ALGUNAS SUGERNCIAS EN TORNO A LA HISTORIA AUGUSTA.

por Gonzalo Fernández, Universidad de Valencia

 

La Historia Augusta es un conjunto de treinta biografías de emperadores, césares y usurpadores desde 117 d.C. (llegada al poder de Adriano) hasta 285 (reemplazo en el trono de Carino por Diocleciano). Presenta una laguna de 244 (óbito de Gordiano III) a 253 (proclamación de Valeriano). Por tanto no recoge la celebración del primer milenario de la Ciudad bajo Filipo el Árabe y el edicto de Decio contra los cristianos. Cada una de sus treinta vidas recoge el modelo de la biografía clásica y sigue un esquema que abarca el sitio y fecha de nacimiento del personaje analizado, el tiempo de su gobierno, su deceso y prodigios subsiguientes. La Historia Augusta depende mucho de Suetonio. Se observa la diferencia de que el segundo tiene a su servicio archivos y documentos oficiales que luego cita entre las fuentes. La primera menciona tanto sus documentos como los escritores en quienes se apoya.

Aparecen seis autores que se reparten la paternidad de esta obra: Elio Espartiano, Julio Capitolino, Vulcacio Galicano, Trebelio Polión, Elio Lampridio y Flavio Vopisco. Sus vidas se dedican o a Diocleciano o a Constantino. En 1889 H. Dessau niega la cronología tradicional de la Historia Augusta en época diocleciano-constantiniana (284 – 337) y propone retrasarla hasta los años 385 – 388 imperando Teodosio I el Grande. Así empieza una polémica historiográfica que hoy no ha concluido (CHASTAGNOL, 1964, 43 – 71; PICÓN Y CASCÓN, 1989, 8 – 32).

Creo que la Historia Augusta es una falsificación de un único autor que se elabora en Roma en 407 - 408 d.C. Su génesis romana se aprecia las continuas alusiones a la Biblioteca Ulpia de la Urbe (PICÓN Y CASCÓN, 1989, 611, 633, 662 y 674). La encarga el usurpador Constantino III. Un año antes ese personaje se levantó en Britania basándose en una falsa parentela con Constantino I y había pasado a las Galias aprovechando el descontento de aquellas provincias por el abandono en que las tenía el emperador Honorio. En 408 su hijo Constante pasa a Hispania. Allí derrota a los primos de Honorio Dídimo y Vereniano (RICHARDSON, 1998, 262 – 263).

 

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