continuación: viene de la página 2

El pobre alcanza el estado de la divina Enéada. Los que eran enterrados como halcones divinos yacen ahora en sus ataúdes. El hijo de un hombre no se distingue del que no tiene padre; el hijo de la señora pasa a ser hijo de la criada. Caen los cabellos de las cabezas de todos los hombres.

Los faraones del Primer Período Intermedio según Manetón:

La séptima dinastía constó de cinco reyes de Menfis que reinaron 75 días.

La octava dinastía constó de cinco reyes de Menfis que reinaron 100 años. Con los reinados anteriores tenemos 1598 años para las ocho primeras dinastías.

La novena dinastía constó de cuatro reyes de Heracleópolis que reinaron 100 años. El primero, el rey Akthoes, obrando con más crueldad que sus predecesores, atrajo la desgracia para todos los egipcios, pero al final fue castigado volviéndose loco y siendo muerto por un cocodrilo.

La décima dinastía tuvo diecinueve reyes de Heracleópolis, que reinaron 185 años.

La undécima dinastía constó de dieciséis reyes de Dióspolis que reinaron 43 años. Luego Ammenemes reinó 16 años.

Aquí termina el primer libro de Manetón.

Total para los reinados de los 192 reyes: 2300 años y 79 días (LARA PEINADO 1991; 59).

El testimonio de Herodoto de Halicarnaso:

Después de este rey los sacerdotes enumeraron de un libro los nombres de otros trescientos treinta reyes. En el transcurso de tantas generaciones humanas había dieciocho etíopes y una mujer nativa, y los restantes eran hombres egipcios. Y el nombre de la mujer que fue reina era él mismo que el de la reina de Babilonia, Nitocris. Y me contaron que ella, a fin de vengar a su hermano – él era rey y los egipcios le habían dado muerte y, después de matarlo, habían entregado a ella el trono -, para vengarlo, digo, hizo perecer con engaño a muchos egipcios. Se hizo construir una cámara subterránea amplísima y habló de inaugurarla, pero en su mente maquinaba otra cosa: invitó a un banquete a muchos de los egipcios que sabía eran los más culpables del asesinato, y cuando se hallaban en pleno festín soltó sobre ellos el agua del río por un gran conducto secreto. No me contaron nada más sobre esta mujer, sino que, cuando hubo realizado esta acción, se precipitó a una cámara llena de brasas para evitar represalias (LARA PEINADO 1991; 53 – 54).