VALENCIA, UNA CIUDAD PARA EL SIGLO XXI

La ciudad de Valencia está llevando a cabo un importante incremento y modernización de sus infraestructuras para recibir el nuevo milenio. La Ciudad de Las Artes y Las Ciencias, el Puente de Calatrava, el Palacio de los Congresos, la restauración de la Catedral y Los Santos Juanes son algunos de los más recientes ejemplos del reto que se ha propuesto esta ciudad: dotarse de las mejores instalaciones socio-culturales y científicas para adelantarse al futuro y, al mismo tiempo, recuperar sus mejores joyas del pasado.

La Ciudad de Las Artes y Las Ciencias

El Hemisférico de Valencia es un gran edificio abovedado con una pantalla de proyección cinematográfica de novecientos metros cuadrados en el cual se ofrecen al público espectáculos con láser, películas tridimensionales en gran formato o representaciones de los fenómenos del universo a modo de planetario.


Este cine-planetario está englobado dentro de un gran proyecto llamado La Ciudad de Las Artes y Las Ciencias, que pretende combinar la educación científica y técnica con el ocio y el entretenimiento, así como convertirse en un importante reclamo turístico y económico para la ciudad de cara a la entrada en el tercer milenio.


El proyecto de La Ciudad de Las Artes y Las Ciencias estará terminado completamente en el año 1.999 y ocupará una superficie total de 350.00 metros cuadrados situados en el antiguo cauce del río Turia junto a la salida de la autopista a El Saler.


La Ciudad de Las Artes y Las Ciencias estará integrada, además de por El Hemisférico que funciona desde el mes de Abril de 1.998, por el Palacio de Las Artes (dedicado a las actividades culturales), el Museo de Las Ciencias (que acogerá todo tipo de exposiciones relacionadas con las vanguardias tecnológicas) y el Parque Oceanográfico Universal (un acuarium gigantesco que divulgara la vida marina y su fauna).


El proyecto de La Ciudad de Las Artes y Las Ciencias, que incluye entre sus múltiples ofertas al Hemisférico es un gran espacio de 350.000 metros cuadrados que se ha diseñado como una cuidad autónoma dentro de la ciudad de Valencia.


El proyecto tiene un presupuesto total de treinta y cinco millones de pesetas y se basa en la idea de crear un centro pedagógico y cultural al alcance de todos los ciudadanos, que cuente con los avances de la ciencia y las técnicas más avanzadas, sin olvidar las ofertas de ocio y entretenimiento. Además pretende convertirse en uno de los atractivos turísticos más importantes de Valencia.


Este gran complejo lúdico y de difusión científica-cultural estará terminado en 1.999, pero por el momento, ya se puede disfrutar de una de sus atracciones estrella: el cine-planetario conocido como El Hemisférico.


Por el momento, la afluencia de público ha sido todo un éxito y desde su inauguración, el 16 de Abril de 1.998, ha conseguido llenar su patio de butacas con capacidad para trescientas veinticuatro personas en todas sus proyecciones, que se realizan a un ritmo de diez diarias.


El Hemisférico es el primer elemento de la Ciudad de Las Artes y las Ciencias que ha entrado en funcionamiento. La estructura de este edificio de 14.000 metros cuadrados diseñado por el arquitecto Santiago Calatrava es una gran cúpula hemisférica que representa un ojo humano definido por su autor como “el ojo de la sabiduría que se abre al mundo”.


Esta cúpula está rodeada por un estanque rectangular de 24.000 metros cuadrados que permite ver el ojo como una esfera completa gracias al reflejo en el agua del estanque de su cúpula original. En el interior de este edificio se llevan a cabo proyecciones cinematográficas de gran formato, espectáculos con tecnología láser y películas de divulgación de los fenómenos astronómicos que utilizan la enorme bóveda del Hemisférico como pantalla.


Estas proyecciones se realizan sobre el techo abovedado del edificio, que se convierte en una pantalla cóncava gigante de novecientos metros cuadrados de superficie y veinticuatro metros de diámetro. Los espectáculos audiovisuales que se pueden disfrutar en el Hemisférico, por el momento, son de tres tipos: los astronómicos o planetarios (sistema de proyección Universarium VIII Zeiss), películas cinematográficas de gran formato (Omnimax) y espectáculos con láser de última generación (Omniscan).

El Palacio de Congresos

El Palacio de Congresos es un edificio con una cubierta de aluminio en forma de pez diseñado por el arquitecto Sir Norman Foster. El edificio está rodeado por 7.000 metros cuadrados de espacio verde con fuentes, estanques y surtidores de agua con los que su arquitecto ha querido subrayar la simbología marina de la construcción, pese a que está instalada en plena huerta de Valencia.

La clave del diseño del Palacio es su orientación óptima para aprovechar al máximo la luz solar y una estructura transparente de la fachada que da una gran sensación de amplitud y luminosidad.


La cubierta se alza a modo de marquesina a unos dieciocho metros de altura y se sostiene sobre unos esbeltos pilares, para no restar visibilidad a la fachada.


El Palacio de Congresos ha sabido combinar los valores arquitectónicos y la espectacularidad del diseño con una estudiada funcionalidad. La actividad de los congresos se lleva a cabo con tecnología de vanguardia en telefonía digital, traducción simultánea por infrarrojos, multimedia...


Toda una serie de servicios complementarios y de ocio como restaurantes y cafeterías. Las instalaciones de catering comprenden una sala de banquetes para 450 comensales, un restaurante con capacidad para 400 personas y un café/bar para 250.


El Palacio de Congresos está dotado de tres auditorios y una nueve Salas de Comisiones. La sala de Auditorio I está diseñado para alojar al mayor número de personas (1.481plazas) y cuenta con sistemas de traducción simultánea, una acústica idónea y tiene accesos habilitados para minusválidos.


En el Auditorio II los asientos disponen de mesas incorporadas para poder tomar notas o escribir y capacidad para 467 oyentes. También dispone de escenarios, camerinos y sistema de traducción simultánea.

El Auditorio III es una sala de usos múltiples de suelo plano y escenario desmontable que puede llegar a acomodar hasta 300 personas.
El Palacio de Congresos también dispone de nueve Salas de Comisiones de capacidad variable y un área de exposiciones de 1.077 metros cuadrados.

El Puente de Calatrava

El arquitecto Santiago Calatrava quiso ofrecer con su puente, instalado en la Alameda de Valencia el 3 de febrero de 1995, “una visión estética de una Valencia progresista, moderna y que mira al futuro". El puente, tras recorrer durante una semana entera los 48 metros que separaban el lugar de montaje de su emplazamiento final, quedó instalado sobre la estación del metro de La Alameda.


El arquitecto Santiago Calatrava, nacido en Valencia hace 43 años, tiene abiertos estudios de arquitectura en esta ciudad, en Zurich y en París. Además del citado puente, Calatrava ha dejado su huella en su ciudad con el diseño de la estación del metro en La Alameda y la Ciudad de Las Artes y Las Ciencias, entre otros edificios de arquitectura civil.


El proceso de situación del puente en su destino definitivo atrajo la atención de los medios de comunicación y numerosos curiosos debido a su enorme complejidad y espectacularidad.


La estructura de 2.500 toneladas de peso fue construida fuera de su lugar de instalación definitiva, hasta donde tuvo que ser arrastrada por dos gatos hidráulicos, para poder construirla al mismo tiempo que se realizaba la estación del metro.


El desplazamiento del puente de Calatrava sobre el jardín del viejo cauce del Turia necesitó ciento veinte movimientos de 40 centímetros cada uno. Los lentos movimientos del puente, de 40 centímetros cada vez, fueron prácticamente inapreciables para los viandantes y sólo pudieron darse cuenta de ello las personas que permanecieron durante varias horas al sol y tomaron un punto fijo de referencia.


Después de cada uno de los movimientos, aproximadamente tres por hora, los técnicos comprobaban mediante ordenador si el puente estaba perfectamente alineado con su emplazamiento definitivo.


Santiago Calatrava, al ver finalizada su obra, declaró que en los anales de la ingeniería no hay una obra igual que ésta: "El puente responde a una tipología única y hemos intentado hacer una estación accesible, pulcra, con luz del día y para todos los valencianos, como se concibieron en su día las obras del Mercado Central y de la Estación del Norte".


Calatrava calificó su "obra de acero" como "una obra de nuestro tiempo" y por eso no es de piedra como los puentes antiguos del viejo cauce del Turia, "que son fantásticos y que han soportado el paso de los siglos con la dignidad de las grandes obras de arquitectura".


El arquitecto e ingeniero valenciano siempre ha afirmado que “su mayor alegría es que la gente use sus obras y que tengan una función para la colectividad". Santiago Calatrava comenzó su formación en la Escuela de Artes y Oficios de Burjasot, un pueblo cercano a Benimanet, la localidad donde nació en 1951.


Posteriormente cursó estudios en la Escuela de Arquitectura de Valencia y la Escuela Politécnica de Zurich, donde se doctoró con una tesis sobre "La plegabilidad de las estructuras", en la que se anuncia gran parte de su creación posterior.


Calatrava afirmó que fue a estudiar a Zurich porque le parecía demasiado pretencioso entrar con 22 años a trabajar y "porque conocía el país desde los 14 años", ya que pasó varios veranos en Suiza aprendiendo francés.


Dentro de su faceta creativa ha recibido, entre otros premios, el máximo galardón de la Unión Internacional de Arquitectos en 1987 y el Premio Ciudad de Barcelona en su apartado de materias plásticas.


En la actualidad, Santiago Calatrava reside en Zurich, donde está instalado uno de sus estudios y trabaja en varios proyectos como la estación ferroviaria de Oriente en Lisboa, el nuevo aeropuerto de Bilbao, o la estación de Lieja, que servirá de enlace para las líneas de trenes de alta velocidad en el centro de Europa.

Fuente: Gabinete de Prensa de Presidencia de la Generalitat Valenciana (2004)

 

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