continuación: viene de la página 3 Un intento de interpretación. El faraón Neferkare I Fiope II (más conocido por Pepy II) infringe duras derrotas a los beduinos. Sin embargo éstos nunca pierden sus esperanzas de entrar en Egipto (DRIOTON Y VANDIER1977; 183). Encuentran su oportunidad en 2196 a.C. con motivo de la muerte de Pepy II tras un largo reinado de 94 años incluida su minoría de edad. Entonces sube al trono su sobrino carnal Merenre II Antiemsaf II. Éste es hijo de Merenre I Antiemsaf II quien había antecedido a Pepy II en el trono. El reinado de Merenre II Antiemsaf II dura muy poco tiempo: un año con arreglo a la Lista de Abidos y trece meses según el Papiro real de Turín (LARA PEINADO 1998; 258). Los beduinos conquistan el Delta. Allí interrumpen el eje mercantil Biblos – Delta del Nilo – Menfis – Punt que había creado el faraón Sahure (2464 – 2452 a.C.), el segundo monarca de la V Dinastía. Sahure extiende al Punt a través de Menfis el comercio del Delta con la región sirio-palestina en general y Biblos en particular que se efectuaba ya en el período predinástico a través de los puertos egipcios de Metelis y Mendes. El fin de aquellas actividades económicas origina en Menfis un motín que termina con el asalto del Palacio Real y la prisión de Merenre II Antiemsaf II. Su mujer Nitocris puede huir a Heracleópolis, nomo vecino a Menfis y por entonces fiel a la Dinastía Menfita. Mientras tanto en la capital se inicia una etapa anárquica con continuos cambios de dirigentes (unos más moderados y más radicales otros) a los que alude Manetón al referirse a los cinco reyes de Menfis que reinaron 75 días . En una de las revueltas de aquellos tiempos conflictivos el ala más extremista de los revolucionarios condena a muerte y ejecuta a Menenre II Antiemsaf II tras un simulacro de juicio. Ese desorden favorece la reconquista del poder por Nitocris desde Heracleópolis. A su vuelta a Menfis Nitocris se limita a condenar a la pena capital a los regicidas. Nitocris consigue por tanto la pervivencia de la Dinastía Menfita pero a cambio de hacerla depender de los nomarcas de Heracleópolis, verdaderos dueños de la corte que nombran y deponen faraones a su antojo durante 35 años y a cuya familia las inscripciones coetáneas denominan la Casa de Akthoes , tal vez en recuerdo de su ancestro. En Egipto ese panorama termina hacia 2160 a.C. cuando el nomarca de Heracleópolis Khety I depone a Neferirkare, último rey menfita, y se proclama faraón de Egipto. |