• Notas: El estoraque es una planta arbórea de la que se extrae una resina aromática llamada también estoraque, la que propiamente se llama estoraque de oriente, para distinguirla de otras sustancias similares procedentes de América: estoraque de América, estoraque de Brasil, estoraque de México y estoraque de Perú.
  
  
• Observaciones: Góngora llama irónicamente a la esclava negra estoraque de Congo a causa de su olor.
  
  Ayuso significa "abajo", y la expresión "Dios en ayuso" significa "de Dios hacia abajo", de modo que hace referencia a todos los que no son Dios. Por ejemplo, "Nadie entiende esto, Dios en ayuso" significa "Nadie de Dios hacia abajo lo entiende", "Nadie que sea inferior a Dios lo entiende". Era, pues, una forma enfática de referirse a todos (o a nadie) sin excepción.
  
  Un pantuflo es una zapatilla sin tacón. Argentar se usaba con el sentido de dar un baño metálico de oro o plata a ciertos calzados. Cuatro [monedas] de a ocho [reales] son treinta y dos reales. Era una expresión monetaria usual en la época de Góngora y, por lo tanto, un anacronismo más en la historia. La preposición "a" en "a cuatro de a ocho" indica que es un precio (como en "vendo libros a cinco euros"). Hay una doble sinécdoque: esclava -> (todo por la parte) pantuflos -> (prural por singular) pantuflo. Quiere decir Píramo y Tisbe pagaban a la esclava por hacer de mensajera entre ellos, y que los pantuflos de la esclava cobraban por cada viaje que se les encargaba la tarifa de treinta y dos reales. Literalmente dice: "volvamos a la que argentaron el pantuflo a[l precio de] treinta y dos reales [por viaje]". Naturalmente, aquí hay que entender "argentaron" en el sentido metafórico de "dieron plata", o sea, dinero. El verbo es apropiado porque, por la sinécdoque, quien recibe la plata son los pantuflos, y dar plata a unos pantuflos es argentarlos.
  
  Los dos versos siguientes aluden a un juego infantil, consistente en capturar una avispa, clavarle un papel en el aguijón y luego soltarla para verla volar con el papel colgando. Los niños decían que la avispa le llevaba una carta al rey. Góngora, en lugar de decir "carta" en general, dice "libramiento", que era una orden de pago, porque la mulata cobraba a la entrega cada mensaje, luego los mensajes eran para ella como libramientos. Por eso se daba tanta prisa en entregarlos: una avispa con su "libramiento" colgando no volaba más rápidamente que la mulata con el suyo. La metáfora sugiere también que Píramo y Tisbe son como dos niños que juegan. (Recordemos que Góngora los trata de casquilucios.)
  
  La solicitud de la mulata era tal que cuando Píramo o Tisbe pensaban en llamarla ella se giraba hacia ellos, cuando estaba de espaldas, antes incluso de que llegaran a hablar. La mulata respondía, no ya a las llamadas, sino a los pensamientos mudos. Les costaba menos a los amantes hacer que la mulata respondiera a su llamada que a una devota monja de clausura hacer girar el torno por el que intercambia cosas con el exterior del convento. Observemos la exactitud de la comparación: La criada se gira/responde ante el débil pensamiento de llamarla / el torno se gira/responde ante el débil impulso de la mano de la monja. Tanto es así que Góngora se permite intercambiar los verbos: girar sería en principio más apropiado para el torno y responder para la mulata, pero, como son intercambiables por la analogía, se intercambian de hecho.
  
  En el último par de versos, el destino induce, al facilitarles la comunicación, el amor entre Píramo y Tisbe, y más tarde será verdugo de ese amor.

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