Pulverizador Championnière, usado en la antisepsia quirúrgica. Grabado procedente de La nueva cirugía antiséptica (1882), de Juan Aguila y Lara.

¿Cómo funciona?

 
A pesar de los progresos, la infección seguía paseándose por las salas de cirugía provocando una gran mortalidad. Hacia 1846 Ignaz P. Semmelweis consiguió reducir de forma drástica la mortalidad por fiebre puerperal de las parturientas, haciendo que el personal que las asistía se lavara antes las manos con una solución de cloruro cálcico. La explicación científica de la infección significó un paso decisivo hacia delante. La doctrina microbiana de Pasteur fue el fundamento inmediato de la obra del cirujano británico Joseph Lister, iniciador de lo que se conoce como "era de la antisepsia". Recurrió al ácido fénico con el fin de destruir los microorganismos que infectaban el campo operatorio. Lo pulverizaba por la sala y sobre el campo operatorio, así como en pomadas para las curas. La mortalidad se redujo un 50 por cien. Uno de sus seguidores fue el alemán Ernst von Bergmann, principal creador de la asepsia quirúrgica, que consiste en evitar a los gérmenes operando en un ambiente estéril. Más tarde, nuevos fármacos se unirían también a la lucha contra la infección.
Vencidos el dolor, la hemorragia y la infección, la cirugía comenzaba un extraordinario desarrollo. Pronto fueron realidad la cirugía abdominal, la torácica, la neurocirugía, etc.


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