Prohibir en vez de prevenir

No les da la sensación que últimamente se están pasando con el tema de las regulaciones legislativas.

Me explico: la nueva ley de seguridad vial, que si chaleco reflectante por aquí que si carné por puntos por allá que si no se puede beber ni una gota de cervecita fresquita porque es malo para conducir y digo yo no será dependiendo del perfil de psicópata que vaya al volante o somos todos iguales ante la guardia civil?. Realmente no lo entiendo.

Todo ello sin hablar de la polémica ley sobre el botellón, la, no menos controvertida, ley de reforma universitaria, la ley sobre la puesta en marcha de expendedores de condones en los colegios, la nueva ley de calidad de la enseñanza, la reforma universitaria, al final no vamos a poder ni salir de casa sin que tengamos que sufrir las consecuencias. Al menos ahora parece que para un poco el torrente legislativo pero desde luego a este ritmo vamos dados. ¿No les parece que toda esta batería de medidas recorta, aunque sea indirectamente, ciertas libertades y derechos individuales?. Pues a mi entender, creo que así es.

Esta bien que se legisle que para eso están pero con cierta mesura. Tampoco será quien les narra estas líneas el encargado de poner sobre la mesa qué es exactamente lo políticamente correcto y que no lo es, pero creo que nuestros políticos deberían hacer un esfuerzo en intentar potenciar aquellas urgencias que nuestra sociedad nos reclama y olvidar otras cuestiones que, a mi juicio, son un tanto menores.

Sería como diferenciar entre lo que es urgente y lo que por otra parte es necesario, sin dejar de ser urgente. Siempre existe un justo equilibrio para todo, entre los que infringen y los que sufren las consecuencias de los infractores, sin tener que llegar por ello a mermar las capacidades individuales de libre elección y de responsabilidad de los ciudadanos.

Lo más posible es que el clima de languidez extrema y de abotargamiento social al que hemos sido abocados por los que durante años nos han controlado y además jactado de tomar el poder casi vía manu militari sea la causa primera de tanto paquete legislador.

Sin protestas cívicas no hay acción y sin ésta el estado hace lo que tiene que hacer, regular y legislar que para eso está, como ya lo decía Keynes, pero claro y digo yo, con un límite, leñe.

Claro que han sido elegidos libre y democráticamente para ello pero no me negarán que lo lógico es que debiera existir un límite, como también éste existe para otras cuestiones de la vida. Claro que hay que evitar las infracciones. Claro que hay que ordenar la vida social. Claro que hay que respetar los derechos de los afectados. Pero éste no es el quid de la cuestión, a mi juicio.

En cuestiones de tan dolorosa importancia para la vida social y la libertad individual, el fin no debe ni puede justificar los medios y cuando se legisla con esta intensidad sólo pueden ocurrir dos cosas, una que es la de pensar que nuestros políticos tengan patente de corso para hacer lo que les venga en gana y la otra que sería la mayor tranquilidad social o indiferencia absoluta de la ciudadanía, mayor control individual y de libertades sociales y esto es lo irritante porque una democracia no es esto sino todo lo contrario.

Donde quedó el diálogo, el consenso, el cambio de impresiones, el respeto a la opinión de los demás, la búsqueda de puntos de unión entre los contrarios. O mucho me equivoco o se está perdiendo un poco el norte en esta cuestión. Gobernar por gobernar no puede traer nada bueno. Al final la ciudadanía despertará de su letargo y se lo hará pagar muy caro a los que no han querido abrir sus mentes, ni ver siquiera la necesidad de dialogar hasta la extenuación, entre todas las partes afectadas, en cada golpe de timón legislador. Que se lo digan a los peperos.

Únicamente espero que se imponga la cordura pues la sensación personal que me embarga es la de pensar que no se había legislado tanto en nuestro país desde la época de Canovas y Sagasta. Y supongo que no es para tanto.

* La presente columna de opinión fue publicada en Astrolabio.net, letraaletra.com y el foro de Las Provincias.

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