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                  CONCILIO DE TRENTO | SIGUIENTE | 
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Domingo Martínez de Irala seguía buscando la
      mítica sierra de la Plata. Cruzó la gran llanura del
      Chaco y el 6 de
        enero de 1543, encontró un promisorio puerto de
      montaña en el que fundó la que, por la fecha,
      llamó Ciudad de los
        Reyes.
      El 2 de febrero estaba de
      regreso en
      Asunción, donde informó al gobernador, Alvar
      Núñez Cabeza de Vaca, que proyectó una nueva
      expedición para ir más allá. No obstante, la
      zona
      estaba poblada por los indios guaicurú,
      a los que las demás tribus consideraban invencibles. Los
      españoles tuvieron que empezar a entablar alianzas con sus
      enemigos. Para ello, el gobernador envió una
      expedición
      bajo el mando de Francisco de
        Ribera.
      Una segunda expedición, dirigida por Hernando de Ribera,
      volvió
      con leyendas sobre El Dorado y sobre un pueblo de mujeres
      guerreras, o
      Amazonas.
    
Las Leyes nuevas habían conmocionado las colonias
      españolas en América. El virrey de México,
      Antonio
      de Mendoza, escribió al emperador Carlos V
      pidiéndole que
      permitiera las herencias de encomiendas, aunque el obispo de la
      ciudad,
      Juan Zumárraga, puso su empeño en garantizar su
      cumplimiento. Zumárraga trataba de evitar la
      dispersión
      de los indios, e impulsaba su educación fundando escuelas y
      tratando de que pudieran ganarse la vida cultivando la tierra. A
      él se le debe la introducción de la imprenta en
      México.
    
Las consecuencias más traumáticas de las Leyes
      nuevas
      se dieron en Perú, donde los
      encomenderos se declararon en rebeldía abierta bajo la
      dirección de Gonzalo Pizarro. El gobernador,
      Cristóbal
      Vaca de Castro, no podía hacerse con la situación,
      así que el emperador decidió nombrar un virrey,
      cargo que
      recayó en Blasco
        Núñez Vela. 
    
El 14 de abril regresó
      a
      México la expedición de Bartolomé Ferrer, que
      había bordeado la costa occidental de Norteamérica
      hasta
      un punto más al norte de California, territorio que se
      llamó entonces Columbia.
      
    
El emperador Carlos V casó a su hijo Felipe con María, la hija del rey
      Juan
      III de Portugal. Tras recaudar fondos en España y pedir
      préstamos a Portugal, Carlos V dejó a Felipe como
      regente
      de España (a sus dieciséis años) y se
      lanzó
      a invadir Francia. El Delfín Enrique lo obligó a
      levantar
      el sitio de Landrecies,
      mientras el sultán Solimán I amenazaba Viena y el
      pirata
      Barbarroja atacaba las costas italianas. El marqués del
      Vasto
      logró ahuyentar a los piratas, pero Barbarroja se
      unió en
      Marsella a la flota francesa.
    
Ese año murió el duque de Gandía, Juan de
      Borja, y fue sucedido por su hijo Francisco, que renunció
      entonces a su cargo de virrey de Cataluña. 
    
También murió el margrave Jorge de Ansbach, y fue
      sucedido por su hijo Jorge
        Federico,
      de cuatro años.
    
En el Congo murió el rey Alfonso I, y fue sucedido por García I. 
    
Una joven de veintinueve años llamada Catalina Parr ascendió
      a la
      posición más arriesgada de Europa: la de reina de
      Inglaterra, al convertirse en la sexta esposa del ya
      cincuentón
      Enrique VIII.
    
El rey Fernando I de Bohemia y Hungría casó a su
      hija Isabel con Segismundo, el hijo del rey Segismundo I de Polonia.
      Tenían dieciséis y veintitrés años,
      respectivamente.
    
En Chile, Pedro de Valdivia recibió finalmente los refuerzos que había solicitado para proseguir la conquista.
El Papa Paulo III creó la Congregación
        del Índice, encargada de confeccionar una lista
      con los
      escritos contrarios a la doctrina católica. La condena de
      libros
      se estaba poniendo de moda, y no sólo por motivos
      religiosos.
      Ese mismo año, el Consejo Real de Francia prohibió
      dos
      libros de un humanista, matemático y filósofo
      llamado Pierre de la
        Ramée,
      más conocido como Petrus
        Ramus.
      Se titulaban Dialecticae
        partitiones
      y Aristotelicae
        animaduersiones,
      y su delito era contradecir a Aristóteles.
    
Girolamo Cardano y Ludovico Ferrari viajaron a Bolonia, donde
      tuvieron ocasión de hablar con Hannibal
        della Nave, yerno de Scipione del Ferro, que les
      enseñó un pequeño libro manuscrito de su
      suegro en
      el que explicaba elegantemente el método de
      resolución de
      las ecuaciones de tercer grado. Por consiguiente, Tartaglia no era
      realmente el descubridor del método, y Cardano
      consideró
      que esto invalidaba el juramento de silencio que le había
      hecho.
      Cardano abandonó entonces su vida de jugador, ocupó
      una
      plaza de profesor de medicina en la universidad de Pavía
      (aunque, cuando la guerra obligaba a cerrarla, trasladaba sus
      clases a
      la de Milán) y empezó a escribir un libro sobre
      álgebra. Mientras tanto, Niccolò Tartaglia publicaba
      la
      primera
      traducción al italiano de los Elementos,
      de Euclides. 
    
Un flamenco llamado Andries Van
        Wessel, más conocido como Andrés Vesalio, obtuvo
      una
      cátedra de anatomía en Bolonia. Cuatro años
      antes
      se había hecho famoso por su Epistola
        docens uenam auxillarem dextri cubiti in dolorem laterali
        secandam,
      y ahora publicaba una obra completa sobre anatomía,
      titulada De corporis humani
        fabrica libri septem.
      En ella combatía algunas opiniones de Galeno y otros
      autores
      antiguos. En 1544 fue nombrado
      médico del emperador Carlos V.
    
En febrero Gerardus
      Mercator fue arrestado y encarcelado junto con varias personas
      más, todos acusados de herejía. Parece ser que las
      sospechas sobre él se basaban en que había estado
      recabando mucha información para confeccionar sus mapas, y
      ello
      había alarmado a las autoridades, por si se trataba de un
      espía francés.
    
En abril, un indio peruano
      llamado Huallpa,
      encontró una veta de plata en una colina que los incas
      consideraban sagrada. Se lo comunicó a su amo, pero
      éste
      no le creyó, así que se dedicó a extraer la
      plata
      por su cuenta, con la ayuda de un amigo.
    
El ejército francés derrotó en Cerisoles a las tropas
      imperiales
      dirigidas por el marqués del Vasto, aunque el rey Francisco
      I no
      pudo aprovechar la victoria, ya que tuvo que retirar buena parte
      de sus
      tropas para hacer frente a una incursión de Carlos V en
      Champaña y a una invasión inglesa en
      Picardía.
      Enrique VIII atacaba Francia para evitar que ésta
      interfiriera
      en la guerra que estaba librando contra Escocia.
    
Álvar Núñez Cabeza de Vaca había
      salido
      de Asunción al frente de una expedición en busca de
      la
      Sierra de la Plata, pero el 25 de
        abril
      regresó sin haber realizado ningún progreso. En su
      ausencia, los colonos habían tenido la ocasión de
      hacer
      planes. Estalló una rebelión y el gobernador fue
      encarcelado, acusado de "gobierno personalista" y de proteger a
      los
      indios. El gobierno quedó en manos, naturalmente, de
      Domingo
      Martínez de Irala. 
    
El 15 de mayo llegó a
      Lima
      el virrey de Perú, Blasco Núñez Vela, donde
      fue
      recibido por el gobernador Cristóbal Vaca de Castro. El
      virrey
      venía con el firme propósito de implantar las Leyes
      nuevas y el gobernador trató de explicarle que no iba a ser
      fácil, pues había logrado vencer a los almagristas
      con el
      apoyo de los pizarristas y éstos no querían saber
      nada de
      leyes nuevas. Núñez Vela interpretó como
      desacato
      la prudencia de Vaca de Castro y lo hizo arrestar. Luego
      recibió
      a Gonzalo Pizarro como representante de los encomenderos, el cual
      le
      exigió los cargos de capitán general y justicia
      mayor de
      cuzco. El virrey se los concedió y Pizarro se dedicó
      entonces a reunir un ejército de descontentos.
    
Finalmente, un encomendero llamado Francisco
        de Carvajal, al que, tras la batalla de Chupas, Vaca de
      Castro
      había nombrado general, logró que
      Núñez
      Vela fuera depuesto, desterrado y, en su lugar, Gonzalo Pizarro
      fuera
      nombrado gobernador del Perú. Vaca de Castro
      aprovechó
      estos incidentes para fugarse y escapar a España a
      través
      de Panamá. Allí fue acusado de enriquecerse
      irregularmente y pasó tres años en prisión.
    
En España, las acusaciones de Hernán Cortes contra
      el
      virrey de México, Antonio de Mendoza, hicieron que la
      Corona
      enviara al visitador Tello de
        Sandoval, pero Mendoza salió bien librado.
    
Miguel Díaz de
        Armendáriz fue enviado como visitador al Nuevo
      Reino de
      Granada, para asegurar el cumplimiento de las Leyes nuevas. No
      tardó en enviar a España al gobernador de Cartagena,
      Pedro de Heredia. Sebastián de Belalcázar
      había
      acabado haciéndose con el gobierno de la región,
      gobierno
      que ahora le disputaba Jorge Robledo, que, absuelto de las
      acusaciones
      de que había sido objeto, había regresado con el
      título de mariscal y reclamaba las ciudades que él
      mismo
      había fundado y que Belalcázar le había
      arrebatado. Por último, Belalcázar recibió
      también a Blasco Núñez Vela, que reclamaba
      ayuda
      para imponerse en el Perú.
    
Rodrigo Contreras, el gobernador de Nicaragua, fue acusado por
      los
      colonos ante la Santa Inquisición de enriquecerse
      ilícitamente y de maltratar a los indios. Fue absuelto,
      pero se
      le quitó el gobierno y se le confiscó una parte de
      sus
      bienes.
    
Por su parte, Francisco de Orellana convenció a las
      autoridades de que no había abandonado a Gonzalo Pizarro,
      sino
      que le había sido imposible volver en su auxilio, y
      consiguió ser nombrado gobernador de las tierras que
      había descubierto, que recibieron el nombre de Nueva Andalucía. 
    
Pedro de Valdivia fundó al norte de Chile la ciudad de La Serena, y el puerto de Valparaíso cerca de
      Santiago.
      Mientras, sus capitanes Francisco
        de
        Villagrán y Francisco
        Aguirre exploraban un tramo de costa más al sur de
      Santiago, y el genovés Juan
Bautista
        Pastene llegaba casi al extremo sur del continente.
    
El año anterior, fray Bartolomé de Las Casas
      había rechazado el obispado de Cuzco, en Perú, pero
      ahora
      aceptaba el de Chiapas,
      en
      México. Fue consagrado en Sevilla y se dispuso a zarpar de
      nuevo
      hacia América, para ensayar de nuevo sus teorías de
      evangelización pacífica.
    
Ruy López de Villalobos había tratado en vano de
      establecerse en las Filipinas. A pesar de que tenía
      órdenes explícitas de no acercarse a las Molucas, se
      dirigió a ellas y ayudó a los reyezuelos
      indígenas
      contra los portugueses.
    
Sebastiano Caboto publicó un mapamundi.
    
En septiembre, el emperador
      Carlos V y el rey Francisco I de Francia hicieron las paces por
      cuarta
      vez. El tratado de Crépy
      establecía el mismo reparto territorial del tratado de Niza
      y
      acordaba el matrimonio del duque Carlos de Orleans (el segundo
      hijo de
      Francisco I) y María,
      la hija de dieciséis años del emperador, que
      aportaría como dote el Franco Condado. En una
      cláusula
      secreta, Francisco I se comprometía a ayudar a Carlos V a
      resolver el problema religioso en Alemania y a emprender una
      guerra
      contra los turcos. Por otra parte, Francisco I continuó la
      guerra contra los ingleses, que habían ocupado Boulogne. El pirata Barbarroja
      vio
      zanjada su alianza con Francia y marchó a Estambul.
    
Gerardus Mercator fue liberado de la cárcel después
      de
      siete meses de arrresto. Tras registrar su casa, confiscar sus
      posesiones y las torturas oportunas, no se había encontrado
      en
      él ningún signo de culpabilidad. Otros de los
      detenidos
      con él no corrieron la misma suerte. Fueron hallados
      culpables
      de no creer el en purgatorio, o en la presencia real de Cristo
      durante
      la eucaristía, y fueron quemados en la hoguera, o
      enterrados
      vivos. También influyó en su liberación el
      apoyo
      de la universidad de Lovaina. No obstante, tuvo que pagar todos
      los
      gastos derivados de su encarcelamiento.
    
Ese año murieron:
El rey Gustavo I de Suecia logró que el parlamento
      reconociera el
      carácter hereditario de la monarquía. Luego
      selló
      un acuerdo político y
      comercial con Francia que le protegió de las ambiciones
      danesas.
    
El rey Cristián III de Dinamarca
      nombró duque de Holstein-Gottorp
      a su hermano Adolfo. El
      ducado
      de Holstein no
      pertenecía en realidad a Dinamarca, sino que era una parte
      del
      Sacro Imperio Romano que los reyes de Dinamarca poseían a
      título personal desde que Cristián I lo heredara de
      su
      madre.
    
Hacia finales de año, estaba claro que la veta de plata
      que
      había encontrado el indio Huallpa era "algo grande" o, en
      quechua, potochi. Por
      ello,
      tanto la mina, como la colina, como la aldea que empezó a
      formarse por la
      afluencia de buscadores de plata, fueron conocidas con el nombre
      de Potosí, nombre
      que iba a
      representar por antonomasia las riquezas del Nuevo Mundo.
    
En 1545 hubo mucho
      tránsito destacado entre España y América:
    
El virrey de Nueva España, Antonio de Mendoza,
      fundó
      la universidad de México, la primera universidad americana.
    
En la India, Francisco Javier pasó de Cochin a
      Ceilán.
    
En Vietnam, uno de los partidarios de la derrocada
      dinastía
      Le, logró con ayuda portuguesa convertir sus dominios en un
      reino independiente de la
      dinastía Mac, con capital en Hue.
      El nuevo reino recibió el nombre de la dinastía
      fundadora: Nguyen. 
    
El rey Fernando I de Bohemia y Hungría tuvo que firmar una
      tregua con el sultán otomano Solimán I por la que se
      comprometía a pagar un tributo y reconocía a su
      rival
      Juan Segismundo como rey de la parte oriental de Hungría
      (Transilvania).
    
Ese año murieron:
    
El ejército inglés tomó e incendió la
      ciudad de Edimburgo.
    
Cardano publicó su Ars
        magna, donde exponía los métodos de
      resolución de las ecuaciones de tercer y cuarto grado
      atribuyendo cada resultado a su descubridor: Del Ferro, Tartaglia
      y
      Ferrari. El libro contiene el primer cálculo conocido con
      números imaginarios (aunque sin entender muy bien el fondo
      del
      asunto). Concretamente, dice algo
      así como:
      
Si no nos calentamos la cabeza y simplemente multiplicamos 5 +por 5 -
obtenemos 25 - (-15). Por lo tanto, el producto es 40.
El Papa Paulo III nombró duque de Parma a su hijo Pedro Luis de Farnesio (lo que
      suponía mutilar en su favor los Estados Pontificios).
    
Benvenutto Cellini dejó la corte del rey Francisco I de
      Francia y regresó a su ciudad natal, donde empezó a
      trabajar en un busto en bronce del duque Cosme I de
      Médicis.
    
Un cirujano del ejército francés llamado Ambroise Paré
      publicó
      un tratado titulado Método
para
        tratar las heridas producidas por arcabuz y otras armas de
        fuego.
      En él descarta la teoría de que los heridos de bala
      mueren envenenados por la pólvora, pero su principal
      aportación consistió en sustituir la
      cauterización
      con hierros candentes por la ligadura de las arterias.
    
Finalmente, tras varios intentos frustrados por las guerras y
      otros
      incidentes diplomáticos, Paulo III pudo convocar un
      concilio
      para abordar el problema de la reforma protestante. Aunque
      había
      sido convocado para nueve meses antes, la demora con la que
      llegaban
      los obispos (y, a decir verdad, también su falta de
      interés) hizo que el concilio
de
        Trento no pudiera inaugurarse hasta el 13 de diciembre, y contó
      únicamente con la presencia de 34 obispos católicos,
      la
      mayoría italianos, y ningún protestante, a pesar de
      que
      éstos habían sido invitados. El concilio fue
      presidido
      por el cardenal Hércules Gonzaga. Entre los representantes
      del
      Papa estaban los jesuitas Pedro Laínez y Alfonso
      Salmerón, mientras que el emperador envió al
      teólogo Domingo de Soto.
      Como representante del emperador acudió Diego Hurtado de Mendoza,
      hermano
      del virrey de México. (En las sesiones posteriores el
      número de participantes fue
      mayor. Por ejemplo, se calcula que a lo largo de todo el concilio
      llegaron a intervenir 163 españoles.)
    
El 7 de enero de 1546 se
      celebró la segunda sesión del concilio de Trento. El
      debate se centró sobre el método que habría
      de
      seguirse. Una de las cuestiones más destacadas fue el
      sistema de
      votación. Se propuso un sistema de voto por naciones, pero
      al
      final se optó por el voto individual, lo que suponía
      que
      los obispos italianos, a los que les resultaba más
      fácil
      llegar hasta Trento, estarían casi siempre en
      mayoría.
    
El virrey del Perú, Blasco Núñez Vela,
      provisto
      de un reducido ejército en el Nuevo Reino de Granada,
      avanzó hacia el sur y el 18 de
        enero
      se enfrentó con Gonzalo Pizarro en Añaquito, al norte de
      Quito.
      Núñez Vela cayó de su caballo y un esclavo le
      cortó la cabeza. Belalcázar fue hecho prisionero,
      aunque
      fue liberado poco después.
    
El 4 de febrero se
      celebró
      la tercera sesión del concilio de Trento. Se empezó
      el
      debate por una cuestión profunda: cuál sería
      el
      nombre del concilio. Se propuso el de Sínodo
        que representa a la Iglesia Universal, pero eso
      podía
      sugerir que el concilio tenía más autoridad que el
      Papa,
      así que se cambió por el de Sacrosanto sínodo tridentino,
        inspirado por el Espíritu Santo, presidido por tres
        legados de
        la Sede Apostólica. Luego se siguió
      discutiendo
      sobre el orden de los temas a tratar. El emperador y algunos
      prelados,
      como el obispo de Trento, pretendían que el concilio
      sirviera
      para acercar las posiciones de católicos y protestantes,
      por lo
      que proponían que se empezara discutiendo la reforma de la
      Iglesia, con la esperanza de que ello animara a los protestantes a
      presentarse en el concilio; sin embargo, imperaba el criterio de
      que se
      trataran primero las materias dogmáticas discutidas por los
      herejes. Lo máximo que lograron los imperiales fue que
      ambas
      materias se debatieran alternativamente. 
    
En México se descubrieron dos nuevas vetas de plata en Zacatecas, al norte de Nueva
      Galicia.
    
Bartolomé de Las Casas pasó a la capital mexicana,
      donde causaron gran escándalo sus Avisos y reglas para los confesores,
      que establecían, entre otras cosas, que, antes de
      confesarse, el
      penitente debía liberar a cuantos
        esclavos tuviere. 
    
La Corona Española decidió cancelar la
      concesión a los Welser en
      Venezuela. En contra de lo estipulado, no habían
      descubierto
      minas, ni fundado ciudades, ni edificado nada. Sólo
      habían esclavizado indígenas y extorsionado colonos.
    
Enrique VIII de Inglaterra y Francisco I de Francia firmaron la
      paz,
      aunque los ingleses conservaron Boulogne en su poder.
    
El 8 de abril se
      celebró
      la cuarta sesión del concilio de Trento. En ella se
      reafirmó el credo aprobado por el concilio de Nicea. Se
      estableció que las únicas fuentes de la
      revelación
      divina eran la Sagrada Escritura y la tradición.
      Ésta se
      dividía a su vez en la Tratidio
        Christi y la Traditio
        apostolorum (Spiritu Sancto dictante). En suma, que
      cuando
      murió el último apóstol se acabó la
      revelación, lo que tácitamente condenaba la doctrina
      luterana según la cual todo cristiano tiene autoridad para
      interpretar la Biblia. Hubo siete obispos que negaron valor
      incluso a
      la tradición de los apóstoles, pero fueron
      derrotados.
      Como texto de la Biblia se declaró auténtica la
      Vulgata
      de san Jerónimo, sin que ello implicara la negación
      de
      autenticidad para los textos primitivos, y se dispuso la
      confección de una versión revisada para subsanar los
      posibles errores introducidos por las copias durante la Edad
      Media.
    
El 17 de junio se
      celebró
      la quinta sesión del concilio de Trento. En ella se
      condenaron
      los abusos en la predicación y se definió la
      doctrina
      sobre el pecado original. Esto llevaba al espinoso problema de
      cómo se salva uno del pecado original, pero se dejó
      para
      la sesión siguiente.
    
Mientras tanto, Carlos V trataba de que los protestantes
      acudieran
      al concilio. La liga de Smalkalda rechazó una
      invitación-ultimátum y el emperador declaró
      la
      guerra al duque Juan Federico de Sajonia y al landgrave Felipe de
      Hesse. Casi sin combatir, fue tomando una serie de plazas a lo
      largo
      del Danubio.
    
Ese año murieron:
    
También murió la esposa de Girolamo Cardano, pero
      él al parecer no tenía tiempo para condolencias, ya
      que
      se había convertido en el médico y el
      matemático
      más famoso de la época. Su Ars magna era uno de los libros
      más vendidos. Fue nombrado rector del Colegio de
      físicos
      (entiéndase de médicos) y recibía ofertas de
      los
      personajes más ilustres de Europa, que se disputaban sus
      servicios como médico.
    
Niccolò Tartraglia publicó su libro Preguntas e inventos diversos,
      dedicada principalmente al álgebra y en particular a la
      resolución de
      las ecuaciones de tercer grado, pero que contenía
      también
      material
      sobre balística y explosivos. Además, acusaba de
      robo a
      Cardano por
      haber publicado su método sin permiso. Ludovico Ferrari le
      escribió una carta reprochándole tales acusaciones y
      retándolo a un debate público. Tartaglia
      prefería
      un debate con el propio Cardano, así que respondió a
      Ferrari tratando en vano de involucrarlo en la disputa.
    
François Rabelais publicó el tercer libro de Pantragruel, dedicado a Margarita de Navarra, pero la Sorbona condenó la obra por herética y el escritor se trasladó a Lyon.
La Compañía de Jesús estaba creciendo
      vertiginosamente. Sus miembros eran seleccionados y formados muy
      cuidadosamente, y la mejor forma de emplearlos a la espera de
      alguna
      tarea específica era la enseñanza. En los dos
      últimos años habían fundado varios colegios
      en
      España (en Valladolid, Alcalá, Valencia y
      Gandía).
      Tras la muerte de su esposa, el duque de Gandía, Francisco
      de
      Borja, decidió ingresar en la orden.
    
En Ginebra, por lo que a la omnipotencia y conocimientos
      teológicos se refiere, costaba distinguir quién era
      Calvino y quién era Dios: desde su regreso, había
      desterrado a setenta y seis descontentos y ejecutado a otros
      cincuenta
      y ocho. Por esas fechas inició una agria polémica
      epistolar con Miguel Servet, que, por algún extraño
      motivo, seguía sin digerir eso de que tres pudieran ser uno
      sin
      ser más de uno. En 1547
      Servet envió a Calvino un manuscrito de su Christianismi restitutio,
      donde
      atacaba por igual a católicos y reformados y afirmaba que
      ambos
      habían falseado la doctrina del cristianismo primitivo.
    
El calvinista John Knox empezó a dar clases en la
      universidad
      de Edimburgo, pero fue apresado junto con otros protestantes y
      enviado
      a galeras en Francia.
    
El rey Enrique VIII de Inglaterra condenó a muerte por
      alta
      traición a Henry Howard,
      el conde de Surrey. Su
      delito
      fue un intento de restaurar el catolicismo en Inglaterra. Howard
      fue un
      destacado poeta, uno de los padres de la poesía inglesa
      moderna.
      Sus Canciones y sonetos
      fueron publicados diez años después de su muerte, y
      representaron la aclimatación a la lengua inglesa de las
      formas
      petrarquistas. También destacan sus traducciones de la Eneida, el Eclesiastés y los Salmos. 
    
El gran príncipe Iván IV de Moscú
      cumplió diecisiete años, se casó con Anastasia Romanovna y se
      proclamó Zar de todas
        las
        Rusias, es decir, se declaró oficialmente heredero
      de los
      emperadores bizantinos, de acuerdo con una tradición ya muy
      asentada en Rusia. El joven zar se dispuso a gobernar por
      sí
      mismo, asesorado por un Consejo personal.
    
En Portugal empezaba a destacar un poeta de veintisiete
      años
      llamado Luis de Camões.
      Cuando aún era estudiante había compuesto un Anfitrión en
      redondillas,
      con el mismo argumento que la comedia de Plauto. Dos años
      atrás había escrito la comedia El rey Seleuco,
      que trataba sobre la cesión que Seleuco hizo de su esposa a
      su
      propio
      hijo. Los contemporáneos relacionaron el argumento con
      ciertas
      murmuraciones que se daban sobre el rey Juan III y esto hizo caer
      en
      desgracia al autor, que había abandonado la corte y ahora
      se
      exiliaba a Ceuta, donde perdió el ojo derecho.
    
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