De vuelta con la Copa América

Nos ha tocado el gordo con la Copa América, al menos eso dicen los que entienden.

Sin embargo y sin criticar más allá de mi finita consciencia, no ando yo muy contento con esta nominación. Alguien se ha parado a pensar el coste de la vivienda en Valencia en el año 2007 ¿cuánto será?.

Alguien ha deparado en lo que costará una barra de pan en el 2007 o incluso lo que costará coger el autobús o si me apuran cuánto costará en tiempo real llegar al lugar de trabajo.

Pues la verdad, hay demasiados interrogantes para contestar que me producen escalofríos. Y, como todo en la vida, siempre hay dos caras, como en las monedas; su cara y su cruz. Por eso y sólo por eso, tanta euforia me escama.

Tanta algarabía, triunfalismo y las abundantes y petulantes sonrisas políticas me confunden; sí, parecido a Dinio; aunque al que suscribe no es la noche lo que le confunde, sino el advenimiento del acontecimiento más importante ocurrido en Valencia desde la Exposición Universal de 1910 (perdonen la ligereza si dicho evento acaeció en el año 1909).

Ahora, nuestra Valencia se viste de gala, mientras sus habitantes, los vecinos de los barrios, la gente de a pie, los sin nombre, la calle, ya temblamos por las consecuencias directas sobre nuestras maltrechas economías así como la insoportable sensación de levedad y agobio que produce pensar en tan terrible masificación urbana, de la que nadie osa ni hablar.

Ahora toca brindar con champagne; sí, pero francés, del caro: com diría el meu avi: en dos collons. Ahora bien, llegado el momento o mucho me equivoco o tendré que conformarme con brindar con vino espumoso; sí, esos de los veinte duros, que obviamente no será de importación, pues para este menester ya estarán los que ahora se frotan las manos ante la llegada del evento, claro.

* La presente columna de opinión fue publicada en Astrolabio.net y en el foro de Las Provincias.

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