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A Pales su viciosa
cumbre debe lo que a Ceres, y aún más, su vega llana; pues si en la una granos de oro llueve, copos nieva en la otra mil de lana. De cuantos siegan oro, esquilan nieve, o en pipas guardan la exprimida grana, bien sea religión, bien amor sea, deidad, aunque sin templo, es Galatea. |
El último verso muestra adónde quería llegar la digresión iniciada en la estrofa anterior: todos los habitantes de la isla adoran a Galatea. La disyunción bien sea religión, bien amor sea, será desarrollada en las tres estrofas siguientes: la próxima describirá los habitantes que adoran religiosamente a Galatea, mientras que las otras dos nos hablarán de los agricultores y pastores enamorados.
Es admirable cómo Góngora condensa en seis hermosos versos
tantos aspectos de la actividad de Sicilia.