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Las escuelas escultóricas helenísticas. Son cuatro: Atenas, Alejandría, Pérgamo y Rodas.

Escuela de Atenas

Es la que imita en mayor grado a los maestros anteriores. Sus mejores ejemplos son el Grupo de San Ildefonso, la Victoria de Samotracia y la Afrodita de Milo. El Grupo de San Ildefonso (Museo del Prado) es una recreación romana del siglo I d.C. de dos esculturas helenísticas griegas de la escuela de Atenas. Su figura izquierda se inspira en Praxiteles mientras que la derecha lo hace en el Doríforo de Policleto (Museo Nacional de Nápoles). La Victoria de Samotracia y la Afrodita de Milo (ambas en el Louvre) recogen el legado fidiaco del punto de vista favorable al espectador bien que se observen en la segunda los influjos del Grupo de los Tiranicidas de Critios y Nesiotes (Estrasburgo, Museo de Instituto de Arqueología de la Universidad) en el empleo de la pierna de apoyo y la de sostén y de Praxiteles en las curvas en forma de S (propias de todo manierismo) de las que se poseen refinadísimas muestras en diversas esculturas de este último maestro como el Hermes con Dionisio Niño (Museo de Olimpia) y la Afrodita Cnidia (Museo del Vaticano)

Escuela de Alejandría

Intenta ampliar los modelos con la incorporación a la escultura de niños, ancianos y personajes exóticos (vg. el Negro danzarín del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. En el seno de las representaciones infantiles pueden mencionarse los ejemplos del Niño corriendo (Museo Nacional de Atenas) o el Espinario con ejemplos en el Museo Británico y en el Prado. En el Niño corriendo sólo aparecen líneas oblicuas y la estatua se halla desposeída de cualquier concesión a la verticalidad. En el tipo del Espinario la composición es totalmente cerrada: el niño es totalmente independiente del espectador y sólo atiende a lo que hace. En Alejandría se inventa el tipo de las tanagras de las que se guardan algunos ejemplos en el museo de aquella ciudad. Son obras de arte hechas de barro cocido, fáciles, pequeñas y decorativas que se venden bien. Existe una absoluta libertad de temas, los más intrascendentes dentro de la Historia del Arte, bien que el modelo más repetido sea la tanagra con manto.

Escuela de Pérgamo

Abarcan los grupos escultóricos destinados por Atalo I para decorar la plaza que se abría ante la Biblioteca (con un sentido muy barroco de la unión de las artes) y los relieves del Altar de Zeus. Los primeros muestran los enemigos vencidos por aquel rey. Entre ellos destacan el jefe galo y el persa moribundo del Museo Nacional Romano en la Ciudad Eterna, el galo herido del Museo Arqueológico de Venecia y el galo moribundo del Museo Capitolino de Roma. Los relieves del Altar de Zeus se hallan en Berlín (Museo de Pérgamo). Aunque son relieves las figuras parecen de bulto redondo al colocarse encima de un fondo plano muy rehundido. Se sustituyen las líneas verticales por otras oblicuas. Presentan una tendencia a las formas en aspa que son típicas del helenismo. Se crean múltiples planos para crear una idea de profundidad. Se rompe la frontalidad. Las figuras se colocan incluso de espaldas al espectador forjando una obra de arte cerrada con puntos muertos que encaminan las miradas hacia los temas principales. Finalmente se ve un contraste entre las representaciones de los dioses y los gigantes. Las primeras dan una imagen de serenidad con formas rectas y técnica de paños mojados inspirada en Fidias. Las figuras de los gigantes son desequilibradas y helicoidales. Su modelo es Scopas.

Escuela de Rodas

Sus mejores ejemplos son el Toro Farnesio (Museo Nacional de Nápoles) y Laoconte y sus hijos (Museo del Vaticano). El primero agrupa las figuras dentro de una pirámide con una composición cerrada y varios puntos de vista. Los personajes no miran al espectador: sólo están pendientes de la escena. El Laoconte y sus hijos es una composición abierta con varias diagonales que la enmarcan. Parece que las figuras miran algo que el espectador no ve. Este grupo adquiere tamaña fama en el Renacimiento que Baccio Bandinelli y Marco Dente efectúan reproducciones conservadas en el Albertinum de Dresde y los Uffizi de Florencia (las del primero) y en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (la del segundo).