Índice
2.1 La Alemania de la República de
Weimar (1926-1933)
2.2
La Alemania del Tercer Reich (1933-1936)
2.3 La Alemania del Exilio
(1933-1936)
3
Los problemas judiciales tras la publicación de la novela
Mephisto, Roman einer Karriere fue
una de las primeras novelas que denunció la atrocidad de la Alemania nazi. Esta
novela del escritor alemán Klaus Mann, levantó disputas y discusiones entre los
críticos literarios más notables del momento, incluso, después de veinte años
de su publicación. Ninguna otra novela del exilio había provocado tanta
polémica, no sólo para la crítica literaria y la opinión pública sino también
para la justicia alemana, hasta tal extremo que se la conocía como el caso Mephisto.
Las razones se encontraban en la novela misma. El objetivo principal de este
artículo es exponer los problemas que tuvo la novela con la justicia alemana
tras su publicación. También se analizará en qué medida Mephisto es
reflejo de la sociedad de la República de Weimar, la Alemania del Tercer Reich
y
Mephisto, Roman einer Karriere es la historia de
la carrera del actor Hendrik Höfgen. Su primer ascenso lo consigue en Hamburgo
durante los años veinte. En esta época no es más que un actor de categoría
provincial. El protagonista se define por su convicción radicalmente
izquierdista y se entusiasma por crear el Teatro Revolucionario, un teatro que
nunca se inauguró. Sigue la historia de su matrimonio fracasado con
La historia de Mephisto se desarrolla
entre 1926 y 1936, reflejándose por lo tanto, en ella un importante período de
la historia contemporánea alemana con dos extraordinarias personalidades como
centro: Klaus Mann y su excuñado, Gustaf Gründgens.
Mephisto, Roman einer Karriere no sólo fue acicate diario y vida
en el exilio para Klaus Mann, sino también transparencia de su soledad
traicionada por la crudeza del Tercer Reich y por una larga cadena de
desilusiones personales y políticas. La novela se desarrolla entre 1926 y 1936.
El propio Klaus Mann lo dejó escrito en la primera edición de la obra que se
publicó en octubre de 1936. Klaus Mann (1984: 94). En primer lugar, se analiza
la denominación de Mephisto como Zeitroman para, posteriormente,
exponer sus derivados problemas judiciales. El carácter de Zeitroman se
estudia a partir de la definición de Ivo Braar y de los escritos
autobiográficos del escritor:
Hier nicht im engeren Sinne als Nebenform des Gesellschafts-romans gemeint,
sondern umfassender als Oberbegriff für diejenigen Romantype, […] die allgemeinere,
überindividuelle Themengestalten. Ivo Braar (1966:
130).
En la novela aparecen aspectos de la sociedad
de la República de Weimar, de la Alemania del Tercer Reich y de la Alemania del
Exilio. La división y el derrumbamiento militar y político fueron, entre otras
cosas, las consecuencias que tuvo que sufrir Alemania tras haber sido derrotada
en
In so einem jungen Kopf ist alles wirr, alles ungeklärt. […] bei all diesen
jungen Wirrköpfen, die nichts wissen und nicht richtig nachdenken können. Klaus
Mann (1995: 65) […] eine angeregte, von den Ereignissen aufgewühlte, discussions-
und beifallsfreudige Jugend. […] den Idealen der Freiheit, der Gerechtigkeit,
des Friedens. Klaus Mann (1995: 3ss).
Uno de los personajes de la novela, el
director de teatro, Oskar H. Kroge, se queja por la indiferencia y pasividad de
la juventud alemana, por el materialismo de la sociedad y por la falta de
interés hacia todo lo bueno. Klaus Mann (1995: 54ss). Del mismo modo, Klaus Mann en
sus escritos autobiográficos señala como después de la Guerra, la juventud fue
víctima de una crisis de valores sociales y morales. Menciona igualmente a una
generación desordenada, frívola, jóvenes sin objetivos y sin deseos de vivir:
War meine Generation –die europäische Generation, die während des ersten Weltkrieges
heranwuchs –unordentlicher und frivoler, als Jugend es im allgemeinen ist?.
Trieben wir es besonders liederlich und zügellos?. Die moralisch-soziale Krise,
in deren Mitte wir stehen und deren Ende noch nicht abzusehen scheint, sie war
doch damals schon in vollem Gange. Unser bewußtes Leben begann in einer Zeit
beklemmender Ungewißheit. Da um uns herum alles barst und schwankte, woran
hätten wir uns halten, nach welchem Gesetz uns orientieren sollen? Die
Zivilitation, deren Bekanntschaft wir in den zwanziger Jahren machten, schien
ohne Balance, ohne Ziel, ohne Lebenswille, rief zum Ruin, bereit zum Untergang.
Klaus Mann (1994: 120).
Otro personaje de Mephisto, el escritor
Theophil Marder, hace una crítica cruel de la época y de la sociedad degradada,
sin esperanza, sin espiritualidad y sin disciplina. Alaba los tiempos mejores
de su juventud frente a la actual criminalidad y maldad que se vivía: «Die
heutige Zeit bringt nur noch Kretins und Kriminalle hervor». Klaus Mann (1995: 158). Se queja de la incultura general y de una generación totalmente
desmoralizada y sin valores. Ante esta situación, Theophil presiente todo el
caos político y social que se avecina, además de estar seguro de una posible
catástrofe europea. Klaus Mann (1995: 158). Al igual que el personaje de su
novela, Klaus Mann, prevé el fin del mundo: «Gott! Mein Gott, was soll werden! Weltuntergang. Rotes
Feuer und starre Leichen […] Man erwartet eine Katastrophe».
Klaus Mann (1991a: 73)
La crisis económica se refleja en la novela porque era el tema diario
en la cantina del teatro, debido a la falta de dinero de los actores
hamburgueses, quienes no se podían permitir comidas muy caras, ya que la
inflación económica había afectado a la mayoría de los habitantes. Klaus Mann (1995: 58ss). En la obra se hace
igualmente referencia al crecimiento del paro, que en septiembre de 1931
alcanzó un número muy elevado para
Como se sabe, el Tratado de Versalles firmado en 1919 había establecido
sanciones abusivas a Alemania, las cuales constituirían una de las causas
determinantes de
Wenn der Tag erst da ist, und unser Führer die ganze Macht übernimmt, dann
ist Schluß mit Kapitalismus und Bonzenwirtschaft, die Zinsknechtschaft wird
gebrochen, die Großbanken und die Börsen, die unsere Volkswirtschaft aussaugen,
können zumachen, und niemand wird ihnen nachweinen!. Klaus Mann (1995: 188).
Los enfrentamientos de clase y las crisis sociales afectaron también a la
literatura provocando una rápida sucesión de modas y diferentes gustos
literarios. Desde este punto de vista, fue pues, una época muy contradictoria y
hubo una gran variedad de actitudes. Se pasó del individualismo, al nihilismo,
pasando por el tradicionalismo, y llegando incluso al subjetivismo. Los clichés
morales de la era burguesa desaparecieron al igual que los ideales estéticos de
la generación anterior. Klaus Mann fue testigo de ello. Lo manifestó tanto en Der Wendepunkt, Klaus Mann (1994:
120ss), como en su autobiografía en lengua inglesa, The Turning Point:
We could
hardly deviate from any ethical norm, for the cogent reason that there was
none. The moral clichés of a smug and prosperous society -a nauseous blend of
obsolete taboos and morbid inhibitions- crumbled under the blows of War and
Revolution. The hypocritical etiquette of the bourgeois era seemed done away
with, for good. Indeed, we deemed the old morality so definitely passé that we
did not even bother attacking it any more.
We were
not debunkers. Precending generations had done a terrific job in sapping the
mendacious idelogy of the ancien régime, the regime of virtue and exploitation.
It was from iconoclastic geniuses of the late nineteenth century that we
learned the disparagement of the intellect an the cult of Eros. Klaus Mann (1987: 81ss).
Entre 1919 y 1923, los autores anarquistas y comunistas de la extrema
izquierda debatieron sobre las posibilidades que podía tener la literatura
proletaria en la sociedad burguesa. Se intentó fijar con claridad, exactitud y
precisión lo que debía ser la literatura proletaria en Alemania. Se llegó a la
conclusión de que el proletariado tenía que manifestarse como una clase
dominante, si quería que su arte tuviera expresión y fuerza artística. Como
aseguró Oskar Kanehl:
El arte proletario es el arte del proletariado como clase dominante.
Mientras no exista el proletariado como clase dominante, el arte proletario
seguirá siendo la expresión artística de la clase oprimida y, como tal, se la
seguirá oprimiendo, es decir, se la silenciará, se la perseguirá, se la
prohibirá y, carente de medios de difusión, acabará siendo ilegal. (Wolfgang
Beutin: 1991: 384).
En Berlín se fundó una <Unión para el Arte Proletario>, a la que
pertenecían, no sólo escritores y artistas, sino también comités de empresa. Su
intención era hacer un arte proletario nuevo y diferente para impulsar y
activar la revolución. Pero este propósito resultó ilusorio. Prueba de ello, lo
tenemos también en Mephisto, donde la
idea del Teatro Revolucionario, que estaba planteado como una serie de
representaciones los domingos por la mañana bajo la dirección de Hendrik Höfgen
y el patrocinio de una organización comunista, nunca se llegó a inaugurar.
Con la denominación <Teatro de obreros revolucionarios de Berlín y
suburbios>, se pretendía sugerir que no se trataba solamente de una
institución cultural de carácter autónomo, sino que formaba parte del
movimiento obrero y de la organización política con él relacionada. Esta idea
del teatro como instrumento político se manifiesta en la novela. El personaje Otto Ulrichs es eco de ella:
«Ulrichs, für den die Bühne zunächst und vor allem ein politisches Instrument
bedeutete, hing mit zäher Leidenschaft an diesem Projekt». Klaus Mann (1995: 75). Este personaje de Mephisto está convencido de las
creencias del Teatro Revolucionario, puesto que para él, son las auténticas y
verdaderas, y todos, incluso, los que no son partidarios de este teatro,
aceptarán sus convicciones y sus normas. Klaus Mann (1995: 76).
En cambio, para otros el teatro fue concebido como un aula moral, sin
ninguna pretensión política. De esta opinión es el personaje, Oskar H. Kroge,
puesto que consideraba necesario educar a la juventud desde el escenario
siguiendo los ideales de libertad, justicia y paz: «Oskar H. Kroge empfand das
Theater als die moralische Anstalt: von der Schaubühne sollte eine neue
Generation erzogen werden zu den Idealen der Freiheit, der Gerechtigkeit, des
Friedens». Klaus Mann (1995: 53).
Las experiencias de la Guerra Mundial, de la revolución y de los
enfrentamientos de clase durante la República de Weimar crearon una conciencia
de crisis entre los escritores que buscaban nuevas formas literarias. Estos
escritores vivían en una época donde no había ningún movimiento espiritual,
ninguna tendencia general y ninguna realización especial que hubieran podido
hacer valer sus derechos y que les hubieran servido de guía para sus obras.
Esta realidad la refleja Marder, lamentándose de ello en la novela: «[...] keine geistige Bewegung, [...] oder besondere Leistung, die sein
fürchterlicher Anspruch irgend hätte gelten lassen». Klaus Mann (1995: 120).
Klaus Mann en sus escritos autobiográficos anota también esta crisis ante
la necesidad de nuevas formas morales y literarias frente al deterioro social
que se está viviendo:
Wir werden auf diese ungeschickten, aber inständigen Versuche, den
tröstenden Lichtschein einer neuen Moral zu erspüren, später zu reden kommen [...] der Mangel an Interesse oder das
oberflächliche Interesse, welches wir den politischen Zuständen und Begebenheiten
widmeten, liebe darauf schlieben, diese Zustände hätten uns unberührt
und unverändert gelassen. Klaus Mann (1991a: 72ss).
[...] Kennzeichnet eines der beunruhigendste
Entwicklungs-momente der Weimarer Republik. Ich spürte den Irrsinn, die Abscheulichkeit
der Tat, und war angewidert; aber nicht angewidert genung. Klaus Mann (1994: 83).
Desde el punto de vista político, en el seno del movimiento obrero se
produjo una división en esta época. Por un lado, estaban los socialdemócratas
y, por otro, los comunistas. El fraccionamiento cada vez mayor de la izquierda
no pudo hacer frente a las fuerzas fascistas. El auge de estas fuerzas
favoreció la pérdida de los elementos democráticos y de la lucha de clases.
En Mephisto, el teatro
bolchevique de Hamburgo es escenario de este choque de clases debido a las
disputas surgidas por las opiniones contradictorias sobre el proyecto del
<Teatro Revolucionario>, entre Otto Ulrichs, que es comunista, el
director Kroge y la Herzfeld, que son burgueses, Hans Miklas, Knurr y la Efeu,
que son nacionalsocialistas. El señor Knurr califica a la dirección del Teatro
de los Artistas de judaizante y marxista. Klaus Mann (1995: 66). Otro ejemplo
que demuestra este enfrentamiento de clases, es la conversación del
protagonista, el comunista Hendrik Höfgen, con el burgués académico, Bruckner[1]. Höfgen utilizó
palabras destructivas para calificar el cinismo explotador de los burgueses y
la locura criminal de la barbarie nacionalsocialista, a quienes calificó de
bestias, diablos e idiotas. Klaus Mann (1995: 139). Insultos que al académico no le gustaron mucho:
«Sie sprechen so verächtlich von den Bürgern [...] aber ich bin auch einer». Klaus Mann (1995: 137).
El fracaso de la República se debió, principalmente, a la falta de unidad
de acción de los demócratas y no tanto por el enfrentamiento entre derechas e
izquierdas. En lugar de unirse y hacer frente al enemigo común, la izquierda se
desgastó inútilmente en luchas entre las diferentes tendencias y fracciones.
Esta disgregación del ala izquierda también subyace en la novela, cuando el
profesor Bruckner acude a Berlín para pronunciar un discurso sobre la política
y la cultura titulado <la amenazadora barbarie> con la intención de
avisar a la burguesía intelectual del peligro político que se acercaba.
La toma del poder nacionalsocialista empezó a perfilarse, de forma
clara a partir de la crisis económica mundial de 1929. El 14 de septiembre de
1930 tuvo lugar la primera victoria importante de los nazis. El número de sus
escaños en el Reichstag, aumentó de
El 31 de julio de 1932, los nazis ganaron 230 escaños sobre 608 en el Reichstag.
Hindenburg rehusó nombrar canciller a Hitler, y redujo el número de escaños a
196. El 17 de noviembre Papen renunció a su misión de canciller y se nombró a
Schleicher. El 28 de enero de 1933, presentó su dimisión y el 30 de enero,
Hitler fue nombrado Canciller. Estos acontecimientos políticos aparecen en los
escritos autobiográficos de Klaus Mann:
Herrenreiter von Papen, immer voll witziger Einfälle, und der skrupellose
Sohn des Präsidenten, Major seines Zeichens, überzeugten ihren senilen Chef von
der Gefährlichkeit des neuen Kanzlers. [...] <Schleicher fliegt!> [...] Und was nun? Papen hatte seinen
Vorschlag bereit: ein Kabinett der <Nationalen Einheit> - mit Hitler an
der Spitze!. Klaus Mann (1994: 279).
[...] betreffs Hitler Ernennung Hitlers zum
Reichskanzler am 30.1.1933. Klaus Mann (1989a: 249).
Klaus Mann escribe en sus autobiografías cómo se enteró del nombramiento de
Hitler. Esa misma mañana estaba en Berlín y partía para Munich, pero antes
tenía que ir a Leipzig. Allí en la estación le esperaba Erich Ebermayer, con
quien había interpretado una parte de
El nombramiento de Hitler también se anuncia en Mephisto. El actor Höfgen se encuentra en España cuando se entera
de la noticia. Klaus Mann (1995: 241). Otro aspecto político de este período
fue el incendio del Reichstag el 27 de febrero de 1933. Este hecho apareció reflejado tanto en
sus escritos autobiográficos: «Im Februar 1933 - kurz vor dem Reichtagsbrand,
Klaus Mann (1994: 282), como en la novela: «Als Höfgen in Paris eintraf, war
das erste, was er erfuhr, die Nachricht vom Brande des deutschen Reichstag». Klaus Mann (1995: 245).
El 10 de mayo de 1933, tuvo lugar el tan reprobado hecho de la quema de
libros en la plaza céntrica berlinesa, entre la Ópera y la Universidad de
Berlín, así como en la gran mayoría de ciudades alemanas. Se calcula que unas
20.000 obras fueron destruidas, entre ellas de autores tan conocidos como
Heinrich Mann, Sigmund Freud, Ernst Glaeser, Erich Kästner, Eric Maria
Remarque, Karl Marx, por citar algunos. En Mephisto
aparece también este hecho vandálico: Klaus Mann (1995: 309). Este suceso
también se menciona en Der Wendepunkt.
Klaus Mann (1994: 294).
Ya durante la República de Weimar muchos intelectuales habían exteriorizado
su discrepancia con los ideales nazis. Klaus Mann dejó claro en sus autobiografías que estaba en contra de Hitler,
desde un principio: «Unbestreitbar, ich war gegen Hitler -von Anfang an,
unbedingt, ohne irgendwelche Vorbehalte psychologisch-pazifischer oder
diabolisch-paradoxer Art». Klaus Mann
(1994: 252). Consideraba al nuevo gobierno y a la política nacionalsocialista
como algo negativo enviado por el demonio y el mayor escándalo de la época.
Para él, Hitler despedía mal olor, porque el mismo caudillo era la peste en
persona, por eso el aire que se respiraba en la Alemania del Tercer Reich
estaba contaminado. Esta comparación tan mordaz y deforme del régimen nazi
apareció tanto en sus autobiografías como en las anotaciones de sus diarios. Esta concepción de Klaus Mann sobre el ambiente podrido del Tercer Reich
que se menciona en sus escritos autobiográficos, se anticipa en el prólogo de
la novela. Klaus Mann (1995: 38).
En la Alemania nazi reinan las tinieblas. No se escuchan más que sucias
mentiras vociferadas en las salas de junta, desde los micrófonos, desde las
columnas de los periódicos o desde las pantallas de cine. Por eso, los que no
soportan vivir en este ambiente, se marchan y para los que se quedan, el país
es como una cárcel, una mazmorra pestilente. Klaus Mann describe
despectivamente y sin compasión el ambiente nazi. Klaus Mann (1995: 240ss). Se
podría pensar que Klaus Mann exageró drásticamente la imagen de la Alemania de
Hitler, pero opiniones y descripciones semejantes se pueden leer en otros
escritos referidos a este período.
El ambiente extremadamente politizado que vivió la Alemania del Tercer
Reich aparece reflejado en las obras autobiográficas: los jóvenes vestían
uniformes de color pardo y negro de la SS, alzaban banderas con el símbolo de
la cruz gamada, Klaus Mann (1994: 287), la juventud hacía desfiles por las
calles y cantaban canciones que sonaban a guerra. Los discursos del caudillo,
que no eran más que amenazas y mentiras, se escuchaban en la radio, Klaus Mann (1989b: 41 y 64) y en las
pantallas del cine. Mephisto es una
huella clara de todo este terror nazi:
[...] wie die Straßen von Berlin sich verändert
hatten? Sah er die braunen und die schwarzen Uniformen, die Hakenkreuzfahnen,
die marschierende Jugend?. Hörte er die kriegerischen Lieder, die auf den
Straßen, aus den Radioapparaten, von der Filmleinwand klangen?. Achtete er auf
die Führerreden mit ihren Drohungen und Prahlereien?. Las er die Zeitungen, die
beschönigten, verschwiegen, logen und noch genug des Entsetzlichen verrieten?. Klaus Mann (1995: 259).
En 1913, Adolf Hitler había desertado del ejército austríaco para
trasladarse a Munich. Al frente del Partido nacionalsocialista, había
colaborado con Ludendorff en el fracasado putsch de la capital bávara en
1923 y había sido condenado a cinco años de cárcel a pesar de cumplir menos de
uno. En la prisión había dictado a Rudolf Hess su autobiografía Mein Kampf, donde perfiló las bases
ideológicas de su doctrina: vulgarización de las tesis del pangermanismo, el
espacio vital y la selección racial. La ideología del Partido Obrero
Nacionalsocialista se caracterizaba por una concepción totalitaria del Estado
bajo el poder absoluto del Führer, un nacionalismo expansionista bajo el
lema Pueblo sin fronteras - Volk ohne Raum, un racismo que proclamaba la
superioridad de la raza germánica, el antisemitismo y la oposición sistemática
al comunismo, al marxismo y a la democracia liberal.
Esta ideología nazi se revela entre las líneas de Mephisto. Son continuas las referencias al ansia expansionista, a
la revancha nazi, a la pasión por la guerra, Klaus Mann (1995: 279).También se
menciona la necesidad de aviones para llevar a cabo tal empresa bélica: «er,
der Dicke kümmerte sich um die Flugzeuge. Denn Flugzeuge vor allem mußte Deutschland haben».
Klaus Mann (1995: 279). Los métodos de aniquilación y las ejecuciones son
imprescindibles para conseguir su lema: «Denkt er an Hinrichtungen, gaukelt
seine angeregte Phantasie ihm neue, unerhörte Methoden der Vernichtung vor?». Klaus Mann (1995: 280). Se necesitan soldados en el
ejército para servir a la patria, se les enseña a odiar la palabra pacifismo, a
disparar sin consuelo y a tirar bombas en los campos de tiro. Klaus Mann (1995:
376).
Estos jóvenes militarmente organizados, disciplinados y adiestrados, no
conocían más que una meta. Se podía carecer de alimentos, pero no de cañones,
que eran lo más importante para llevar a cabo la guerra ofensiva y
expansionista. Alemania tenía que recuperar sus colonias perdidas, por eso todo
el país se convirtió en un campamento militar, se desarrolló una importante
industria de armamento, que causó impacto y miedo en el extranjero. Klaus Mann
(1995: 376ss).
El Führer exige continuamente acciones de depuración. Por eso se
asesina a los comunistas. Se elimina a todos aquellos que pueden traer
problemas en el futuro, generales, escritores, ministros, ya retirados, e
incluso, a veces, se mata a sus mujeres, a los judíos, a las muchachas que han
estado con ellos. Se persigue a los católicos. Se extermina a los marxistas y a
los judíos y se aniquila a los obreros de forma inhumana. Klaus Mann (1995:
375ss). En la autobiografía Der Wendepunkt también se manifiesta estos
hechos de depuración y las ansias revanchistas de los nazis. Klaus Mann (1994:
242).
Los nacionalsocialistas utilizaron medios siniestros para llevar a cabo su
táctica militar y política. En Mephisto
se mencionan constantemente estos actos crueles y barbaros, como los asesinatos
o los campos de concentración. «[...] Deutschland hatte seine Ehre wieder,
da die Kommunisten und Pazifisten nun in den Konzentrationslagern saßen,
teilweise auch schon getötet waren» Klaus Mann (1995: 269). Las amargas torturas sin compasión. Un ejemplo en
la novela son estas torturas y vejaciones que tiene que sufrir el personaje,
Otto Ulrichs. Los nazis le hacen subir a un árbol, le tiran piedras y cuando
baja, le golpean con las fustas, como el propio personaje lo cuenta:
So sah der Baum aus, auf den ich klettern mußte. Es war ziemlich schwer
raufzukommen. Als ich oben saß, warfen sie mit Steinen nach mir. Einer hat mich
an der Stirn getroffen; da ist noch die Narbe. Von oben mußte ich hundertmal
rufen: "Ich bin ein dreckiges Kommunistenschwein. Als ich endlich wieder runterklettern durfte, warteten
sie schon auf mich mit den Peitschen [...]. Klaus Mann (1995: 293).
El mismo vandalismo aparece en sus escritos autobiográficos: «Die Nazis werden
kommen und meinen kleinen Hund Wolfram schlachten und Erikas Wagen kaputtmachen
und deine Bücher, Klaus, und meine Bilder auch». Klaus Mann (1994: 270).
We danced at the
Hotel Vier Jahreszeiten when the incendiaries accused innocent men of their own
wanton crime. l don't know where we may have danced when the anarchist Erich
Mühsam, the pacifist Carl von Ossietzdy, and the Communist Ernst Thälmann were
arrested by the Gestapo. Klaus Mann (1987: 262).
Unruhig geschlafen [...] ein Keller mit Toten: [...]. In der Hitzelsgasse. Klaus Mann (1989b: 13).
Reflejo, una vez más en Mephisto, de esta crueldad de los nazis es
el asalto al cine donde actúa Dora Martin, actriz de raza judía, donde los miembros
de la SA boicotean el cine y tiran bombas fétidas a la vez que dicen: «Wir
wollen keine verdammten Jüdinnen mehr in einem deutschen Kino». Klaus Mann
(1995: 325).
El 5 de marzo de 1933, se celebraron las últimas elecciones libres al
parlamento. Los nazis consiguieron 288 escaños (el 44%). Los
nacionalsocialistas se sintieron lo suficientemente reforzados como para
organizar el ámbito cultural. Y así, paralelamente a la desintoxicación de la
vida pública, el gobierno del Reich emprendió, con medidas severas la tarea de
mejorar la condición moral del pueblo. La educación, el teatro, el cine, la
literatura, la prensa, la radio servirán de medio para dicho objetivo. Se
prohibieron, sin más, los periódicos y revistas que no se integrasen en la
nueva línea del partido, y a los restantes se les obligó a adaptarse a su
ideología mediante amenazas, despidos, detenciones y sanciones económicas.
En la novela Mephisto aparece
también este riguroso control de la cultura. Todo está puesto al servicio de la
doctrina nazi. El Ministro de Propaganda tiene el teatro
totalmente controlado. En el escenario da igual lo que se represente, tampoco
importa la calidad de los actores, lo más importante es que sean rubios y que
no haya judíos. Se controla todo, desde el personal técnico, los acomodadores y
porteros hasta las más importantes estrellas. No se interpreta ninguna obra si el árbol
genealógico del autor no es puro hasta la cuarta o quinta generación y no se
representan obras que puedan, de alguna forma, ser contradictorias al régimen:
Klaus Mann (1995: 342).
La mayor parte de los autores jóvenes de talento habían emigrado o vivían
en Alemania como en el exilio. Y los poetas nacionalsocialistas escriben obras
de teatro de muy baja calidad artística. Al no haber obras modernas, se acude a
las antiguas farsas. No se da, pues, cabida a la innovación, y todo lo que se
sale de las normas del régimen, se denomina "arte degenerado".
Los nazis explotaron para sus propios fines el arte y la literatura
burgueses, utilizando el corpus literario que ya existía. Los rasgos que
sobresalieron en su arte propagandístico fueron la originalidad y la
creatividad. Los nuevos medios - como el cine, la radio, entre otros - cobraron
especial importancia en la política cultural y en su propaganda, atribuyéndose
un papel secundario a la literatura. La tendencia del arte fascista hacia lo
ornamental y hacia todo lo que sonara a solemnidad, destaca, sobre todo, en los
congresos del partido del Reich, destinados a ser un teatro de masas, logrando
combinar a la perfección la aglomeración de gente que acudía con la ideología
nacionalsocialista. Se podría decir que el auténtico éxito artístico de los
nazis consiste en haber escenificado esos congresos del partido del Reich.
Pusieron todos los esfuerzos por estetizar la política en un solo objetivo, que
era la guerra revanchista. Wolfgang Beutin: 1991: 415ss).
En Mephisto, el poeta Pelz es voz
de esta estetización de la política o política fascista como obra de arte
total, quien coloca al mismo nivel el hecho de compononer versos, cantar o
matar: «Dichten und Töten, Blut und Lied, Mord und Hymne: das paßt zueinander».
Pelz admira al Führer por su relación con la oscuridad y el abismo, esta era
una característica de los poetas nihilistas durante la época nazi: «Unser
geliebter Führer reißt uns in die Dunkelheit und ins Nichts. Wie sollten wir Dichter, die wir unsere
besonderen Beziehungen zur Dunkelheit und zum Abgrund haben, ihn dafür nicht
bewundern?». Klaus Mann
(1995: 308). La Cultura con letras
mayúsculas y en sentido propio no tiene cabida en el Tercer Reich, como aparece
testificado en la novela: «Die Kultur war ein Thema, das den meisten der
Senatoren gar zu ferne lag. Die Uniformierten waren stolz darauf, daß sie seit ihrer Knabenzeit kein
Buch gelesen hatten». Klaus Mann (1995: 369).
La literatura durante El Tercer Reich quedó relegada a un segundo plano. Se
prefería una literatura popular-nacional, bajo la cual se englobaban distintas
corrientes literarias como la "literatura de sangre y raza", Klaus Mann (1994: 248), la literatura regional y de provincias o las
novelas de guerra. Todas ellas ensalzan la raza germánica, por lo tanto, se
proclaman antidemocráticas, antimodernistas, y van en contra del semitismo
cualidades que los nacionalsocialistas las hacían sumamente aprovechables para
sus fines. Este aspecto literario aparece en la novela, cuando, por ejemplo, el
protagonista masculino, el actor Hendrik Höfgen quiere leer un capítulo de una
trilogía titulada, Un pueblo se pone en
marcha. Klaus Mann
(1995: 369). O cuando,
Müller-Andrea, el charlatán del periódico Das
Interessante Journal publicó en
1931 un libro, Los fieles del Führer:
Klaus Mann (1995:
285).
Por lo expuesto se puede afirmar que en Mephisto
hay suficientes ejemplos, donde el autor deja reflejado en sus páginas, el
paralelismo existente entre la obra y la realidad político-social que se estaba
viviendo. El lector puede identificar, sin gran esfuerzo, la Alemania de los
años previos al ascenso de Hitler al poder y la época en la cual las ideas de
la ideología nazi rigen los destinos del país y de sus habitantes.
La novela es también reflejo de la otra Alemania,
la del exilio. Como se ha dicho anteriormente, los nazis para conseguir sus objetivos
establecido utilizaron métodos de terror y desarrollaron una política de
coordinación de medios, la conocida política de Gleichschaltung. Ante
estas medidas de terror miles de personas se vieron obligados a abandonar su
patria. Los exiliados del Tercer Reich buscaron asilo en países de todo el
mundo. En Mephisto solamente el
título del capítulo IX sirve de ejemplo: In vielen Städten:
[...] In vielen Städten und in vielen
Ländern [...] Manche lebten in Dänemark, manche in Holland,
manche in London oder in Barcelona oder in Florenz. Andere waren nach
Argentinien oder nach China verschlagen worden. Klaus Mann (1995: 329). En los dos primeros años del
exilio fueron Francia y Checoslovaquia los países que más importancia tuvieron
en cuanto a la recepción de exiliados se refiere. Klaus Mann (1994: 294).
Los exiliados se sentían estimulados a seguir en la lucha por el
enriquecedor contacto con otros compatriotas, e igualmente, les beneficiaba la
relación con otros artistas en los distintos cafés de París, que eran
frecuentados por escritores y artistas, formando en ellos verdaderas tertulias
literarias. Como por ejemplo, el Café du Dôme, que era centro de
reunión y lugar de encuentro de los exiliados: «Welcher Reichtum an intellektuellen
Kontakten! Man traf sich
auf der Terrasse des Café du Dôme». Klaus Mann (1994: 167). En la novela se alude también a este café
frecuentado por la gente que había abandonado Alemania: «Ist dieses Café du
Dôme nicht ein Treffpunkt der Emigranten?», se pregunta el actor Hendrik
Höfgen. Klaus Mann (1995: 253). En las anotaciones de sus
diarios, Klaus Mann también lo menciona: «28.V.[1933]: Alle ins Dôme». Klaus Mann (1989a: 140).
Ante esta situación política, unos decidieron marcharse porque no compartían
los principios de la política nazi y creían que si se quedaban se hacían
conniventes de la barbarie que estaba ocurriendo en su país. Por ello,
decidieron abandonar Alemania. En sus autobiografías, Klaus Mann manifiesta que
la emigración no es buena debido a los cambios que suponen para el país y para
las personas que lo sufren. Sin embargo, considera que es mejor exiliarse que
permanecer en la Alemania del Tercer Reich. Por eso, él abandona su patria el
13 de marzo de 1933: «Die Emigration war nicht gut. Das Dritte Reich war schlimmer». «Ich verließ
Deutschland am 13. März 1933». Klaus Mann (1994:
287). «lt was the last time l set foot on German ground. The date was March 13., 1933». Klaus Mann (1989: 265).
En Mephisto, el profesor
Bruckner, como otros muchos, abandonaron su patria para no tener que
despreciarla; otros se vieron obligados a ello, sino querían arriesgarse a
perder sus vidas: «Ich bin nicht mehr gern in Berlin. Ja, ich fange an, mich vor Berlin zu fürchten [...] Nein, ich bin nicht mehr gern in
Berlin. Vielleicht meide ich es, um es nicht verächten zu müssen». Klaus Mann (1995: 221).
El exilio afectó a un amplio sector de la población alemana, entre la cual
se encontraban varios centenares de escritores - los mejores del momento:
Ein Massenexodus der Dichter setzte ein; noch nie zuvor in der Geschichte
hat eine Nation innerhalb weniger Monate so viele ihrer literarischen
Repräsentanten eingebüßt. Nicht allein die <rassisch Kompromittierten>
suchten das Weite; mit ihnen entfernten sich viele von einwandfrei
nichtjüdischem Blut: Fritz von Unruh und Leonhard Frank, Bertolt Brecht und
Oskar Maria Graf, René schickele und Annette Kolb, Werner Hegemann und Georg
Kaiser, Erich-Maria Remarque und Johannes R. Becher, Irmgrad Keun und Gustav
Regler, Hans-Henny Jahnn und Bodo Uhse, Heinrich und Thomas Mann: um nur diese
zu nennen. Klaus Mann
(1994: 293).
Estos formaron
Dos de las primeras revistas del exilio Neue
Deutsche Blätter y Die Sammlung
intentaron agrupar a escritores para orientarlos hacia una lucha común contra
el fascismo. Klaus Mann confiesa que su ambición era transmitir al público europeo
el talento de la emigración:
Mein Ehrgeiz war es, die Talente der Emigration beim europäischen Publikum
einzuführen, gleichzeitig aber die Emigranten mit den geistigen Strömungen in
ihren Gastländern vertraut zu machen. Dazu kam, als essentielles Element meines
redaktionallen Programms, das Politisch-Polemische. Die Sammlung war schöngeistig, dabei aber militant.
Klaus Mann (1994:
340).
En Mephisto, personajes como
Bárbara[2],
Sie arbeitete in einem Komitee für politische Flüchtlinge aus Deutschland.
Außerdem besorgte sie, gemeinsam mit ihrem Freund Sebastian und Frau von
Herzfeld, die Herausgabe einer Zeitschrift, die sich mit den Kriegsvorbereitungen,
den kulturellen und juristischen Greueln, mit dem Schmutz und der
Gefährlichkeit des deutschen Faschismus beschäftigte. Klaus Mann (1995: 313).
En Mephisto, la misión del
escritor en el exilio la transmite el personaje de Sebastián[3]: Nun bemühte er sich, einfach zu denken und einfach
zu schreiben. [...] Der Kampf hat andere Gesetze als das
hohe Spiel der Kunst. Das Gesetz des Kampfes fordert von uns, daß wir auf
tausend Nuancen verzichten und uns ganz auf eine Sache konzentrieren. Meine
Aufgabe ist es jetzt nicht, zu erkennen oder Schönes zu formen, sondern zu
wirken, soweit das in meinen Kräften steht. Es ist ein Opfer, welches ich
bringe - das schwerste. Klaus Mann (1995: 314).
Para Klaus Mann había un doble objetivo en la práctica literaria
antifascista: por un lado, había que advertir al mundo del peligro que suponía
el Tercer Reich y no perder los contactos con la "otra" Alemania; y
por otro, era necesario mantener viva y conservar la gran tradición del
espíritu e idioma alemán más allá de las fronteras de Alemania. Así lo expresa en sus autobiografías:
Der deutsche Schriftsteller im Exil sah seine Funktion als eine doppelte:
Einerseits ging es darum, die Welt vor dem Dritten Reich zu warnen und über den
wahren Charakter des Regimes aufzuklären, gleichzeitig aber mit dem
<anderen>, <besseren> Deutschland, dem illegalen, heimlich
opponierenden also, in Kontakt zu bleiben und die Widerstandsbewegung in der
Heimat mit literarischem Material zu versehen; andererseits galt es, die große
Tradition des deutschen Geistes und der deutschen Sprache, eine Tradition, für
die es im Lande ihrer Herkunft keinen Platz mehr gab, in der Fremde lebendig zu
erhalten und durch den eigenen schöpferischen Beitrag weiterzuentwickeln. Klaus Mann (1994: 293).
Un ejemplo de este afán literario en el exilio es también el profesor
Bruckner, que cuando se entera que ha perdido la nacionalidad alemana, decide
escribir un libro titulado Los alemanes.
En él manifestará todo lo que sabe y teme de los alemanes. Klaus Mann (1995: 318). Otro ejemplo de este afán literario es cuando
Nicoletta obliga a Theophil Marder a que escriba, porque es positivo para él y
para el mundo:
Du hörst alles und durchschaust alles. Du mußt der Welt Rechenschaft geben
von deinem Wissen: das würde für dich und für die Welt sehr von Vorteil sein. Du solltest schreiben, Theophil!. Du mußt
schreiben!. Klaus Mann
(1995: 321).
Klaus Mann escribió en sus autobiografías que la literatura del futuro, la auténtica
y la verdadera, era la Literatura del Exilio, y a pesar de que no había sido
fácil la misión del escritor exiliado, señaló, que había merecido la pena
luchar:
Besonders während der ersten Jahre des Exils, von 1933 bis 1936, war dies
Gefühl der Zusammengehörigkeit stark und echt. Ja, die verbannten Literaten
bildeten wohl so etwas wie eine homogene Elite, eine wirkliche Gemeinschaft innerhalb der diffusen und
amorphen Gesamtemigration [...] Die Literaturgeschichte der Zukunft [...] wird feststellen, daß die
exiliertendeutschen Schriftsteller Bedeutendes geleistet haben. Fast allen
gelang es, ihr Niveau zu halten; manche wuchsen über sich selbst hinaus und
gaben gerade jetzt, in der Verbannung, ihr Bestes. Die Emigrationsverlage, die
sich damals in Amsterdam, Paris, Prag und anderen europäischen Zentren
etablierten, haben eine Produktion von imposanter Fülle und Qualität
aufzuweisen. Die literarische Ernte des Exils wurde durch ihren Reichtum zum
eindrucksvollsten Protest gegen das Barbarei-Regime, das soviel Talent und
Fleiß aus dem Lande getrieben hatte. Klaus Mann (1995: 293ss).
Por lo tanto, en Mephisto, Roman
einer Karriere, pueden encontrarse, como si de una crónica se tratara,
pasajes enteros de la época del autor, los cuales parecen ser, más que ficción,
fiel trascripción de lo sucedido en la sociedad de la República de Weimar, de
la Alemania del Tercer Reich y de la Alemania del exilio.
Klaus Mann escribió Mephisto en 1936
cuando se encontraba en el exilio. La novela fue publicada ese mismo año, en
alemán, en la editorial Querido en Ámsterdam y apenas terminado el
manuscrito, al escritor alemán le surgieron las primeras dificultades. En el
periódico Pariser Tageszeitung con fecha del 19 de junio de 1936
apareció, en primera plana, la denominación de Mephisto como Schlüsselroman:
Das neue Werk von Klaus Mann […] Im Mittelpunkt steht die Figur eines
Intendanten und braunen Staatsrates, der die Züge Gustav Gründgens trägt […].
Klaus Mann ist es gelungen, in “Mephisto” ein packendes Zeitgemälde zu
entwerfen. Spangenberg (1984: 89).
Con esta denominación, la redacción esperaba
despertar el interés de los lectores. Al amigo y compañero de Klaus Mann, Landshoff,
no le pareció apropiada la calificación que se había dado a la novela. Por eso,
escribió de inmediato a Klaus Mann para que rectificara al periódico. Siguiendo
sus consejos, Klaus Mann envió un telegrama al periódico con el título Kein
Schlüsselroman, con el propósito de aclarar que su novela no era una novela
en clave. Según el autor los personajes representaban tipos y no retratos:
[...] Ich bin genötigt, feierlich zu erklären: Mir lag nicht daran, die
Geschichte eines bestimmten Menschen zu erzählen, als ich “Mephisto, Roman
einer Karriere” schrieb. Mir lag daran, einen Typus darzustellen, und mit ihm
die verschiedenen Milieus, [...] die soziologischen und geistigen
Voraussetzungen, die seinen Aufstieg erst möglich machten. [...] Aber was kann
er heute für mich bedeuten?. Vielleicht eine persönliche Enttäuschung [...]
Nein, nein, “Mephisto” ist nicht dieser oder jener: In ihm fließen vielerlei
“Züge” zusammen. Hier handelt es sich um kein “Porträt” sondern um einen
symbolischen Typus- der Leser wird beurteilen, ob auch um einen lebensvollen,
dichterisch geschauten und gestalteten Menschen[4]. Spangenberg (1984: 91).
Después de esta serie de obstáculos y de
opiniones diferentes en torno a la denominación de la novela, la primera
edición de Mephisto apareció en octubre de 1936, con una tirada de 2.500
ejemplares. A pesar de las continuas e insistentes declaraciones de Klaus Mann
de que la calificación de novela en clave no corresponde a su obra narrativa,
no niegan el carácter de Schlüsselroman, ya que, como se ha comprobado
el autor se vio obligado a hacerlas para que su libro se publicara.
En el verano de 1941 durante su estancia en
Nueva York empezó la redacción de una nueva autobiografía, The Turning Point,
la cual se publicó en septiembre de 1942. Fue uno de los escritos más
importantes y una de las autobiografías más interesantes de las publicadas en
las últimas décadas. En ella, Klaus Mann relata su vida y el desarrollo de su
personalidad, sus trabajos y sus ocupaciones, al mismo tiempo que hace un
balance de los acontecimientos históricos, de su época y de la sociedad
norteamericana. En esta autobiografía en lengua inglesa, el autor escribió
sobre Mephisto, Hendrik Höfgen y su modelo Gustaf Gründgens:
[...] I
visualize my exbrother in law as the traitor par excellence, the macabre
embodiment of corruption and cynicism. So intense “was the fascination of his
shameful glory that I decided to portray Mephisto- Gründgens in a satirical
novel. I thought it pertinent, indeed, necessary to expose and analyze the
object type of the treacherous intellectual who prostitutes his talent for the
sake of some tawdry fame and transitory wealth. Gustaf [...] served me as a
focus around which I could make gyrate the pathetic and nauseous crowd of petty
climbers and crooks. Klaus
Mann (1987: 282).
Sin embargo, en su autobiografía en lengua
alemana Der Wendepunkt [5], publicada póstumamente en
1952, Klaus Mann afirmó, curiosamente, que su novela Mephisto no era una
novela en clave, como se la había denominado:
“Mephisto ist kein Schlüsselroman”, wie man ihn wohl genannt hat. Es geht
in diesem zeitkritischen Versuch überhaupt nicht um den Einzelfall, sondern um
den Typ. Als Exempel hätte mir genauso gut ein anderen dienen können. Meine
Wahl fiel auf Gründgens – nicht, weil ich ihn für besonders schlimm gehalten
hätte, sondern einfach, weil ich ihn zufällig besonders genau kannte. Klaus Mann (1994: 336ss).
Ante estas declaraciones tan contradictorias del
propio autor se plantean diferentes preguntas y dudas: ¿Se sintió Klaus Mann
realmente obligado a hacer tales declaraciones para que su libro se publicara o
las expresó de manera consciente y libre? ¿A quién creer? ¿Al Klaus Mann que en
la autobiografía inglesa confesó haber retratado a su excuñado Gustaf Gründgens
o al Klaus Mann que en la alemana afirmó no haberlo hecho?. Para los críticos y
la opinión pública supuso también un dilema, hasta tal extremo que en Alemania
esta novela no apareció publicada en
En 1936 nadie pensó, que veinte años después,
las personas retratadas se sintieran ofendidas o que el autor hubiera escrito
la novela por un sentimiento de venganza contra Gustaf Gründgens. En 1956 el
actor Gründgens junto con otras personas se sintieron reflejadas en la novela y
por lo tanto ofendidas. La novela se vio envuelta en una serie de procesos
judiciales hasta tal punto que se prohibió su publicación. La situación de
origen y el mensaje político-moral de la obra no se tuvieron en cuenta. Así
pues, el 31 de marzo de 1964 Peter Gorski, hijo adoptivo y heredero de Gustaf
Gründgens, presentó, tras la muerte de Gründgens, ante
Das Lebensbild Gustaf Gründgens verzerrt und in einer Weise
wiedergegeben(wird), die unwahr und dazu geeignet ist, seine Persönlichkeit in
der öffentlichen Meinung herabzuwürdigen und daher sein Andenken in der
Öffentilichkeit zu verunglimpfen. Spangenberg (1984: 163).
El defensor de la novela, el Dr. Bußmann
defendió, ante la demanda de Gorski, el valor literario de la obra. El abogado
estimaba las convicciones antinacionalsocialistas de Klaus Mann y de su lucha
contra el Tercer Reich. Además, tuvo en cuenta las declaraciones del escritor
en su autobiografía y la que hizo en su primera edición del año 1936. El
abogado alegó a favor de la novela de la siguiente manera:
Der Roman ist kein Schlüsselroman, sondern ein Kunstwerk, das aus Klaus
Manns antinationalsozialistischer Gesinnung in der Emigration und im Kampf
gegen das Dritte Reich enstanden sei. K. Mann habe selbst im Wendepunkt, den
kurzen Nachsatz zu Mephisto und der Selbstanzeige aus dem Jahr 1936 von sich
gewiesen, einen Schlüsselroman verfaßt zu haben. Spangenberg (1984: 165).
En una sentencia del 25 de agosto de 1965, la
demanda se desestimó y la editorial publicó una edición de 10.000 ejemplares.
Peter Gorski apeló nuevamente contra la sentencia para impedir que la
publicación continuara.
En la sentencia del 9 de junio de 1966, el
juzgado prohibió totalmente la obra, aún con el prólogo de la editorial. El
Tribunal Federal confirmó la sentencia en la revisión. Aplicó el derecho de
protección póstuma a la personalidad y lo declaró preferente al derecho de
libertad artística. A mediados de 1968 el abogado Gerd Arras presentó, por
encargo de la editorial, un recurso ante el Tribunal Constitucional. El escrito
no trataba solamente los aspectos jurídicos, sino que también, mediante muchos
ejemplos, se ocupaba del proceso de creación artística, especialmente, en el
caso de la literatura. La decisión de leyó el 24 de febrero de 1971 y se
imprimió en el anexo.
De los seis jueces constitucionales
presentes, tres consideraron la apelación justificada y los otros tres
injustificada. Al equipararse los votos, el recurso se rechazó. A esta disputa
surgida entre los dos amigos de juventud, Klaus Mann y Gustaf Gründgens, se ha
llamado «duelo de muertos». Gustaf mientras vivió no presentó realmente ninguna
acción judicial y todo confirma que él mismo nunca lo hubiera hecho. Y ante la
pregunta de si Gründgens leyó Mephisto existen contradicciones. El
propio Gustaf afirmó que nunca había leído el libro. Por el contrario, Rolf
Badenhausen, dramaturgo y ayudante de Gründgens durante años, dio por cierto
que éste se sabía el Mephisto de memoria e incluso manifestó su deseo de
llevarlo a la pantalla. Alfred Mühr, dramaturgo bajo la dirección de Gustaf de
Kennen Sie das? Gründgens reichte mir eines Tages den Roman “Mephisto” von
Klaus Mann.
[…] Er (Gustaf) selbst sagte damals zu mir, es ware ihm völlig
gleichgültig, wenn das Buch auch bei uns in Deutschland erschiene! Spangenberg (1984: 97).
Sin embargo, al parecer esto no fue así, ya
que el propio actor Gustaf había tomado algunas medidas después de la edición
de Aufbau en Alemania para impedir que dos o tres editoriales publicasen
la novela. Cuando se presentó la demanda los dos duelistas ya habían fallecido.
Klaus Mann se suicidó en 1949 en Cannes y Gustaf Gründgens murió en Manila en
1963. Esta disputa produjo un gran escándalo por su importancia y significado político:
un emigrante haciendo frente a un alto dignatorio del Tercer Reich, quien había
ayudado a los perseguidos políticos,y había salvado la tradición del teatro
alemán, y superando él mismo el Tercer Reich, como así lo entendieron muchos
contemporáneos. Pero queda todavía el aspecto familiar. En su primer matrimonio
Gustaf estuvo casado con Erika Mann, la hermana de Klaus Mann. La pareja se
divorció en
[...] von hier aus aber kann man schlecht den Mephisto starten, denn
Herr Gründgens spielt hier eine bereits sehr bedeutende Rolle [...] Von Berlin
aus hätte man so etwas leichter starten können: im Westen ist diese Aktion aber
keinesfalls einfach. Klaus Mann
(1991b: 457).
El 12 de mayo de 1949, nueve días antes de su
muerte, Klaus Mann escribió desde Cannes al señor Jacobi, reprochándole su
actitud y la bajeza de su convicción moral por seguir la corriente del poder y
le pidió que le devolviese la copia del Mephisto:
[...] Ich weiß nicht, was mich mehr frappiert: die Niedrigkeit Ihrer
Gesinnung oder die Naivität, mit der Sie diese zugeben. Gründgens hat Erfolg:
warum sollten Sie da ein Buch herausbringen, das gegen ihn gerichtet scheinen
könnte? Nur nichts riskieren!. Immer mit der Macht! Mit dem Strom schwimmen!.
[...] Ich darf Sie um die Gefälligkeit bitten mir das Ihnen anvertraute
Exemplar des Mephisto (eine Seltenheit) umgehenden obige Adresse schicken zu
woollen. Klaus Mann (1991b: 304).
Ante este hecho cabría preguntarse si es
admisible pensar que un simple obstáculo a la publicación de Mephisto
fuera el causante del suicidio del autor o hasta qué punto los problemas de
publicación de la novela influyeron en Klaus Mann para que decidiera terminar
con su vida. Hecho que podría plantearse para futuras investigaciones.
En conclusión, Mephisto es la creación
de un escritor que defiende una tesis y critica la sociedad que le tocó vivir. Es
el odio al régimen nacionalsocialista y a su excuñado Gustaf Gründgens lo que
inspira la pluma de Klaus Mann.
Beutin, Wolfgang y otros (1991): Historia
de la literatura alemana. Madrid: Cátedra.
Braar, Ivor (1966): Poetik in Stichworten.
Literaturwissenschaftliche. Eine Einführung. Frankfurt am Main: Hirt.
Primera edición.
Hummel, Ursula y Chrambach, Eva (1990): Klaus und
Erika Mann. Bilder und Dokumente. München: edition spangenberg.
Naumann, Uwe (1984): Klaus Mann. Reinbek bei
Hamburg: Rowohlt.
Mann, Klaus (1987): The Turning Point. An
Autobiography.
----------------- (1989a): Tagebücher
1931-1933: Edit. por Joachim Heimannsberg / Wilfried F. Schoeller. München: edition spangenberg.
----------------- (1989b): Tagebücher 1934-1935:
Edit. por Joachim Heimannsberg / Wilfried F. Schoeller. München: edition
spangenberg.
----------------- (1989c): Tagebücher 1936-1937:
Edit. por Joachim Heimannsberg / Wilfried F. Schoeller. München: edition
spangenberg.
----------------- (1989d): Tagebücher 1938-1939:
Edit. por Joachim Heimannsberg / Wilfried F. Schoeller. München: edition
spangenberg.
----------------- (1989e): Tagebücher 1940-1943:
Edit. por Joachim Heimannsberg / Wilfried F. Schoeller. München: edition
spangenberg.
----------------- (1991a): Kind dieser Zeit.
Reinbek bei Hamburg: Rowohlt. Primera edición: Berlín: Transmare, 1932.
----------------- (1991b): Briefe und Antworten
1922-1949. Reinbek bei Hamburg: Ellermann.
----------------- (1994): Der Wendepunkt. Ein
Lebensbericht. Reinbek bei Hamburg: Rowohlt. Primera edición: Frankfurt:
Fischer, 1952.
-----------------(1995): Mephisto, Roman einer
Karriere. Reinbek bei Hamburg: Rowohlt. Primera edición: Hamburg, 1981.
Spangenberg, Erhardt (1984): Karriere eines Romans:
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Winckler, Ludwig (1983): “Klaus Mann: Mephisto.
Schlüsselroman und Gesellschaftssatire”. In: Exilforschung. Ein
Internationales Jahrbuch. Band 1. München: edition text + kritik, 322-342.
sent: 2003.06.
copyright @ ANGLOGERMANICA ONLINE 2003-2004
ANGLOGERMANICA ONLINE 2003-2004
1 En el
personaje ficticio del profesor Bruckner se han visto rasgos de la persona real
de Thomas Mann. La descripción del personaje que aparece en Mephisto,
(Klaus Mann, 1995: 134), es muy semejante a
2 El
personaje ficticio de Barbara Bruckner presenta rasgos de Erika Mann, la
hermana de Klaus Mann.
3 El
personaje ficticio de Sebastian presenta rasgos del propio Klaus Mann.
4 Trascripción del Telegrama
al diario parisino bajo el título Klaus Mann: «Kein Schlüsselroman».
5 Der Wendepunkt es
la traducción al alemán de su autobiografía en lengua inglesa, The Turning
Point, que el propio Klaus Mann tradujo en 1942.
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Comunicado de prensa de