TIERRA DE TEMPLARIOS

En la villa de Ucero y apartada del mundanal ruido se halla la Ermita de San Bartolomé que ha sido considerada como uno de los lugares mágicos sorianos y digo mágicos por estar ligada a la siempre enigmática Orden de los Templarios.

Esta edificación ofrece un doble lenguaje, estético y esotérico, tanto en su fábrica como en los elementos ornamentales.

Lo cierto es que viendo esta ermita en su apartado y olvidado emplazamiento podemos hacernos una idea de los prodigiosos conocimientos alcanzados por los monjes caballeros templarios.

Viendo la profusa decoración de los capiteles y canecillos uno puede sentir en sus propias carnes que algo diferente le envuelve. Independientemente de la iconografía misteriosa que rodea toda la ermita y digo misteriosa por las connotaciones que muestran sus figuras fantásticas lo cierto es que ese halo de misterio se acrecienta a medida que recorremos todo su exterior.

Las grafías de los muros, la cruz de David de los rosetones, los dragones y cuerpos alados que aparecen por doquier es una muestra inequívoca de que un lenguaje diferente se adueña del paradisiaco entorno.

Algunos especialistas han señalado que la ermita de Ucero es el lugar estratégico a través del cual se establecería la posición exacta de aquellos lugares peninsulares codiciados por su valor mágico y misterioso.

En definitiva, se está diciendo que la ermita era la para la Orden un lugar capital para los fines esotéricos del Temple.

La ermita sería utilizada por éstos como un lugar de culto iniciatico. De ahí que no sea de extrañar la ubicación geográfica en un paraje solitario como es el Cañón del Río Lobos que aparece apartado de las rutas medievales militares o comerciales más transitadas que confluían en Santiago de Compostela.

Es aquí donde radica el misterio de su emplazamiento pues si se encuentra lejos de las rutas de mayor valor material ¿que es lo que verdaderamente impulsó a los templarios a ocultarla de los curiosos entre abruptas montañas y oscuros parajes?.

Es por ello que han corrido ríos de tinta sobre su mítico origen. Una de las hipótesis más comúnmente aceptadas es la que dice que podría existir una línea imaginaria que uniría varias zonas de tradición mágica como Fátima, Aracena, Alpujarra, El Argar, Mallorca y Ampurias, con su centro en la ermita templaria de Ucero.

Según García Atienza, autor de la hipótesis, Ucero se encontraría a la misma distancia de los puntos extremos de la Península, que son el Cabo de Creus y el Cabo de Finisterre, y por tanto estaría situado sobre la línea imaginaria que divide a la Península en dos mitades.

Lo más significativo de todo ello es que a lo largo del recorrido establecido por Atienza se despliegan lugares que tuvieron posesiones templarias lo que corroboraría la tesis de que Ucero no fue elegido al azar.

Son enigmas de la historia que, a falta de documentos, resultan de dudosa interpretación.

* La presente columna de opinión fue publicada por varios periódicos regionales de nuestro país en SUPLEMENTOS DEL VIAJERO (Alerta de Cantabria, Faro de Vigo, Lanza de Ciudad Real, Guadalajara 2000, Crónicas de Castilla La Mancha, Faros de Ceuta, Melilla y Cartagena, en el año 1998-1999.

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