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La fugitiva ninfa, en tanto, donde
hurta un laurel su tronco al Sol ardiente,
tantos jazmines cuanta hierba esconde
la nieve de sus miembros, da a una fuente.
Dulce se queja, dulce le responde
un ruiseñor a otro y, dulcemente,
al sueño da sus ojos la armonía,
por no abrasar con tres soles el día.

Comentarios:

Aquí comienza la acción de la fábula. Galatea se echa a descansar tras haber burlado a un pretendiente:

La fugitiva ninfa, en tanto, donde
hurta un laurel su tronco al Sol ardiente,
tantos jazmines cuanta hierba esconde
la nieve de sus miembros, da a una fuente.
Los versos son suaves y delicados, pero el lenguaje con el que es descrito el lugar evoca tenuemente el mito de Dafne y Apolo, con lo que Góngora matiza que a Galatea aún le ronda por la cabeza la ansiedad del acoso que acaba de sufrir. La segunda parte de la octava es sublime:
Dulce se queja, dulce le responde
un ruiseñor a otro y, dulcemente,
al sueño da sus ojos la armonía ...
De los tres dulces: Dulce ... dulce ... dulcemente ... los dos primeros se refieren a los ruiseñores, mientras que el tercero lo hace a la expresión de dulzura que adquiere el rostro de Galatea al quedarse dormida. De este modo, la dulzura de los ruiseñores acaba enlazándose con la dulzura de la ninfa. El último verso es delicioso:
por no abrasar con tres soles el día.
La métrica exige poner el acento principal en tres (no en soles), con lo que la entonación ha de ser la propia de un piropo entusiasta.
 
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