los víveres requisados a los confederados
      fueran distribuidos entre los más pobres. El bloqueo
      federal había empobrecido a una buena parte de los
      habitantes de Nueva Orleans, que agradecieron que se destinara a
      ellos unos víveres que en principio estaban destinados a
      los militares. Por otro lado, Butler organizó tres
      regimientos de negros. Hasta entonces había varios
      regimientos de negros libres en el ejército federal, pero
      los de Butler fueron los primeros en estar comandados por
      oficiales negros. En principio, debían ser negros libres,
      pues el gobierno federal no había abolido la esclavitud,
      pero Butler, jugando con las cartas del enemigo, se las
      arregló para requisar algunas partidas de esclavos
      considerándolos "contrabando de guerra". Ahora la
      aristocracia de Nueva Orleans se veía controlada por los
      que habían sido sus esclavos. La política de Butler
      sobre la esclavitud hizo correr la voz entre los esclavos de que
      los federales, aunque no habían abolido la esclavitud, no
      cumplían la ley del
        esclavo fugitivo, y que los soldados que huían a
      posiciones ocupadas por los federales eran contratados como
      trabajadores por el ejército. Esto hizo que los
      confederados no puedieran emplear esclavos como auxiliares cerca
      de los frentes de guerra.  Por otro lado, desde el momento en
      que Nueva Orleans se había reincorporado a la Unión
      ya no estaba sometida al bloqueo, y Butler usó sus
      contactos en el norte para canalizar rápidamente la
      exportación de 17.000 balas de algodón al norte, y
      poco después restableció el comercio internacional.
      También cargó de impuestos a las clases más
      adineradas para financiar ayuda social a las clases más
      bajas. Por otra parte, Butler fue enérgico acallando toda
      forma de propaganda sudista. Censuró los periódicos,
      cerró algunos de ellos, prohibió actos religiosos
      que celebraran éxitos confederados, arrestó a
      algunos clérigos que se negaban a rezar por Lincoln y
      llegó incluso a decretar que toda mujer que insultara o
      agrediera a un soldado federal sería tratada como una "mujer que cuida de sus propios
        intereses" (léase prostituta). Todo esto no estaba
      reñido con el grado de corrupción que por lo general
      cabe esperar en un político. Butler hizo en Nueva Orleans
      toda clase de manejos para enriquecerse. Era conocido como Spoons' Butler, por su
      afición a quedarse con la cubertería de plata de las
      casas en las que se alojaba.
    
El 3 de mayo McClellan
      tenía su poderosa artillería cuidadosamente
      dispuesta contra Yorktown. Johnston comprendió que no
      podría resistir su ataque, así que ordenó
      evacuar la ciudad sin que McClellan se enterara. Mejor dicho,
      sí que se enteró, pues fue informado de las
      actividades de Johnston por unos esclavos evadidos, pero McClellan
      se negó a creerlo. En la madrugada del 4 de mayo un globo de observación
      reveló que, en efecto, la línea defensiva
      confederada estaba abandonada, para consternación de
      McClellan. Inmediatamente envió al general George Stoneman con la mitad
      de sus hombres a perseguir a Johnston, el cual, para zafarse de
      los federales dejó un destacamento en Fort Magruder para que
      McClellan se entretuviera con él. Así fue: el 5 de mayo se produjo un
      enfrentamiento que McClellan calificó de "brillante
      victoria", cuando en realidad fue una estratagema de Johnston para
      facilitar su retirada a Richmond.
    
Ese mismo día el avance francés hacia la Ciudad de
      México se vio obstaculizado por el ejército del
      general Zaragoza, que había preparado fortificaciones en la
      ciudad de Puebla.
      Lorencez atacó y, pese a su superioridad numérica,
      terminó retirándose con más bajas que su
      adversario. Lorencez había iniciado su campaña
      mexicana con mucho optimismo, pero la inesperada resistencia
      ofrecida por el ejército mexicano lo llevó a
      reconsiderar sus cálculos y estimó que no
      tenía bastante con sus 6.000 hombres, así que
      pidió refuerzos a Francia y se dispuso a esperar su
      llegada. Mientras tanto no intentó ningún
      enfrentamiento frontal contra los mexicanos y tan sólo se
      libraron choques menores en los que los franceses resultaron
      victoriosos.
    
McClellan había enviado a William Buel Franklin otra parte de su
      ejército en barcos de transporte por el río York
      para tratar de cortarle la retirada a Johnston, y éste
      envió al general Gustavus
        Woodson Smith a ocuparse de Franklin. El enfrentamiento
      tuvo lugar el 7 de mayo en Eltam's Landing, con unos
      11.000 hombres en cada bando. No fue más que una escaramuza
      de la que ambas partes se sintieron satisfechas. El caso fue que
      Johnston pudo continuar su retirada con cierta tranquilidad.
    
Pese a que contaba con medios suficientes para controlar la
      situación, McClellan no dejaba de reclamar refuerzos a
      Washington. Finalmente, viendo que la operación en Virginia
      parecía tener futuro, Lincoln se había decidido a
      enviarle a McDowell, como estaba previsto en un principio, pero
      Lee había urgido a Stonewall Jackson a que volviera a
      hacerse notar en el valle del Shenandoah. Jackson retomó su
      misión con especial entusiasmo, dividió a sus
      hombres y empezó a moverlos de un lado a otro para
      aparentar que eran muy superiores en número. Ese mismo
      día, mientras marchaba al frente de unos 6.000 hombres, se
      encontró con un ejército federal de tamaño
      similar, lo pilló por sorpresa y los federales huyeron
      abandonando su bagaje. Entonces Jackson dividió en dos
      columnas a sus hombres para rodear a los federales. El 8 de mayo los encontró de
      nuevo en McDowell, y esta
      vez fueron los federales los que atacaron mientras Jackson tomaba
      posiciones. El resultado fue indeciso. Jackson sufrió
      más bajas, pero fueron los federales quienes acabaron
      retirándose. A largo plazo, fue una victoria para los
      confederados, pues Jackson estaba teniendo éxito en su plan
      de inquietar a los federales y llevarlos a mantener tropas cerca
      de Washington. 
    
Unos días antes, unos 100 guerreros apaches de las tribus
      de los jefes Cochise y Francisco
      tendieron una emboscada a un destacamento de soldados confederados
      que había salido de Tuckson para reunir ganado y mataron a
      cuatro soldados, entre ellos al sargento Sam Ford, que estaba al mando.
      Algunos de sus hombres pudieron regresar a Tuckson y el 9 de mayo se produjo la consabida
      represalia, en la que fueron cinco los indios que murieron. Los
      confederados recuperaron el ganado que los indios les
      habían quitado.
    
La invasión federal a Virginia había puesto en
      peligro al acorazado Virginia,
      que seguía en Norfolk y no estaba encondiciones de
      enfrentarse en mar abierto a los acorazados estadounidenses ni
      tampoco podía remontar el río James, pues, aunque
      era navegable para barcos convencionales, sus aguas eran demasiado
      poco profundas para el Virginia.
      La única forma de evitar que fuera tomado por el enemigo
      era hundirlo, y así se hizo el 11
        de mayo. La evacuación de Norfolk abría el
      río James a los federales. El único obstáculo
      que protegía el acceso a Richmond por el río era Fort Darling. El 15 de mayo un destacamento de la
      escuadra encargada del bloqueo compuesto de tres acorazados (entre
      ellos el Monitor) y dos
      cañoneras convencionales se dispuso a atacar el fuerte bajo
      el mando del comodoro John
        Rodgers. Sin embargo, aunque Ford Darling sufrió
      algunos daños, dos de los acorazados y una cañonera
      quedaron en mal estado y los barcos federales terminaron
      retirándose, con lo que Richmond quedaba de momento a
      salvo.
    
En California se había formado una compañía
      de voluntarios (federales), la columna
        de California, que se adentró en el territorio de
      Nuevo México y, tras algunos encuentros con pequeños
      grupos de confederados y de apaches, el 20 de mayo llegó a Tuckson. Los
      confederados esperaban su llegada por el oeste, pero los
      californianos se presentaron por dos frentes, uno al norte y otro
      al este, de modo que, pillados por sorpresa, los confederados
      huyeron como pudieron y la bandera estadounidense volvió a
      ondear en Tuckson tras 80 días de ocupación
      confederada.
    
El 23 de mayo Stonewall
      Jackson atacó con 3.000 hombres una guarnición de
      unos 1.000 soldados federales en Front
        Royal, donde obtuvo una victoria. Este ataque
      pilló por sorpresa al general Banks, que estaba reuniendo
      los 9.000 hombres de que disponía, y ahora se vio obligado
      a retroceder al encontrarse a Jackson en su retaguardia, con
      riesgo de quedar aislado de Washington. Banks concentró sus
      hombres en Winchester,
      muchos de los cuales fueron atacados por el camino por las tropas
      confederadas, que Jackson también estaba agrupando. El 25 de mayo se produjo un
      enfrentamiento en el que Jackson causó 2.000 bajas en el
      ejército de Banks, sin sufrir más de 400 en su
      ejército de 16.000 hombres. 
    
El plan de Johnston era defender Richmond tomando como parapeto
      el río Chickahominy,
      que resultaba bastante difícil de cruzar en esa
      época primaveral, en la que su caudal era alto. Para ello
      destruyó la mayor parte de sus puentes y McClellan se
      dedicó a repararlos cuidadosamente mientras esperaba a
      McDowell, que tenía que traerle refuerzos. En realidad sus
      105.000 hombres superaban ampliamente en número a los
      efectivos confederados, pero McClellan practicaba una
      extraña religión que exigía creer a pies
      juntillas en la superioridad numérica del enemigo,
      así que para él la llegada de refuerzos era vital.
      Le llegó entonces un rumor de que unos 17.000 confederados
      se dirigían a Hanover
        Court House, lo que amenazaría su flanco derecho y
      dificultaría la llegada de los refuerzos. Por ello
      envió al general Fitz
        John Porter con 12.000 hombres a ocuparse del asunto. El
      27 de mayo llegaron al lugar y,
      en efecto, allí estaban los 17.000 confederados,
      sólo que bien contados no eran más de 4.000, y no
      estaban exactamente en Hanover Court House, lo que llevó a
      Porter a algunas imprudencias, pero el oficial confederado, el
      coronel Lawrence O'Brian Branch,
      creyó que su adversario era mucho menos numeroso y
      atacó con imprudencia, así que Porter se las
      arregló para hacerse con la victoria. McClellan
      afirmó que el encuentro había sido otra "gloriosa victoria sobre un
        ejército superior en número", lo cual era "una de las cosas más
        hermosas de la guerra". 
    
Tras un mes de asedio, Halleck consideró que ya
      podía atacar Corinth antes de que fuera el aburrimiento y
      no él quien acabara con el enemigo. Beauregard se
      enteró y la noche del 29 de
        mayo evacuó la ciudad. Aprovechó que
      Halleck había roto el asedio al reorganizar sus tropas para
      el ataque del día siguiente para escapar inadvertidamente.
      De hecho, usó un tren para evacuar a los heridos y el
      material pesado, pero ordenó a sus hombres que vitorearan
      cada vez que llegaba el tren como si estuviera recibiendo
      refuerzos, a la vez que colocaba "cañones cuáqueros" (es decir,
      troncos que parecían cañones) a la vista de los
      federales y hacía sonar cornetas y tambores. Cuando el 30 de mayo los federales irrumpieron
      en la ciudad, se la encontraron vacía.
    
McClellan fue informado de que no iba a recibir los refuerzos que
      esperaba, lo cual supuso para el un grave contratiempo. Pese a
      ello, mantuvo un tercio de su ejército al sur del
      río Chickahominy, lo cual era bastante estúpido por
      su parte, ya que dio opción a Johnston a atacar a esa parte
      sin que la otra pudiera hacer nada por intervenir en la batalla.
      Johnston atacó el 31 de mayo,
      en la batalla conocida como de Seven
        Pines. Dejó el grueso de su ejército
      protegiendo Richmond y atacó con  39.000 hombres a los
      34.000 hombres que McClellan había dejado aislados del
      resto por el río. El propio McClellan estaba en la otra
      orilla, y además en la cama, pues estaba enfermo de malaria
      crónica. El combate se prolongó hasta el anochecer,
      y los federales tuvieron suerte de que las órdenes de
      Johnston no fueron totalmente claras y una serie de confusiones
      hicieron que su plan de ataque no tuviera éxito. Para
      colmo, Johnston fue gravemente herido y tuvo que dejar el mando.
      Pese a ello, el 1 de junio los
      confederados volviron al ataque, aunque para entonces algunas
      unidades federales habían logrado cruzar el río y
      estaban mejor dispuestas para el combate que sus agotados rivales.
      Los confederados se retiraron antes del mediodía, poco
      después de que llegara McClellan. El resultado de la
      batalla había resultado indeciso: la Unión tuvo unas
      5.000 bajas, y la confederación un millar más sobre
      un ejército menor, con lo que hubiera quedado en
      desventaja... si McClellan hubiera pensado en aprovecharla, sobre
      todo ahora que Johnston tenía que ser reemplazado, pero
      McClellan no lanzó ninguna clase de contraataque.
      Seguía pensando que era superado en número y que su
      única opción era una lenta y meticulosa
      aproximación a Richmond para preparar un asedio con
      garantías.
    
El 5 de junio Vietnam,
      España y Francia firmaron el tratado de Saigón, por el que el
      emperador Tu Duc cecía a Francia Saigón y las tres
      provincias meridionales que correspondían al territorio que
      los portugueses habían bautizado en su día como
      Cochinchina. España renunció a toda
      pretensión territorial en la zona y se conformó con
      la garantía de que los cristianos de la zona serían
      respetados.
    
Con Nueva Orleans en poder de la Unión, el control sobre
      el norte del Mississippi resultaba de excepcional interés
      estratégico, pues si los federales llegaban a controlar
      todo el río dejarían a la Confederación
      dividida en dos mitades. Por ello el 6
        de junio una flota de nueve barcos federales se
      dirigió contra Menfis, en Tennessee y otros ocho barcos
      confederados salieron a su encuentro. Los barcos de la
      confederación estaban peor armados, pero estaban protegidos
      por una doble capa de madera con algodón en medio. El
      algodón no era especialmente importante, pero llamó
      la atención y esos barcos eran conocidos como "algodonados", por
      analogía con los acorazados federales. Los federales no
      tuvieron dificultad en derrotar a la flota enemiga, luego
      desembarcaron en Menfis y tomaron la ciudad sin dificultad.
    
La actuación de Butler en Nueva Orleans, aunque efectiva, estaba recibiendo críticas, tanto de los confederados como de los federales, como de los países europeos: Butler había confiscado 800.000 dólares al cónsul neerlandés, y había encarcelado a un rico comerciante francés acusado de espionaje. El 7 de junio hizo ejecutar a un tal William B. Munford por haber arriado la bandera estadounidense que Farragut había izado al desembarcar en la ciudad. Cuando la noticia llegó a Richmond, el presidente Davis acusó a Butler de felonía, lo cual significaba que si era capturado podría ser ejecutado inmediatamente. Pese a todo, Nueva Orleans prosperó bajo su mando. En palabras de Farragut: "Podrán decir lo que quieran sobre el general Butler, pero era la persona adecuada en el lugar adecuado en Nueva Orleans". La toma de Nueva Orleans fue uno de los acontecimientos que hicieron cambiar las expectativas de las naciones europeas. El año anterior todas apostaban por la división de los Estados Unidos, mientras que los diplomáticos confederados notaron que desde que la noticia de la pérdida de Nueva Orleans llegó a Europa, eran tratados mucho más fríamente en todo momento.
La campaña de Jackson estaba causando tal inquietud en
      Washington que Frémont recibió órdenes de
      dirigirse a la zona con unos 15.000 hombres. Poco antes del
      anochecer una avanzadilla de su ejército se encontró
      con tropas de Jackson cerca de Cross
        Keys, pero tras intercambiar unos pocos disparos se
      volvió atrás para unirse al grueso del
      ejército. Fue el 8 de junio
      cuando se produjo el choque entre ambos ejércitos. Jackson
      disponía de menos de 6.000 hombres, pero demostró
      una gran habilidad estratégica y terminó
      haciéndose con la victoria. Frémont se retiró
      con casi 700 bajas, mientras que las bajas confederadas no
      llegaron a 300. En la madrugada del 9
        de junio Jackson atacó de nuevo a una parte del
      ejército de Frémont en Port Republic mientras enviaba un destacamento que
      impidiera a éste acudir en su auxilio con el grueso de sus
      fuerzas. Los federales eran unos 3.000 y al terminar la batalla
      contaron más de 1.000 bajas. Tras esa batalla el
      ejército federal se retiró completamente del valle
      del Shenandoah. 
    
Los seguidores del mormón Joseph Morris estaban cada vez
      más decepcionados. Morris había dado varias fechas
      para la Segunda Venida de Cristo, pero, para sorpresa general,
      todas ellas habían pasado sin novedad. Y a cada
      predicción fallida un grupo de morrisitas abandonaba la
      colonia. Esto generaba suspicacias entre los que se quedaban, pues
      al llegar habían hecho un fondo común de provisiones
      y los que se iban tomaban "su parte", pero la opinión
      general era que los que se iban se llevaban más de lo que
      habían puesto. Al final se crisparon los ánimos y
      una partida de morrisitas salieron en persecución de tres
      desertores que habían salido con una carga de trigo y los
      llevaron prisioneros a Kingston, donde los encarcelaron "hasta que
      el Señor viniera a juzgarlos". Uno de ellos logró
      escapar y denunció el secuestro en Salt Lake City.
      Después de que los morrisitas desestimaran varias
      órdenes judiciales para que liberaran los prisioneros, el 12 de junio 200 hombres armados
      salieron de Salt Lake City y llegaron a Kingston al día
      siguiente, donde los morrisitas se habían fortificado. Las
      fuertes lluvias retrasaron el enfrentamiento hasta el 14 de junio, cuando los morrisitas
      fueron arrollados (y ello a pesar de que Morris había
      tenido una revelación que les garantizaba la victoria). Los
      prisionerso fueron liberados y noventa morrisitas fueron hechos
      prisioneros a su vez y fueron llevados a Salt Lake City para ser
      juzgados. Así terminó la llamada "guerra morrisita". Los
      escasos seguidores que le quedaban a Morris no tardaron en
      dispersarse.
    
El siguiente ataque federal contra la costa confederada tuvo como
      objetivo Charleston, la capital de Carolina del Sur. El general de
      brigada Henry Benham
      desembarcó con 6.500 hombres en James Island y se dispuso a ocupar la ciudad, pero
      el 16 de junio le salió
      al paso el general de brigada Nathan
        Evans con apenas 2.000 hombres, pero que le bastaron para
      repeler el ataque. En realidad Benham actuó sin haber
      recibido órdenes de hacerlo, y fue sometido a un consejo de
      guerra tras su fracaso.
    
El 17 de junio tuvo lugar un enfrentamiento en White River, en Arkansas, entre un barco de guerra federal que protegía a otros barcos de transporte y unas baterías confederadas cerca de Saint Charles. El barco sufrió graves daños, pero recibió otras cañoneras llegaron de refuerzo a la vez que un ejército atacaba por tierra. Los confederados terminaron abandonando las baterías y los federales tomaron Saint Charles.
El 21 de junio una partida
      federal desembarcó en Simmon's
        Bluff, cerca de Charleston, con el objetivo de cortar la
      vía de tren que abastecía la ciudad, pero se
      encontró con un pequeño campamento confederado cuyos
      ocupantes se dispersaron al verse atacados. Tras saquear el
      campamento, los federales embarcaron de nuevo abandonando su
      misión.
    
McClellan estaba tan cerca de Richmond que sus hombres
      podían oír las campanas de sus iglesias, pero no
      hacía nada. Dejó que el general Lee, que
      había sido puesto al mando en sustitución de
      Johnston, reorganizara tranquilamente su ejército y
      reforzara sus defensas, mientras esperaba la llegada de Jackson
      desde el norte. Finalmente, se decidió a avanzar algunos
      metros, para lo cual juzgó necesario ocupar una
      guarnición confederada en Oak Grove. Destinó a ello tres brigadas,
      a las que dio la orden de ataque el 25
        de junio, pero al cabo de unas horas, alarmado por las
      noticias que le llegaban del frente, ordenó a sus hombres
      por telégrafo que se retiraran a sus trincheras y
      aguardaran su llegada. Esto causó un retraso de dos horas y
      media. Cuando McClellan llegó, juzgó que la
      situación no era tan mala como había pensado y
      ordenó que retomaran las posiciones que ya habían
      tomado. La lucha se prolongó hasta el anochecer, y el
      balance fue que McClellan pudo avanzar 550 metros al precio de
      casi una baja por metro.
    
Pero entonces Lee estaba ya listo para actuar. En principio no
      tenía nada que hacer contra un ejército tan superior
      en número, pero entre sus dos principales colaboradores
      estaban McClellan y su proverbial estupidez. Por ello,
      trazó un plan por el que dejaría apenas 25.000
      hombres al frente de Magruder para defender Richmond frente al
      cuerpo principal del ejército de McClellan (unos 60.000
      hombres), y destinó otros 30.000 a enfrentarse al flanco
      norte del ejército federal, que contaba con otros 65.000
      hombres en Mechanicsville
      bajo el mando de Porter. El proyecto era arriesgado. Lee contaba,
      por supuesto, con que McClellan no haría nada mientras
      Porter era atacado, pero, aun así, el ataque en
      inferioridad numérica contra Porter era delicado, y Lee
      tenía un plan muy preciso en el que Stonewall Jackson
      desempeñaba un papel destacado desde el primer momento. Sin
      embargo, el 26 de junio, cuando
      Lee inició la operación, se encontró con que
      Jackson no llegó en el momento previsto (de hecho,
      llegaría seis horas más tarde). Porter logró
      rechazar el ataque confederado infligiendo al enemigo un gran
      número de bajas (más de un millar), pero McClellan
      no decepcionó a Lee y, sin hacer ningún intento por
      proporcionarle refuerzos a Porter, le ordenó que se
      retirara de su posición y tratara de cruzar el río
      Chickahominy.
    
El 27 de junio Lee
      atacó de nuevo a Porter, esta vez en Gaines's Mill y con un total
      de 57.000 hombres, antes de que Porter hubiera logrado cruzar el
      Chickahominy. Aunque también tuvo problemas con la
      actuación de Jackson, esta vez obtuvo una clara victoria.
      Si bien ambos bandos sufrieron muchas bajas (casi 7.000 federales
      y casi 8.000 los confederados),  McClellan tenía
      intacto el grueso de su ejército, que incluso podría
      haber empleado en atacar Richmond, pero Magruder se dedicaba a
      hacer movimientos "teatrales" para mantener a McClellan en su
      creencia de que se le oponía un gran ejército.
      Incluso se permitió enviarle un par de brigadas a provocar
      una escaramuza en Garnett's
        & Golding's Farm que terminaron de convencerlo de que
      estaba siendo atacado por múltiples frentes y se
      apresuró a ordenar la retirada de todo su ejército
      hasta una posición que juzgó más segura,
      cerca del río James. En la batalla de Gaine's Mill
      participó (en el bando federal) Felipe de Orleans, el hijo
      del rey Luis Felipe I de Francia y pretendiente al trono
      francés. El príncipe escribiría una Historia de la guerra civil en
        América, en siete volúmenes.
    
A partir de ese momento Lee adoptó una estrategia menos
      costosa en hombres y, dado que McClellan se retiraba atemorizado,
      se dedicó a atacar a contingentes aislados de su
      ejército en situaciones poco comprometidas. Así, el
      29 de junio envió a
      Magruder con 14.000 hombres a enfrentarse a unos 26.000 federales
      en Savage's Station,
      donde, si bien no obtuvo una victoria rotunda (una vez más
      por culpa de Jackson), causó un millar de bajas frente a
      menos de 500 en sus propias filas. El 30
        de junio Lee atacó de nuevo en Glendale, y nuevamente un
      plan complejo no fue bien puesto en práctica, nuevamente
      con gran parte de culpa achacable a Jackson y nuevamente ambas
      partes sufrieron muchas bajas. McClellan no estuvo presente en la
      batalla, pues había embarcado en un acorazado que lo
      transportaba por el río James.
    
El 1 de julio McClellan
      llegó a lo que juzgó una posición segura, en
      Malvern Hill, donde
      además contaba con el apoyo de cañones en el
      río. Lee atacó de nuevo, pero esta vez fue
      ampliamente derrotado, y tuvo más de 5.500 bajas, frente a
      2.000 bajas federales.
    
El 9 de julio el propio
      Lincoln se desplazó a Harrison's
        Landing para ver a McClellan, y concluyó que la
      campaña contra Richmond no daba más de sí, ni
      McClellan tampoco. El 11 de julio
      nombró a Halleck general en jefe y puso a Grant en
      sustitución de Halleck. Mientras tanto un nuevo
      ejército federal se había organizado en el norte de
      Virginia bajo el mando de Pope. Lo más eficaz hubiera sido
      que Pope atacara a Lee desde el norte mientras McClellan lo
      hacía desde el este, pero eso suponía que Pope y
      MaClellan debían coordinarse con precisión, y tanto
      Lincoln como Hallec sabían que en cuanto un mosquito se
      cruzara en el camino de McClellan éste abandonaría
      todos los planes y se pondría a construir fortificaciones.
      Por lo tanto, Halleck prefirió ordenar a McClellan que se
      reuniera con Pope para que ambos atacaran a Lee conjuntamente.
    
Don Carlos Buell envió una partida de unos 900 soldados a
      Tennessee bajo el mando del general de brigada James Scott Negley, a lo que
      el gobierno confederado respondió enviando contra él
      a Nathan Forrest, que organizó una brigada de
      caballería y, tras unirse con otros efectivos disponibles,
      llegó a sumar unos 1400 hombres. Encontró a los
      federales el 13 de julio
      acampados en tres campamentos alrededor de la ciudad de Murfreesboro, bajo el mando
      del general de brigada Thomas
        Turpin Crittenden, que acababa de llegar el día
      anterior. En un ataque por sorpresa que duró unas pocas
      horas Forrest logró capturar a casi todos los soldados
      enemigos.
    
Para entonces Lee estaba al tanto de las intenciones de
      McClellan, que aún no había abandonado Harrison's
      Landing, y envió a Stonewall Jackson con 14.000 hombres
      para enfrentarse a Pope antes de que pudiera unir su
      ejército al de McClellan.
    
Desde Tuckson, la "columna de California", se proponía
      internarse en Nuevo México, para lo cual se envió
      una avanzadilla de algo más de un centenar de hombres bajo
      el mando del capitán Thomas
        L. Roberts. El 15 de julio,
      mientras atravesaban un valle conocido como Apache Pass, se encontraron
      con unos 500 guerreros apaches dirigidos por los jefes Mangas
      Coloradas y Cochise que les bloqueaban el paso. Como andaban
      escasos de agua y no podían regresar a Tuckson, Roberts
      optó por luchar. Una primera carga se vio frustrada porque
      los soldados se encontraron con que había indios escondidos
      tras unos árboles que les disparaban con sus rifles sin que
      los estadounidenses pudieran localizarlos. Roberts ordenó
      la retirada para poco después situar en posición los
      dos cañones de que disponía. Los cañones eran
      una novedad para los indios. Como tenían ruedas, los
      llamaban "carros", y no supieron qué hacer ante ellos: unos
      sesenta indios murieron, frente a dos muertos y tres heridos entre
      los californianos. Los indios huyeron, aunque reaparecieron el
      día siguiente, el 16 de julio,
      pero volvieron a huir rápidamente ante los primeros
      cañonazos. Ese mismo día los soldados encontraron
      los cuerpos de nueve civiles asesinados por los indios a los que
      habían arrancado la cabellera.
    
El 20 de julio Pedro Santana
      renunció a su cargo de gobernador de Santo Domingo alegando
      problemas de salud. El motivo real fue más bien que las
      autoridades españolas le dejaban poco margen de
      actuación. La actuación de los españoles en
      su nueva colonia no fue muy brillante. Establecieron una ley por
      la que los soldados podían requisar cualquier animal de
      trabajo sin garantías de indemnización, subieron los
      aranceles para los productos no españoles y trataron de
      crear un monopolio sobre el tabaco. Por otro lado, hostigaron a
      los haitianos que vivían en territorio dominicano, con lo
      que el presidente haitiano Fabre Geffrard empezó a apoyar a
      los dominicanos opuestos al gobierno español.
    
El fracaso del ataque a Richmond llevó a Lincoln proponer
      la abolición de la esclavitud. El 22 de julio leyó un borrador a su gabinete,
      pero fue recibido con frialdad: proclamar la liberación de
      los esclavos en un momento en que la Confederación
      había triunfado en el campo de batalla podría verse
      como una maniobra desesperada, como si los Estados Unidos no
      pudieran derrotar a los Estados Confederados y, en su lugar,
      trataran de provocar una revuelta masiva de esclavos en territorio
      enemigo. Lincoln sabía reconocer el buen criterio y
      aceptó guardarse la baza para una ocasión mejor.
      Unos días después escribiría en una carta:
    
Mi objetivo fundamental en esta lucha es salvar la Unión, no salvar o destruir la esclavitud. Si pudiese salvar la Unión sin liberar a uno solo de los esclavos, lo haría. Y si pudiera salvarla liberando a algunos y dejando de lado a otros, también lo haría. Lo que hago en relación con la esclavitud y la raza de color lo hago porque ayuda a salvar la Unión.
Lincoln era un político de primera línea, y es
      difícil saber cuándo hablaba por convicción y
      cuando por conveniencia (siempre parecía que hablaba por
      convicción). En otra carta escribiría: "Si la esclavitud no está
        mal, nada está mal". Un análisis
      panorámico de su actuación frente a la esclavitud
      parece indicar que era contrario a ella, si bien consideraba que
      la prudencia y la moderación eran más efectivas a
      largo plazo de lo que hubiera sido un posicionamiento radical.
    
El explorador británico John Hanning Speke seguía
      en África, tratando de demostrar que el Nilo se origina en
      el lago Victoria. Su expedición había sufrido
      numerosos contratiempos. Speke había sido capturado por una
      tribu indígena, y sólo fue liberado al cabo de
      varios meses. La falta de noticias sobre su paradero había
      llevado a organizar una misión de rescate, dirigida por Samuel Baker, que estaba en
      África desde el año anterior, pero no había
      logrado dar con Speke. Mientras tanto, el 24 de julio Speke llegaba al Nilo y desde
      él llegó a las cataratas de Ripon, que marcan su inicio
      desde el lago Victoria.
    
El ejército confederado en Missuri había sido
      completamente desarticulado, pero el gobierno confederado
      envió reclutadores para captar voluntarios, que en
      principio se organizaban en partidas de guerrilleros. Halleck
      había promulgado una ordenanza por la que establecía
      que los guerrilleros que fueran capturados no serían
      tratados como prisioneros de guerra, sino como ladrones y
      asesinos, y el presidente Davis había intentado que los
      guerrilleros fueran reconocidos como beligerantes por los
      nordistas considerándolos "exploradores partisanos", pero
      no coló. Por el contrario el general de brigada John Schofield dio
      instrucciones a la Milicia Estatal de Missuri (organizada por los
      federales para combatir a los guerrilleros) según las
      cuales éstos no debían ser capturados, sino matados
      directamente, si iban armados. Todo esto no hizo sino aumentar el
      número de voluntarios que se unían a las guerrillas.
      Una de las partidas de guerrilleros más numerosa fue la
      dirigida por Joseph Chrisman
        Porter, contra el cual fue enviada una partida de
      milicianos bajo el mando del coronel Odon Guitar. El 28 de
        julio Porter tendió una emboscada a sus
      perseguidores, pero sus hombres no contaban con artillería,
      mientras que los milicianos tenían dos cañones.
      Comprendiendo que la artillería terminaría acabando
      con ellos, Porter ordenó una carga que logró matar a
      los artilleros y rebasar uno de los cañones, pero poco
      después los federales recibieron refuerzos que
      habían acudido al oír los disparos. Retomaron los
      cañones y, cuando se vieron escasos de munición, los
      hombres de Porter huyeron.
    
Los Estados Confederados de América habían
      encargado a armadores británicos la construcción de
      un barco de guerra. Adams, el embajador estadounidense
      protestó por lo que a su juicio constituía una
      violación de la neutralidad británica, y, tras
      pensárselo mucho, Lord Palmerston ordenó que la
      construcción del barco fuera paralizada, pero para entonces
      el Alabama ya estaba
      terminado y huyó por mar el 31
        de julio, poco antes de que la orden llegara a los
      astilleros. Durante el resto del año se dedicó a la
      piratería por el Atlántico y hundió una
      veintena de barcos comerciales estadounidenses.
    
Un ejército confederado bajo el mando del general John Cabell Breckinridge fue
      enviado con órdenes de capturar Baton Rouge, como un primer paso para retomar
      Nueva Orleans. Breckinridge contaba además con el apoyo de
      un barco de guerra, el Arkansas,
      que descendía por el Mississippi. Los federales tuvieron
      noticia de los movimientos confederados y dispusieron un
      ejército en la ciudad, y el 5
        de agosto se libró una batalla en sus calles, en
      la que los confederados fueron finalmente rechazados.
    
Joseph C. Porter se había instalado en Kirksville, donde
      había congregado a más de dos mil guerrilleros, si
      bien estaban recién reclutados y muy mal preparados. El 6 de agosto llegó a la ciudad
      un ejército federal de un millar de hombres que, tras unas
      horas de combate, ocupó la ciudad y tomó numerosos
      prisioneros.
    
Cada vez con más frecuencia, los barcos federales que
      navegaban por el Mississippi recibían disparos de
      guerrilleros a su paso por Donaldsonville,
      por lo que el almirante Farragut decidió tomar represalias.
      Tras advertir a los habitantes de la ciudad para que alejaran a
      mujeres y niños, el 9 de agosto
      hizo que uno de sus barcos disparara contra los principales
      edificios de la ciudad. Luego una partida desembarcó y
      prendió fuego a varias propiedades del capitán Philippe Landry, considerado
      el jefe de los partisanos. Desde ese momento los ataques a barcos
      federales cesaron casi completamente.
    
Ese día se estrenó en Baden-Baden Béatrice et
        Bénédict, ópera de Hector
      Berlioz.  Un par de meses atrás había muerto la
      esposa de Berlioz, pero éste no tardó en enamorarse
      de una joven de 24 años (35 menos que él).
    
Al mismo tiempo, en Virginia, Stonewall Jackson, tras haber
      recibido algunos hombres de refuerzo, atacaba en Cedar Mountain con casi
      17.000 hombres a la vanguardia del ejército de Pope,
      formada por unos 8.000 hombres bajo el mando de Nathaniel P.
      Banks. Tras varias horas de combate, los federales estaban en
      retirada dejando bastantes bajas. Jackson se mantuvo en el campo
      de batalla esperando reanudarla al día siguiente, pero se
      retiró tres días más tarde cuando fue
      informado de que se acercaba Pope con el grueso de su
      ejército.
    
El 11 de agosto el coronel
      Odon Guitar obtuvo una nueva victoria en Compton's Ferry contra
      más de un millar de confederados reclutados recientemente
      en Misuri.
    
Garibaldi llevaba varios meses preparando una expedición
      contra Roma. Había desembarcado en Palermo para recultar
      voluntarios, desde allí había marchado a Messina con
      la intención de cruzar a la península italiana, pero
      allí se encontró con que el ejército italiano
      le impedía el paso. El rey Víctor Manuel II se
      oponía rotundamente a cualquier intento de atacar Roma por
      las reacciones internacionales que ello podría suscitar. No
      obstante, Garibaldi estaba acostumbrado a que los gobiernos de
      Víctor Manuel II dijeran una cosa públicamente y
      apoyaran la contraria secretamente, así que no le dio
      importancia. Se trasladó a Catania y desde allí, el
      14 de agosto, cruzó el
      Mediterráneo y llegó Melito con sus voluntarios.
    
Las guerrillas confederadas de Misuri obtuvieron algunas
      victorias sobre el ejército federal: ocuparon la ciudad de
      Independence y el 15 de agosto derrotaron a los
      federales en Lone Jack. 
    
Tres días atrás una flota federal había
      iniciado un ataque contra Corpus Christi, en Texas. Los
      confederados evacuaron la ciudad de civiles y tomaron posiciones
      en Fort Kinney para
      defender la plaza. El 17 de agosto
      empezaron a disparar contra la flota enemiga. Los barcos federales
      silenciaron las baterías confederadas, pero sufrieron
      varios daños y se alejaron un poco de la costa, pero antes
      hicieron desembarcar a unos cuantos hombres. El 18 de agosto el fuerte fue
      bombardeado desde tierra y desde el mar, pero finalmente los
      soldados se quedaron escasos de municiones, fueron derrotados por
      los confederados y tuvieron que ser reembarcados. La flota se
      alejó, pero las defensas de Corpus Christi habían
      sido destruidas. Sorprendentemente, muchos ciudadanos apoyaron a
      los federales, por lo que en los días siguientes los
      proconfederados quemaron varias casas de partidarios de la
      Unión.
    
Diez años atrás, los indios Sioux se habían
      visto forzados a ceder a los Estados Unidos gran parte de su
      territorio en Minesota a cambio de un pago anual en dinero y
      alimentos. Sin embargo, la guerra civil había hecho que el
      gobierno se retrasara en su pago de ese año, y los indios
      trataron de negociar con los proveedores para que les
      suministraran los alimentos a cuenta del pago que tenían
      pendiente. Había dos agencias proveedoras: la que
      suministraba a la zona norte de la reserva no tuvo inconveniente
      en llegar a un acuerdo, mientras que el representante de los
      proveedores de la agencia encargada de la zona sur se negó
      a suministrar nada a los indios si no tenían con qué
      pagar. Se dice que el representante de los comerciantes de la
      agencia, Andrew Jackson Myick,
      dijo "por lo que a mí
        respecta, que coman hierba". Lo dijera o lo, lo cierto es
      que los indios así lo creían, porque ese mismo
      día un gran número de indios de la tribu del jefe Pequeño Cuervo
      rodeó la Lower Sioux
        Agency y mató a veinte de sus ocupantes, entre
      ellos Myrick, cuyo cadáver fue encontrado con hierba en la
      boca y en el estómago. Los indios habían iniciado
      una revuelta el día anterior, cuando mataron a cinco
      colonos blancos para robarles unos huevos. Mientras tanto llegaba
      el dinero adeudado por el gobierno, pero ya era demasiado tarde.
      Medio centenar de soldados que se dirigió hacia la Agencia
      al enterarse del ataque indio fue atacado ese mismo día y
      acabó con 25 muertos y 5 heridos. El 19 de agosto unos 100 Sioux atacaron a un grupo de
      voluntarios que reclutaba soldados para la Unión, los
      cuales pudieron huir y refugiarse en la ciudad de New Ulm. Los indios les
      siguieron y entraron en la ciudad, cuyos habitantes, prevenidos,
      habían montado barricadas. El ataque duró poco,
      porque una tormenta hizo que los indios se retiraran. Dejaron seis
      muertos y cinco heridos. Al día siguiente, los hombres de
      Pequeño Cuervo asediaron Fort
        Ridgely, el único fuerte que mediaba entre la
      reserva india y los asentamientos de colonos más cercanos.
    
Stonewall Jackson recibía cada vez más refuerzos
      mientras McClellan avanzaba con lentitud desesperante hacia la
      posición de Pope. El 20 de
        agosto éste optó por retroceder un poco y
      formar una línea defensiva tras el río Rappahannock. A partir del 22 de agosto Jackson envió
      pequeñas brigadas que se enfrentaron a lo largo del
      río a pequeños contingentes del ejército de
      Pope.
    
El 23 de agosto los Sioux
      regresaron a New Ulm en mayor número (unos 650). Rodearon
      la ciudad e iniciaron un ataque en el que incendiaron muchos
      edificios y causaron cerca de un centenar de bajas, entre muertos
      y heridos.
    
Ese mismo día, el mayor James
        Ewell Brown (Jeb) Stuart llegó a entrar
      temerariamente en el cuartel general de Jackson y obtuvo
      documentos importantes sobre la situación y los planes del
      ejército federal. Con esta información, a partir de
      25 de agosto las acciones
      confederadas se volvieron más certeras y lograron romper
      las líneas de comunicaciones de Pope, que se vio obligado a
      retroceder para no quedar aislado de Washington.
    
El 27 de agosto llegó a
      Fort Ridgely el coronel Henry Hastings Sibley con 1.400 milicianos
      que ahuyentaron a los Sioux que todavía rodeaban el fuerte.
    
Lee envió 28.000 hombres más a Jackson bajo el
      mando del mayor James
        Longstreet, quien el 28 de
        agosto, tras derrotrar en Thoroughfare Gap a unos 5.000 hombres que Pope
      había enviado contra él, se dirigió ya sin
      obstáculos hacia la posición de Jackson. Mientras
      tanto, intentando evitar que Pope uniera sus fuerzas a las de
      McClellan, que seguía avanzando lentamente sin hacer nada
      de provecho, a la vez que hacía tiempo para que Lee llegara
      al lugar, inició un nuevo ataque contra una sección
      del ejército federal en Bull Run. El combate se
      prolongó hasta la noche, y Pope se dispuso a atacar a
      Jackson con todas sus fuerzas al día siguiente, pero Pope
      estaba bastante mal informado de la situación. Creía
      que sus suboficiales estaban bloqueando la retirada a Jakcson, y
      pensaba que éste quería retirarse, cuando la
      realidad era que sus tropas estaban peor situadas de lo que
      creía y Jackson estaba en una posición
      fácilmente defendible, con lo que no tenía ninguna
      intención de retirarse. Una vez más fue la noche la
      que detuvo el combate.
    
Un ejército italiano detuvo el avance de Garibaldi en Aspromonte, que se
      disponía a llegar hasta Roma. Se lanzaron varios disparos
      que hirieron a varios voluntarios, pero éste había
      dado orden de no abrir fuego contra ningún súbdito
      italiano, así que no hubo respuesta y muchos voluntarios
      fueron tomados prisioneros, entre ellos el propio Garibaldi, que
      había sido herido en un pie. Algunos voluntarios fueron
      fusilados, mientras que Garibaldi fue llevado a una
      "prisión de lujo", donde lo más difícil fue
      convencerlo para que consintiera en sufrir una dolorosa
      operación para salvarle el pie. Una vez recuperado
      volvió a sus tierras, y así terminó su
      campaña contra Roma.
    
Dos ejércitos confederados entraron en Kentucky, uno bajo el mando del general Edmund Kirby Smith, seguido poco después por el del general Braxton Bragg. El 29 de agosto Smith entró en combate con un ejército federal en Richmond (que, aunque con el mismo nombre, no era la capital confederada). El combate se prolongó hasta el día siguiente y Smith logró una rotunda victoria, pues logró capturar a casi la totalidad del enemigo (unos 4.000 hombres).
El 30 de agosto Pope continuó también su batalla contra Stonewall Jackson en Bull Run, pero Lee llegó al lugar sin que Pope lo advirtiera. Inició un ataque por un flanco mientras enviaba a Longstreet por el otro, y Pope no pudo reaccionar ante una situación totalmente inesperada para él. Aunque sufrió unas bajas considerables, Pope supo retirar a sus hombres en buen orden y mantuvo intacto el grueso de su ejército (sufrió 10.000 bajas sobre 62.000 hombres). El ejército confederado reportó unas 8.300, pero sobre una base menor, de 50.000 hombres. Lee no persiguió a los federales, pues su ejército estaba demasiado agotado tras unas largas machas forzadas. De este modo, Pope logró reorganizarse en Centreville.
El 1 de septiembre Stonewall
      Jackson y Jeb Stuart se enfrentaron a una parte del
      ejército de Pope en Chantilly
      antes de que éste se protegiera tras las fortificaciones
      que defendían Washington.
    
El 2 de septiembre los Sioux
      atacaron a un campamento de soldados que había salido de Fort Ridgely en su
      búsqueda. El ataque duró hasta que Sibley
      llegó con refuerzos y algo de artillería. Cuando
      entró en el campamento, Sibley se encontró trece
      muertos 47 malheridos y al resto agotados por el hambre y la sed.
    
Tras haber rechazado a los federales del norte de Virginia, Lee optó por mantener la iniciativa y llevó la guerra al territorio enemigo: el 4 de septiembre invadió Maryland.
El 5 de septiembre Lincoln, presionado, repuso a McClellan al frente del ejército del Potomac, si bien Halleck conservó el mando supremo. La derrota de Pope, que había tratado de hacer frente a Lee, reinvindicó a McClellan, cuya incompetencia pasó de nuevo como "sabia cautela". La segunda batalla de Bull Run le sirvió de excusa a Gran Bretaña para proponerse nuevamente como mediadora en el conflicto. Esto significaba que no creía a la Unión capaz de someter a la Confederación. Si los confederados obtenían nuevos progresos, cabía la posibilidad de que Gran Bretaña reconociera a la Confederación como Estado independiente y se considerara legitimada para romper el bloqueo federal, que era la mejor baza con la que contaban los Estados Unidos a la sazón.
El 7 de septiembre Lee ocupó Frederick, a 65 kilómetros al norte de Washington.
El 10 de septiembre murió el presidente-dictador paraguayo Carlos Antonio López. Se había convertido en el mayor terrateniente y propietario de ganado del país, y había amasado una fortuna. El congreso eligió como presidente por diez años a su hijo Francisco Solano López. La muerte del dictador dio alas a algunos oponentes que se atrevieron a lanzar algunas críticas a su régimen, pero el nuevo presidente cortó por lo sano con algunas órdenes de prisión.
El general Smith envió a unos 8.000 hombres bajo el mando del general de brigada Henry Heth con instrucciones de cruzar la frontera de Kentucky y hacer una demostración de fuerza ante Cincinnati, en Ohio. No obstante, los federales estaban alertados y habían tenido tiempo para prepararse: se pidieron voluntarios y en una semana se reunieron cerca de 60.000 milicianos, que se sumaron a 25.000 soldados diespuestos a defender la ciudad. El 11 de septiembre se produjeron algunos enfrentamientos, pero Heth comprendió pronto que no había nada que hacer y al día siguiente se volvió por donde había llegado.
Lee supo que un ejército que sobrepasaba en número
      con creces a sus efectivos se dirigía hacia él desde
      Washington, pero también se enteró de que a su
      frente estaba McClellan, así que no lo consideró
      preocupante. Tanto fue así que dividió su
      ejército en cuatro columnas, decisión que hubiera
      sido suicida si su adversario hubiera sido un general de verdad.
      Al frente de una de las columnas puso a Stonewall Jackson, que
      envió a Harpers Ferry,
      en Virginia occidental, cerca de la frontera con Maryland, porque
      allí había una guarnición federal que
      quería tomar, en parte para hacerse con su arsenal, en
      parte para mantener su línea de suministros con Virginia.
      En Harpers Ferry había 12.000 soldados de la Unión
      bajo el mando del coronel Dixon
        Stansbury Milles, que había sido degradado tras la
      primera batalla de Bull Run, pues un tribunal de guerra
      sentenció que había estado borracho durante la
      batalla. Por ello había sido destinado a una
      guarnición teóricamente tranquila como Harpers
      Ferry. Jackson se sorprendió de que la guarnición
      estuviera recluida en la ciudad, mientras que unas colinas de gran
      importancia estratégica estuvieran totalmente
      desprotegidas. Inmediatamente instaló en ellas su
      artillería y el 13 de
        septiembre empezó a bombardear Harpers Ferry.
    
Entre tanto McClellan llegó a Frederick, pero Lee se
      había marchado. Entonces tuvo un asombroso golpe de suerte:
      Lee había dado instrucciones por escrito a varios de sus
      oficiales y uno de ellos no tuvo mejor idea que usar el papel para
      envolver unos cigarros, y luego se los dejó olvidados con
      su envoltorio. Unos soldados encontraron las instrucciones, que
      revelaban que Jackson estaba en Harpers Ferry, separado del resto
      del ejército de Lee, y se apresuraron en hacérselas
      llegar a McClellan. Lo normal hubiera sido que McClellan se
      apresurara a atacar a una de las partes del ejército
      confederado antes de que volviera a reunirse. Sólo
      McClellan (que temía que pudiera ser una trampa) pudo
      permanecer inactivo durante dieciséis horas desde que
      obtuvo la información. Sólo después de
      recibir una petición de ayuda de parte de Milles el 14 de septiembre McClellan
      envió 13.000 hombres en su auxilio, bajo el mando del
      general William Buel Franklin.
      Sin embargo, para entonces Lee ya sabía que McClellan
      conocía sus órdenes, así que tuvo tiempo de
      reaccionar. Envió a unos 2.000 soldados que retuvieron
      varias horas a Franklin en Crampton's
        Gap, lo que dio a Jackson un tiempo decisivo.
      También envió tropas a otros dos pasos de
      montaña para impedir el avance de McClellan hacia sus
      posiciones. Al igual que la de Franklin, las demás columnas
      federales terminaron por abrirse paso al cabo del día y Lee
      empezó a reprlegar sus hombres hacia Sharpsburg. 
    
Mientras tanto, Don Carlos Buell perseguía al
      ejército de Bragg, que se presentó ante Munfordville y solicitó
      la rendición de la guarnición confederada que
      ocupaba la ciudad. El oficial al mando, John Thomas Wilder, rechazó la oferta,
      luego los confederados atacaron varias veces, pero sus ataques
      fueron repelidos y optaron por asediar la ciudad.
    
El 15 de septiembre Stonewall
      Jackson reforzó el bombardeo sobre Harpers Ferry y el
      coronel Milles decidió rendirse. Cuando sus hombres
      trataban de convencerlo para que no lo hiciera le alcanzó
      una bomba que le destrozó una pierna. La rendición
      se llevó a cabo y Jackson tomó la guarnición
      antes de que llegara el ejército enviado por McClellan. Los
      12.000 soldados federales fueron hechos prisioneros. Miller
      murió al día siguiente a consecuencia de la herida.
      Al mismo tiempo Jackson recibía la orden de dirigirse a
      toda prisa a Sharpsburg para hacer frente al inminente ataque de
      McClellan. Lee contaba con un total de 38.000 hombres parcialmente
      dispersos, mientras que McClellan tenía más de
      75.000. Al invadir Maryland, Lee había supuesto que sus
      filas se engrosarían rápidamente con numerosos
      voluntarios, pues, aunque Maryland había permanecido en la
      Unión, era un Estado esclavista. Sin embargo, no fue
      así. Los habitantes de Maryland estaban muy cómodos
      con la guerra al sur de sus fronteras y no veían con buenos
      ojos que Lee la hubiera traído hasta ellos.
    
El 16 de septiembre, sabiendo
      que el ejército de Buell estaba cerca y ante la necesidad
      imperiosa de ocupar Munfordville, los confederados volvieron a
      solicitar su rendición, Wilder fue invitado a entrar en el
      campamento confederado para que pudiera comprobar que
      tenían los efectivos necesarios para tomar la ciudad, a
      costa de numerosas vidas civiles si fuera necesario, de modo que
      Wilder aceptó finalmente la rendición.
    
Finalmente, el 17 de septiembre
      Lee y McClellan se enfrentaron en la batalla de Antietam. Ambos bandos lucharon
      durante unas doce horas desde el amanecer. McClellan mantuvo
      inactivo a un tercio de sus hombres, y se limitó a dar
      órdenes vagas dejando que sus oficiales actuaran
      descoordinadamente. Lee respondió con eficiencia a las
      sucesivas andanadas, pero al final del día ambos bandos
      habían sufrido grandes pérdidas: unas 10.000 bajas
      confederadas frente a unas 12.000 federales. El ejército de
      Lee estaba destrozado, mientras que McClellan conservaba intacta
      una gran parte del suyo. El 18 de
        septiembre era el momento de lanzar un ataque decisivo
      que aniquilara al ejército confederado, pero McClellan no
      hizo nada. Lee lo conocía bien y, en lugar de huir, se
      mantuvo en el campo de batalla como si esperara otro ataque, y eso
      bastó para que McClellan se acobardara. En su lugar,
      aceptó una tregua para que ambos bandos recuperaran a sus
      heridos y dejó que Lee se retirara tranquilamente hacia
      Virginia.
    
Ese mismo día tuvo lugar  en la Confederación
      Granadina la batalla de Santa
        Bárbara, en la que los liberales de Tomás
      Cipriano de Mosquera obtuvieron la victoria definitiva que
      prácticamente puso fin a la guerra civil que vivía
      el país.
    
La Confederación amplió el rango de edades de
      alistamiento obligatorio desde los 35 hasta los 45 años.
    
El general Bragg había enviado a Sterling Price hacia
      Nashville, en Tennessee, y había ocupado Iuka, a 20 kilómetros
      de Corinth (Mississippi), donde Grant tenía su cuartel
      general. Allí estaba esperando la llegada de refuerzos
      dirigidos por Earl Van Dorn.
      Grant no esperó a ser atacado y envió a Iuka a
      William S. Rosecrans con unos 4.500 hombres. El 19 de septiembre se libró la
      batalla de Iuka, en la
      que Price terminó huyendo.
    
Unos meses antes había estallado otra revuelta en China cuyo número de adeptos se multiplicaba día a día. La protagonizaban los Dungan, una etnia de chinos musulmanes, aunque la situación era confusa: no reclamaban la independencia ni el derrocamiento del gobierno ni nada. Al parecer, la revuelta se inició por causas menores (una disputa sobre el precio del bambú), pero los Dungan no tardaron en hacerse sospechosos de ayudar a los rebeldes Taiping de Hong Xiuquan, o de constituir una amenaza para los chinos Han (no musulmanes). Las autoridades manchúes llegaron a plantearse la conveniencia de exterminar a todos los musulmanes, pero no faltaba quien señalara que no todos los musulmanes eran rebeldes. Diversas matanzas locales, seguidas de las correspondientes venganzas, contribuyeron a extender la revuelta.
El 20 de septiembre tuvo lugar
      la batalla de Cixi, en la
      que el ejército imperial chino derrotó a los
      seguidores de Hong Xiuquan. En ella murió el aventurero
      estadounidense Frederick Townsend Ward, que para entonces
      había creado un magnífico ejército
      profesional que pasaría a ser conocido como "el ejército siempre
        victorioso". El 21 de septiembre los
      rebeldes renunciaban a tomar Shangai, tras sucesivos intentos
      frustrados de ocuparla. El ejército imperial chino, con la
      ayuda de franceses y británicos, había logrado
      repeler todos los ataques a pesar de la enorme superioridad
      numérica enemiga: los rebeldes llegaron a contar con
      200.000 hombres, de los que unos 25.000 murieron, mientras que en
      la ciudad había algo más de 60.000 chinos, 4.000
      franceses y 3.000 británicos.
    
Mientras tanto llegaba a México el general francés
      Élie
        Frédéric Forey al frente de 26.000 hombres
      y con órdenes de sustituir a Lorencez como general en jefe
      de la campaña.
    
Aunque Antietam había sido un empate, Lincoln
      decidió tomarlo como una victoria a la vez que como excusa
      para proclamar la emancipación de los esclavos. Así
      lo hizo el 22 de septiembre, si
      bien fue una proclamación muy limitada: sólo
      liberaba a los esclavos de los territorios ocupados por la
      Confederación, pero no los de los Estados esclavistas
      adscritos a la Unión. Por lo tanto, en la práctica
      no liberó a ningún esclavo. No obstante, su efecto
      fue positivo, pues el pueblo británico simpatizó
      completamente con la causa federal y el primer ministro, Lord
      Palmerston ya no se atrevió nunca más a apoyar a los
      confederados. También indujo a muchos abolicionistas a
      alistarse en el ejército. Por otro lado, los esclavos que
      huían de territorio confederado eran cada vez más,
      hasta el punto que hubo que instalar campamentos y escuelas para
      ellos, donde aprendían a leer y escribir.
    
El rey Guillermo I de Prusia tenía cada vez más
      enfrentamientos con los liberales, que controlaban el parlamento.
      A lo largo del año las tensiones fueron cada vez mayores a
      causa de la negativa del parlamento a financiar una reforma del
      ejército que el monarca consideraba imprescindible.
      Llegó a plantearse la abdicación, pero su hijo le
      quitó la idea de la cabeza. Finalmente, optó por
      "jugar fuerte" y el 23 de septiembre
      nombró primer ministro al ultraconservador y
      carismático Otto von
        Bismark. 
    
Ese día el coronel Sibley, que avanzaba con casi 2.000
      hombres en busca de la tribu Sioux de Pequeño Cuervo, fue
      atacado en Wood Lake por
      los indios a los que perseguía, pero esta vez estaba bien
      preparado y logró repelerlos. Pequeño Cuervo era el
      único jefe Sioux partidario de mantener la guerra y tras la
      batalla de Wood Lake perdió su influencia y tuvo que huir a
      Canadá. Los demás jefes se reunieron y enviaron a un
      prisionero como mensajero para pedir la rendición. El 26 de septiembre Selby entró
      con su ejército en un campamento indio donde le fueron
      entregados más de cien prisioneros, la mayoría
      mujeres y niños, así como unos 1.200 guerreros que
      se entregaron para ser juzgados.
    
En su primer discurso ante el parlamento, el 30 de septiembre, Bismark expuso su opinión
      sobre el parlamentarismo y dejó adivinar su proyecto
      político:
    
Las fronteras de Prusia fijadas por el Tratado de Viena no favorecen un desarrollo sano del Estado; los grandes problemas de la época no se resolverán con discursos y decisiones tomadas por mayoría —éste fue el tremendo error de 1848 y 1849—, sino con el hierro y la sangre.
En Mississippi Price se había unido a Van Dorn y ahora los
      dos marchaban hacia Corinth, donde esperaban romper la
      línea de comunicaciones de los federales y pasar a
      Tennesee. En Corinth se enfrentaron de nuevo a Rosecrans el 3 de octubre. Éste
      disponía de unos 23.000 hombres, frente a unos 22.000
      confederados. La batalla se prolongó hasta el 4 de octubre hasta que los
      confederados huyeron tras haber perdido unos 4.000 hombres entre
      muertos, heridos y prisioneros. Las bajas federales fueron de unos
      2.500 hombres. Unas horas después de que terminara el
      combate llegaron refuerzos enviados por Grant.
    
Una flota federal bloqueaba el puerto de Galveston (Texas) desde
      hacía más de un año, hasta que el oficial al
      mando de la guarnición confederada aceptó finalmente
      la rendición. El acuerdo estipulaba una tregua para evacuar
      mujeres y niños, pero no fue puesto por escrito y, cuando
      los federales vieron que los confederados se llevaban
      también armas, municiones y suministros, consideraron que
      esto no entraba en lo pactado, pero ante la falta de un documento,
      no hicieron nada para evitarlo y se conformaron con ocupar la
      ciudad así evacuada.
    
Mientras tanto Bragg se reunía con Kirby Smith en Frankfort, en Kentucky, donde
      ambos asistieron a la toma de posesión de un nuevo alcalde
      proconfederado. Sin embargo, la ceremonia fue suspendida ante la
      noticia de que se aproximaba un ejército federal. En
      efecto, Don Carlos Buell se había instalado en Louisville
      unos días atrás, donde había captado miles de
      voluntarios y había enviado 20.000 hombres hacia Frankfort
      bajo el mando del general de brigada Joshua Woodrow Sill. 
    
En Mississippi, el 5 de octubre
      Rosecrans envió tropas en persecución de los restos
      del ejército de Van Dorn y Price, que intentaron impedir
      que los confederados cruzaran el río Hatchie, pero, aunque fueron
      nuevamente derrotados, lograron encontrar un punto para cruzar el
      río y se zafaron de sus perseguidores.
    
Ese día Bartolomé Mitre fue elegido presidente de
      la República Argentina, que ahora incluía
      también a Buenos Aires.
    
El 6 de octubre el rey Luis I
      de Portugal se casó con María Pía de Saboya,
      hija del rey Víctor Manuel II de Italia.
    
El 7 de octubre llegó
      el grueso del ejército de Buell y encontró al
      ejército confederado de Bragg en Perryville. Tras unas pequeñas escaramuzas,
      el combate a gran escala se entabló el 8 de octubre. Buell contaba con 22.000 hombres y
      Bragg con 16.000. El resultado no fue decisivo. Buell tuvo que
      retroceder un poco y sufrió más bajas que su
      adversario, pero a medio plazo fue una victoria federal, pues
      Bragg comprendió que no podría resistir mucho tiempo
      en Kentucky y no tardó en retirarse a Tennessee. De este
      modo Kentucky permaneció firme bajo el control de la
      Unión.
    
El 16 de octubre el
      ejército francés tomaba el puerto mexicano de Tampico. 
    
El 21 de octubre se
      celebró en Venecia el matrimonio entre el archiduque Carlos
      Luis de Austria, hermano del emperador Francisco José I, y
      María Anunciada de
        Borbón Dos Sicilias, hija del derrocado rey
      Fernando II de las Dos Sicilias.
    
El rey Otón I de Grecia era cada vez más impopular
      y ya había sufrido varios intentos de destronarlo. Cuando
      se produjo el último, los embajadores de las grandes
      potencias le sugirieron no oponer resistencia, así que el 23 de octubre embarcó hacia
      Baviera con su esposa.
    
Finalizado el segundo mandato del presidente peruano Ramón
      Castilla, las elecciones dieron como vencedor a Miguel de San Román,
      que asumió el cargo el 24 de
        octubre. 
    
El general Butler organizó en Nueva Orleans una partida de
      unos 4.000 hombres que el 27 de
        octubre derrotaron a un regimiento confederado en Georgia Landing, en Luisiana,
      de este modo se aseguró de que las cosechas de
      azúcar y algodón de la región
      acabarían en manos de la Unión.
    
Buell había fracasado ante Bragg con un ejército
      superior en número y, lo que era peor, había dejado
      que saliera incólume de Kentucky en lugar de perseguirlo.
      Por su inacción, el 30 de
        octubre fue relevado del mando y sustituido por William S
      Rosecrans.
    
La pasividad de Buell frente Bragg no había sido nada en
      comparación con la que McClellan había mostrado ante
      Lee:  había necesitado seis semanas desde que Lee se
      retirara de Antietam para empezar a mover su ejército, y
      esto con su lentitud habitual. Su extremada incompetencia estaba
      ya fuera de toda duda, Halleck censuró su actuación
      y el 7 de noviembre, Lincoln,
      entre atónito y exasperado por la inacción y la
      cobardía de su general, lo destituyó del mando y
      puso fin con ello a su carrera militar. El ejército del
      Potomac fue puesto bajo el mando de Ambrose Burnside. Ya le había ofrecido el
      mando antes de ofrecérselo a McClellan por segunda vez,
      pero Burnside había declinado la oferta al no sentirse
      capacitado para ello. Ahora volvió a negarse, pero Lincoln
      no quiso escucharlo y le ordenó aceptarlo. Por esas fechas
      se celebraron las elecciones al Congreso estadounidense y, aunque
      los republicanos perdieron algo de terreno por la mala
      evolución de la guerra, lo cierto fue que mantuvieron la
      mayoría.
    
Ese mismo día murió, en su exilio en Birmania,
      Bahadur Sha II, el último de los emperadores mongoles.
    
Las relaciones diplomáticas entre Gran Bretaña y
      Brasil pasaban por uno de sus peores momentos. El año
      anterior un barco británico, el Príncipe de Gales, había
      naufragado en las costa brasileña, y el embajador
      británico, William Dougal
        Christie, afirmó que había indicios de que
      el naufragio había sido provocado por brasileños,
      que durante la noche habrían encendido hogueras que
      simularan ser un faro para desviar el barco contra las rocas y
      después saquearlo. El embajador afirmaba que los
      supervivientes podrían haber sido asesinados. Por otra
      parte, a mediados de año tres militares británicos
      vestidos de paisano habían sido arrestados y encarcelados
      por la policía brasileña. Según la
      versión británica, el arresto no había tenido
      justificación alguna y los detenidos habían sido
      tratados desconsideradamente; según la versión
      brasileña los británicos iban medio borrachos
      molestando a la gente, y habían sido tratados
      correctamente. Los británicos no se dieron satisfechos con
      la investigación que llevó a cabo Brasil sobre el
      naufragio del Príncipe
        de Gales, y además de exigir una
      investigación más profunda por una parte, y la
      dimisión de los policías que habían llevado a
      cabo la detención de los militares, ahora exigían al
      gobierno imperial el pago de una indemnización a los
      afectados por el naufragio y una petición de disculpas por
      la detención injustificada. La crisis había
      provocado la caída del primer ministro brasileño,
      pero seguía sin resolverse y, dado que Brasil no pagaba la
      indemnización exigida ni presentaba disculpas, la armada
      británica tomó cartas en el asunto, y así una
      flota bloqueó el puerto de Río de Janeiro y
      confiscó cinco barcos anclados en él.
    
El 9 de noviembre Burnside
      comunicó a Halleck un plan de ataque contra Richmond. La
      idea básica era avanzar con el ejército del Potomac
      con rapidez para contar por una parte con el factor sorpresa y,
      por otra, para impedir que Lee tuviera tiempo de llegar hasta la
      capital confederada y participar en su defensa. El 15 de noviembre el ejército
      se puso en marcha según lo planeadoy el 17 de noviembre se encontraba junto
      a Fredericksburg, donde
      había que cruzar el río Rappahannock, a media distancia entre Washington y
      Richmond. Burnside había ordenado que se llevaran pontones
      para cruzarlo, pero por un problema burocrático no
      habían llegado aún. Los suboficiales de Burnside lo
      instaron a cruzar el río sin pontones para capturar la
      pequeña guarnición confederada de Fredericksburg
      antes de que pudiera dar la alarma, pero llovía y Burnside
      temía que una crecida del río tuviera un efecto
      catastrófico, así que decidió esperar la
      llegada de los pontones.
    
El 22 de noviembre se
      estrenó en San Petersburgo La fuerza del destino, de Giuseppe Verdi. 
    
Mily Balákirev y un director de coro local llamado Gavriil Lomakin fundaron la Escuela Gratuita de Música, en la que, como su nombre indica, se proporcionaba enseñanza musical gratuita. Para financiarla, Balakirev inició ese año un ciclo de conciertos en los que interpretaba música de vanguardia (Berlioz, Liszt, Schumann). A finales de año tomó como alumno a un profesor de la Academia Militar de Química de treinta años llamado Akeksandr Borodín. Mientras tanto, Rimsky-Kórsakov, a bordo de un barco de guerra ruso, iba componiendo su primera sinfonía, aunque cada vez le dedicaba menos tiempo.
Offenbach estrenó cuatro operetas ese año: Monsieur et Madame Denis, Bavad et bavarde, Le voyage de MM. Dunanan père et fils y Jacqueline.
El 25 de noviembre Abraham
      Lincoln recibió en la Casa Blanca a Harriet Beecher Stowe,
      la autora de La cabaña
        del tío Tom. No se sabe gran cosa sobre la
      entrevista.
    
El general confederado Thomas
        Carmichael Hindman fue puesto al mando de un
      ejército de 11.000 hombres con el propósito de
      expulsar a los federales de Arkansas. Éstos contaban con
      unos 5.000 hombres bajo el mando de James Gillpatrick Blunt. Mientras desplazaba a sus
      hombres, Hindman envió al general de brigada John Sappintong Marmaduke al
      frente de un destacamento de caballería de 2.000 hombres
      para mantener a Blunt donde estaba. Sin embargo, Blunt tuvo
      noticias del movimiento de tropas confederadas y salió al
      encuentro de Marmaduke. Esto hizo que ambos ejércitos se
      encontraran mucho antes de lo que Marmaduke esperaba, el 28 de noviembre, en la llamada batalla de Cane Hill, y no
      pudo hacer más que tratar de retirarse hasta una
      posición segura. Blunt le persiguió varios
      kilómetros y, aunque el enfrentamiento duró nueve
      horas, hubo pocas bajas.
    
El 4 de diciembre el
      presidente hondureño Victoriano Castellanos, gravemente
      enfermo, cedió el mando al general José Francisco Montes Fonseca,
      para morir una semana después.
    
En Arkansas el general Hindman estaba en dispuesto para combatir
      a Blunt. Su plan de ataque inicial había sido frustrado al
      enterarse de que Blunt había pedido refuerzos y que
      éstos estaban ya cerca. Ello lo llevó a emprender
      una maniobra arriesgada: durante la noche logró pasar hasta
      la retaguardia de Blunt e interponerse así entre su
      ejército y los refuerzos que conducía Francis Jay Herron. Sin
      embargo, Herron llegó antes de lo previsto y fue él
      quien inició el ataque al día siguiente, el 7 de diciembre en Prairie Grove. Blunt
      tardó en comprender lo que estaba sucediendo y llegó
      al campo de batalla horas más tarde. Los confederados,
      sorprendidos primero por Herron y luego por Blunt, siempre por la
      retaguardia, resistieron como pudieron hasta que cayó la
      noche y Hindmand ordenó la retirada.
    
Mientras tanto un destacamento confederado de caballería
      bajo el mando del coronel John
        Hunt Morgan atacó a una brigada federal en Hartsville (Tennessee)
      siguiendo órdenes de Bragg como primer paso de un plan para
      romper las líneas de comunicación de Rosecrans.
      Aunque inferiores en número, los confederados rodearon a
      los federales, que terminaron rindiéndose.
    
La actuación contra Garibaldi en Aspromonte hizo que
      Rattazzi se viera obligado a dimitir como primer ministro el 8 de diciembre, y fue sucedido por Luigi Carlo Farini. 
    
El 10 de diciembre el
      ejército de Hindman llegó a Van Buren hambriento,
      desmoralizado y mal equipado.
    
Los pontones que Burnside esperaba para atacar Fredericksburg
      habían tardado una semana en llegar, y para entonces Lee
      había tenido tiempo de fortificar la ciudad hasta
      convertirla en prácticamente inexpugnable. El 11 de diciembre el ejército
      del Potomack (formado por más de 114.000 hombres)
      empezó a cruzar el Rappahannock. 
    
El 12 de diciembre la ciudad
      mexicana de Xalapa se rindió ante los franceses sin oponer
      resistencia.
    
El 14 de diciembre el general
      Butler fue remplazado al frente de Nueva Orleans por el general
      Banks. La sustitución no fue debida a las críticas
      que Butler había recibido, sino a que Banks tenía la
      misión de dirigir un ataque a Luisiana para el que sin duda
      Butler no estaba cualificado.
    
La batalla de Fredericksburg se prolongó hasta el 15 de diciembre, y aunque el
      ejército de Lee era considerablemente menor (contaba con
      algo más de 72.000 hombres), su posición era mucho
      más favorable y la actitud de Burnside, que, por lo visto,
      no quería recordar en nada a la cobardía de
      McClellan, había pasado de ser insensata y temeraria a ser
      suicida. El balance final fue de 1.300 muertos, 9.600 heridos y
      1.800 prisioneros o desaparecidos, frente a un total de 5.000
      bajas confederadas. La confederación celebró
      entusiasmada la victoria. Se cuenta que Lee, habitualmente
      reservado, estaba eufórico y deseoso de abrazar a todo el
      mundo. Naturalmente, las reacciones en la Unión fueron
      opuestas, incluso se conjeturó que Lincoln
      dimitiría, pero no lo hizo. Llegó a decir: "Si existe un lugar peor que el
        infierno, ahora estoy en él". Las deserciones de
      soldados federales aumentaron espectacularmente tras
      Fredericksburg.
    
Mientras tanto Grant tenía los ojos puestos en Vicksburg, una de las dos
      grandes fortalezas que los confederados conservaban en el
      Mississippi. Si Vicksburg caía en manos federales, el
      control del Mississippi estaba asegurado, y la
      Confederación quedaría partida en dos. Unos meses
      atrás Grant había conseguido permiso de Halleck para
      tratar de tomar Vicksburg, pero Grant no era del agrado de Halleck
      y éste había designado a Alexander McClernand para compartir el mando con
      Grant. McClernand y Grant tampoco congeniaban, así que
      Grant trató de llevar a cabo una primera operación
      antes de su llegada. Para ello envió a Sherman con 30.000
      hombres. Aunque en Vicksburg apenas había 14.000 hombres,
      las defensas de la ciudad, tanto naturales como artificiales, eran
      formidables, y la batalla librada el 26
        de diciembre terminó con la retirada de los
      federales. Sherman afirmó sentirse satisfecho del
      espíritu de sus hombres, pero prefirió suspender el
      ataque para planear una campaña más detenidamente.
    
Ese día fueron ejecutados en la horca en Minesota 39
      indios Sioux. A primeros de mes un tribunal militar había
      juzgado a los prisioneros que se habían entregado al
      terminar la guerra Sioux y un total de 303 fueron declarados
      culpables de asesinato y violación, con la consiguiente
      pena de muerte (algunos de los juicios habían durado cinco
      minutos). Pero el presidente Lincoln quiso revisar personalmente
      las actas del juicio. Varias autoridades de Minesota le
      advirtieron de que si los 303 indios no eran ejecutados, los
      colonos se tomarían la justicia por su mano. Lincoln
      distinguió entre los que habían sido declarados
      culpables por actos de guerra de los condenados por violaciones y
      asesinatos de civiles y al final redujo el número de
      condenados a muerte a 39. Los colonos de Minesota protestaron
      amargamente y no se apaciguaron hasta que el gobierno les
      prometió compensaciones económicas por los
      daños sufridos. Otros indios fueron condenados a
      prisión, la tercera parte de los cuales enfermó y
      murió en el cautiverio.
    
Grecia estaba sin rey, y el gobierno griego envió una
      petición a la reina Victoria I de Gran Bretaña para
      que aceptara que su segundo hijo, el príncipe Alfredo, duque de Edimburgo,
      fuera coronado como rey de Grecia. No obstante, la reina se
      mostró totalmente opuesta a esa idea, y además los
      tratados internacionales que habían permitido la
      constitución del reino griego prohibían que las
      familias reales de las grandes potencias aceptaran su corona. Pese
      a ello, el gobierno griego organizó un plebiscito para
      elegir rey, en el que el príncipe Alfredo recibió
      más de 200.000 votos, frente a 93 votos (el 95%) a favor de
      instaurar una república. La posibilidad de restaurar a
      Otón I recibió un voto.
    
El 29 de diciembre, ante la
      inminente llegada de Blunt y Herron, Hindman huyó hacia el
      sur con sus hombres, con lo que los federales mantuvieron su
      dominio sobre el noroeste de Arkansas. Mientras tanto Rosecrans
      llegaba con 41.000 hombres hasta Murfreesboro
      (Tennessee), donde Bragg estaba acampado desde hacía
      más de un mes con unos 35.000 hombres. Ambos
      ejércitos maniobraron durante dos días hasta que el
      31 de diciembre los confederados
      abrieron el combate. Al final del día la situación
      era dudosa. Rosecrans convocó un consejo de guerra en el
      que varios oficiales propusieron la retirada. Rosecrans no opinaba
      igual y fue respaldado por G.H. Thomas, del que se dice que dijo:
      "No hay mejor lugar para morir",
      y finalmente la decisión fue quedarse y continuar la lucha
      al día siguiente.
    
Ese mismo día se hundió el Monitor, sorprendido por una
      tormenta. Con una línea de flotación tan baja, el
      agua que entraba en él era mucha más que la que las
      bombas podían expulsar. Los motores se inundaron y dejaron
      de funcionar. Casi toda la tripulación pudo ser evacuada,
      pero dieciséis hombres se hundieron con él.
    
También fue ese día cuando el presidente Lincoln
      aceptó una solicitud por parte de los condados occidentales
      de Virginia (ocupados por el ejército federal) para
      integrarse en los Estados Unidos como un nuevo Estado
      independiente de Virginia, que tomaría el nombre de Virginia Occidental, con la
      condición de que en su territorio la esclavitud fuera
      abolida paulatinamente. La petición la había
      formulado una asamblea después de que un plebiscito hubiera
      ratificado la decisión. No obstante, la mayoría de
      los condados convocados al plebiscito no habían registrado
      votos, en muchos otros el voto negativo había sido
      mayoritario y sólo en los condados más
      septentrionales el plebiscito había sido favorable a la
      secesión de Virginia. Pese a todo ello, ahora se iniciaba
      el proceso de elaborar una constitución para el nuevo
      Estado, que debía ser aprobada por el Congreso antes de su
      incorporación definitiva a la Unión.
    
Anna Leonowens era una
      viuda de treinta y un años nacida en la India de padres
      británicos. Su marido había muerto tres años
      atrás dejándola en la pobreza con un hijo y una
      hija, y Anna había abierto una escuela para hijos de
      oficiales británicos en Singapur. No estaba siendo muy
      rentable, pero le había dado cierta reputación como
      educadora, hasta el punto de que fue recomendada al rey Rama IV de
      Siam, que buscaba una institutriz capaz de dar una buena
      educación occidental a sus 39 esposas y concubinas y sus 82
      hijos. Leonowen aceptó el trabajo, envió a su hija Avis a un colegio en
      Inglaterra y marchó a Bangkock con su hijo Louis. 
    
El suizo Henri Dunant publicó pagando él mismo los
      costes de la edición su "Recuerdo
        de Solferino", en el que describía la batalla de
      Solferino y el estado en que quedaron los heridos de ambos bandos
      tras ella, y desarrolló la idea de que debía crearse
      una organización neutral que atendiera a los soldados
      heridos en las guerras. Dunant hizo llegar su ensayo a los
      principales políticos y militares de la época.
    
El astrónomo sueco Anders
        Jonas Ángström combinó un
      espectroscopio con una cámara fotográfica y sus
      investigaciones le permitieron concluir que el Sol posee una
      atmósfera formada principalmente por hidrógeno.
    
El geólogo francés Alexandre-Emile Béguyer de Chancourtois
      publicó un trabajo en el que ordenaba los elementos
      químicos en orden creciente de peso atómico y
      observaba que las propiedades químicas de cada elemento
      formaban un ciclo que se repetía periódicamente. Sin
      embargo, expuso su teoría haciendo especial hincapié
      en sus conexiones con la geología y en términos
      geológicos, por lo que no interesó nada a los
      químicos. Además, el esquema que mostraba la
      disposición periódica de los elementos no fue
      incluido en la publicación impresa, lo que lo hizo mucho
      más difícil de entender.
    
El físico francés Léon Foucault
      realizó una nueva medición de la velocidad de la
      luz, mucho más precisa que las precedentes. Su valor fue de
      298.000 km/s, que se va en un 0.6% del valor aceptado actualmente.
      Al mismo tiempo, Maxwell obtenía en Londres un valor muy
      parecido para la velocidad de propagación de un campo
      electromagnético, lo que lo llevó a conjeturar que,
      de algún modo, la luz era un fenómeno
      electromagnético.
    
El inventor alemán Nikolaus
        Otto fue el primero en poner a la venta un motor de
      explosión de cuatro tiempos, aunque ya circulaban algunas
      patentes previas.
    
El químico William Crookes logró aislar una muestra de talio, el elemento que había descubierto el año anterior.
Charles Darwin publicó un libro sobre la
      polinización de las orquídeas en el que aplicaba su
      teoría de la selección natural.
    
A sus ochenta y dos años, Ingres terminó una de sus
      obras más conocidas: El
        baño turco. En realidad continuó
      retocándolo durante el año siguiente. Manet
      presentó varios cuadros de ambientación
      española: Mme. V en
        costume d'espada muestra a una mujer con traje de torero,
      Lola de Valence muestra
      una valenciana con traje típico.
    
Victor Hugo publicó su novela Los miserables. Flaubert terminó su
      novela Salambó,
      ambientada en la Cartago del siglo III a.C. 
    
Dostoyevski publicó por entregas su novela Recuerdos de la casa de los muertos, basada en sus experiencias como preso político. Ese año inició una serie de viajes por Europa, que lo llevaron a Berlín, París, Londres, Ginebra, Turín, Florencia y Viena.
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